Palos de la vida

Mi interés es que la persona que lo desee cuente lo que desee. Es bueno desahogarse, pienso. Las experiencias de una persona pueden servir de alivio a otras.
 
Considera mi duelo
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elpijamadegary
4 meses ago
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Mi hijo ha muerto, y estoy en duelo.

Quizá no alcances nunca a entender lo que siento. Espero y deseo de corazón que así sea. Pero estoy en duelo, y duele.

Me duele tanto que a veces pienso que no seré capaz de soportarlo. A veces me falta el aire, y a veces me sobra. Me sobra el aire, me sobra el pulso, me sobra el tiempo. Y me falta él.

Necesito que comprendas que no estoy loca, ni deprimida, ni anclada en el pasado. “Tan sólo” estoy en duelo.

Que lo que me ha pasado no tiene nombre. Que he perdido lo que más amaba en el mundo, una gran parte de mí.

Comprende que para mí la vida ya no tiene el mismo sentido, que he visto y he sentido como la naturaleza me traicionaba sin piedad, por la espalda. Que he perdido la inocencia, para siempre.

Entiende que no puedes empujarme a ser la misma de antes, esa ya no volverá. Estoy destruida, aniquilada. Ahora soy desierto, invierno, limbo…soy cenizas en una urna.

Que quizá, durante más o menos tiempo, no quiera salir, ni hablar, ni comer, ni reír. Que es posible que no responda a tus mensajes, a tus llamadas. Entiende que no vaya a eventos que para tí son importantes: para mí son un esfuerzo sobrehumano.

Que es posible que no sea capaz de alegrarme de tus logros, que no pueda celebrar tus momentos de felicidad. Es más que posible que no pueda alegrarme de un embarazo o de un nacimiento. Entiende que también me sentiré mal por esto.

Comprende que no hay consuelo posible, que no hay palabras. Que esto no tiene nombre.

Entiende que ahora me replanteo muchas cosas: mi fe, mi vida, mis sueños. Todo se ha derrumbado, todo.

Necesito que entiendas que él siempre será mi hijo, que jamás podría olvidarlo, pasar página, seguir con mi vida como si nada. Que me gustaría que tú lo tuvieras presente también.

Considera mi duelo.

Yo entenderé si te alejas. Quizá no ahora, pero lo entenderé con el tiempo. Porque no debe ser fácil quedarse al lado de alguien que llora una muerte; porque no debe ser fácil soportar la destrucción de alguien a quién quieres.

Entenderé que no entiendas, casi me alegraré de que no lo hagas. Porque, ya sabes, esto sólo lo puede comprender quien lo vive en su propia piel.

Comprenderé que no sepas cómo ayudarme. Yo tampoco lo sé.

Pero si decides quedarte, si al final te quedas conmigo a recoger pedazos, te estaré eternamente agradecida. Quizá no ahora, ahora no sé ni porqué respiro. Estoy segura de que, con el tiempo, recuerdo tu presencia en mi infierno.

Sólo necesito de ti…

…que no dejes de llamarme para tomar ese café, aunque siempre me niegue. Llegará el día en que acepte, y será gracias a ti.

…que intentes entender, aunque no puedas.

…que me dejes hablar. Que me dejes saborear este dolor que es tan mío y que, por ahora, es lo único que creo tener de mi hijo.

…que no hagas ni digas nada, no hace falta. Sólo quédate.

Necesito encontrar una mirada serena cuando hablo de él. Unos oídos pacientes, unos brazos que me acojan y sostengan, un corazón dispuesto a acompañarme. Que me dejes llorar. Que me esperes en silencio mientras lloro.

Necesito que sepas que, cuando hablas de él, no me lo estás “recordando”, no estás avivando mi dolor. No hay un sólo segundo de mi vida en el que yo deje de recordarlo. Pero cuando escucho su nombre en otra voz, me siento bien. De verdad, me siento bien. Me gusta saber que también lo recuerdas y que también lo añoras; me gusta saber que no sólo existió en mí.

