Madres que son adversarias

Yo tengo muy pocos recuerdos de mi madre hasta los 11 años, que tuvo una enfermedad grave y dejó de trabajar. Cuando se casó trabajaba de secretaria en una empresa química suiza y siguió trabajando después de nacer mis hermanos y yo. Además, viajaba a menudo y salía a muchos eventos de la empresa, así que nos cuidaban mi abuela (la madre de mi madre) y una chica que vivía en casa, por lo que no tengo vínculos afectivos fuertes con ella. A mi padre también le veíamos poco porque también viajaba mucho fuera de España.

Eso hizo que mis hermanos y yo nos uniésemos mucho y ahora tenemos un vínculo afectivo mucho más fuerte entre nosotros que con nuestros padres.
 
Tengo que leeros a todas más atrás porque hacía días que no me metía en este hilo.

Lo expliqué más atrás,en una discusión en la calle, vino a liármela hace unos meses y bueno,vaya escenita de verdad.
A lo que iba, qué os parece la frase que me soltó en plena discusión, es la que más se me ha quedado:
»sabes qué es lo que pasa?Lo que pasa es que me tienes envidia porque yo soy feliz y tú no.

Me reí y más furiosa se puso aún.
Suelen acusar de lo que hacen ellas....es decir , te ha confesado (sin quererlo) que te tiene envidia por ser feliz....y ella no.

Y ya si te ries y no la tomas en serio....Para qué queremos más....La dejaste super fastidiada....
Está muy bien ganarles esas pequeñas batallas....pero recuerda que siempre volverá a por la revancha...
Ánimo!!
 
Yo también soy de replicar, pero eso suele empeorar las cosas y muchas veces me ha funcionado decirle que hablar cuando esté tranquilo,sino lo ignoro.

No tiene que gritar al bebé,pero quizá está pasando una racha de estrés?

Bueno, en mi caso es que no soy capaz de no replicar, ni que sea un "no me grites". Y en el caso de mi costillo lo de ignorarle es lo que empeora las cosas. El es el primero que luego se ha sentido fatal de gritarle al nene, el problema es toda la basura que ha salido al preguntarle qué pasaba. Y bueno, que han salido muchas cosas internas de él en plan crisis de los 40 y que yo desconocía, y la conversación se ha ido complicando, y para simplificar hemos decidido que no se tolera ni un grito más en la casa y ya lo que ha ido saliendo al tirar del hilo lo iremos trabajando de a poquitos.

También yo he tenido ese momento de "me separo" supongo que porque eso es lo que me hubiera gustado que hiciera mi padre ante el primer maltrato de mi madre, agarrar a los hijos y pirarse lejos de ella. Y sobre eso pues tengo que trabajar yo.
 
Yo al cortar es como si los hubiese enterrado en vida.
Me da igual que en verdad sigan existiendo porque para mi no existen al cortar puentes y eso ya me basta.
No me podía permitir el lujo de seguir estando cerca y esperar a que desapareciesen o muriesen para dar por cerrado este capítulo de mi vida... No era necesario, no era práctico y no era inteligente.
Así que mira... Coger todo, cortar por lo sano y como si no viviésemos en el mismo mundo y paz para todos ( o al menos para mi y para los míos).
A mi al principio me costaba asumir esto..
Como coincidimos mi hermana y yo en el mismo cole...En el fondo sentía que si cortaba ese pequeño nexo....seria peor para mi....sería como perder toda posibilidad de "solución".

Ahora tengo claro que lo que necesito es cortar este pequeño nexo que aún nos une.
Me hace daño verles y "suponer" lo que hacen o dejan de hacer....
Espero poder sacar a los niños este año de ahí....
El tiempo al final es sabio y te va mostrando lo que de verdad necesitas aun cuando , como yo, dudases en un principio.
Estoy deseando llegar al punto en el que estás. Lo necesito.
Bastante dura es la vida de por sí...como para andar arrastrando estas historias ....
 
A mi al principio me costaba asumir esto..
Como coincidimos mi hermana y yo en el mismo cole...En el fondo sentía que si cortaba ese pequeño nexo....seria peor para mi....sería como perder toda posibilidad de "solución".

