En serio el último párrafo es vivir en terror, haz lo que quieras pero vivir tan acojonada no merece la pena, es horrible asesinatos.....pero no es común que te hagan todo eso, se prudente y ya está por salud mental.Que yo recuerde, la primera vez que me enfrenté a un engendro de esos babosos dignos del paredón tendría yo unos 13-14 años. Iba con mi hermana (por aquel entonces ella tenía 8-9). El desgraciado conducía un camión de esos pequeños y se paró para preguntarme por donde ir a un sitio y cuando me di cuenta tenía la puerta del camión abierta y tenía la poxx fuera... Mira, casi me da algo... Con mi hermanita al lado
Menos mal que nosotras íbamos por una acera y él se paró en el carril de enfrente.
Después de esa, muchas más parecidas o peores. Un viejo que nos siguió por el parque diciendo guarradas a mí y a unas amigas. Otro(s) que te gritan guarrerías como si fuesen un animal. Otro(s) qué intentan ligar contigo y cuando le dices que no te intersa te llama de p*ta para arriba. Otro(s) que te siguen por la calle. Y así mil más.
Cuando dicen que las mujeres exageramos supongo que no entienden el miedo tan grande que pasamos, la sensación tan horrorosa de desprotección. Y el hartazgo TAN grande que tenemos. Y el mal cuerpo que se te pone escuchando las noticias sobre secuestros, violaciones y asesinatos. Siempre pensando, ¿algún día me tocará a mí o a una amiga/familiar?
Escribo esto y me dan ganas de llorar de la rabia y la impotencia.
Pues si, es un asco que no podamos ir libres por la calle. Pero si no puedes evitar circular por esos sitios solitarios, lo único que te puedo aconsejar a corto plazo, es que cuando tengas que pasar por un sitio así, justo antes hagas una videollamada a tu padre o a cualquiera de tu confianza que esté avisado. Así vas hablando con él y a la vez vas grabando a quien haya en el callejón.
Yo ahora no tengo ese miedo, pero de más jovencita sí. Salir por ahí y tener que andar con mil ojos, siempre en grupo, con el teléfono en la mano, mirando hacia atrás por si venía alguien, acompañando o siendo acompañada, "llámame cuando llegues para saber qué estás bien", llamando yo (o llamándome a mi) cuando ese aviso de "he llegado bien" no llegaba, por si acaso... Y yo vivía en un sitio muy tranquilo. No me quiero ni imaginar cuando vives en uno peor.
