Gente tacaña y agarrada, anécdotas

Yo tengo anécdotas de la ex-mejor amiga de mi madre (y de su hija) para aburrir. Mi madre conoció a la que fue su mejor amiga a los 13 años, cuando fue contratada como limpiadora en la casa de ésta (ella era de clase alta y mi madre de clase baja). Los padres de esta mujer (llamémosla Sara) le compraron una casa y le montaron un negocio. Sara siempre fue una tacaña y una agarrada, sobretodo con la comida, no le importaba gastar dinero en ropa, zapatos y accesorios de marca, pero por lo que pudimos comprobar todos esos años le espantaba tener que gastarse dinero en comida. Mi madre, como buena tonta, siempre le toleró esos comportamientos, hasta que poco a poco se fue cansando. Como Sara hacía jornada partida en su negocio siempre iba a comer a casa de sus padres, ya que la suya estaba demasiado lejos. El problema es que todos los veranos sus padres se iban a la casa de la playa, por lo que en verano Sara venía a comer a mi casa todos los santos días. Comía con nosotros en la mesa como una más (a veces venía sola y otras venía con su hija o su hijo). Comía de nuestra comida y cuando le apetecía algo (un helado, fruta, lo que sea) lo cogía como si estuviese en su casa y a mi madre jamás le importó. Muchas veces íbamos de comida a la playa y Sara le pedía a mi madre que comprase bocadillos, tortillas o empanadas para comer allí, que luego ya se lo pagaba. Mi madre siempre lo hacía y Sara jamás le pagó nada. La situación más heavy vino un día de verano cualquiera, Sara llamó a mi madre y le dijo que ese día no podría venir a comer porque tenía muchos clientes así que ese día comimos mi madre, mi hermano y yo solos. Al cabo de una hora de que hayamos terminado aparece Sara de sorpresa con su hijo, dijo que había terminado el trabajo antes de lo previsto y que le daba tiempo a comer. Por el camino se compró una empanada para comer ella y su hijo, porque claro, al haber avisado a mi madre de que no venía supuso que no tendrían comida. El caso es que como mi madre estaba acostumbrada a cocinar más cantidad sobró un montón de comida (ese día hizo canelones). Cuando Sara vio la comida dejó su empanada apartada y se sirvió canelones tanto a ella como a su hijo. A mí la empanada me tenía muy buena pinta, así que cogí un cuchillo y corté un trozo para probarla, en ese momento Sara me echó la mayor mirada asesina que vi en mi vida y me dijo "Siggy, esa empanada es mía", yo me quedé de piedra, y mi madre le soltó muy enfadada "y esos canelones son míos". Ella intentó excusarse diciendo que como había sobrado comida en mi casa había pensado que le venía mejor guardarse la empanada para la cena, que simplemente le molestó que yo no le hubiese pedido permiso para probarla. Eso cabreó aún más a mi madre y le dijo que ella también había pensado guardarse los canelones para la cena antes de que ella y su hijo viniesen y se sirviesen todo lo que quedaba, y que en todos esos años ella jamás había pedido permiso para comer nada en mi casa, que por qué tendría que pedirlo yo para comer un mísero trozo de su empanada. No he conocido jamás a nadie tan tacaña, interesada y rata. Cuando mis padres se divorciaron mi madre se quedó sin nada y Sara jamás volvió a llamarla ni a venir a casa.
 
