En los hoteles, cuando pides, son muy majos. Tengo una amiga que es directora de hoteles de cuatro y cinco estrellas y siempre me ha dicho que lo que la gente pide, sin problema, siempre dentro de lo normal, pero lo que no soportan es a los caraduras.
Mi amiga me dijo que ella se pone de los nervios cuando ve a gente en el buffet del desayuno sirviéndose platos enormes que no se comen pero guarrean. Sin embargo me dijo que si alguien les pide una bolsa para hacerse un bocadillo, se la dan sin problemas.
Estuve hace un par de años con un tema de trabajo en una ciudad de provincias alemana en la que no había nada para comer cerca del trabajo. La segunda mañana le dije al encargado del desayuno si me podía llevar un par de piezas de fruta porque estaba en tal calle y el día anterior no había comido, y no sólo me dijo que sí sino que me trajo un tupper y me dijo que cogiese pan y fiambre o lo que quisiera (la verdad es que yo desayuno mi té con leche y poco más, así que vieron claramente que no les estaba haciendo gasto “de más”).
Otra fue en un hotel de Verona. Tenían productos de baño de Ortigia, de un aroma que no había encontrado nunca. Fui a una tienda y no lo ví. Pregunté en el hotel y la camarera de piso me dio varias botellitas y me remitió a la gobernanta, que me dijo que lo hacían en exclusiva para ellos. Pues el día que hicimos el check out me dieron una cestita llena.
Por motivos profesionales a veces cuando viajo me tengo que pasar parte del día trabajando en mi habitación, no esinusual que te ofrzcan subirte un café o una pieza de fruta. La última vez, y era muy buen hotel, te ofrecía rellenarte una botella de agua de un grifo del que salía agua parcialmente demineralizada, además de café o algo de bollería. Eso aunque tenían cafetería que te lo podía cargar en cuenta.