¿Quién tiene la culpa del 70% de bodas que acaban en divorcio: los novios o el concepto del matrimonio?

¿Cómo explicas el 70% de matrimonios que acaban en divorcio en España?

  • El matrimonio es víctima de los novios

    Votos: 136 63,0%
  • Los novios son víctimas del matrimonio

    Votos: 80 37,0%

  • Total voters
    216
Creo que hay personas (más mujeres) que tienen tantas ganas de boda que no caen en que después de la boda viene el matrimonio. Parece que el objetivo es la boda en sí, cuando la boda es solo un día, un momento, lo importante es el proyecto que viene detrás.
Sí, la despedida y la boda son otro gran "momento de consumo" en la sociedad actual.

Si no tienes una macrodespedida de fin de semana con diademas de poxx, bodorrio con carritos/ mesas de todo tipo, y cocina con isla, eres la pringada de la pandilla pretender.

O sea, pandilla de solo tías, que sólo salen por las noches y a ligar, y que compiten entre ellas por todo.
 
Pues ya es triste que un momento que se supone importante, como lo es dar el paso de casarte, venga tan condicionado por lo que socialmente se te marca y por competir con otras personas.
 
En el caso de la amiga que comento anteriormente, he observado que parte de la culpa la tiene ella, porque es la típica maniática del control que en vez de enseñar al marido a hacer las cosas y permitirle que se equivoque y así aprenda, se pone nerviosa y rápidamente salta con el "deja, deja, que ya lo hago yo". Y así se acostumbra el marido a no hacer nada ni a aprender porque sabe que lo acabará haciendo ella siempre.

Yo es que creo que no hay que enseñar nada, hay que venir enseñado. Me hace gracia que haya hombres que programan como quien come pipas pero poner una lavadora es una tarea de una complejidad imposible para ellos. Yo tengo suerte que el mío había vivido solo mucho tiempo.
 
Yo es que creo que no hay que enseñar nada, hay que venir enseñado. Me hace gracia que haya hombres que programan como quien come pipas pero poner una lavadora es una tarea de una complejidad imposible para ellos. Yo tengo suerte que el mío había vivido solo mucho tiempo.
A veces no te queda otra que enseñar, hay gente que por la razón que sea no sabe hacer determinadas cosas y es mejor eso que tener que hacerlo todo tú sola. Que luego quieran aprender o tengan interés ya es otro melón que no vamos a abrir aquí...
 
Yo lo de enseñar a poner una lavadora no lo puedo entender, sorry... A mí no me enseñó nadie, es mirar los botones y poco más.
 
No, por delante de mí estabilidad emocional no va a estar jamás ninguna persona, ni mis propios hijos porque en ese estado no voy a poder ser una buena madre o buen ejemplo para mis hijos

Es el peor ejemplo que les puedes dar a tus hijos. De verdad, yo el día que mis padres se divorcien les montaré una fiesta.
Hola. En el caso de los hijos adultos, el motivo de no separarse suele ser que una economía normal no soporta dividir un único piso familiar. Supone la ruina para las dos partes.

Sin embargo, culminaron la crianza de los hijos y llegan los nietos. Es otra etapa de la vida, en la que no necesitas el apoyo del padre de los niños.
 
El matrimonio era un contrato familiar, para tener hijos y criarlos, hasta que son adultos y formen su propia vida. Las necesidades del padre y de la madre pasan a un último plano. El amor no entraba en la condición principal, sino la supervivencia de la familia.

En estos tiempos, en los que se nos ha inculcado el individualismo, muchas personas lo ven como culminar un objetivo vital y se divorcian. Quieren vivir la vida, exactamente igual que cuando no tenían niños, durante la semana que están con el otro progenitor.

Las necesidades de los niños pasan a un último lugar. Los niños necesitan unos roles muy definidos para formar su personalidad. A quién van cuando tienen un problema. Qué recuerdos van a generar del núcleo familiar. Esos papeles los suelen tomar los abuelos, en estos tiempos. Además, sacar adelante a los niños implica unos recursos económicos.

Para ir a un hotel, de cena o de vacaciones de novios, bien lo podían intentar con el padre de los niños, en vez de escoger a otro hombre o mujer, que no va a ser mejor persona, ni más compatible.

