Según se va viendo, al menos en mayoría, es Peñafiel culpable de un montón de cosas por lo que no tiene derecho a resaltar las equivocaciones de los demás.
Peñafiel fue cronista en altas esferas, no es necesario puntualizar y de ello vivió porque cumplió con su trabajo, no creo sea eso causa para decir que le regalaron algo.
El mismo y publicamente, se confiesa como cobarde y más cosas. Hace falta tener mucha necesidad de desahogarse para hacer algo así, máxime cuando es una persona vanidosa de sus relaciones y experiencias, por eso, solamente por eso, no es merecedor de ningún insulto, ha expresado a la vista de todo el mundo su debilidad y su poca implicación personal y como padre en los enormes fallos de su hija, no es que entone el mea culpa sino que se acepta como víctima de si mismo en perpetuo enjuiciamiento a su actitud que tanto reconoce y declara.
Parece que soy una admiradora suya, podría pero no lo soy y llego a esta especie de justificación porque muchas, muchísimas veces se confunde una preferencia con lo que se piensa de una situación vilipendiada.
Y no veo el motivo por el que él siga con sus críticas hacia lo que considera negativo, nefasto, no sé porque ha de renunciar a sus críticas.
Ni lo admiro ni lo repelo, pero no puedo dejar de recordar que en tiempos de bonanza y cortesanía periodística ante la Leticia que venía, fue el único que puso los puntos sobre las íes y siguió haciéndolo.
Por suerte para mi doy importancia a la sinceridad con total ausencia de miedos.
Peñafiel fue cronista en altas esferas, no es necesario puntualizar y de ello vivió porque cumplió con su trabajo, no creo sea eso causa para decir que le regalaron algo.
El mismo y publicamente, se confiesa como cobarde y más cosas. Hace falta tener mucha necesidad de desahogarse para hacer algo así, máxime cuando es una persona vanidosa de sus relaciones y experiencias, por eso, solamente por eso, no es merecedor de ningún insulto, ha expresado a la vista de todo el mundo su debilidad y su poca implicación personal y como padre en los enormes fallos de su hija, no es que entone el mea culpa sino que se acepta como víctima de si mismo en perpetuo enjuiciamiento a su actitud que tanto reconoce y declara.
Parece que soy una admiradora suya, podría pero no lo soy y llego a esta especie de justificación porque muchas, muchísimas veces se confunde una preferencia con lo que se piensa de una situación vilipendiada.
Y no veo el motivo por el que él siga con sus críticas hacia lo que considera negativo, nefasto, no sé porque ha de renunciar a sus críticas.
Ni lo admiro ni lo repelo, pero no puedo dejar de recordar que en tiempos de bonanza y cortesanía periodística ante la Leticia que venía, fue el único que puso los puntos sobre las íes y siguió haciéndolo.
Por suerte para mi doy importancia a la sinceridad con total ausencia de miedos.