El Mundo Orbyt.
MI SEMANA
JAIME PEÑAFIEL
04/11/2023
CHSSS...
Descubra Orbyt
“Esa mañana temprano, el amargado don Juan, exiliado en la localidad portuguesa de Estoril, quiso estar solo con su desilusión. Había salido en su velero y se alejó navegando hacia el norte. Cuando llegó a Figueira da Foz, en el Cabo Carvoeiro, se adentró por el río Mondego hacia Coímbra. Y se detuvo en el pueblo de Montemor-o-Velho, para dirigirse a un bar donde pidió una botella de whisky y vio la retransmisión del discurso por Televisión Española. Después diría ‘mi Juanito ha leído muy bien’, una sarcástica referencia aunque, no obstante, esa tarde tuvo la magnanimidad de telefonear a su hijo para felicitarle”, según relato del gran Paul Preston en su libro Juan Carlos, el rey de un pueblo(Plaza y janes 2003).
Cincuenta y cuatro años después, la dramática historia se repite. En este caso, protagonizada por un amargado Rey Juan Carlos (sí, el Rey) y su hijo Felipe, que le tiene en el exilio desde el 3 de agosto de 2020, viéndose obligado, como su padre entonces, a seguir, solo, con su desilusión, la ceremonia del juramento de la Constitución de su nieta Leonor, en un pequeño televisor no de un bar, sino del avión Bombardier Challenger 350, en el que regresaba por pocas horas, las que le permitían, para asistir a un cóctel, sin la presencia de prensa ni de fotógrafos, exclusivamente para familiares de Felipe y Letizia, de Borbones y Rocasolanos y algunos amigos más o menos íntimos.
Puede que, como su padre aquel día, no pudiera evitar llorar. ¿Por qué un rey no puede llorar? ¿Por qué es criticable que un rey llore? Y recordando los versos de Garcilaso, “el cielo en sus dolores cargó la mano tanto que a sempiterno llanto y a triste soledad lo ha condenado”. Solo y desamparado llegaba al país del que fue Rey, sí, Rey, durante casi 40 años, un magnífico Rey.
Cuando aterrizó en Madrid sin que nadie le recibiera, con la sola compañía de don Vicente García Mochales, el teniente coronel de la Guardia Civil, el brazo en el que se apoya, la más fiel muleta en la que se ha convertido desde hace tiempo, se trasladó al palacio de La Zarzuela, ¡sí, a Zarzuela!, como lo hizo equivocadamente por la encerrona que le preparó su hijo, el 23 de mayo de 2022, con motivo de su primera visita a España, después de obligarle a abandonar su hogar y su país “de orden de la vicepresidenta del Gobierno”, como le informó Jaime Alfonsín, jefe de la Casa del Rey, en presencia de Felipe. Y con motivo de la jura de la Constitución de la nieta, regresa a su antiguo hogar donde aún se encuentra la mayor parte de sus pertenencias personales, entre ellas la mayoría de sus trajes, camisas y demás prendas personales. Y en esta ocasión lo ha hecho para recoger y acompañar a la que todavía es su esposa, Doña Sofía, sufridora esposa por muchos motivos, quien, al igual que Don Juan Carlos, había sido excluida de los invitados a la ceremonia del Congreso, permitiéndole tan solo, como a su marido, asistir “al cóctel de la vergüenza” en el Palacio de El Pardo, tal cual los Ortiz Rocasolano.
Aunque tanto él como ella solo estarían dos horas. Él, porque su ¿hijo?,¿nuera?, ¿Pedro Sánchez? no le permitían pernoctar en Madrid. ¡¡No, por Dios, que podía poner en peligro el futuro de Leonor!! Por lo que tuvo que abandonar la ciudad y España, para dormir o en el avión o en Londres antes de continuar viaje a Abu Dabi.
La Emérita, por su parte, lo haría asimismo a las dos horas junto a su hermana Irene, quien, según informaciones, también asistió al cóctel, aunque dicen que sufre una progresiva pérdida de memoria o “mal del olvido” que no es otra cosa que Alzheimer, diagnosticado el pasado mes de junio cuando visitó el Centro de Investigación en enfermedades Neurológicas Alzheimer de la Fundación Reina Sofía.
