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Recuerdo la primera vez que nos vimos. Escuché a las ruedas de su andador rodando por la alfombra vieja de su bungalow y momentos después, el sonido que venia de la esquina era una mujer de 92 años de edad, quien se puso de pie con la espalda recta, escaneó la habitación como un pequeño conejito curioso, y dijo al nuevo chico: "...y usted debe ser Gregor ". Lo dijo con el acento vienés más deliciosamente cadencioso que había oído nunca. Fue amor a primera frase, algo que nunca creí que existiría.
Yo tenía 32 años en ese momento y era actor. Un amigo me convenció para presentarme a una entrevista para trabajar como cuidador de una anciana llamada Maria Altmann (interpretado por Helen Mirren en la película biográfica Womand in Gold). Yo no estaba entusiasmado con la idea en general - la única vez que incluso consideraría ser un cuidador seria como personaje en la TV. Pero fui, de todos modos y estaba nervioso. No lo sé. Tal vez la parte más profunda de mí sentía que algo grande iba a suceder.
Llevaba un pañuelo de colores de seda, un suéter de cachemira verde y pantalones blancos brillantes ese día. Yo nunca había visto a alguien tan elegante, pero había algo infantil en ella también. Tenía una curiosidad insaciable por todo. Nos sentamos juntos como si fuéramos las únicas dos personas en esa habitación. Y ella me escuchó, no con sus oídos, sino con el corazón. Esa mañana mi vida cambió, y créanme, no soy de los que dejo que cualquier chica me impresione.
Lo deje todo a un lado durante los próximos tres años, hasta su muerte, era la primera vez que realmente amaba en toda mi vida. Nuestra conexión fue inmediata. Era como si nos hubiéramos conocido en otra vida. A pesar de la diferencia de edad entre nosotros me olvidaba diariamente de que ella era lo que otros consideraban "una vieja". Nos sentimos como si estuviéramos en nuestros 20 años, y lo admitíamos con regularidad, sin que nunca fuese algo incómodo. Fue algo perfectamente mágico.
Mis amigos fueron un gran apoyo y todos estaban ansiosos por conocerla. Yo era muy selectivo acerca de quién le presentaba. Era como si les estuviese llevando a conocer a mi nueva novia con todas las mariposas que se sienten en ese momento. Lo último que quería era que una mujer con tanta gentileza, que en muchos aspectos me veía como perfecto, fuese a verme con un grupo de idiotas.
Al principio me preocupaba que alguien pudiese pensar que nuestro vínculo era raro, extraño o inapropiado, pero no era ni remotamente el caso porque cualquiera que conociera nuestra relación la comprendía y su familia estaba agradecida de que su madre tuviese a alguien como yo que la hacía feliz.
María realmente significaba todo para mí. Yo le dije una vez : "María, eres como una madre, una abuela y una amiga para mí " Y ella respondió "¿Y una amante ? "Nos reímos juntos durante todo el día. No hay duda de que nos mirábamos el uno al otro románticamente, pero no en un sentido físico. Éramos almas gemelas. Amantes sobrenaturales, si se quiere".
Durante los próximos tres años María me mostró un nuevo mundo del arte, la música y la cultura, me regalaba increíbles historias de su infancia encantada con la familia Bloch-Bauer en Viena. Me habló de su fuga angustiosa de los nazis en 1938 con su esposo, su migración a Los Angeles en 1942, y el caso épico en la Corte Suprema para recuperar las pinturas de su tío por Gustav Klimt. Tantas anécdotas tan llenas de detalles que nunca podría encontrar en los libros de historia.
No sólo crecí al exponerme a este mundo de la cultura sino que mi relación con María también me llevó a hacerme preguntas difíciles acerca de la vida, de la búsqueda de mis sueños y de lo que mi futuro me depararía. Las preguntas más difíciles fueron: ¿Por qué me encanta esta mujer tanto? ¿Por qué ella me ama? Luché mucho para encontrar una respuesta a mi segunda pregunta.
Para mi, yo no había hecho nada para merecer su amor. Pero ella vio cosas en mí que yo nunca vi en mi mismo. Ella siempre me decía : "Eres tan elegante... " Nadie nunca me había llamado así, mucho menos alguien que en realidad era la propia definición de esa palabra.
María murió el 7 de febrero de 2011. Me quedé allí y la vi exhalar sus últimos suspiros.
