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Eyyyy!. Cómo yo!. En dos autoescuelas diferentes en dos CCAA diferentes. Mi punto débil sigue siendo la autovía. He salido pocas veces y porque era un tramo con muy poco tráfico.Teórico a la 1 práctico a la 7 ? fue la peor experiencia de mi vida lo pasé FATAL
Prima te animo con el tema porque a mi me daban pánico y ahora al revés, me encanta y me pone nerviosa conducir por tramos urbanos por ir más lenta y teniendo que parar, evitar peatones...Eyyyy!. Cómo yo!. En dos autoescuelas diferentes en dos CCAA diferentes. Mi punto débil sigue siendo la autovía. He salido pocas veces y porque era un tramo con muy poco tráfico.
Edito: casi 100 prácticas en la primera autoescuela y 5 intentos. En la segunda 26 prácticas y 2 intentos. Mi profe de la segunda, un señor de los pies a la cabeza!
prima, te he leído y me he visto reflejada.El teórico a la primera y el práctico a la quinta. No sé ni cuántas prácticas hice, pero no menos de 100 (o 50 dobles). Empecé en septiembre (de 2019) en Alicante, me examiné tres veces allí y fue catastrófico (la primera casi lo consigo, pero las otras dos... horrible). Llegó la pandemia, y al terminar la cuarentena me volví a mi pueblo, ya que en Alicante estaba por estudios y ya terminé. En mi pueblo era mucho más fácil (no hay casi semáforos, ni medias lunas, ni tanto tráfico), pero aún así suspendí una cuarta vez porque me dio ansiedad en medio del examen y no pude continuarlo, ya que tenía mucha presión encima y poco apoyo por parte de mi familia.
Para el quinto intento trabajé muchísimo los nervios y la seguridad, ya que en todos los exámenes había temblado, no me había llegado a creer que fuese a aprobarlo, y no tenía la actitud que hacía falta. Obviamente, no todo fue preparación mental, que al fin y al cabo, debo ser la persona que más prácticas ha hecho en España y algo debí aprender después de tanto tiempo y trabajo. Pero sí, la preparación mental fue crucial, porque yo en las prácticas no lo hacía tan mal, iba relajada y creo que mi conducción era bastante correcta, pero en los exámenes la verdad es que parecía un orangután borracho.
Después de muchos llantos, mucha paciencia y muchas ganas de rendirme, por fin puedo decir que soy conductora... y que conduzco peor que nunca, porque todavía no me dejan el coche a mí sola y siempre voy con mi padre, que me grita y opina negativamente sobre absolutamente todo lo que hago al volante. Un tedio. En otra vida espero no vivir donde Cristo perdió el gorro y disponer de una buena red de transporte público que me evite pasar este mal trago que es mi experiencia conduciendo.