Esta es la proporción, aproximada, de los asistentes al cóctel vulgar que no cena, de pie, que Felipe y Letizia ofrecieron en el Palacio de El Pardo a familiares y amigos de los Borbones y de los Ortiz-Rocasolano, amén de amigos de Leonor, después del banquete de la mañana en el Palacio Real. Muchos de ellos tenían categoría para haber ocupado un lugar en los palcos del Congreso, ya que entre estos se encontraban tres reyes: Simeón y Margarita de Bulgaria, con su familia casi al completo, y Ana María de Grecia, viuda de Constantino, con su hija Alexia. Y, por supuesto, las Infantas Elena, ésta con su hijo Felipe, y Cristina con sus hijos Miguel e Irene, así como la infanta Margarita de Borbón y familia y los Borbón Dos Sicilias.
Por parte de Letizia, su madre y su actual compañero, el británico Marcus Brandler, su hija Telma, su prometido Robert Gavin y su hija Amanda y, por supuesto, Jesús Ortiz y su esposa, Ana Togores.
Lo que más me llamó la atención fue el sorprendente tête-à-tête de Letizia con Sánchez en la comida del Palacio Real.
Un gesto que le honra: “Llámame simplemente Leonor”. (...) Ahora resulta que la polémica marquesa afirma que su lujosísimo ático dúplex no es la mejor vivienda para ella. Esta chica no hay duda de que ha perdido el sentido de la medida. (...) El arquitecto, el más famoso hoy, estalla contra ella por criticar la casa que le ha construido. (...) Resulta sorprendente que a toda una duquesa le hayan imputado por un delito ecológico. (...) En el fondo da mucha pena. Con solo 23 años su vida de escándalos no da más de sí. (...) Recientemente la sorprendieron metiéndose en el bolso las muestras de un producto que regalaban en una gala solidaria. (...) El joven prefiere renunciar a la cuantiosa herencia de su madre por sus deudas millonarias más cuantiosas aún. (...) Prefiere no conocer a su “nieta” para cuidar su salud mental aunque la polémica “abuela” dice que la niña, de siete meses, “está deseando conocerle”. (...) El marido de la más famosa socialite ha sido rechazado por una de las universidades más prestigiosas, donde pretendía realizar un Master en Administración de Empresas. (...) ¡Ay! de aquellos días en la que la morena y hoy reconvertida en rubia platino y muy besucona ella lamentaba el que no hubieran llevado a la guillotina a algunos de nuestros antepasados reyes. ¡Qué miedo!
MI SEMANA
JAIME PEÑAFIEL
04/11/2023
CHSSS...
LA HISTORIA SE REPITE
INVITADO AL CÓCTEL FAMILIAR DE LA VERGÜENZA
BORBONES Y CÍA, ¿100?; ORTIZ-ROCASOLANOS, ¿20?
Descubra Orbyt
- Disminuye el tamaño del texto
- Aumenta el tamaño del texto
- Imprimir documento
- Comparte esta noticia
“Esa mañana temprano, el amargado don Juan, exiliado en la localidad portuguesa de Estoril, quiso estar solo con su desilusión. Había salido en su velero y se alejó navegando hacia el norte. Cuando llegó a Figueira da Foz, en el Cabo Carvoeiro, se adentró por el río Mondego hacia Coímbra. Y se detuvo en el pueblo de Montemor-o-Velho, para dirigirse a un bar donde pidió una botella de whisky y vio la retransmisión del discurso por Televisión Española. Después diría ‘mi Juanito ha leído muy bien’, una sarcástica referencia aunque, no obstante, esa tarde tuvo la magnanimidad de telefonear a su hijo para felicitarle”, según relato del gran Paul Preston en su libro Juan Carlos, el rey de un pueblo(Plaza y janes 2003).
Cincuenta y cuatro años después, la dramática historia se repite. En este caso, protagonizada por un amargado Rey Juan Carlos (sí, el Rey) y su hijo Felipe, que le tiene en el exilio desde el 3 de agosto de 2020, viéndose obligado, como su padre entonces, a seguir, solo, con su desilusión, la ceremonia del juramento de la Constitución de su nieta Leonor, en un pequeño televisor no de un bar, sino del avión Bombardier Challenger 350, en el que regresaba por pocas horas, las que le permitían, para asistir a un cóctel, sin la presencia de prensa ni de fotógrafos, exclusivamente para familiares de Felipe y Letizia, de Borbones y Rocasolanos y algunos amigos más o menos íntimos.
Puede que, como su padre aquel día, no pudiera evitar llorar. ¿Por qué un rey no puede llorar? ¿Por qué es criticable que un rey llore? Y recordando los versos de Garcilaso, “el cielo en sus dolores cargó la mano tanto que a sempiterno llanto y a triste soledad lo ha condenado”. Solo y desamparado llegaba al país del que fue Rey, sí, Rey, durante casi 40 años, un magnífico Rey.