Yo tengo anécdotas de la ex-mejor amiga de mi madre (y de su hija) para aburrir. Mi madre conoció a la que fue su mejor amiga a los 13 años, cuando fue contratada como limpiadora en la casa de ésta (ella era de clase alta y mi madre de clase baja). Los padres de esta mujer (llamémosla Sara) le compraron una casa y le montaron un negocio. Sara siempre fue una tacaña y una agarrada, sobretodo con la comida, no le importaba gastar dinero en ropa, zapatos y accesorios de marca, pero por lo que pudimos comprobar todos esos años le espantaba tener que gastarse dinero en comida. Mi madre, como buena tonta, siempre le toleró esos comportamientos, hasta que poco a poco se fue cansando. Como Sara hacía jornada partida en su negocio siempre iba a comer a casa de sus padres, ya que la suya estaba demasiado lejos. El problema es que todos los veranos sus padres se iban a la casa de la playa, por lo que en verano Sara venía a comer a mi casa todos los santos días. Comía con nosotros en la mesa como una más (a veces venía sola y otras venía con su hija o su hijo). Comía de nuestra comida y cuando le apetecía algo (un helado, fruta, lo que sea) lo cogía como si estuviese en su casa y a mi madre jamás le importó. Muchas veces íbamos de comida a la playa y Sara le pedía a mi madre que comprase bocadillos, tortillas o empanadas para comer allí, que luego ya se lo pagaba. Mi madre siempre lo hacía y Sara jamás le pagó nada. La situación más heavy vino un día de verano cualquiera, Sara llamó a mi madre y le dijo que ese día no podría venir a comer porque tenía muchos clientes así que ese día comimos mi madre, mi hermano y yo solos. Al cabo de una hora de que hayamos terminado aparece Sara de sorpresa con su hijo, dijo que había terminado el trabajo antes de lo previsto y que le daba tiempo a comer. Por el camino se compró una empanada para comer ella y su hijo, porque claro, al haber avisado a mi madre de que no venía supuso que no tendrían comida. El caso es que como mi madre estaba acostumbrada a cocinar más cantidad sobró un montón de comida (ese día hizo canelones). Cuando Sara vio la comida dejó su empanada apartada y se sirvió canelones tanto a ella como a su hijo. A mí la empanada me tenía muy buena pinta, así que cogí un cuchillo y corté un trozo para probarla, en ese momento Sara me echó la mayor mirada asesina que vi en mi vida y me dijo "Siggy, esa empanada es mía", yo me quedé de piedra, y mi madre le soltó muy enfadada "y esos canelones son míos". Ella intentó excusarse diciendo que como había sobrado comida en mi casa había pensado que le venía mejor guardarse la empanada para la cena, que simplemente le molestó que yo no le hubiese pedido permiso para probarla. Eso cabreó aún más a mi madre y le dijo que ella también había pensado guardarse los canelones para la cena antes de que ella y su hijo viniesen y se sirviesen todo lo que quedaba, y que en todos esos años ella jamás había pedido permiso para comer nada en mi casa, que por qué tendría que pedirlo yo para comer un mísero trozo de su empanada. No he conocido jamás a nadie tan tacaña, interesada y rata. Cuando mis padres se divorciaron mi madre se quedó sin nada y Sara jamás volvió a llamarla ni a venir a casa.
Lo dicho, el que es mísero con el dinero, también lo es con los afectos.
 
Yo tengo anécdotas de la ex-mejor amiga de mi madre (y de su hija) para aburrir. Mi madre conoció a la que fue su mejor amiga a los 13 años, cuando fue contratada como limpiadora en la casa de ésta (ella era de clase alta y mi madre de clase baja). Los padres de esta mujer (llamémosla Sara) le compraron una casa y le montaron un negocio. Sara siempre fue una tacaña y una agarrada, sobretodo con la comida, no le importaba gastar dinero en ropa, zapatos y accesorios de marca, pero por lo que pudimos comprobar todos esos años le espantaba tener que gastarse dinero en comida. Mi madre, como buena tonta, siempre le toleró esos comportamientos, hasta que poco a poco se fue cansando. Como Sara hacía jornada partida en su negocio siempre iba a comer a casa de sus padres, ya que la suya estaba demasiado lejos. El problema es que todos los veranos sus padres se iban a la casa de la playa, por lo que en verano Sara venía a comer a mi casa todos los santos días. Comía con nosotros en la mesa como una más (a veces venía sola y otras venía con su hija o su hijo). Comía de nuestra comida y cuando le apetecía algo (un helado, fruta, lo que sea) lo cogía como si estuviese en su casa y a mi madre jamás le importó. Muchas veces íbamos de comida a la playa y Sara le pedía a mi madre que comprase bocadillos, tortillas o empanadas para comer allí, que luego ya se lo pagaba. Mi madre siempre lo hacía y Sara jamás le pagó nada. La situación más heavy vino un día de verano cualquiera, Sara llamó a mi madre y le dijo que ese día no podría venir a comer porque tenía muchos clientes así que ese día comimos mi madre, mi hermano y yo solos. Al cabo de una hora de que hayamos terminado aparece Sara de sorpresa con su hijo, dijo que había terminado el trabajo antes de lo previsto y que le daba tiempo a comer. Por el camino se compró una empanada para comer ella y su hijo, porque claro, al haber avisado a mi madre de que no venía supuso que no tendrían comida. El caso es que como mi madre estaba acostumbrada a cocinar más cantidad sobró un montón de comida (ese día hizo canelones). Cuando Sara vio la comida dejó su empanada apartada y se sirvió canelones tanto a ella como a su hijo. A mí la empanada me tenía muy buena pinta, así que cogí un cuchillo y corté un trozo para probarla, en ese momento Sara me echó la mayor mirada asesina que vi en mi vida y me dijo "Siggy, esa empanada es mía", yo me quedé de piedra, y mi madre le soltó muy enfadada "y esos canelones son míos". Ella intentó excusarse diciendo que como había sobrado comida en mi casa había pensado que le venía mejor guardarse la empanada para la cena, que simplemente le molestó que yo no le hubiese pedido permiso para probarla. Eso cabreó aún más a mi madre y le dijo que ella también había pensado guardarse los canelones para la cena antes de que ella y su hijo viniesen y se sirviesen todo lo que quedaba, y que en todos esos años ella jamás había pedido permiso para comer nada en mi casa, que por qué tendría que pedirlo yo para comer un mísero trozo de su empanada. No he conocido jamás a nadie tan tacaña, interesada y rata. Cuando mis padres se divorciaron mi madre se quedó sin nada y Sara jamás volvió a llamarla ni a venir a casa.

