Me encanta eso de "soy Runner", como el que pertenece a un club o tribu urbana, estilo "soy heavy", "soy skinhead", "oye mira soy de los Skull and Bones de Yale", "pues yo soy de la peña El Canuto de mi pueblo".
Ya forman parte de un prestigioso club urbano de gente que practica lo mismo, les falta el saludo iniciático de pertenencia,el distintivo y el juramento, un himno y bandera, un día internacional para que en Twitter suban mierdas.
Ahora estos han pasado a ser ciclistas, otro grupo altamente motosierrable. El otro día no se que estaba viendo por la tele, y sale un tío con la cara escuálida y chupada y aspecto de "deportista" (esa marca social que automáticamente te convierte en buena persona) y me dije "este tío tiene pinta de ser Runner, la cara chupada y la ropa deportiva no falla". Efectivamente, era un puto Runner anunciando no se qué.
Como se las pasan corriendo o dándole al pedal, se les queda el físico característico, y rápidamente los identificas cuando van de paisano, una señal clara de salir corriendo si los ves o te planteas una cita con estos oligofrénicos.
Pero los otros mongolos de "tengo la vida hecha", porque se han casado y han cumplido con lo que les dicta la sociedad, son la hostia. No han llegado algunos a los 40 y con eso de que han pasado por el aro de la hipoteca, casa, boda y traer al mundo a Leo y Valeria ya se creen que han completado el ciclo. Tienen una dependencia de la pareja monumental y no se si tienen en cuenta la posibilidad de que puedan pasar por un divorcio, algo que en nuestra generación lo raro es el que no se enfrente, por desgracia, a una separación, o bien, como se han casado por cumplir y hay que mantener un "estatus", aguantan al pariente y/o parienta porque no van a ser los primeros del grupete de amigos que se separe primero.
