Tienes razón, el amor de madre no es único.
Pero el amor de un hijo, si. Vaya que si lo es. Cuando nació mi niña, al principio de todo, yo era todo su universo. Era la comida, el calor, el afecto, el amparo. Todo. Me di cuenta de que por primera vez en mi vida estaba haciendo algo importante y útil de manera natural, no forzada. Y era la ostia de feliz. Y lo soy. Mi hija, es que tengo una niña que no me la merezco, me quiere sin doblez. No me juzga. A ella le da igual si tengo más o menos canas, más o menos lorzas, si soy la p*ta ama en lo mío o una trabajadorucha del montón. A mi hija le preocupan las cosas importantes: si hoy no me he reido (mamá, hoy no te has reido ni una vez, ríete para que te vea!); si estoy preocupada (mamá, estás muy "pensante", estás malita?); si voy a hacer bizcocho de chocolate (mamá, esas "lonzas" de chocolate que has comprado para qué son?); si vamos a estar todos juntos y jugar, si se puede meter con nosotros en la cama, si yo también puedo ver Unicornios, Osos Gummies y Pumuckles; si el sol cuando es de noche está triste; si las cosas que caducan se pueden comer o eso sólo lo pueden hacer los abuelos en el pueblo; si voy a estar siempre; si la voy a querer siempre; si cuando estaba en mi barriga hablábamos mucho; si podemos ver una película todos juntos (por enésima vez Moana); si me puede contar algo al oido; si puedo contarle un cuento con voces...
Cuando te dan besos y abrazos, como dices, en lo último que pienso es en si es bonito o no, sólo me da la cabeza para dar gracias por tener una niña que me quiere tanto y de modo tan libre y limpio.
Espero que cuando llegue a la adolescencia no me insulte mucho ni me trate muy mal, sobre todo porque para mi significaría que la estoy cagando ahora al educarla.
Respecto a lo que has escrito sobre niños autistas y/o enfermos, creo que no merece la pena ni comentar el tema.
Creo que haces muy bien en no querer hijos. Efectivamente, ser madre es 24/7, cansa, limita tu libertad y te resta salud y calidad de vida. Yo no lo cambio por nada. Comprendí el significado de felicidad porque mi hija me lo ha enseñado.
Y no, no todas las madres quieren. La mía era un ogro y la temo/aborrezco/admiro. Pero cuando era una niña, con ese amor de hija, recuerdo lo muchísimo que anhelaba un cariño de ella. Y no me lo daba, por falta de tiempo, estrés... y mi amor puro de niña se me fue secando, y ya no me queda nada. A mi hija no le falta ni un beso, ni una caricia, ni un abrazo, ni una cosquilla, ni un mordisco, ni un achuchón. Nunca he querido tanto y nunca me han querido tanto. Es mi plantita preciosa y yo la riego con miles de besos, está florida y hermosa y es la más féliz y la más curiosa y atrevida. Espero que algún día, cuando yo sea muy muy muy vieja, me llame por teléfono (o lo que se use en esos futuros remotos) y me diga: Mamá, tenías razón, ser madre es mil veces mejor que ser hija.
JODER lloro fuertemente...
Y no son las hormonas, que acabo de pasar mi regla.
Que preciosidad de escrito.
Cosas como esta, ocupan huequitos en el alma que se quedaron por llenar (efectos colaterales de tener una madre abusiva).
Gracias ❤