Coronavirus - Parte II - Encuesta sobre vacuna

¿Te vas vacunar contra el covid?

  • Votos: 916 61,3%
  • No

    Votos: 271 18,1%
  • Solo si me obligan

    Votos: 115 7,7%
  • Todavía no lo sé

    Votos: 193 12,9%

  • Total voters
    1.495
No, la empresa ha hecho mucho más por sus trabajadores que otras muchas.
Pero es que no lo niego en ningún momento. Simplemente digo que durante 2-3 semanas sí ha puesto la salud del trabajador por delante. Ahora no. Igual que antes se decía que la salud era lo más importante ahora se podrá decir que la salud ya no lo es. Otra opción es por esas 2-3 semanas, hasta que ha visto que eso vale pasta, canonizar a Amancio. Cada cual que haga lo que quiera.
 
Pero es que no lo niego en ningún momento. Simplemente digo que durante 2-3 semanas sí ha puesto la salud del trabajador por delante. Ahora no. Igual que antes se decía que la salud era lo más importante ahora se podrá decir que la salud ya no lo es. Otra opción es por esas 2-3 semanas, hasta que ha visto que eso vale pasta, canonizar a Amancio. Cada cual que haga lo que quiera.
O que ha visto que era económicamente inasumible.
 
A ver... "¿Ya?" ¿Me lo preguntas a mí o quizá deberías preguntártelo tú? Los trabajadores no pueden ser capaces de admitir que su empresa es como todas porque de entrada no lo fue y ha cubierto durante un tiempo algo que el resto de empresas no, así que en eso no es como TODAS pese a que no lo haya podido sostener en el tiempo. Lo que dure duró y duró semanas, cosa que no TODAS han hecho.

Cosa distinta es que los izquierdistas odiéis a Amancio, sus empresas y demás para que todo, absolutamente todo que parta de ahí sea criticable, pero vamos, en comentarios como este se ve a la legua que se trata de eso porque argumentos no hay a que una empresa siquiera haya intentado y cubierto a sus trabajadores en esa circunstancia durante un tiempo, en algo que pertenecía al Estado y se ha negado a darlo.

Espero que ya te des cuenta, pero si no, pues nada, no hay más ciego que quien no quiere ver. :rolleyes:
Siento decirte que no todo se resume a que vienen los rojos. Cuando me contaron el protocolo respecto de los PCRs de los hijos me alegré porque es seguridad para la gente de mi entorno que trabaja allí. Cuando permiten con sus horarios la conciliación me alegro porque es calidad de vida para los míos. E incluso cuando legan las cestas por navidad algo me como. Pido perdón por esto último.

Pero cuando se hacen cosas mal también. Cuando se deja de lado la salud también podré comentarlo. Cuando hay trabajadores que echan horas de más cerrando una tienda también podré decirlo. Cuando no proporcionan mascarillas u otros elementos de protección también.

No hay que ser tan extremista, mujer. Hay que saber debatir sobre lo bueno, lo malo, lo regular y no dejar que algo bueno durante un periodo de tiempo corto eclipse lo demás. Si la salud ya no es lo más importante para Amancio ya no lo es. Lo ha sido unos días? Pues sí. Lo es ahora? Pues no. Lo va a ser en el futuro? Tampoco.
 
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Un sanitario hace una prueba a un paciente en el Reina Sofía en una foto de archivo. / JAVIER CARRIÓN / AGM

JOSÉ DAVID MARCO
Martes, 13 octubre 2020, 14:02

 
Me encanta, una alumna de mi escuela ha dado positivo y el director me pide que me haga una PCR para poder ir a trabajar, pero los médicos consideran que no es necesario, dado que cuando vi a esa alumna estábamos a dos metros de distancia, separados por una mampara y con la mascarilla puesta, por lo que no se considera que haya habido contacto y se entiende que no ha habido contagio posible. Así que para ir a trabajar, mi jefe me pide una prueba que los médicos no me quieren hacer?

Dile a tu jefe que te la haces por lo privado, pagando la empresa.
 
Irresponsables me parece poco , espero que esto no quede en nada , se merecen que los expulsen de su universidad y tengan que trasladarse a otra ciudad.


