Buenisimo todo...
Por no contar otro caso de envidia máxima/me jode el éxito ajeno que viví, y lo digo claramente: me moría de la envidia por la suerte de una chica que conozco de vista de mi pueblo. Esta chica se hizo esteticista, después de ser despedida de un salón donde la trataron mal, se abre su negocio y yo siempre que pasaba por la puerta veía gente, lleno, su clientela fija en una zona del pueblo con unos pocos salones de peluquería, pues ella con su clientela y le iba bien teniendo menos de 25 años. Yo a esta chica, de la misma edad, la veía una triunfadora, ahí con su negocio, yo me decía "qué valor tiene la tía, ojalá fuera yo igual de espabilada". Voy un año al pueblo, veo el salón cerrado y ahora tienen ahí un negocio de móviles. Me entero por un amigo de un primo mío, que a la flamenca ésta le tocó una lotería bestial, millones de euros, unos decían una cantidad otros otra, pero millones. No se le ocurre otra cosa que cerrar su negocio de clientela fija, irse a vivir la vida, meterse en los típicos negocios del siglo cuñados que suceden cuando te toca la lotería (que te lo proponen y picas o que te crees un crack de las finanzas) y lo pierde todo. Cómo no se le fue la olla que aparte de perder su empresa pierde los millones que le tocan por obra y gracia del azar.
Puede que fuera el destino que le tenía que tocar vivir, pero a mi estas cosas me joden muchísimo. Lo que yo pudiera hacer con esos millones, y no puedo, una chica que antes de los 30 era empresaria reconocida.
Me jode que Dios reparta pan a quien no tiene dientes. Alguien me dijo en cierta ocasión que jamás envidiase nada de la vida de los demás porque no sé qué se esconde detrás de ese presunto éxito, y tiene razón. Pero me jode. Me jode un montón.