Jo-der, me dejas a cuadros. Ya tienes que ser comemierda... increible.
 
Estoy flipando con los tacaños que hay por el mundo! No entiendo esos que cuando salen a cenar y la cuenta se paga a medias aprovecha para pedir de lo más caro... nosotros por ejemplo con el vino si somos 10 y solo beben 5 y los otros 5 beben agua o refrescos más baratos, el vino se divide entre los que lo beben y lo demás entre los que no ( a veces pedimos botellas un poco caras y nos parece injusto que los que no beben también lo tengan que pagar...)

No he tenido mucha experiencia en gente jeta pero una vez en una comida con compañeros de trabajo, al pagar dividimos la cuenta entre los que somos y cada uno va poniendo su parte y un poco de propina... y una persona que no tenia efectivo se ofrece a pagar todo con su tarjeta y quedarse el efectivo de la cuenta (éramos muchos y nos pareció lo más rápido para no marear a los camareros) hasta aquí todo bien, cual fue nuestra sorpresa que en vez de coger lo que cuesta la cuenta se lleva también la propina!!!! Que con la propina que dejamos entre todos le salió de gratis su comida y salió ganando!

Esto también me ha pasado, recoger todo el efectivo, pagar con tarjeta y encima se quejó de que era muy caro el restaurante :oops: :LOL: :LOL: :LOL:
 
Yo tengo anécdotas de la ex-mejor amiga de mi madre (y de su hija) para aburrir. Mi madre conoció a la que fue su mejor amiga a los 13 años, cuando fue contratada como limpiadora en la casa de ésta (ella era de clase alta y mi madre de clase baja). Los padres de esta mujer (llamémosla Sara) le compraron una casa y le montaron un negocio. Sara siempre fue una tacaña y una agarrada, sobretodo con la comida, no le importaba gastar dinero en ropa, zapatos y accesorios de marca, pero por lo que pudimos comprobar todos esos años le espantaba tener que gastarse dinero en comida. Mi madre, como buena tonta, siempre le toleró esos comportamientos, hasta que poco a poco se fue cansando. Como Sara hacía jornada partida en su negocio siempre iba a comer a casa de sus padres, ya que la suya estaba demasiado lejos. El problema es que todos los veranos sus padres se iban a la casa de la playa, por lo que en verano Sara venía a comer a mi casa todos los santos días. Comía con nosotros en la mesa como una más (a veces venía sola y otras venía con su hija o su hijo). Comía de nuestra comida y cuando le apetecía algo (un helado, fruta, lo que sea) lo cogía como si estuviese en su casa y a mi madre jamás le importó. Muchas veces íbamos de comida a la playa y Sara le pedía a mi madre que comprase bocadillos, tortillas o empanadas para comer allí, que luego ya se lo pagaba. Mi madre siempre lo hacía y Sara jamás le pagó nada. La situación más heavy vino un día de verano cualquiera, Sara llamó a mi madre y le dijo que ese día no podría venir a comer porque tenía muchos clientes así que ese día comimos mi madre, mi hermano y yo solos. Al cabo de una hora de que hayamos terminado aparece Sara de sorpresa con su hijo, dijo que había terminado el trabajo antes de lo previsto y que le daba tiempo a comer. Por el camino se compró una empanada para comer ella y su hijo, porque claro, al haber avisado a mi madre de que no venía supuso que no tendrían comida. El caso es que como mi madre estaba acostumbrada a cocinar más cantidad sobró un montón de comida (ese día hizo canelones). Cuando Sara vio la comida dejó su empanada apartada y se sirvió canelones tanto a ella como a su hijo. A mí la empanada me tenía muy buena pinta, así que cogí un cuchillo y corté un trozo para probarla, en ese momento Sara me echó la mayor mirada asesina que vi en mi vida y me dijo "Siggy, esa empanada es mía", yo me quedé de piedra, y mi madre le soltó muy enfadada "y esos canelones son míos". Ella intentó excusarse diciendo que como había sobrado comida en mi casa había pensado que le venía mejor guardarse la empanada para la cena, que simplemente le molestó que yo no le hubiese pedido permiso para probarla. Eso cabreó aún más a mi madre y le dijo que ella también había pensado guardarse los canelones para la cena antes de que ella y su hijo viniesen y se sirviesen todo lo que quedaba, y que en todos esos años ella jamás había pedido permiso para comer nada en mi casa, que por qué tendría que pedirlo yo para comer un mísero trozo de su empanada. No he conocido jamás a nadie tan tacaña, interesada y rata. Cuando mis padres se divorciaron mi madre se quedó sin nada y Sara jamás volvió a llamarla ni a venir a casa.
Eso es de ser sinvergüenza, aprovechada y mala persona. Es imposible esperar algo bueno de alguien así. Pena de tu madre por sentir hacer el primo de esa forma durante tantos años.
 
