Es que lo de decir que todos las modos de vida son respetables queda muy bien sobre el papel. Luego, en la práctica, cuando aparecen algunas consecuencias insospechadas de ciertos modos de vida (oh sorpresa!!!), ya son todo quejas y lloros. Los más disfrutones suelen ser los más llorones.
El cuento de la cigarra y la hormiga cuesta interiorizarlo. Yo lo veo sencillo y directo, pero para algunos la trama es como física de agujeros negros.
Esa fábula es muy simplista porque la cigarra no es artista. Es una jeta singermornings.
Un artista estudia en el conservatorio/bellas artes, ensaya, repite, trabaja en lo que sea para pagar formación/instrumentos, echa los restos por su vocación.
Entonces lo hace BIEN y su público le paga/invita/acoge. Pero claro, ese modo de vida alternativo es igual o más duro que el normal.
Es mejor ser irresponsable y cuando todo sale mal, decir que no te comprenden por alternativo.