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«Algunos aprenderán de sus fallos y otros seguirán en su misma línea»


Los alumnos del colegio mayor Galileo Galilei empiezan a salir de la residencia.


«Nos tiene manía casi toda Valencia», lamenta un joven mientras otra compañera defiende que «se han hecho fiestas en todas partes»



Jaime Sosa, residente del colegio, durante un descanso entre clases. /irene marsilla

Jaime Sosa, residente del colegio, durante un descanso entre clases. / IRENE MARSILLA
Martes, 13 octubre 2020, 14:58


La gran mayoría de los residentes del colegio mayor Galileo Galilei, epicentro del mayor brote registrado en la Comunitat, ya son libres para salir de las instalaciones, salvo medio centenar de jóvenes que continuarán aislados en sus habitaciones hasta que los test rápidos que está realizando la empresa gestora garanticen que ya no son portadores del virus.

Durante la mañana han sido varios los estudiantes que han salido a hacer recados, quedar con otras personas o ir a clase. Incluso algún grupo ha abandonado el colegio cargado de maletas para irse a casa. Todos son conocedores de las pintadas realizadas la pasada madrugada en la fechada del centro y en el pabellón deportivo colindante. Y alguno se para medio minuto para fotografiar las que siguen sin ser eliminadas (las que son competencia de la Politècnica). Los mensajes piden dimisiones (del rector de la UPV y del director de la residencia), acusan directamente («No pagaremos vuestra fiesta» o «Los trabajadores muriendo, los pijos de fiesta») o exigen que la universidad quede vetada a «ricos» y «pijos».



«Hemos salido para ir al supermercado para comprar cosas para la habitación y respirar al aire libre», dice Pedro García, estudiante de la UPV, tras observar las pintadas junto a Julio Cañaveras, un compañero. «Nosotros dimos negativo y siempre pudimos bajar al comedor. No estaba mal pero no es lo mismo que salir», añade.


Para Julio, se dejan atrás ocho días de «aburrimiento, de salir lo justo y de mucha monotonía». Los dos coinciden en censurar la fiesta ibicenca que está en el centro de todas las miradas como factor de propagación del contagio, y aunque entienden las críticas que se derivan de las pintadas, lamentan la forma de trasladarlas. «Creo que no es la mejor manera de mandar un mensaje. Pero el objetivo, el porqué, lo entendemos. Y creo que aunque se hagan pintadas habrá gente que va a seguir haciendo lo mismo«, añade, en referencia a las actitudes irresponsables en el actual escenario de pandemia. Preguntado por si existe propósito de enmienda entre el colectivo de residentes, Julio defiende que «no todo el mundo es igual, algunos aprenderán de los fallos y otros seguirán en su misma línea».

Pocos son los alumnos que aceptan atender a los medios. «No quiero hablar» o «tengo prisa» son las justificaciones más habituales. No les ha gustado ser noticia durante varias semanas o que la crítica proveniente de redes sociales, políticos y otros alumnos no haga distingos, pues han pagado justos (los que nada supieron de la fiesta) por pecadores (algo menos del centenar que irresponsablemente la disfrutaron).

Sí habla Jaime Sosa, estudiante de Derecho y Ciencias Políticas de la Universitat de València durante su tiempo de descanso entre clase y clase. No estuvo en la fiesta, ni tampoco una amiga con la que ha tenido contacto intenso y que ha dado positivo en el último test rápido. «Se tiene que quedar confinada varios días más y está un poco fastidiada», explica.

«Desde la residencia nos han advertido de que hay mucho más personal de seguridad», señala tras ser preguntado por las medidas adoptadas para evitar situaciones de riesgo. «Durante el confinamiento no han habido reuniones, y nos han dicho que tengamos cuidado, que podían llamar a la policía», añade.

En cuanto a las pintadas, «no sé cómo me habría puesto yo si me hubieran quitado las clases por una fiesta ibicenca en un colegio mayor, así que entiendo que la gente esté enfadada», señala.

Eso sí, se muestra convencido de que «no va a volver a suceder porque nadie quiere pasar de nuevo por esto».