La gente adulta quiere recuperar su individualidad y su juventud pero con niños. Concepto incompatible con la formación de una familia, que es un proyecto común de dos personas.

El único amor verdadero es de padres a hijos y de hijos a padres. Nos han inculcado una idea del amor efímera y hormonal, que genere serotonina y hormonas del placer. Nos enamoramos de las sensaciones y no de la persona.

Lo normal sería evolucionar, pero nos exigen sentirnos como en los primeros tiempos. Éso dura, hasta terminar la lactancia de los niños, es un recurso de la naturaleza para preservar la especie.

Lo que une a dos personas son los hijos y la lucha por la supervivencia. Después de unos años sin niños, las parejas se separan, por falta de un proyecto en común.

Se ha destruido el concepto de familia, al fin y al cabo, el apoyo incondicional de toda persona.

Es una reflexión. Nada más. No entro en valoraciones éticas ni morales.
 
El matrimonio era un contrato familiar, para tener hijos y criarlos, hasta que son adultos y formen su propia vida. Las necesidades del padre y de la madre pasan a un último plano. El amor no entraba en la condición principal, sino la supervivencia de la familia.

En estos tiempos, en los que se nos ha inculcado el individualismo, muchas personas lo ven como culminar un objetivo vital y se divorcian. Quieren vivir la vida, exactamente igual que cuando no tenían niños, durante la semana que están con el otro progenitor.

Las necesidades de los niños pasan a un último lugar. Los niños necesitan unos roles muy definidos para formar su personalidad. A quién van cuando tienen un problema. Qué recuerdos van a generar del núcleo familiar. Esos papeles los suelen tomar los abuelos, en estos tiempos. Además, sacar adelante a los niños implica unos recursos económicos.

Para ir a un hotel, de cena o de vacaciones de novios, bien lo podían intentar con el padre de los niños, en vez de escoger a otro hombre o mujer, que no va a ser mejor persona, ni más compatible.

La gente adulta quiere recuperar su individualidad y su juventud pero con niños. Concepto incompatible con la formación de una familia, que es un proyecto común de dos personas.

El único amor verdadero es de padres a hijos y de hijos a padres. Nos han inculcado una idea del amor efímera y hormonal, que genere serotonina y hormonas del placer. Nos enamoramos de las sensaciones y no de la persona.

Lo normal sería evolucionar, pero nos exigen sentirnos como en los primeros tiempos. Éso dura, hasta terminar la lactancia de los niños, es un recurso de la naturaleza para preservar la especie.

Lo que une a dos personas son los hijos y la lucha por la supervivencia. Después de unos años sin niños, las parejas se separan, por falta de un proyecto en común.

Se ha destruido el concepto de familia, al fin y al cabo, el apoyo incondicional de toda persona.

Es una reflexión. Nada más. No entro en valoraciones éticas ni morales.
Efectivamente.
El paso de una sociedad tribal con macho alfa y un harén a una estructura familiar monogama es característica de la evolución social del primer mundo, edificado sobre tres pilares: filosofía griega, derecho romano y moral judeo- cristiana.

El concepto de la prevalencia del enamoramiento pasional, sobre un amor construido con voluntad y compromiso a partir de esa base, es un nuevo concepto.

Las consecuencias para la nueva generación están siendo abiertamente NEFASTAS, quizá porque al ser un nuevo modelo no se está sabiendo gestionar bien, quizá porque ni hombres ni mujeres ( pero sobre todo hombres) estamos sabiendo digerir nuestra incorporación al mundo laboral.

Con todo el margen de decisión que eso nos aporta y el nuevo reparto de tareas domésticas y crianza que conlleva.

La situación actual es una boutade, como la de cargarse el turismo porque es empleo de baja calidad, sin tener el mecanismo para sustituirlo por empleo de alta calidad. ( covid aparte).
 
Creo que hay personas (más mujeres) que tienen tantas ganas de boda que no caen en que después de la boda viene el matrimonio. Parece que el objetivo es la boda en sí, cuando la boda es solo un día, un momento, lo importante es el proyecto que viene detrás.

