Te ha faltado decir que se pasan el día haciendo cardio para no engordar un gramo y así evitar que sus maridos les sean infieles con la secretaria 20 años más jóven.Uy jefe dices, súperjefe... Estas al primer hijo dejan el curro, querida.
Las pijas no trabajan, es de pobres. Ellas se entregan a su familia, por eso necesitan una interna, una cuidadora, una cocinera, un chofer/jardinero, una ayuda para los deberes de los niños y una ayuda extra cuando reciben en casa a cenar. No te das cuenta de que sus vidas tienen mucho desgaste? Entre el Gym, la pelu, los tratamientos corporales, los faciales, controlar al servicio, comprarles ropa supermona a sus niños, comprarse ropa supermona ella, comprarle corbatas superideales a su marido, para que sepa que le cuida y piensa en él, recordar todos los Santos de todas sus amistades (los cumples no, es superordinario), hacer un poco de magia negra a ver si palma su suegra de una vez y se pueden mudar por fin al piso en el que ella vive en Don Ramón de la Cruz, que está supercéntrico y supercerca de la casa de Pelayo y Txiqui, y a lo mejor, puede volver a liarse con Pelayo, que la dejó en segundo de carrera por Txiqui, pero fue porque la cabrona heredaba la empresa de Chocolates Elgonorrea de su tía abuela, nada más, porque a quien él quería de verdad era a ella.
Es una vida agotadora como para encima añadirle un curro fuera de casa. Y queda fa-tal. Como si su marido, al que Sonso rechazó un par de veces, no fuera capaz de ganar dinero. No, o sea, no se trabaja, y punto.
Llevar esa vida debe ser jodido.