La muerte: Rincón para reconfortar

Es que no muere un anciana enferma, muere la madre que te daba de merendar, la que cuidaba de ti cuando estabas enferma...Me quede embarazada a los dos meses de morir ella, al principio fue un subidón pero ahora no puedo echarla más de menos. Me la imagino llevándome la leche templada con un poco de café que solo ella sabía hacerme a la cama cuando estoy con las náuseas. Nada me apetece más que esa leche. Además creo que al mismo tiempo estoy elaborando el duelo de mi padre que me pilló en plena adolescencia y nunca termine de cerrar.
Entiendo lo que dices. A mi tampoco se me fue una anciana enferma, apesar de sus 81 y sus achaques. Se fue la única persona que me llamaba si tenia un simple resfriado para preguntar qué tal. La única persona que estaba dispuesta a escuchar mis historias y que nunca tuvo una pantalla en la mano. Él único lugar donde podia acudir sin avisar y que me recibieran con gusto. Como lei una vez se fue esa especie de sensación de "espaldas cubiertas", aunque fuese una anciana y yo muy mayor, pero con ella se fue mi hogar y nada podrá ocupar ese gran vacio. Hace 5 años y ni un solo día sin recordarla.
 
No sé si las casualidades existen o no pero llevo bastantes días sin meterme al foro por una pérdida familiar grave, el fallecimiento de un hermano muy querido y al que estaba muy unida, pero hoy al iniciar sesión saltan un montón de alertas y ésta ha sido la primera, la de este hilo. Me gustaría creer que es una señal que me envía para decirme que está bien, en un sueño parece también que ha querido decírmelo. Miles de gracias por este hilo, me reconforta ahora que estoy pasando uno de los momentos más duros de mi vida.
 
No sé si las casualidades existen o no pero llevo bastantes días sin meterme al foro por una pérdida familiar grave, el fallecimiento de un hermano muy querido y al que estaba muy unida, pero hoy al iniciar sesión saltan un montón de alertas y ésta ha sido la primera, la de este hilo. Me gustaría creer que es una señal que me envía para decirme que está bien, en un sueño parece también que ha querido decírmelo. Miles de gracias por este hilo, me reconforta ahora que estoy pasando uno de los momentos más duros de mi vida.
Es que este es un hilo lleno de amor y buenos sentimientos.
Yo escribí en su día muy al principio sobre la muerte de mi madre siendo yo adolescente y no había vuelto a entrar hasta hace unos días que me llegaron alertas.
Podría contar ahora el fallecimiento de mi padre ya anciano hace 4 años pero me ha costado tanto, tanto intentar superarlo, que no me siento capaz.
A mi me enorgullece poder tener recuerdos maravillosos de mis padres, poder recordarles con amor y respeto, sin ningún reproche.
Os leo, porque cada una de vuestros duelos también me ayuda a mi en el camino.
Un abrazo muy grande a todas las que durante estos años habéis pasado por aquí.
Y a @Isabella por crearlo y mantenerlo vivo.
 

Las personas que hemos perdido nos acompañan de muchas maneras​

Las personas que se han ido no lo han hecho del todo: nos acompañan de infinitas maneras mientras duermen en la mitad de nuestro corazón.


Afrontar la muerte de las personas que hemos perdido es como navegar durante un tiempo en un océano de enormes glaciares solitarios. Poco a poco vamos despertándonos, amaneciendo de nuevo a la vida y a la tibieza de su rumor para percibir que ellos están ahí, que nos acompañan de infinitas maneras mientras duermen en mitad de nuestro corazón.

Daphne Du Maurier dijo una vez en uno de sus cuentos que la muerte debería ser como la despedida en una estación de tren. Debía permitirnos disponer de un intervalo de tiempo para decir adiós, para fundirnos en un largo abrazo donde no dejar nada pendiente y desear así a la persona querida un buen viaje.

“Toda la vida es un acto de dejar ir, pero lo que más duele es no poder disponer de un instante para decir adiós”.


