Hola primas, aquí vuelvo a actualizar mi historia. No puedo culpar a las que piensan que mi historia es inventada, yo misma la estoy viviendo y a veces no puedo creerla, es todo demasiado surrealista. No voy a tratar de convenceros, no tengo ningún interés, solamente entro aquí para recibir opiniones imparciales, gente que no me conozca de nada y no esté influenciada por la parte emocional que le une a mí.
La novela erótica no me gusta para nada, de hecho me intenté leer el libro de "50 sombras de Grey" y no fui capaz de llegar a la mitad...
Os cuento mis experiencias sexuales con él porque quiero que sepáis los detalles, como se comporta en todo los aspectos, no intento molestar ni ofender a nadie y os pido perdón si lo hago, de verdad, no es mi intención ser grosera o incomodaros con este tipo de relatos, solo quiero desahogarme y compartir de que manera se comporta conmigo, incluido el íntimo.
En cuanto al tema de que se acercara a mí en mitad de la calle es algo que también me resultó bastante extraño y me hizo dudar de que lo hiciera con la primera chica que viera, pero he de decir que en el tiempo que llevo en París me ha sucedido lo mismo con tres chicos más, lo que me alivia al pensar que lo mismo no es un comportamiento tan raro ni siniestro en él, puede que para los franceses sea algo normal, ven una chica que les gusta y se acercan a hablar con ella. Me pasó con un chaval africano de unos veintipocos años, se acercó para decirme que le gustaba la mochila que llevaba y aprovechó para preguntarme si era de París y pedirme el número de teléfono para salir un día de fiesta, otro día delante de Notre Dame, un chef de unos 40 años, con ninguna apariencia de ser un ligón, más bien lo contrario, parecía algo cortado al hablar conmigo, me dijo que estaba en un congreso de repostería artesana, no vivía en París, se puso a hacerle fotos a Notre Dame para enviarle a su madre porque decía que había llorado cuando la vio en llamas y me dijo que si me iba a tomar algo con él. Y la última vez, ha sido un chico entre los veinte y los treinta, difícil adivinar su edad, con aspecto de nerd, bastante más bajito que yo, delgado y con gafas... Él se acercó a decirme que le gustaba mi camiseta, al notar mi acento me preguntó de dónde era, cuanto tiempo pensaba quedarme, y al final me pidió mi número de teléfono.
Obviamente no acepté nada con ninguno, pero me hizo sentir algo más tranquila respecto a Sam, hay muchos hombres que han hecho lo mismo y en absoluto tenían pinta de ser unos don juanes, más bien todo lo contrario. Vuelvo a aclarar que no lo hago para justificar el comportamiento de Sam, son experiencias que he tenido y que me han hecho pensar que aquí para los franceses no parece ser algo tan extraño como pueda ser en España, algunas compañeras de trabajo españolas me lo han comentado también, que los franceses cuando les gusta alguien no se cortan y van muy a saco.
Lo de los dos Sam es algo que no me puedo explicar, y de verdad que le he dado muchas vueltas, he hecho amistad con una chica aquí que trabaja conmigo en Disney y también tiene su propia historia surrealista con un italiano, y al contárselo no sabía que pensar tampoco, es demasiado raro todo.
Yo realmente creo que no eran la misma persona porque Sam, mi Sam, se quedó como un poco desconfiado y incluso me pareció por un momento molesto, me preguntó si tenía una foto de él, y me dijo que cómo podía haber pensado que se iba a acercar dos veces a mí en mitad de la calle, como si no me conociera, como los locos, le dije que después de todo apenas le conocía y que podía estar loco... "Y lo estoy" me respondió "pero no de esa manera!". Así que no lo sé primas, intento encontrar explicación lógica, como conocer meses antes a un chico que se llamaba como él y que me paró por la calle y también estuvo en Valencia y Barcelona, aunque esa parte parece más normal, casi todos mis compañeros de trabajo conocen Valencia y Barcelona, por lo visto les llevan en viajes con el colegio y el instituto, pero bueno, no sé qué pensar...
