Una mujer se va a vivir al extranjero, su hermana siempre celosa de ella sin motivo, también sí o sí tenía que mudarse al extranjero.
Armó una historieta de saldo y hasta se casó con su novio para irse los dos.
Nunca llegaba el momento de subir al avión (o sea, dejar su cómoda casa, trabajo y vida) pero tenía la atención de los conocidos puesta en ella; ¿qué, cuándo os vais?, ¿ya tenéis la casa?, etc. etc.
Nunca se fue a vivir y tampoco había sido esa su intención.
Necesitaba “casito”, ser el centro de atención de la gente por un tiempo.
La hermana hace 40 años que vive al otro lado del mundo; ella sigue en la misma casa, el mismo marido, las mismas rutinas, pero tuvo su “attention whore” por un tiempo.
El esquema lo ha repetido cíclicamente con otras cosas, pero sieeeempre pasaba algo que se torcía y nunca era culpa de ella, siempre eran los otros que le truncaban sus decisiones.
En fin, como esa gente que coge con el coche una calle contra dirección y piensa que todos están confabulados y se han puesto de acuerdo para conducir en contra de ella.
¿Pasarse por la cabeza que ella era la errada? No, eso lo dejamos para otra vida que es más cómodo.
Tener el “attention whore” cada tanto, era lo que la mantenía viva (o más concretamente desgraciada)
Armó una historieta de saldo y hasta se casó con su novio para irse los dos.
Nunca llegaba el momento de subir al avión (o sea, dejar su cómoda casa, trabajo y vida) pero tenía la atención de los conocidos puesta en ella; ¿qué, cuándo os vais?, ¿ya tenéis la casa?, etc. etc.
Nunca se fue a vivir y tampoco había sido esa su intención.
Necesitaba “casito”, ser el centro de atención de la gente por un tiempo.
La hermana hace 40 años que vive al otro lado del mundo; ella sigue en la misma casa, el mismo marido, las mismas rutinas, pero tuvo su “attention whore” por un tiempo.
El esquema lo ha repetido cíclicamente con otras cosas, pero sieeeempre pasaba algo que se torcía y nunca era culpa de ella, siempre eran los otros que le truncaban sus decisiones.
En fin, como esa gente que coge con el coche una calle contra dirección y piensa que todos están confabulados y se han puesto de acuerdo para conducir en contra de ella.
¿Pasarse por la cabeza que ella era la errada? No, eso lo dejamos para otra vida que es más cómodo.
Tener el “attention whore” cada tanto, era lo que la mantenía viva (o más concretamente desgraciada)