Cuando aterrizó en Madrid sin que nadie le recibiera, con la sola compañía de don Vicente García Mochales, el teniente coronel de la Guardia Civil, el brazo en el que se apoya, la más fiel muleta en la que se ha convertido desde hace tiempo, se trasladó al palacio de La Zarzuela, ¡sí, a Zarzuela!, como lo hizo equivocadamente por la encerrona que le preparó su hijo, el 23 de mayo de 2022, con motivo de su primera visita a España, después de obligarle a abandonar su hogar y su país “de orden de la vicepresidenta del Gobierno”, como le informó Jaime Alfonsín, jefe de la Casa del Rey, en presencia de Felipe. Y con motivo de la jura de la Constitución de la nieta, regresa a su antiguo hogar donde aún se encuentra la mayor parte de sus pertenencias personales, entre ellas la mayoría de sus trajes, camisas y demás prendas personales. Y en esta ocasión lo ha hecho para recoger y acompañar a la que todavía es su esposa, Doña Sofía, sufridora esposa por muchos motivos, quien, al igual que Don Juan Carlos, había sido excluida de los invitados a la ceremonia del Congreso, permitiéndole tan solo, como a su marido, asistir “al cóctel de la vergüenza” en el Palacio de El Pardo, tal cual los Ortiz Rocasolano.
Aunque tanto él como ella solo estarían dos horas. Él, porque su ¿hijo?,¿nuera?, ¿Pedro Sánchez? no le permitían pernoctar en Madrid. ¡¡No, por Dios, que podía poner en peligro el futuro de Leonor!! Por lo que tuvo que abandonar la ciudad y España, para dormir o en el avión o en Londres antes de continuar viaje a Abu Dabi.
La Emérita, por su parte, lo haría asimismo a las dos horas junto a su hermana Irene, quien, según informaciones, también asistió al cóctel, aunque dicen que sufre una progresiva pérdida de memoria o “mal del olvido” que no es otra cosa que Alzheimer, diagnosticado el pasado mes de junio cuando visitó el Centro de Investigación en enfermedades Neurológicas Alzheimer de la Fundación Reina Sofía.
Esta es la proporción, aproximada, de los asistentes al cóctel vulgar que no cena, de pie, que Felipe y Letizia ofrecieron en el Palacio de El Pardo a familiares y amigos de los Borbones y de los Ortiz-Rocasolano, amén de amigos de Leonor, después del banquete de la mañana en el Palacio Real. Muchos de ellos tenían categoría para haber ocupado un lugar en los palcos del Congreso, ya que entre estos se encontraban tres reyes: Simeón y Margarita de Bulgaria, con su familia casi al completo, y Ana María de Grecia, viuda de Constantino, con su hija Alexia. Y, por supuesto, las Infantas Elena, ésta con su hijo Felipe, y Cristina con sus hijos Miguel e Irene, así como la infanta Margarita de Borbón y familia y los Borbón Dos Sicilias.
Por parte de Letizia, su madre y su actual compañero, el británico Marcus Brandler, su hija Telma, su prometido Robert Gavin y su hija Amanda y, por supuesto, Jesús Ortiz y su esposa, Ana Togores.
Lo que más me llamó la atención fue el sorprendente tête-à-tête de Letizia con Sánchez en la comida del Palacio Real.
Un gesto que le honra: “Llámame simplemente Leonor”. (...) Ahora resulta que la polémica marquesa afirma que su lujosísimo ático dúplex no es la mejor vivienda para ella. Esta chica no hay duda de que ha perdido el sentido de la medida. (...) El arquitecto, el más famoso hoy, estalla contra ella por criticar la casa que le ha construido. (...) Resulta sorprendente que a toda una duquesa le hayan imputado por un delito ecológico. (...) En el fondo da mucha pena. Con solo 23 años su vida de escándalos no da más de sí. (...) Recientemente la sorprendieron metiéndose en el bolso las muestras de un producto que regalaban en una gala solidaria. (...) El joven prefiere renunciar a la cuantiosa herencia de su madre por sus deudas millonarias más cuantiosas aún. (...) Prefiere no conocer a su “nieta” para cuidar su salud mental aunque la polémica “abuela” dice que la niña, de siete meses, “está deseando conocerle”. (...) El marido de la más famosa socialite ha sido rechazado por una de las universidades más prestigiosas, donde pretendía realizar un Master en Administración de Empresas. (...) ¡Ay! de aquellos días en la que la morena y hoy reconvertida en rubia platino y muy besucona ella lamentaba el que no hubieran llevado a la guillotina a algunos de nuestros antepasados reyes. ¡Qué miedo!
❤
