- Registrado
- 28 Ene 2018
- Mensajes
- 13.376
- Calificaciones
- 82.363
Hola chicas, abro este foro después de haber mantenido una conversación con unas amigas al respecto.
Resulta que yo de jovencita cuando me gustaba alguien se me aceleraba el corazón, se me quitaba el hambre y sentía las llamadas mariposas en el estómago constantemente. La última vez que me sentí así fue hará unos cinco años, con una relación muy tóxica que me hizo acabar en el psicólogo porque era como una droga que sabía que me hacía daño pero no me podía desenganchar de ella (yo sabía que él era un cabrón y no valía la pena, pero era ver que me escribía un mensaje y me ponía como unas castañuelas). Resumiendo, descubrí que yo era adicta a la adrenalina que me provocaban los vaivenes de esa relación, pero después de cada subidón venía un bajón con cada feo y desplante de este chico y esto estaba acabando con mi estado de salud emocional.
La cuestión es que desde entonces no he vuelto a sentir esa adrenalina del enamoramiento, pero tampoco la he rehuido. Cuando conocí a mi actual pareja, me gustó enseguida. Llevábamos una semana y ya lo veía como al padres de ms hijos, cosa que nunca antes me había pasado. No puedo decir que fuera un flechazo a primera vista, pero nos gustamos mucho mutuamente. Los inicios de nuestra relación fueron muy tranquilos, con mucha calma por ambas partes porque queríamos ir despacio. Estaba muy contenta de haberle conocido y de que fuera recíproco, pero nunca sentí esas mariposillas en el estómago de otras veces.
Nuestra relación se ha caracterizado desde el principio por la paz y la tranquilidad, como si fuéramos un par de abuelillos, y por eso al principio estaba muy confundida. Hace unos meses pasé unos días de crisis y casi depresión porque empecé a dudar de mis sentimientos por él, debido a la falta de esas "mariposas" en el estómago. Pero justo después él se tuvo que ir unos días de viaje y durante su ausencia me di cuenta de lo muchísimo que le echaba de menos. Desde que estoy con él estoy contenta, agradecida y tranquila. Me encanta tener detalles con él que le hagan feliz: hacerle sus platos preferidos, hacerle un pequeño regalito que le haga ilusión, etc. Y él con él lo mismo, me mima y se desvive por mí. Soy feliz con él, pero también era feliz antes de conocerle. Él no me completa, me complementa.
Por supuesto que hay s*x* entre nosotros y lo disfrutamos, pero cuando he estado soltera estaba bastante salida y pensaba que si tuviera pareja me acostaría con ella todos los días, y la verdad es que no lo hacemos todos los días, solo cuando nos apetece (aunque también es cierto que la píldora me ha bajado bastante la libido, pero él no se queja).
En resumen, somos felices el uno con el otro, pero no existe esa pasión arrebatadora que nos han metido en la cabeza que es imprescindible en una relación y por eso estoy un poco confundida. También tengo que decir que soy una persona que no aguanta los vaivenes emocionales continuos, aprecio la calma y la tranquilidad de espíritu, así que tampoco me puedo quejar de esto.
¿Qué opináis de esto, primas?¿Cómo lo veis vosotras?
Resulta que yo de jovencita cuando me gustaba alguien se me aceleraba el corazón, se me quitaba el hambre y sentía las llamadas mariposas en el estómago constantemente. La última vez que me sentí así fue hará unos cinco años, con una relación muy tóxica que me hizo acabar en el psicólogo porque era como una droga que sabía que me hacía daño pero no me podía desenganchar de ella (yo sabía que él era un cabrón y no valía la pena, pero era ver que me escribía un mensaje y me ponía como unas castañuelas). Resumiendo, descubrí que yo era adicta a la adrenalina que me provocaban los vaivenes de esa relación, pero después de cada subidón venía un bajón con cada feo y desplante de este chico y esto estaba acabando con mi estado de salud emocional.
La cuestión es que desde entonces no he vuelto a sentir esa adrenalina del enamoramiento, pero tampoco la he rehuido. Cuando conocí a mi actual pareja, me gustó enseguida. Llevábamos una semana y ya lo veía como al padres de ms hijos, cosa que nunca antes me había pasado. No puedo decir que fuera un flechazo a primera vista, pero nos gustamos mucho mutuamente. Los inicios de nuestra relación fueron muy tranquilos, con mucha calma por ambas partes porque queríamos ir despacio. Estaba muy contenta de haberle conocido y de que fuera recíproco, pero nunca sentí esas mariposillas en el estómago de otras veces.
Nuestra relación se ha caracterizado desde el principio por la paz y la tranquilidad, como si fuéramos un par de abuelillos, y por eso al principio estaba muy confundida. Hace unos meses pasé unos días de crisis y casi depresión porque empecé a dudar de mis sentimientos por él, debido a la falta de esas "mariposas" en el estómago. Pero justo después él se tuvo que ir unos días de viaje y durante su ausencia me di cuenta de lo muchísimo que le echaba de menos. Desde que estoy con él estoy contenta, agradecida y tranquila. Me encanta tener detalles con él que le hagan feliz: hacerle sus platos preferidos, hacerle un pequeño regalito que le haga ilusión, etc. Y él con él lo mismo, me mima y se desvive por mí. Soy feliz con él, pero también era feliz antes de conocerle. Él no me completa, me complementa.
Por supuesto que hay s*x* entre nosotros y lo disfrutamos, pero cuando he estado soltera estaba bastante salida y pensaba que si tuviera pareja me acostaría con ella todos los días, y la verdad es que no lo hacemos todos los días, solo cuando nos apetece (aunque también es cierto que la píldora me ha bajado bastante la libido, pero él no se queja).
En resumen, somos felices el uno con el otro, pero no existe esa pasión arrebatadora que nos han metido en la cabeza que es imprescindible en una relación y por eso estoy un poco confundida. También tengo que decir que soy una persona que no aguanta los vaivenes emocionales continuos, aprecio la calma y la tranquilidad de espíritu, así que tampoco me puedo quejar de esto.
¿Qué opináis de esto, primas?¿Cómo lo veis vosotras?