Las dificultades del duelo por las personas que hemos perdido​

A pesar de lo bello de la literatura sobre el duelo, todos sabemos que en la vida real no siempre disponemos de ese andén ni de ese tiempo de las despedidas idílicas. Porque el destino es cruel y afilado en ocasiones y gusta de arrancar de nuestro lado a los tesoros más preciados: a nuestros seres queridos. De ahí que afrontemos la mayoría de nuestras pérdidas con una mezcla de ira, desconsuelo y una indefinible incredulidad.

Suele decirse que tras la muerte de alguien muy cercano, más que vivir, “sobrevivimos”, y nos limitamos a avanzar a contracorriente como si fuéramos los protagonistas de un extraño desenlace vital. Ahora bien, esta manera de ver el duelo no e
s la mejor.

Estamos obligados a reconstruir nuestras vidas, a hacer de nuestros días un hermoso tributo a quien todavía habita en nuestro corazón, a esa persona que nos dejó un hermoso legado, que aún hoy, nos acompaña de muchas maneras. Reflexionemos sobre ello.



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Quienes siguen con nosotros no se merecen perdernos​

En ocasiones, no dudamos en mirar hacia arriba recordando a las personas que hemos perdido. Sin embargo, no están tan lejos, no nos separa todo un cielo ni un grueso muro que divide el universo de los vivos de quienes ya no están. Ellos habitan en un rincón preciado de nuestro cerebro emocional, fundidos en el palacio de nuestras almas y esa mitad de nuestro corazón que impulsa cada latido.

El ser humano está hecho de recuerdos, de vivencias y legados emocionales que dan forma a lo que somos, y que a su vez nos inspiran y nos empujan a seguir avanzando. Decía Julian Barnes en su libro Niveles de pérdida que tras la muerte de su mujer se dio cuenta de muchas cosas. La primera es que el mundo se divide entre los que han experimentado el dolor de la muerte de un ser querido y los que no.

Este ejemplo lo descubrió a través de un amigo, que con muy mal tacto le comentó que una ventaja de haber perdido a la propia esposa es que ahora podría hacer todo lo que deseara. Aquello sentó muy mal a Barnes, porque él entendía la vida como un lugar compartido con su mujer. De hecho, si alguna vez realizaba algo solo lo disfrutaba posteriormente explicándoselo al amor de su vida.
La segunda lección que aprendió Julian Barnes sobre la muerte es que la vida merece ser vivida a pesar de ese vacío sangrante, a pesar de ese hueco al otro lado de la cama. Porque decir “no” a seguir avanzando es como perder de nuevo al ser amado, a esa persona que habita interiorizada en nuestro ser y que pide ser honrada a través de la felicidad, del recuerdo y de nuevas sonrisas.

Las personas que hemos perdido siempre estarán junto a nosotros​

No falta quien suele comentar aquello de quesobrevivir supone dejar día a día más atrás a nuestros seres fallecidos”. Ahora bien, en realidad no se trata de dejar atrás, sino de reconstruir nuestro presente para permitirnos un futuro más integral donde los recuerdos y las nuevas experiencias formen un todo.

“El mar se viste de terciopelo, y el mar profundo se pinta de duelo”.
-Rubén Darío-
Existe un libro muy interesante sobre el tema titulado Love never dies: How to Reconnect and Make Peace with the Deceased (el amor nunca muere, cómo volver a conectar y hacer las paces con la persona fallecida). En él, la doctora Jamie Turndorf nos aporta una estrategia muy útil no solo para afrontar el duelo, sino también para darnos cuenta de las formas en que nos acompañan día a día nuestros seres queridos, esos a los que hemos tenido que dejar ir a la fuerza.

