Las esquelas son una fuente siniestra pero inagotable de nombres rarunos: Sinforiano, Rufina, Demetria, Jovita, Blandina, etc.
Hay todo un mundo por explorar con esto de los nombres en los cementerios. Yo he ido respetuosamente por el cementerio leyendo lápidas, y no he podido evitar descojonarme con algún nombre. Dios los tenga en su gloria.
A ver si hago acopio de anécdotas del camposanto, porque me he topado con joyas totales de la onomástica en muchas lápidas.
También es bien divertido cotillear buzones de los portales. Eso es una mina de oro.