Exacto es que ahi ya entraríamos en que a él le apetece de uvas a peras y no tiene que hacer nada que no quiera por contentar o cumplir, el famoso "no es no"
Eso sí esas relaciones o los dos son iguales o tienen las patas cortas. Una amiga me contaba intimidades suyas a veces y me contó que a ella una vez pasaba el primer año o así que podía seguir muy enamorada y admirar mucho a su novio pero que sexualmente era incapaz de hacer nada, ni lubricantes ni intentar salir de la monotonía ni nada le funcionaba, se volvía asexual (tampoco es que el primer año fuera de tres polvos al día pero algo de s*x* si)
Al final su matrimonio con un hombre que era muy sexual se fue al garete por ello, él la dejo por una rusa más joven. Y ella pasó de vivir con él en un buen chalet en zona pija a vivir en una habitación en un barrio de mala muerte. Toda su vida quedó patas arriba por una incompatibilidad sexual
Prima, eso va un poco más allá de ser incompatible sexualmente. Lo de tu amiga es muy raro, parece un caso de limerencia.
La limerencia es una adicción grave a las hormonas del enamoramiento, de tal forma que influye en todo el resto del comportamiento y actitudes. Sobre todo a nivel sexual.
Lógicamente es un comportamiento afectivo tóxico. El subidón de la fase de idealización la llevará a necesitar hombres muy sexuales, pero después, el bajón también es diez veces lo normal, y ni le apetece s*x*.
Lo que en otra gente es pasar a la estabilidad, y empezar a compaginar cariño y pasión, en ella es directamente desilusión, necesita su " chute" de nuevo enamoramiento.
Recuerdo un post de una prima que contaba que su novio de repente la dejó aunque todo iba bien porque "ya no estaba encoñado".
Literalmente le dijo que él necesitaba estar encoñado a tope para ser feliz.