Conectar emocionalmente con el recuerdo para reducir día a día el dolor​

La estrategia que propone la doctora Turndorf es sencilla y catártica. Se basa en un adecuado diálogo interior donde poder cerrar posibles asuntos pendientes, donde curar heridas y quedarnos con ese legado emocional que nos dejó nuestro ser querido. Estas serían algunas claves:

  • Evita que tu mente se vaya solo a los últimos momentos, deja que tu memoria sea sabia y selectiva. Permite que se nutra cada día de los momentos felices, de las sonrisas, de los instantes de complicidad. Esa alegría del ayer te motivará en el presente.
  • Habla interiormente con esa persona, dile que la echas en falta, pero que aceptas, poco a poco, que esté lejos porque entiendes que está bien, que es feliz. Explícale que hay días en que las cosas te cuestan más, pero que después coges fuerzas porque recuerdas todo lo que te enseñó, todo lo que te ofreció hasta hacer de ti una gran persona.
Para concluir, ese diálogo interior nos puede servir de gran ayuda, es como crear rincones privados donde curarnos día a día, donde seguir avanzando sabiendo que el amor, a diferencia del plano físico, nunca muere. Estamos ante una emoción eterna que nos da consuelo y una luz imperecedera. Dejemos que nos envuelva, dejemos que nos ofrezca calor mientras volvemos a sonreír de nuevo.

 
No sé si las casualidades existen o no pero llevo bastantes días sin meterme al foro por una pérdida familiar grave, el fallecimiento de un hermano muy querido y al que estaba muy unida, pero hoy al iniciar sesión saltan un montón de alertas y ésta ha sido la primera, la de este hilo. Me gustaría creer que es una señal que me envía para decirme que está bien, en un sueño parece también que ha querido decírmelo. Miles de gracias por este hilo, me reconforta ahora que estoy pasando uno de los momentos más duros de mi vida.
Mensajes simbólicos, señales o sincronicidades

En ocasiones nuestros seres queridos fallecidos desean hacernos saber que están con nosotros cuando menos lo esperamos. Mientras que muchas personas pueden sentir como sus seres queridos fallecidos velan por ellos, a veces, es difícil interpretar los mensajes. Es por estos motivos que los espíritus nos ofrecen señales que no podemos ignorar. Las señales pueden ser de una variedad de formas, y la clave es mantener la mente abierta para entenderlas. Algunas de estas señales pueden ser pequeños objetos, animales, flores, o incluso a través de las personas.



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Esto es algo off topic, porque mi madre está viva, tiene 82 años. Mi padre era un hombre complicado, murió hace 3 años, justo antes del COVID. Ella lo echa mucho de menos.
La relación con mi madre a lo largo de la vida no ha sido perfecta (y en algunos momentos, no fue buena). Ella ha sido una mujer de su tiempo, bastante estricta en algunas ocasiones, pero mi tierna infancia la recuerdo muy feliz principalmente gracias a ella.

Mi madre el verano del 2020 dio un bajón importante de salud, del que después se recuperó más o menos, y pudo venir (aunque a regañadientes al principio) a un piso que tenemos en la ciudad en que vivimos que está muy cerca de nuestra casa. También está muy cerca de la de mi suegra, con lo que tienen mucha relación, lo cual la tiene estimulada, salen juntas y se llevan bien. Mi suegro también vive pero está bastante delicado.

Obviamente son muchos años y yo la veo anciana, un poco más cada vez que me fijo. Lo único que me hace llorar hoy en día porque me emociono al pensarlo (hoy mismo en la comida se me saltaban las lágrimas), es pensar en que al menos sus últimos años (los que le queden sean los que sean), se ha sentido cuidada, y que si se muere ahora mismo, haya sentido que este tiempo cerca de nosotros lo ha disfrutado dentro de lo que cabe.

A veces hablo con mi padre, por si me escucha. Le digo que ella está bien, y que si está ahí, que la cuide

Me encanta leeros, primas 😘😘😘😘😘.
 
