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Yo es que de verdad, al final parece que eres mandona o borde, pero joder, ¿porqué siempre hay que amoldarse a la misma persona? Que encima sólo les pasa a ellos, no sé como lo hacen. Si eres tú a la que no le apetece y sugieres otro plan te dicen que no, pero esta persona que nunca está de acuerdo con nada consigue que siempre haya alguien que diga “va, cambiamos para que x venga”. ¿Cómo lo hacen? Y todavía el que no le apetece y sugiere otra cosa vale, que yo lo he hecho y me parece normal, pero el que no le apetece y no da otras opciones me pone negra, porque es como “habla hasta que digas algo que me venga bien”, coxx, si un plan no te apetece es porque habrá otro que te apetezca más, ¿no?Tengo una conocida que me tiene hasta las narices porque siempre es la mosquita cojonera. Quedamos a comer o cenar, alguien dice "¿os apetece mexicano?" y el 90% del grupo decimos "vale, me da igual, por qué no" etc. ELLA NO, ella tiene que decir que ufff que mexicano no, que le sienta fatal. Pero atención, le preguntas que entonces qué propone ella y te dice que no sabe, que lo elijamos los demás. SIEMPRE pone alguna pega: que si muy caro, que si no me gusta, que si ya estuve anteayer y no le quiero coger manía, etc. Encima los demás no tienen los ovarios que hacen falta para decirle que si el 90% del grupo está de acuerdo no vamos a estarnos amoldándonos siempre a lo que ella diga.
La última vez una chica y yo nos hartamos y antes de salir propusimos ir a tal sitio. La mayoría de la gente, como siempre, dijeron que ok, salvo ella (por supuesto) que propuso que por qué no íbamos a otro sitio. Ahí saltamos las dos y le dejamos claro que ya se había decidido un sitio y que la mayoría de la gente había dado su ok, y que no se iba a cambiar porque si no era la historia de la pescadilla que se muerde la cola y nos tiraríamos tres días como otras veces decidiendo un sitio donde comer.
Pues la tía dijo que entonces ella no iría porque no le gustaba ese sitio. Nosotras "ok, ya te apuntarás a otra" y fuimos muy poco flexibles, teníamos claro que no se iba a cambiar el sitio para agradarla. Encima todavía nos escriben otros del grupo por privado diciendo que por qué no cambiábamos el lugar para que Fulanita pudiera venir, pero hemos sido tajantes: se acabó el amoldar siempre los planes comunes a los caprichos de una sola, y que nadie estaba obligado a ir a una cena si no le apetecía, y punto pelota.
La otra apenas nos habla ahora, pero nos da igual, ya estábamos harta de ella, y me consta que más gente también, pero fuimos nosotras las únicas que nos hemos atrevido a plantarle cara.