- Registrado
- 22 Nov 2011
- Mensajes
- 16.772
- Calificaciones
- 107.121
Tremenda imaginación la tuya algo ayudada por tu madre y abuela. Me parece que has tenido una infancia muy feliz. Qué lindos y tiernos recuerdosYo de pequeña creía que todos los que tenían apellidos unidos por la "y", como Ramón y Cajal, eran dos señores hermanos gemelos.
También creía que los muñecos cobraban vida y se movían cuando estaba dormida y notaban cuando me iban a despertar para volver a su sitio. Y que las sábanas dentro del armario podían convertirse en fantasmas y venir a asustarme si me veían, así que también me tapaba hasta más arriba de la cabeza.
Y pensaba que el sol se apagaba por las noches porque se metía en el mar y al amanecer lo encendía Dios como una estufa de gas.
Y que a los niños los traían las cigüeñas después de escribirles una carta de encargo (cosas de mi madre), aunque más que miraba para arriba nunca veía a ninguna cigüeña llevando un bebé en el pico.
Y creía que los paralelos y meridianos que aparecían dibujados en los mapas y globos terráqueos eran unos cables negros muy gordos que existían de verdad encima de las ciudades, pueblos, montañas, océanos...
Mis padres me hicieron creer que los bomberos acompañaban a los reyes magos para dejarles escaleras muy largas y llegar a todos los pisos.
También pensaba, como otra prima, que los espíritus de los antepasados nos veían y me daba mucha vergüenza que me vieran comerme el chocolate o los cereales con miel a escondidas, así que me echaba una bata por encima de la cabeza para taparme.
Y que si me estaba mucho rato sentada en la taza del wc podía salir un cocodrilo y morderme el culo porque como no me gustaba la carne, hacía como que me comía los trozos y cuando nadie me miraba, me los sacaba de la boca, los metía en los bolsillos de la bata y después los tiraba al wc, hasta que mi madre se dio cuenta por las manchas en los bolsillos y me dijo que dentro del wc vivía un cocodrilo pequeñito que se comía la carne que yo tiraba y así cada vez se hacía más grande. Como ya dejé de tirar los trozos de carne, pensaba que acabaría mordiéndome el culo porque mi madre y abuela lo que hicieron fue preparar purés con verduras y carne y así ya no podía sacarme los trozos de la boca. Estaba deseando hacerme mayor para no tener que comer carne. A día de hoy sigue sin gustarme y no la como.
Y que cuando pensaba algo, los demás lo veían dentro de una especie de nubecilla de color banco, como en los tebeos, hasta que un día caí en que si me veían mis pensamientos, yo también tendría que ver los suyos de la misma forma y no los veía. También creía que si me podía meter dentro de la pared me volvería invisible y aparecería en otra habitación sin que nadie me viese.
Tuve una profesora muy antipática y gruñona que tenía unos prismáticos siempre encima de su mesa y creía que después de clase iba a casa de los niños que le caían peor para espiarlos por la ventana y chivarse a sus padres y que tenía siempre los prismáticos sobre la mesa como recordatorio..
Y creía que el viento lo producían soplando una especie de espíritus muy grandes y gordos de color grisáceo que vivían escondidos en las montañas.
Y que si miraba debajo de las plantas podría encontrarme un hadita o un duendecillo.
Y que todos los mineros eran como los enanitos del cuento de Blancanieves, hasta que un día vi una foto de unos mineros en huelga en un periódico y me llevé una gran decepción.