Y por último mencionar el tema del sex shop y el cine por**... Cuando entramos en el sex shop no me lo tomé como algo morboso, sinceramente os lo digo... En la zona de Pigalle todo son tiendas eróticas y sex shop y no es una zona como puede ser en Madrid, que es de donde yo soy, que la mayoría de la gente que va por zonas así son hombres un poco "salidillos", en París es diferente, ves gente de todo tipo por esta zona, familias, matrimonios... No es una zona turbia de la ciudad para nada, los franceses no lo ven así. Sam me dijo que los franceses son muy abiertos con el s*x*, que lo toman con mucha naturalidad y que desde muy jovencitos hablan de ello con sus padres y profesores sin ningún tipo de pudor, que para ellos no es ningún tabú.
Creo que eso también influye mucho, la cultura, por lo visto las francesas y las danesas son las que suelen tener s*x* en la primera cita como algo normal, imaginaros lo que puede suponer por ejemplo eso para una mujer latinoamericana que suelen decir que nada de s*x* hasta tener una relación formal o incluso ya casi hasta el matrimonio, pueden verlos como degenerados!
Él me estaba haciendo una visita turística por mi barrio favorito, Montmartre, y eso incluye la zona de Pigalle, entrar en un sex shop me pareció parte de la visita, además, adentro había un grupo de amigas jovencitas cotilleando productos, un matrimonio mayor, parejas jóvenes, y Sam no hizo comentarios morbosos ni nada por el estilo, fue algo natural y no me sentí incómoda para nada.
Lo del cine por** sí fue diferente, y os puedo decir que entré porque me quedé en shock, no supe reaccionar hasta que no estuve dentro, no sé si aguanté dentro 5 minutos, no creo que llegaran, sentí un poco de asco, pero también, no sé por qué, una profunda tristeza, me pareció tan patético ese pequeño grupo de hombres solitarios, solo supe que yo no quería estar allí y salí sin pensarlo. Sam salió detrás de mí, preocupado por si estaba molesta, y me dijo que a él tampoco le había gustado, que había ido a otras salas de este tipo pero no eran así, eran más agradables, con una decoración bonita con sillones cómodos y que iban parejas. Que me dijera algo así, aún viendo que yo estaba algo disgustada por la experiencia, me hizo pensar que él no veía nada malo en ir a una sala de ese tipo con una chica, no trató de ocultarlo. Una experiencia rara, pero supongo que su reacción con tanta naturalidad sin tratar de mentir me hizo no salir corriendo, puede que sea tan rara como él, no sé...
Y una vez aclarado todo lo que sentía que debía aclarar con vosotras, continúo con mi historia...
La novela erótica no me gusta para nada, de hecho me intenté leer el libro de "50 sombras de Grey" y no fui capaz de llegar a la mitad...
Os cuento mis experiencias sexuales con él porque quiero que sepáis los detalles, como se comporta en todo los aspectos, no intento molestar ni ofender a nadie y os pido perdón si lo hago, de verdad, no es mi intención ser grosera o incomodaros con este tipo de relatos, solo quiero desahogarme y compartir de que manera se comporta conmigo, incluido el íntimo.
En cuanto al tema de que se acercara a mí en mitad de la calle es algo que también me resultó bastante extraño y me hizo dudar de que lo hiciera con la primera chica que viera, pero he de decir que en el tiempo que llevo en París me ha sucedido lo mismo con tres chicos más, lo que me alivia al pensar que lo mismo no es un comportamiento tan raro ni siniestro en él, puede que para los franceses sea algo normal, ven una chica que les gusta y se acercan a hablar con ella. Me pasó con un chaval africano de unos veintipocos años, se acercó para decirme que le gustaba la mochila que llevaba y aprovechó para preguntarme si era de París y pedirme el número de teléfono para salir un día de fiesta, otro día delante de Notre Dame, un chef de unos 40 años, con ninguna apariencia de ser un ligón, más bien lo contrario, parecía algo cortado al hablar conmigo, me dijo que estaba en un congreso de repostería artesana, no vivía en París, se puso a hacerle fotos a Notre Dame para enviarle a su madre porque decía que había llorado cuando la vio en llamas y me dijo que si me iba a tomar algo con él. Y la última vez, ha sido un chico entre los veinte y los treinta, difícil adivinar su edad, con aspecto de nerd, bastante más bajito que yo, delgado y con gafas... Él se acercó a decirme que le gustaba mi camiseta, al notar mi acento me preguntó de dónde era, cuanto tiempo pensaba quedarme, y al final me pidió mi número de teléfono.
