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¿Y como le ponemos de nombre al premio que merece tu madre por haberte criado? Virgen santa, yo te hubiese dejado en la puerta de un orfanato xDBuah...
De pequeña odiaba comer ¿todo? La cebolla, el pimiento, la zanahoria, la lechuga, cualquier verdura u hortaliza verde (judías, espinacas, acelgas, brocoli) cualquier pescado (salvo las varitas de merluza), cualquier carne (salvo las salchichas de frankfurt), las lentejas y guisantes, el huevo frito, todas las frutas menos la pera, la leche, el yogur (sólo me gustaba el petit suisse o danonino), los embutidos (sólo toleraba el queso). Tampoco me gustaban demasiado el arroz, la pasta, ni la pizza. No me gustaban ni los helados. Vivía a base de zumos industriales, queso, patatas fritas, pipas de girasol, muchisimo ketchup y muchisimas gominolas.
Hace años que me quité prácticamente toda la azúcar, y a día de hoy soy vegetariana, consumo todo tipo de frutas, verduras, legumbres y hortalizas, a excepción del apio y el pepino, me obsesionan los huevos, carne y pescado no consumo, como tampoco lácteos a excepción de queso muy esporádicamente. Las patatas fritas ya no me dicen nada, prefiero boniato asado o palomitas de maíz. Me encanta la mostaza, soy adicta a probar bebidas energéticas, y mucha de la bollería industrial que consumía de pequeña me genera rechazo por lo dulce e insípida que me parece, así como los polos de hielo.
Hasta los 10 o 12 años yo era la típica niña de todo rosa, películas disney, muñecas, princesas, muy asustadiza y sensible. Hoy en día soy una ¿gótica metalera emo tomboy? pasados los 30 años
Pero qué dices prima si los huevos que apestan son los cocidos que huelen a pedo.Odiaba las lentejas, y ahora me encantan. Me da igual que estén hechas del día o reposaditas del día anterior.
La tortilla de patatas sin cebolla, ahora me pirra la jugosidad que le da la cebolla (aunque la tortilla me gusta toda).
El huevo frito me encantaba. Ahora puedo comerlo, pero tengo que engullir, si lo huelo, soy incapaz. Solo me pasa con el que está frito o a la plancha, si está cocido, puedo comerlo sin problema y lo disfruto.
La mayor parte de las verduras, las tenía que comer en puré y aún así hacía numeritos. Ahora me encantan. En especial las judías, que las odiaba con todo mi ser.
La leche me encantaba (siempre que no tuviese telilla). Ahora no puedo con ella, es olerla y se me revuelve el estómago. Lo mismo me pasa con la miel.