Yo tenía una amiga con la que tomaba algo de vez en cuando (ya no es amiga, por una montaña de razones) y pagábamos una vez cada una. Cuando le tocaba pagar a ella tenías que asegurarte de pedir la consumición más barata posible, si no veías como se agitaba visiblemente. Por supuesto olvídate de pedir otro café, a pesar de que tenía que pasarme horas sentada escuchándola hablar de sí misma como un papagayo. En alguna ocasión en que quedábamos en grupo cuando el camarero tomaba nota ella decía "nada, gracias". Aclaro que no tenía problemas económicos, sino todo lo contrario. De hecho me tenía permanente actualizada de su situación económica, como si fuera su contable.
Q miserable....
 
Yo tengo anécdotas de la ex-mejor amiga de mi madre (y de su hija) para aburrir. Mi madre conoció a la que fue su mejor amiga a los 13 años, cuando fue contratada como limpiadora en la casa de ésta (ella era de clase alta y mi madre de clase baja). Los padres de esta mujer (llamémosla Sara) le compraron una casa y le montaron un negocio. Sara siempre fue una tacaña y una agarrada, sobretodo con la comida, no le importaba gastar dinero en ropa, zapatos y accesorios de marca, pero por lo que pudimos comprobar todos esos años le espantaba tener que gastarse dinero en comida. Mi madre, como buena tonta, siempre le toleró esos comportamientos, hasta que poco a poco se fue cansando. Como Sara hacía jornada partida en su negocio siempre iba a comer a casa de sus padres, ya que la suya estaba demasiado lejos. El problema es que todos los veranos sus padres se iban a la casa de la playa, por lo que en verano Sara venía a comer a mi casa todos los santos días. Comía con nosotros en la mesa como una más (a veces venía sola y otras venía con su hija o su hijo). Comía de nuestra comida y cuando le apetecía algo (un helado, fruta, lo que sea) lo cogía como si estuviese en su casa y a mi madre jamás le importó. Muchas veces íbamos de comida a la playa y Sara le pedía a mi madre que comprase bocadillos, tortillas o empanadas para comer allí, que luego ya se lo pagaba. Mi madre siempre lo hacía y Sara jamás le pagó nada. La situación más heavy vino un día de verano cualquiera, Sara llamó a mi madre y le dijo que ese día no podría venir a comer porque tenía muchos clientes así que ese día comimos mi madre, mi hermano y yo solos. Al cabo de una hora de que hayamos terminado aparece Sara de sorpresa con su hijo, dijo que había terminado el trabajo antes de lo previsto y que le daba tiempo a comer. Por el camino se compró una empanada para comer ella y su hijo, porque claro, al haber avisado a mi madre de que no venía supuso que no tendrían comida. El caso es que como mi madre estaba acostumbrada a cocinar más cantidad sobró un montón de comida (ese día hizo canelones). Cuando Sara vio la comida dejó su empanada apartada y se sirvió canelones tanto a ella como a su hijo. A mí la empanada me tenía muy buena pinta, así que cogí un cuchillo y corté un trozo para probarla, en ese momento Sara me echó la mayor mirada asesina que vi en mi vida y me dijo "Siggy, esa empanada es mía", yo me quedé de piedra, y mi madre le soltó muy enfadada "y esos canelones son míos". Ella intentó excusarse diciendo que como había sobrado comida en mi casa había pensado que le venía mejor guardarse la empanada para la cena, que simplemente le molestó que yo no le hubiese pedido permiso para probarla. Eso cabreó aún más a mi madre y le dijo que ella también había pensado guardarse los canelones para la cena antes de que ella y su hijo viniesen y se sirviesen todo lo que quedaba, y que en todos esos años ella jamás había pedido permiso para comer nada en mi casa, que por qué tendría que pedirlo yo para comer un mísero trozo de su empanada. No he conocido jamás a nadie tan tacaña, interesada y rata. Cuando mis padres se divorciaron mi madre se quedó sin nada y Sara jamás volvió a llamarla ni a venir a casa.
De verdad, que mal por tu madre, dandole lo mejor durante tantos años y que al final tuviera tan poca verguenza.
Al final tu madre supo ponerla en su sitio y le dió su merecido, seguro que no se atreve a gorronear a nadie mas, o a lo mejor si porque esta gente caradura no son conscientes de nada yo creo.
 
