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Pero vida mía, a quien se le ocurre irte de vacaciones con una mujer mayor que hace 10 años que no ves?Te explico un poco.
Estas señoras son primas de mi madre. De jóvenes se fueron a la otra punta de España y se vienen por mi zona en vacaciones. Tienen buena relación con mi madre, pero sólo las veo un par de veces en verano.
La mayor tiene 75 y la más joven, con la que me alojé, tiene 69. Esta señora está viuda, su marido murió hace 10 años.
A raíz de la muerte de su marido, dejó de venir en vacaciones. Mi madre la llamó muchas veces para pedirle que volviera y no quiso. A partir de entonces, pasó todas las vacaciones en el extranjero con un grupo de amigas. De ahí dedujimos que quien tenía interés en venir era su marido.
En los veranos de 2020 y 2021, sí que volvió de vacaciones y quiso quedar con mi madre. Ella se negó rotundamente. Interpreta que regresó porque, al estar la cosa muy difícil o imposible con los viajes internacionales con las amigas, esta era la mejor opción, como un segundo plato. Además, venía con sus hijos, uno de ellos es médico en una planta covid, y en el primer verano mis padres estaban sin vacunar. Sí que quedaron con otros familiares.
Yo no quería estar sola exactamente. Pero me he sentido muy agobiada por mi tía. Llevaba sin verla diez años, exactamente desde el funeral de su marido, y la encontré muy cambiada de carácter. Tal vez fuera el paso del tiempo o que entonces siempre la veía con él, que era una persona con mucho carisma. De hecho, él era la persona que más me gustaba de esta familia de aquí. A veces pienso que esto no habría pasado si él estuviera.
Los dos días que estuve sin ella (viernes y lunes), porque estaba en el trabajo, me llamó o me envió WhatsApps aproximadamente cada hora para preguntarme dónde estaba o qué estaba haciendo. Luego, me he dado cuenta que tiene un carácter similar con sus hijos. De hecho, llego a decirme que no podía evitar ser controladora con ellos. Sus hijos son treintañeros.
Respecto a lo de comer en terraza o interior. Antes de venirme, yo estaba muy dudosa y hablé con ella respecto al covid. Me dijo que podía estar muy tranquila en ese sentido porque ella era muy cuidadosa. De hecho, entre los familiares del otro lado se comenta que su hijo mayor vivía hasta hace poco con ella y dejó la casa agobiado por el protocolo covid que impuso la madre en la casa. Yo específicamente no le dije que no quería comer en interiores, y llevaba sin hacerlo desde marzo de 2020, pero entendí que una persona así no lo hace.
Por eso mi sorpresa, cuando me dice que ha reservado en un restaurante para comer en interior. Estamos hablando de una persona que va por la calle con mascarilla FPP2, que increpa a personas que no siguen las normas, que lleva guantes en el tren, que va por la calle por al sol que más calienta a propósito para tener mayor distancia de seguridad. Poco antes de entrar al restaurante, estábamos haciendo cola para entrar en la catedral y montó un pollo porque la persona de detrás estaba a menos de un metro, un turista extranjero que no entendía nada. Y ella con mascarilla, eh.
No entendía el empeño en comer dentro hasta que llegué al restaurante. Pertenecía a un hotel de lujo y la decoración era todo oropel. El restaurante tenía opción de comer en exterior, pero era una solución improvisada por la pandemia, no era tipo la terraza del Ritz. Simplemente, habían puesto unas mesas, sillas y toldos en la calle. Sin glamour. Sin decorado de amor y lujo. El plato del día, carísimo lógicamente. El glamour tiene un precio. Por cierto, ¿a ti te invitan a un sitio, pagando tú, y ni siquiera te preguntan si quieres ir?. "Ahora ya he reservado y no lo voy a cambiar".
Durante el tiempo que estuve dentro del restaurante, yo mantuve la mascarilla puesta excepto para el momento de comer, y ella no. De hecho, me insistió varias veces en que me la quitara "porque en este sitio no hay covid". Debe ser que el bichito es pobre y tiene prohibida la entrada en ambientes selectos.
Que puede salir mal?