Pregunta al aire:
¿¿Es normal que después de todas esas banderas rojas que has visto por el camino, que muchas de las afirmaciones que aquí estamos comentando se hayan cumplido a rajatabla, que todavía este destrozada anímicamente y a veces piense que mi vida va literalmente a la deriva, aun así me preocupe TANTO que pueda estar bien, que sea feliz, que no le pase nada?????
Os juro que hay días que no me entiendo ni yo.
Después de todo el dolor, de todo el sufrimiento, de haberme dejado literalemente en bragas, sea incapaz de odiarle.
Es que os prometo que ni un poquito.
Estoy súper informada de todo este rollo de Narcisistas, señales para huir, disonancia congnitiva, autores varios, y no sé si es que existe algo así como síndrome de Estocolmo o es que la cuarentena me está afectando demasiado.
Pero a veces me asusto a mi misma con estos pensamientos.
Es normal, prima. Míralo como que te estás "desintoxicando", y aún queda "reminiscencias" (se dice así, ¿no? ahora no sé xD) de lo que habéis vivido.
Que después de todos los desprecios a los que has tenido que verte, las putadas y los feos sigas preocupándote por el marca claramente la diferencia entre tú y él. A tu favor, por descontado.
Hay días que me sorprendo preocupándome también, y me digo "eres tonta", no vale la pena pensar en su bienestar porque... ¿Ellos pensaron en el nuestro alguna vez? Jamás.
Te voy a contar una anécdota que dejó claramente ver que lo sumamente poco que le importaba: me animó a pasar una temporada en casa de mis familiares, unos cinco días estuve allí, para despejarme por todo lo ocurrido con mi hija. (como haciéndome el favor de la vida)
Bien, el problema no es ese. El problema estuvo que en esos días no fue capaz de levantar el teléfono para ver cómo estaba, ni siquiera en el "mesivesario" de la muerte de mi niña tuvo los redaños de mandarme un triste whatsapp o saber cómo me encontraba. Ahí vi claramente que le importaba una mierda.
Como esos días me sirvieron de desintoxicación del infierno en el que estábamos los dos, cuándo volví a la que era mi casa parecía una persona nueva. Y lo vio, y no le gustó. Se encargó de hacérmelo saber mediante chantaje emocional, y bueno, lindezas como "eres más feliz con los demás que conmigo" o "he dejado de importarte y ya no me quieres" fueron las gotas que colmaron el vaso... Esa misma noche comencé a hacer la maleta y recoger todas mis cosas y me marché esa misma semana.
Pero aún y con todo me sigo sintiendo como que fallé, y todavía hay veces que me dan ganas de escribirle para ver cómo está aunque le haya bloqueado. Por supuesto que no lo haré, porque sé con lo que me encontraré: puro silencio