OP
pilou12
Guest
40
-No grites ta-tanto.
-Es imposible que estés enamorada de él. Y bien, ¿responde esto a tu pregunta?
-No. Porque no soy un plato de macarrones frío. Tengo un corazón muy cálido. Esa es la esencia misma de mi carácter.
-De acuerdo. Tienes un corazón muy cálido. Pero si yo fuese un hombre que está yéndose a la cama, preferiría llevarme una botella de agua caliente. Es más tangible.
-José no es de los que chillan -dijo, muy satisfecha, mientras el sol arrancaba destellos de sus agujas-.Además, estoy enamorada de él. ¿Te has dado cuenta de que he tejido diez pares de calcetines a cuadros en menos de tres meses? Y éste es el segundo suéter.-
Estiró el suéter y lo echó a un lado-. ¿Para qué?, me pregunto. Sueters en Brasil. Tendría que estar haciendo cascos para el sol.
Holly se tendió de espaldas y bostezó.
-También debe de haber invierno.
-Es cuando llueve, eso al menos sí lo sé. Calor. Lluvia. Se-selvas. -Calor. Selvas. ¿Sabes que me gustaría?
- Mucho más que a mí.
-Sí-dijo Holly, en un tono adormilado que no era de sueño-.Mucho más que a ti.
El lunes, cuando bajé por el correo de la mañana, la tarjeta del buzón de Holly estaba cambiada: Miss Golightly y Miss Wildwood viajaban ahora juntas. Esto hubiese podido retener mi interés un momento más, pero había una carta en mi buzón.
Era de una pequeña revista universitaria a la que había remitido un cuento. Les había gustado; y, aunque me pedían que entendiese que no podían permitirse el lujo de pagarme, tenían intención de publicarlo. Publicarlo: lo cual equivalía a letra impresa. Borracho de excitación no es una simple frase. Tenía que decírselo a alguien: y, subiendo las escaleras de dos en dos, aporreé la puerta de Holly.
Desayuno en Tiffany's - Truman Capote
-No grites ta-tanto.
-Es imposible que estés enamorada de él. Y bien, ¿responde esto a tu pregunta?
-No. Porque no soy un plato de macarrones frío. Tengo un corazón muy cálido. Esa es la esencia misma de mi carácter.
-De acuerdo. Tienes un corazón muy cálido. Pero si yo fuese un hombre que está yéndose a la cama, preferiría llevarme una botella de agua caliente. Es más tangible.
-José no es de los que chillan -dijo, muy satisfecha, mientras el sol arrancaba destellos de sus agujas-.Además, estoy enamorada de él. ¿Te has dado cuenta de que he tejido diez pares de calcetines a cuadros en menos de tres meses? Y éste es el segundo suéter.-
Estiró el suéter y lo echó a un lado-. ¿Para qué?, me pregunto. Sueters en Brasil. Tendría que estar haciendo cascos para el sol.
Holly se tendió de espaldas y bostezó.
-También debe de haber invierno.
-Es cuando llueve, eso al menos sí lo sé. Calor. Lluvia. Se-selvas. -Calor. Selvas. ¿Sabes que me gustaría?
- Mucho más que a mí.
-Sí-dijo Holly, en un tono adormilado que no era de sueño-.Mucho más que a ti.
El lunes, cuando bajé por el correo de la mañana, la tarjeta del buzón de Holly estaba cambiada: Miss Golightly y Miss Wildwood viajaban ahora juntas. Esto hubiese podido retener mi interés un momento más, pero había una carta en mi buzón.
Era de una pequeña revista universitaria a la que había remitido un cuento. Les había gustado; y, aunque me pedían que entendiese que no podían permitirse el lujo de pagarme, tenían intención de publicarlo. Publicarlo: lo cual equivalía a letra impresa. Borracho de excitación no es una simple frase. Tenía que decírselo a alguien: y, subiendo las escaleras de dos en dos, aporreé la puerta de Holly.
Desayuno en Tiffany's - Truman Capote