Yo siempre he dicho que muchas se casan con la boda. En muchas bodas el novio parece el muñeco de la tarta. No sé si las novias se percatan de que ese muñeco es con quien se supone que van a pasar el resto de sus vidas. El muñeco es lo único que queda de la boda al día siguiente.
 
Yo siempre he dicho que muchas se casan con la boda. En muchas bodas el novio parece el muñeco de la tarta. No sé si las novias se percatan de que ese muñeco es con quien se supone que van a pasar el resto de sus vidas. El muñeco es lo único que queda de la boda al día siguiente.
Estas son las que después de la boda sufren depresión porque ya acabó su proyecto vital, que era casarse, no estar casadas.
 
El matrimonio era un contrato familiar, para tener hijos y criarlos, hasta que son adultos y formen su propia vida. Las necesidades del padre y de la madre pasan a un último plano. El amor no entraba en la condición principal, sino la supervivencia de la familia.

En estos tiempos, en los que se nos ha inculcado el individualismo, muchas personas lo ven como culminar un objetivo vital y se divorcian. Quieren vivir la vida, exactamente igual que cuando no tenían niños, durante la semana que están con el otro progenitor.

Las necesidades de los niños pasan a un último lugar. Los niños necesitan unos roles muy definidos para formar su personalidad. A quién van cuando tienen un problema. Qué recuerdos van a generar del núcleo familiar. Esos papeles los suelen tomar los abuelos, en estos tiempos. Además, sacar adelante a los niños implica unos recursos económicos.

Para ir a un hotel, de cena o de vacaciones de novios, bien lo podían intentar con el padre de los niños, en vez de escoger a otro hombre o mujer, que no va a ser mejor persona, ni más compatible.

La gente adulta quiere recuperar su individualidad y su juventud pero con niños. Concepto incompatible con la formación de una familia, que es un proyecto común de dos personas.

El único amor verdadero es de padres a hijos y de hijos a padres. Nos han inculcado una idea del amor efímera y hormonal, que genere serotonina y hormonas del placer. Nos enamoramos de las sensaciones y no de la persona.

Lo normal sería evolucionar, pero nos exigen sentirnos como en los primeros tiempos. Éso dura, hasta terminar la lactancia de los niños, es un recurso de la naturaleza para preservar la especie.

Lo que une a dos personas son los hijos y la lucha por la supervivencia. Después de unos años sin niños, las parejas se separan, por falta de un proyecto en común.

Se ha destruido el concepto de familia, al fin y al cabo, el apoyo incondicional de toda persona.

Es una reflexión. Nada más. No entro en valoraciones éticas ni morales.
Hablas Ex cátedra.

Solo si tuvieras 70 años, y tuvieras 3 divorcios a tus espaldas y varios nietos daría sentido y razón a tu alegato.

La vida es dificil. Pero no tanto. Hablas por muchos... con demasiada ligereza. No quiero ser abogado del diablo. Pero creo que te equivocas en muchos puntos y haces una reflexión muy sesgada. Pareciera que echas de menos los valores de la familia católica. No todo es malo.
 
Hablas Ex cátedra.

Solo si tuvieras 70 años, y tuvieras 3 divorcios a tus espaldas y varios nietos daría sentido y razón a tu alegato.

La vida es dificil. Pero no tanto. Hablas por muchos... con demasiada ligereza. No quiero ser abogado del diablo. Pero creo que te equivocas en muchos puntos y haces una reflexión muy sesgada. Pareciera que echas de menos los valores de la familia católica. No todo es malo.
No tiene por qué echar de menos la familia católica, el concepto de familia viene desde que bajamos de los árboles y nos convertimos en cazadores, nada que ver con el catolicismo hasta mucho después. Hablo por mí si digo que ahora me da la impresión de que hay mucho más individualismo y las relaciones tanto de amistad como de pareja son mucho más superficiales. Y somos animales sociales que gracias a formar lazos fuertes sobrevivimos, la tribu siempre ha sido la clave. Nadie sobrevivía por sí solo en medio de la naturaleza en la edad de piedra. Ahora no estamos en la edad de piedra, pero seguimos siendo animales sociales. Sigo creyendo que las relaciones sociales profundas son una de las cosas que más satisfacción nos da y que más nos conecta con el salvaje que llevamos dentro. Seguimos necesitando al grupo física y mentalmente.
 

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