«Nos tiene manía casi toda Valencia y creo que yo también me la tendría», dice gráficamente. «A la mayoría nos da vergüenza todo lo que ha pasado», sentencia.

Poco antes de las doce salen del colegio tres compañeros de Orihuela que aprovechan el fin de su confinamiento para cambiar de aires. «Muchos estudiantes nos vamos a nuestras casas una semana como mínimo», explica Melisa Escolano. «Llevamos un mes aquí y tenemos muchas ganas de bajar, de ver a la familia y a los amigos», señala. «Teníamos que haber ido el puente pero no pudimos al estar aquí, así que aprovechamos ahora. Como las clases son online lo mismo da seguirlas desde aquí que desde casa», añade uno de los compañeros, que prefiere no identificarse y que asegura que en su caso, desde el inicio del curso, todavía no ha tenido ni una sola sesión presencial.

En el grupo también está Mónica Medrano, que trata de contextualizar lo sucedido. «Nosotros no estábamos en la residencia, pero si hubiéramos estado habríamos ido, pero es cierto que no hubo control ni se tomaron medidas. Pero en todas partes se han hecho fiestas, en pisos y en otras residencias. No es algo exclusivo de aquí, toda la gente joven lo está haciendo pero en nuestro caso se ha hecho como más público«, defiende.

El joven anónimo considera que existe «arrepentimiento total por parte de todos» y que muchos no fueron «conscientes de las consecuencias», si bien censura las pintadas.

«Me parecen totalmente fuera de lugar, se han hecho en la fachada de una autoescuela ajena a la residencia y no entiendo el fin de estas acciones», sentencia.

Por otro lado, para mañana el sindicato Estudiantes en Lucha ha convocado una concentración frente al colegio para pedir «la dimisión de los culpables», según ha recogido la agencia Efe.

 
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«Algunos aprenderán de sus fallos y otros seguirán en su misma línea»


Los alumnos del colegio mayor Galileo Galilei empiezan a salir de la residencia.


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Jaime Sosa, residente del colegio, durante un descanso entre clases. /irene marsilla

Jaime Sosa, residente del colegio, durante un descanso entre clases. / IRENE MARSILLA
Martes, 13 octubre 2020, 14:58


La gran mayoría de los residentes del colegio mayor Galileo Galilei, epicentro del mayor brote registrado en la Comunitat, ya son libres para salir de las instalaciones, salvo medio centenar de jóvenes que continuarán aislados en sus habitaciones hasta que los test rápidos que está realizando la empresa gestora garanticen que ya no son portadores del virus.

Durante la mañana han sido varios los estudiantes que han salido a hacer recados, quedar con otras personas o ir a clase. Incluso algún grupo ha abandonado el colegio cargado de maletas para irse a casa. Todos son conocedores de las pintadas realizadas la pasada madrugada en la fechada del centro y en el pabellón deportivo colindante. Y alguno se para medio minuto para fotografiar las que siguen sin ser eliminadas (las que son competencia de la Politècnica). Los mensajes piden dimisiones (del rector de la UPV y del director de la residencia), acusan directamente («No pagaremos vuestra fiesta» o «Los trabajadores muriendo, los pijos de fiesta») o exigen que la universidad quede vetada a «ricos» y «pijos».



«Hemos salido para ir al supermercado para comprar cosas para la habitación y respirar al aire libre», dice Pedro García, estudiante de la UPV, tras observar las pintadas junto a Julio Cañaveras, un compañero. «Nosotros dimos negativo y siempre pudimos bajar al comedor. No estaba mal pero no es lo mismo que salir», añade.


Para Julio, se dejan atrás ocho días de «aburrimiento, de salir lo justo y de mucha monotonía». Los dos coinciden en censurar la fiesta ibicenca que está en el centro de todas las miradas como factor de propagación del contagio, y aunque entienden las críticas que se derivan de las pintadas, lamentan la forma de trasladarlas. «Creo que no es la mejor manera de mandar un mensaje. Pero el objetivo, el porqué, lo entendemos. Y creo que aunque se hagan pintadas habrá gente que va a seguir haciendo lo mismo«, añade, en referencia a las actitudes irresponsables en el actual escenario de pandemia. Preguntado por si existe propósito de enmienda entre el colectivo de residentes, Julio defiende que «no todo el mundo es igual, algunos aprenderán de los fallos y otros seguirán en su misma línea».

