O Mencía y Beltrán pijerio máximo.
Conocí a una que se crió en barrio obrero y le puso Beltrán a su hijo porque se imaginaba una vida pija al haber pescado a uno con pasta, iba con ínfulas.
Vino la crisis del 2008 y la mamá de Beltrán se separó y regresó a casa de sus padres, antaño trabajadores en una fábrica.
Adiós al sueño de vivir en chalet que acababa de comprar el papá de Beltrán.