Yo me acuerdo una vez que acabamos dos compañeros y yo en un bar tras salir del curro. Algo que no hago mucho, pero ese día, se dio la situación. Nos pedimos refrescos, uno por cabeza, yo la verdad no tenía muchas ganas de alargar la velada, puro compromiso; cuando indiqué que me iba a casa, mi compañero me saca un billete de 50€ diciendo que no tiene cambio porque le faltaba no se qué de cambio para llegar a la cantidad de yo qué sé lo que fue, pues unos 2'20 (así por redondear un precio) y no podía pagar. Al final la gilipollas fui yo, que puso esos 0'20, que diréis que joder, menuda matada de dinero, pero no: me da igual, me estaba troleando ya no sólo él sino el otro compañero que miraba la situación, y sé que tenía suelto.

Llamadme rara, yo es que soy mía hasta para esas cosas: me pago lo mío, no me gusta compartir, no me gusta el pedir cuentas conjuntas donde a lo mejor estoy pagando lo que ni he comido ni bebido, soy muy "alemana" para estas cosas. Me encanta cuando salgo con gente que deja claro desde un principio "eh, nos pagamos cada uno lo nuestro"; no entiendo el problema de los demás a no hacerlo, no soporto ese digamos "comunismo" de cuentas conjuntas de todos para todos y luego alguien no ha comido ni bebido lo que aparece en el ticket. Soy rarísima para esas cosas, estoy segura que en algún momento alguien habrá dicho de mi que soy agarrada, creo que soy más bien ahorradora, o no, coxones, si tengo que ser de puño cerrado con los listos de turno lo soy y sin problema.
Totalmente de acuerdo, sobre todo si vas con un grupo grande, por qué tengo que pagar los entrantes que se ha pedido no sé quién o el otro que se ha cogido lo más caro porque sabe que se lo vamos a pagar entre todos...
 
Pero en serio hay gente que cuando se va a pagar entre todos piden lo más caro?? Es que hay que ser retorcido.. si eres capaz de aprovecharte de la gente con esas chorradas que más serán capaces de hacer!

Con mi grupo de amigas más cercanas somos al revés, nos sabe mal pedir lo más caro y muchas veces si una se quiere dar el capricho de algo caro insiste en que ella paga más. (aunque no la dejamos).
 
Pero en serio hay gente que cuando se va a pagar entre todos piden lo más caro?? Es que hay que ser retorcido.. si eres capaz de aprovecharte de la gente con esas chorradas que más serán capaces de hacer!

Con mi grupo de amigas más cercanas somos al revés, nos sabe mal pedir lo más caro y muchas veces si una se quiere dar el capricho de algo caro insiste en que ella paga más. (aunque no la dejamos).

A mí me pasa exactamente lo mismo. Cuando estoy en España hacemos muchas veces lo de pedir para compartir pero porque está más que claro que nadie se aprovecha. Y si alguien se pide algo más caro siempre se ofrece a pagarlo o a poner algo de más si la cuenta se reparte entre todos.
 
A nosotros nos ponen una caja llena de manzanas por planta todos los lunes en el trabajo y son gratis. Tengo un compayero rata, rata que el otro día iba con 7 manzanas en las manos haciendo "malabares" por el pasillo para llevárselas a casa. Le miré las manzanas un ratito para que se diera cuenta de que la mirada asesina, pero se la pela.

Además este NUNCA come en la cantina por ahorrarse los 3,50 euros q vale el menú. Viene en bicicleta a trabajar y así aprovecha la ducha del trabajo TODOS los días. Recuerdo que un día traje croissants de chocolate y sólo éramos 3 en el despacho y desapareció la bolsa. Estoy segura de que fue él. Tengo que decir que cobra más de 4000 euros netos al mes.
 

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