Tengo poquísima fuerza de voluntad, soy poco constante y eso me repatea.
Muchas veces se me va la lengua y cuento cosas de más (de mí, si me han contado algo JAMÁS lo cuento a nadie) y luego me machaco pensando que me tenía que haber callado.
Uy prima, qué identificada me siento con esto último que cuentas. Como si lo hubiera escrito yo. Si alguien me cuenta un secreo y me dice que no lo cuente, yo como una tumba. Ay pero con mi vida!! Cuantas veces pienso: por qué no te muerdes un poco la lengua, guapa?
Soy carne de los cotillas, porque cuento cosas que no debería contar y no me se controlar, cojo carrerilla y... No tengo esa picardía de mentir o pasar por encima en los temas que a los demás les encantan. No hablo de hacer un glosario de polvos que echo, pero por ejemplo cosas recientes como: el precio por el que nos ha salido la casa, el tipo de interés que hemos conseguido, el banco, el dinero que hemos ahorrado, lo que nos gastaremos en la reforma... que aunque sean detalles que le puedo contar a mi madre, me veo contándoselos un día a la de secretaría... y luego pienso: soy idiota o qué?? Ahora toda la oficina va a saber a cuánto me ha salido la casa. Y en otros muchos temas, también cuento lo que no querría contar y luego me reconcome. Debo aprender a ser más comedida y discernir mejor s quién sí y a quién no. Debo ser mas zorr*.