No quería tener una María en mi vida antes de conocerla, pero la necesitaba, una vez que lo hice fuimos exactamente lo que tanto necesitábamos. En el funeral su hija Margie se acercó a mí y me dijo "Fuiste el ultimo gran amor de mi madre. Oír decir en voz alta a un miembro de la familia algo así hizo que llorase lágrimas de gratitud y humildad - decirme que tuve la oportunidad de hacer de los últimos tres años de una persona en la tierra un placer. Desde que conocí a María he hecho algunos de los mejores trabajos creativos de mi vida. Ella me guía en todo lo que hago. El amor verdadero nunca muere.
http://www.huffingtonpost.com/erika-nicole-finn/gregor-collins-talks-life_b_7656526.html
Yo tenía 32 años en ese momento y era actor. Un amigo me convenció para presentarme a una entrevista para trabajar como cuidador de una anciana llamada Maria Altmann (interpretado por Helen Mirren en la película biográfica Womand in Gold). Yo no estaba entusiasmado con la idea en general - la única vez que incluso consideraría ser un cuidador seria como personaje en la TV. Pero fui, de todos modos y estaba nervioso. No lo sé. Tal vez la parte más profunda de mí sentía que algo grande iba a suceder.
Llevaba un pañuelo de colores de seda, un suéter de cachemira verde y pantalones blancos brillantes ese día. Yo nunca había visto a alguien tan elegante, pero había algo infantil en ella también. Tenía una curiosidad insaciable por todo. Nos sentamos juntos como si fuéramos las únicas dos personas en esa habitación. Y ella me escuchó, no con sus oídos, sino con el corazón. Esa mañana mi vida cambió, y créanme, no soy de los que dejo que cualquier chica me impresione.
Lo deje todo a un lado durante los próximos tres años, hasta su muerte, era la primera vez que realmente amaba en toda mi vida. Nuestra conexión fue inmediata. Era como si nos hubiéramos conocido en otra vida. A pesar de la diferencia de edad entre nosotros me olvidaba diariamente de que ella era lo que otros consideraban "una vieja". Nos sentimos como si estuviéramos en nuestros 20 años, y lo admitíamos con regularidad, sin que nunca fuese algo incómodo. Fue algo perfectamente mágico.
Mis amigos fueron un gran apoyo y todos estaban ansiosos por conocerla. Yo era muy selectivo acerca de quién le presentaba. Era como si les estuviese llevando a conocer a mi nueva novia con todas las mariposas que se sienten en ese momento. Lo último que quería era que una mujer con tanta gentileza, que en muchos aspectos me veía como perfecto, fuese a verme con un grupo de idiotas.
Al principio me preocupaba que alguien pudiese pensar que nuestro vínculo era raro, extraño o inapropiado, pero no era ni remotamente el caso porque cualquiera que conociera nuestra relación la comprendía y su familia estaba agradecida de que su madre tuviese a alguien como yo que la hacía feliz.
María realmente significaba todo para mí. Yo le dije una vez : "María, eres como una madre, una abuela y una amiga para mí " Y ella respondió "¿Y una amante ? "Nos reímos juntos durante todo el día. No hay duda de que nos mirábamos el uno al otro románticamente, pero no en un sentido físico. Éramos almas gemelas. Amantes sobrenaturales, si se quiere".
Durante los próximos tres años María me mostró un nuevo mundo del arte, la música y la cultura, me regalaba increíbles historias de su infancia encantada con la familia Bloch-Bauer en Viena. Me habló de su fuga angustiosa de los nazis en 1938 con su esposo, su migración a Los Angeles en 1942, y el caso épico en la Corte Suprema para recuperar las pinturas de su tío por Gustav Klimt. Tantas anécdotas tan llenas de detalles que nunca podría encontrar en los libros de historia.
No sólo crecí al exponerme a este mundo de la cultura sino que mi relación con María también me llevó a hacerme preguntas difíciles acerca de la vida, de la búsqueda de mis sueños y de lo que mi futuro me depararía. Las preguntas más difíciles fueron: ¿Por qué me encanta esta mujer tanto? ¿Por qué ella me ama? Luché mucho para encontrar una respuesta a mi segunda pregunta.
Para mi, yo no había hecho nada para merecer su amor. Pero ella vio cosas en mí que yo nunca vi en mi mismo. Ella siempre me decía : "Eres tan elegante... " Nadie nunca me había llamado así, mucho menos alguien que en realidad era la propia definición de esa palabra.
María murió el 7 de febrero de 2011. Me quedé allí y la vi exhalar sus últimos suspiros.
No quería tener una María en mi vida antes de conocerla, pero la necesitaba, una vez que lo hice fuimos exactamente lo que tanto necesitábamos. En el funeral su hija Margie se acercó a mí y me dijo "Fuiste el ultimo gran amor de mi madre. Oír decir en voz alta a un miembro de la familia algo así hizo que llorase lágrimas de gratitud y humildad - decirme que tuve la oportunidad de hacer de los últimos tres años de una persona en la tierra un placer. Desde que conocí a María he hecho algunos de los mejores trabajos creativos de mi vida. Ella me guía en todo lo que hago. El amor verdadero nunca muere.
http://www.huffingtonpost.com/erika-nicole-finn/gregor-collins-talks-life_b_7656526.html
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