Necesito hablar de él para no ahogarme en mis pensamientos, necesito darle forma a todo esto, ponerle nombre. Y me gustaría hacerlo sin provocar una sacudida en ti, aunque sé que no puedo pedirte tanto.

Necesitaré ayuda, quizá necesite que me ayudes a encontrarla.

Y necesitaré tiempo. Sé que algún día saldré de esto y lo haré renovada, con otra luz, con otra fuerza. Sé que él me guiará en mi nuevo camino. Sé que recogeré mis ruinas, mis cristales rotos, y crearé algo nuevo.

Pero necesito tiempo, aún no sé cuánto. Tiempo para sanar, para transformar mi dolor en amor, para darle un lugar a mi hijo en mi nueva vida. Te pido paciencia, amor y comprensión.

Considera mi duelo, respétalo y ayúdame a que yo misma lo respete.



Gracias a las personas que supisteis estar a mi lado, ya sabéis quiénes sois. A Sonia, a Andrea, a Adriana.

Gracias a las personas que quisisteis estar, pero encontrasteis en mi sólo un muro.

Gracias también a las que no pudisteis/supisteis/quisisteis. Ahora lo entiendo.



Este post está inspirado en un texto de Jorge Bucay, en el libro “El camino de las lágrimas”, llamado “Carta a mi mejor amiga”. No he encontrado el texto original, pero comparto un post de unas compañeras en el que lo incluyen:

Carta a mi mejor amiga.

También lo he escrito recordando un video que me llegó en pleno duelo y que siempre me ha hecho reafirmarme en mis sentimientos. Uno de los imprescindibles:

Considera mi duelo



Gracias.



 

  • Discapacidad y Psicología
    Orientación a padres, abuelos y/o tutores a cargo de niños con discapacidad. Experiencia de más de 20 años en trabajo con niños con distintas discapacidades.

    martes, 27 de agosto de 2013


    SENTIMIENTOS Y EMOCIONES ANTE LA DISCAPACIDAD DE MI HIJO(A)

    A pesar que durante el embarazo se piensa e incluso existe un pequeño temor de que pueda existir una complicación que afecte a nuestro niño de manera temporal o permanente como puede ser un síndrome, ningún padre o madre está preparado para dar respuesta adecuada ante la discapacidad de su hijo(a).


    Cuando nace un hijo con discapacidad, la dinámica familiar se altera al ver rotas lasexpectativas que teníamos para nuestro hijo(a). Aun antes de nacer ya pensábamos primero si sería niño o niña, a quién se iba a parecer, que carácter tendría, etc… y así van formándose las ilusiones de los padres, las cuales se derrumban cuando reciben la noticia de la discapacidad de su hijo. Al saber que su niño es diferente a lo que esperaban, las emociones de dolor, miedo, angustia y frustración aparecen ante lo desconocido, ante lo escuchado quizá por alguna persona e incluso ante el conocimiento de algún síndrome en particular.


    Al saber que el bebé ha nacido con una discapacidad, la pareja y su dinámica se alteran. Este hecho también afecta a toda la familia:hermanos, abuelos, tíos, los cuales tampoco saben cómo responder y cuando lo hacen, quizá no lo hagan de la manera adecuada, no porque esté mal, sino porque no es lo que los padres esperan.
    A todo padre le afecta una noticia de este tipo, pero la unión y el tipo de relación y comunicación que tenga la pareja, ayudarán a dar respuesta para apoyar tanto al hijo(a) con discapacidad como a la propia familia.
    Ante la discapacidad del menor, pueden haber respuestas inapropiadas como pueden ser la indiferencia, la sobreprotección o incluso el abandono, consecuencia de una culpa inconsciente de los padres que afecta de forma negativa la intervención que es tan necesaria para dar respuesta a la situación.
    En ocasiones los padres pierden un tiempo muy valioso, llegando a atender a su chico hasta que está en edad de ingresar al kínder y se han perdido 3, 4 ó 5 años de la estimulación temprana requerida para incrementar el desarrollo en general del niño. El retraso en el desarrollo producto de la discapacidad del niño, requiere una intervención temprana la cual puede comenzar a partir de los 45 días de nacido en instituciones especializadas (Ver artículo: Mi hijo tiene discapacidad ¿Qué hago?).Todo el tiempo que se aproveche desde el nacimiento para incrementar el desarrollo del menor, ayudarán a la rehabilitación y a disminuir los efectos del retraso propio de la discapacidad.

