No tengo demasiadas experiencias con tacaños, tal vez porque los evito.A los tacaños y a los jetas. Pero mi madre me dio un consejo, que no me echara novios tacaños y menos que me casara con ellos. No por el dinero, que he sido educada para ser independiente. Ella decía que un hombre tacaño nunca me iba a querer de verdad. Entre mi bien y 100 pesetas, siempre iba a elegir el billete.
Lo que tengo que contar es cuando mi hijo mayor era más pequeño. Almorzaba en casa, y venía con un hambre atroz del colegio. Le gustaba mucho el queso, así que los bocadillos eran de queso, una pieza de fruta y un tetra de leche. Un buen día me dice que tiene hambre porque le ha regalado un bocadillo a un amigo. A los pocos días me dice que le haga otro bocadillo más porque su amigo le pide. Pasan otros días y que el bocadillo del amigo tenía que ser de embutido que le gustaba más, pasamos a la pieza de fruta, que prefería el plátano y el tetra de zumo. La madre del niño no estaba mal, según veía yo, además bien gorda, no pasaba hambre. Nos saludábamos, nunca me dio las gracias o refirió nada, se hacía la longuis. Me enteré de que llevaba al niño casi sin desayunar al colegio, una magdalena que se la comía por el camino. Y sin bocadillo. Eso sí, estuve un par de vecesen su casa y no faltaba detalle electrónico, para tabaco tampoco.
Cuando jugaban juntos siempre en mi casa, donde almorzaba, merendaba y cenaba. Fuera de los cumpleaños creo que mi hijo nunca comió allí. Aunque lo prefiero, porque Dios sabe lo que le hubiera puesto y creo que tampoco se mataba por comer allí. Sin embargo el amigo que era encantador siempre me daba las gracias y me decía que estaba muy rico, Era muy prudente y tenía que insistirle para que repitiera porque le veía las ganas en los ojos. Cualquier tontería que tuviera la repartía con mi hijo.
Puñetas, que una puede ahorrar en una misma, ¿pero en los hijos? Si mis hijos necesitan algo me quedo yo sin móvil, sin ipad,sin tv, sin peluquería y si hace falta sin comer.
Lo que tengo que contar es cuando mi hijo mayor era más pequeño. Almorzaba en casa, y venía con un hambre atroz del colegio. Le gustaba mucho el queso, así que los bocadillos eran de queso, una pieza de fruta y un tetra de leche. Un buen día me dice que tiene hambre porque le ha regalado un bocadillo a un amigo. A los pocos días me dice que le haga otro bocadillo más porque su amigo le pide. Pasan otros días y que el bocadillo del amigo tenía que ser de embutido que le gustaba más, pasamos a la pieza de fruta, que prefería el plátano y el tetra de zumo. La madre del niño no estaba mal, según veía yo, además bien gorda, no pasaba hambre. Nos saludábamos, nunca me dio las gracias o refirió nada, se hacía la longuis. Me enteré de que llevaba al niño casi sin desayunar al colegio, una magdalena que se la comía por el camino. Y sin bocadillo. Eso sí, estuve un par de vecesen su casa y no faltaba detalle electrónico, para tabaco tampoco.
Cuando jugaban juntos siempre en mi casa, donde almorzaba, merendaba y cenaba. Fuera de los cumpleaños creo que mi hijo nunca comió allí. Aunque lo prefiero, porque Dios sabe lo que le hubiera puesto y creo que tampoco se mataba por comer allí. Sin embargo el amigo que era encantador siempre me daba las gracias y me decía que estaba muy rico, Era muy prudente y tenía que insistirle para que repitiera porque le veía las ganas en los ojos. Cualquier tontería que tuviera la repartía con mi hijo.
Puñetas, que una puede ahorrar en una misma, ¿pero en los hijos? Si mis hijos necesitan algo me quedo yo sin móvil, sin ipad,sin tv, sin peluquería y si hace falta sin comer.