Esto es algo off topic, porque mi madre está viva, tiene 82 años. Mi padre era un hombre complicado, murió hace 3 años, justo antes del COVID. Ella lo echa mucho de menos.
La relación con mi madre a lo largo de la vida no ha sido perfecta (y en algunos momentos, no fue buena). Ella ha sido una mujer de su tiempo, bastante estricta en algunas ocasiones, pero mi tierna infancia la recuerdo muy feliz principalmente gracias a ella.

Mi madre el verano del 2020 dio un bajón importante de salud, del que después se recuperó más o menos, y pudo venir (aunque a regañadientes al principio) a un piso que tenemos en la ciudad en que vivimos que está muy cerca de nuestra casa. También está muy cerca de la de mi suegra, con lo que tienen mucha relación, lo cual la tiene estimulada, salen juntas y se llevan bien. Mi suegro también vive pero está bastante delicado.

Obviamente son muchos años y yo la veo anciana, un poco más cada vez que me fijo. Lo único que me hace llorar hoy en día porque me emociono al pensarlo (hoy mismo en la comida se me saltaban las lágrimas), es pensar en que al menos sus últimos años (los que le queden sean los que sean), se ha sentido cuidada, y que si se muere ahora mismo, haya sentido que este tiempo cerca de nosotros lo ha disfrutado dentro de lo que cabe.

A veces hablo con mi padre, por si me escucha. Le digo que ella está bien, y que si está ahí, que la cuide

Me encanta leeros, primas 😘😘😘😘😘.
Solo te puedo decir que es una satisfacción inmensa poder verles partir sabiendo que les has cuidado y querido en el final de su vida.
Para mí, hoy por hoy, mirar la foto de mi padre y saber cómo ha estado de bien atendido por nosotras es un alivio inmenso.
Aprovecha mucho a tu mami que aún puedes, eso os quedará siempre a las dos.
Un beso.
 
Esto es algo off topic, porque mi madre está viva, tiene 82 años. Mi padre era un hombre complicado, murió hace 3 años, justo antes del COVID. Ella lo echa mucho de menos.
La relación con mi madre a lo largo de la vida no ha sido perfecta (y en algunos momentos, no fue buena). Ella ha sido una mujer de su tiempo, bastante estricta en algunas ocasiones, pero mi tierna infancia la recuerdo muy feliz principalmente gracias a ella.

Mi madre el verano del 2020 dio un bajón importante de salud, del que después se recuperó más o menos, y pudo venir (aunque a regañadientes al principio) a un piso que tenemos en la ciudad en que vivimos que está muy cerca de nuestra casa. También está muy cerca de la de mi suegra, con lo que tienen mucha relación, lo cual la tiene estimulada, salen juntas y se llevan bien. Mi suegro también vive pero está bastante delicado.

Obviamente son muchos años y yo la veo anciana, un poco más cada vez que me fijo. Lo único que me hace llorar hoy en día porque me emociono al pensarlo (hoy mismo en la comida se me saltaban las lágrimas), es pensar en que al menos sus últimos años (los que le queden sean los que sean), se ha sentido cuidada, y que si se muere ahora mismo, haya sentido que este tiempo cerca de nosotros lo ha disfrutado dentro de lo que cabe.

A veces hablo con mi padre, por si me escucha. Le digo que ella está bien, y que si está ahí, que la cuide

Me encanta leeros, primas 😘😘😘😘😘.

Es precioso que la cuides y se sienta cuidada. Ojalá siga bien y podais disfrutar los últimos años.

Yo nunca fui cuidadora de mi madre. Cometí el error de creerla absurdamente inmortal, no supe ver lo enferma que estaba su último dia y no insisti para llevarla al médico cuando era evidente que lo necesitaba. Ella me hizo una comida esa misma semana , tocada ya por la neumonia como estaba y ni se quejaba . La primera y última vez que la vi en bata a las 12 de la mañana fue el dia anterior a su muerte. Le dije :mamá, vamos a urgencias. Me dijo: noooo, si yo tengo cita mañana a las 9 de la mañana. No insisti. Nunca fue a la cita. Es una gran espina clavada para mi.
 
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