Pocos son los alumnos que aceptan atender a los medios. «No quiero hablar» o «tengo prisa» son las justificaciones más habituales. No les ha gustado ser noticia durante varias semanas o que la crítica proveniente de redes sociales, políticos y otros alumnos no haga distingos, pues han pagado justos (los que nada supieron de la fiesta) por pecadores (algo menos del centenar que irresponsablemente la disfrutaron).

Sí habla Jaime Sosa, estudiante de Derecho y Ciencias Políticas de la Universitat de València durante su tiempo de descanso entre clase y clase. No estuvo en la fiesta, ni tampoco una amiga con la que ha tenido contacto intenso y que ha dado positivo en el último test rápido. «Se tiene que quedar confinada varios días más y está un poco fastidiada», explica.

«Desde la residencia nos han advertido de que hay mucho más personal de seguridad», señala tras ser preguntado por las medidas adoptadas para evitar situaciones de riesgo. «Durante el confinamiento no han habido reuniones, y nos han dicho que tengamos cuidado, que podían llamar a la policía», añade.

En cuanto a las pintadas, «no sé cómo me habría puesto yo si me hubieran quitado las clases por una fiesta ibicenca en un colegio mayor, así que entiendo que la gente esté enfadada», señala.

Eso sí, se muestra convencido de que «no va a volver a suceder porque nadie quiere pasar de nuevo por esto».


«Nos tiene manía casi toda Valencia y creo que yo también me la tendría», dice gráficamente. «A la mayoría nos da vergüenza todo lo que ha pasado», sentencia.

Poco antes de las doce salen del colegio tres compañeros de Orihuela que aprovechan el fin de su confinamiento para cambiar de aires. «Muchos estudiantes nos vamos a nuestras casas una semana como mínimo», explica Melisa Escolano. «Llevamos un mes aquí y tenemos muchas ganas de bajar, de ver a la familia y a los amigos», señala. «Teníamos que haber ido el puente pero no pudimos al estar aquí, así que aprovechamos ahora. Como las clases son online lo mismo da seguirlas desde aquí que desde casa», añade uno de los compañeros, que prefiere no identificarse y que asegura que en su caso, desde el inicio del curso, todavía no ha tenido ni una sola sesión presencial.

En el grupo también está Mónica Medrano, que trata de contextualizar lo sucedido. «Nosotros no estábamos en la residencia, pero si hubiéramos estado habríamos ido, pero es cierto que no hubo control ni se tomaron medidas. Pero en todas partes se han hecho fiestas, en pisos y en otras residencias. No es algo exclusivo de aquí, toda la gente joven lo está haciendo pero en nuestro caso se ha hecho como más público«, defiende.

El joven anónimo considera que existe «arrepentimiento total por parte de todos» y que muchos no fueron «conscientes de las consecuencias», si bien censura las pintadas.

«Me parecen totalmente fuera de lugar, se han hecho en la fachada de una autoescuela ajena a la residencia y no entiendo el fin de estas acciones», sentencia.

Por otro lado, para mañana el sindicato Estudiantes en Lucha ha convocado una concentración frente al colegio para pedir «la dimisión de los culpables», según ha recogido la agencia Efe.

Lo mejor es que cuando describen lo que han hecho estos días, ninguno nombra " estudiar" que sería lo suyo.
 
Me encanta, una alumna de mi escuela ha dado positivo y el director me pide que me haga una PCR para poder ir a trabajar, pero los médicos consideran que no es necesario, dado que cuando vi a esa alumna estábamos a dos metros de distancia, separados por una mampara y con la mascarilla puesta, por lo que no se considera que haya habido contacto y se entiende que no ha habido contagio posible. Así que para ir a trabajar, mi jefe me pide una prueba que los médicos no me quieren hacer?
Son los médicos los que evalúan el contacto y el riesgo.
Que llame tu jefe a Illa y le exija un cambio en los protocolos.
 
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