    ella misma, iniciando la relación simbiótica con su hijo, excluyendo al padre.
    El padre juega un papel muy importante en la relación con los hijos. Sin embargo, en ocasiones cuando tiene un hijo con discapacidad, puede aislarse para evitar así el dolor que le causa la situación. Lo anterior aunado al trabajo, el cual le ocupa mucho tiempo, hace que el padre llegue tarde y cansado a casa después de la jornada laboral, lo cual repercute también en el tiempo que puede dedicar a su hijo. Mientras tanto la madre ha ido aprendiendo sobre la discapacidad de su hijo(a) durante las terapias. Lo anterior incide directamente a que se propicie la relación simbiótica madre-hijo y el padre esté cada vez más distante para participar en forma activa con ambos (madre e hijo).
    Con el tiempo muchas parejas llegan a la separación física o emocional (puede seguir viviendo el padre en casa pero es un padre ausente), afectando no sólo al pequeño con discapacidad sino a toda la familia.
    Otra situación que también podría presentarse es cuando el padre se hace responsable de los demás hijos y la madre del niño con discapacidad, alterando de todas formas negativamente la dinámica familiar.
    El hijo desde el nacimiento percibe las emociones de los padres deprimidos, enojados desilusionados o los padres entusiastas que toman fuerzas para dar respuestas a sus necesidades y que lo integran como parte PRIMERO de su familia y posteriormente de la sociedad. Recuerde que el niño que es tratado diferente en casa "será diferente" en su entorno social.

    El niño puede llegar a pensar que lo que ahí pasa es por culpa de él o de su discapacidad, afectando directamente a su autoestima, provocando sentimientos de tristeza, enojo o desesperación. Dichas sensaciones y percepciones pueden fomentar conductas rebeldes o sumisas, pasivas y apáticas. Estas conductas están cargadas de ansiedad provocando la desilusión de los padres y del mismo hijo, volviéndose un círculo vicioso, cada vez más difícil de sobrellevar.


    Pocos padres asisten a recibir apoyo emocional para ellos, porque canalizan todos los apoyos para el hijo "que es el que lo necesita" desde su punto de vista, descuidándose ellos y la propia familia. (Ver artículo: Recomendaciones para la persona que cuida a un familiar con discapacidad).
    Es muy recomendable que toda la familia reciba apoyo emocional al saber que su hijo(a) tiene alguna discapacidad, para entender sus emociones sin sentirse culpables y dar paso a la última etapa: aceptación y reorganización, (ver etapas emocionales ante la discapacidad en artículo de Teoría y Realidad). Al recibir apoyo emocional, la familia podrá convivir armónicamente, mejorando la dinámica familiar, dando respuestas a cada miembro de la familia de acuerdo a sus necesidades y llegar a ver a la discapacidad como una condición con la que se puede vivir y que su hijo tiene una discapacidad mas no está discapacitado. (Ver artículo teoría vs realidad).







 
No comporto los malos momentos, cuando lo he hecho alguna vez entre mis amistades lo han aprovechado para hundirme más. Mucha gente se alegra de las tragedias de los demás.

@Toisona; totalmente de acuerdo, tras el tsunami ya no vuelves a ser la de antes. Cuando estas viviendo el tsunami se hace una eternidad volver a la mar en calma


Querida Emma, a esas personas hay que desearlas suerte, mas antes que después, la van a necesitar.
Nosotr@s aprendemos de ello, pero para ellas el karma va a ser implacable, porque aquello que se hace se vuelve....
Saludos.
 
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