Obviamente no acepté nada con ninguno, pero me hizo sentir algo más tranquila respecto a Sam, hay muchos hombres que han hecho lo mismo y en absoluto tenían pinta de ser unos don juanes, más bien todo lo contrario. Vuelvo a aclarar que no lo hago para justificar el comportamiento de Sam, son experiencias que he tenido y que me han hecho pensar que aquí para los franceses no parece ser algo tan extraño como pueda ser en España, algunas compañeras de trabajo españolas me lo han comentado también, que los franceses cuando les gusta alguien no se cortan y van muy a saco.
Lo de los dos Sam es algo que no me puedo explicar, y de verdad que le he dado muchas vueltas, he hecho amistad con una chica aquí que trabaja conmigo en Disney y también tiene su propia historia surrealista con un italiano, y al contárselo no sabía que pensar tampoco, es demasiado raro todo.
Yo realmente creo que no eran la misma persona porque Sam, mi Sam, se quedó como un poco desconfiado y incluso me pareció por un momento molesto, me preguntó si tenía una foto de él, y me dijo que cómo podía haber pensado que se iba a acercar dos veces a mí en mitad de la calle, como si no me conociera, como los locos, le dije que después de todo apenas le conocía y que podía estar loco... "Y lo estoy" me respondió "pero no de esa manera!". Así que no lo sé primas, intento encontrar explicación lógica, como conocer meses antes a un chico que se llamaba como él y que me paró por la calle y también estuvo en Valencia y Barcelona, aunque esa parte parece más normal, casi todos mis compañeros de trabajo conocen Valencia y Barcelona, por lo visto les llevan en viajes con el colegio y el instituto, pero bueno, no sé qué pensar...
Y por último mencionar el tema del sex shop y el cine por**... Cuando entramos en el sex shop no me lo tomé como algo morboso, sinceramente os lo digo... En la zona de Pigalle todo son tiendas eróticas y sex shop y no es una zona como puede ser en Madrid, que es de donde yo soy, que la mayoría de la gente que va por zonas así son hombres un poco "salidillos", en París es diferente, ves gente de todo tipo por esta zona, familias, matrimonios... No es una zona turbia de la ciudad para nada, los franceses no lo ven así. Sam me dijo que los franceses son muy abiertos con el s*x*, que lo toman con mucha naturalidad y que desde muy jovencitos hablan de ello con sus padres y profesores sin ningún tipo de pudor, que para ellos no es ningún tabú.
Creo que eso también influye mucho, la cultura, por lo visto las francesas y las danesas son las que suelen tener s*x* en la primera cita como algo normal, imaginaros lo que puede suponer por ejemplo eso para una mujer latinoamericana que suelen decir que nada de s*x* hasta tener una relación formal o incluso ya casi hasta el matrimonio, pueden verlos como degenerados!
Él me estaba haciendo una visita turística por mi barrio favorito, Montmartre, y eso incluye la zona de Pigalle, entrar en un sex shop me pareció parte de la visita, además, adentro había un grupo de amigas jovencitas cotilleando productos, un matrimonio mayor, parejas jóvenes, y Sam no hizo comentarios morbosos ni nada por el estilo, fue algo natural y no me sentí incómoda para nada.
Lo del cine por** sí fue diferente, y os puedo decir que entré porque me quedé en shock, no supe reaccionar hasta que no estuve dentro, no sé si aguanté dentro 5 minutos, no creo que llegaran, sentí un poco de asco, pero también, no sé por qué, una profunda tristeza, me pareció tan patético ese pequeño grupo de hombres solitarios, solo supe que yo no quería estar allí y salí sin pensarlo. Sam salió detrás de mí, preocupado por si estaba molesta, y me dijo que a él tampoco le había gustado, que había ido a otras salas de este tipo pero no eran así, eran más agradables, con una decoración bonita con sillones cómodos y que iban parejas. Que me dijera algo así, aún viendo que yo estaba algo disgustada por la experiencia, me hizo pensar que él no veía nada malo en ir a una sala de ese tipo con una chica, no trató de ocultarlo. Una experiencia rara, pero supongo que su reacción con tanta naturalidad sin tratar de mentir me hizo no salir corriendo, puede que sea tan rara como él, no sé...
Y una vez aclarado todo lo que sentía que debía aclarar con vosotras, continúo con mi historia...