Ahora tengo claro que lo que necesito es cortar este pequeño nexo que aún nos une.
Me hace daño verles y "suponer" lo que hacen o dejan de hacer....
Espero poder sacar a los niños este año de ahí....
El tiempo al final es sabio y te va mostrando lo que de verdad necesitas aun cuando , como yo, dudases en un principio.
Estoy deseando llegar al punto en el que estás. Lo necesito.
Bastante dura es la vida de por sí...como para andar arrastrando estas historias ....
Yo sabía que lo necesitaba pero me paraba un poco el pensar que al irme yo les hacía ganar a ellos.
Estaba un poco cegada con el tema de no mostrarles debilidad, de hacerles frente pero en el fondo cada vez que me tenía que presentar así y parecer impasible terminaba agotada psicológicamente y malhumorada y eso no es vida.
He comprendido que quedarme si hubiera sido perder porque de haberme quedado estaría viviendo una vida a disgusto ( y por lo tanto dándoles satisfacción a ellos).
Espero que encuentres pronto tu paz , te la mereces y creo que has llegado al punto de comprender que lo único importante es vuestra paz .
 
En el entorno social, laboral, disimulo. Me siento una impostora salvo con mi círculo más estrecho.

Yo al principio también, lo de disimular. Me sentía rara. Sentía la necesidad de justificar que en casa de mis padres todo era normal. Ahora no lo hago. Si alguien me pregunta o sale la conversación, no doy detalles por su puesto, pero si dejo claro que con mi madre tengo la relación justa, justa.
No voy por ahí contando mi infancia, pero si sale el tema tampoco miento, ni la justifico. Como gracias a Dios con mi familia materna también tengo el trato justo, pues el tema no sale.

Durante mi embarazo lo pasé fatal, porque aunque ella sabía que estaba embarazada nunca me llamó ni me preguntó como estaba y uno de mis primos, con toda su buena intención, les dijo a mis padres que si no les daba vergüenza y la respuesta fue que yo era malísima y les hacía sufrir mucho.
Nunca les di un disgusto en los estudios, nunca llamaron de comisaría por una detención, jamás perdí el respeto por mi misma en el tema alcohol o drogas, nunca llegué con una barriga, nunca dilapidé dinero. Simplemente mi amor se secó. Y no toleraba injusticias ni soportaba más escuchar barbaridades sobre mis abuelos, tíos, etc... porque a parte de conmigo mi madre se ha portado mal con mucha más gente. En resumen, desde muy pronto no me plegué a sus directrices. Nunca jamás la dejé pasar por encima de mi libre albedrío. Aunque eso supusiera estar encerrada horas a oscuras en un armario empotrado. Aunque me cascara ostias como panes. Aunque me obligara a estar de pie con los brazos en cruz en el salón durante un día entero. Nunca le di la razón si creía que no la tenía. Nunca me creí sus mierdas y siempre se lo hice saber. Porque en el fondo, yo sabía que si cedía no servía de nada. Que sería peor. Que ella seguiría sin quererme, pero yo empezaría a despreciarme. Me creé un botón mental y cuando me castigaba o me pegaba lo conectaba y yo dejaba de estar allí. Estaba en el fondo del mar viendo a los peces, o en medio de Santa Sofía con todo inundado de luz o en medio de un fiordo pasandome la mano por la cara y sitiendo el sabor a sal del viento. Era la única manera de soportarlo. Dejando de estar allí.
Y yo se, que en el fondo, no es mala tía. Pero está terriblemente frustrada. Todo biene de muy atrás. De complejos de ella, de desafecto de ella misma con su madre, a la que nunca pudo igualar. De desajustes suyos. De mucho, mucho, mucho egoismo y muchísimo desprecio hacia los otros. Asi que, que corra el aire.

Hace muchos años, tenía un jefe, uno de los primeros, que era un amor, alguna vez he escrito sobre él. Era vejete, estaba a punto de jubilarse, me llamaba hija mía en cualquier circunstancia, lo cual a veces hacía que los clientes se medio descojonaran. Pero era increiblemente bueno y para su edad y nuestro sector, terriblemente compresivo con una chiquilla novata, en una profesión masculina en la que las mujeres en su época eran pocas o ninguna directamente. Un día se nos presentó un problema importante, importante. Jodido de resolver y con unas posibles implicaciones muy chungas. Fue una cagada de todo el departamento bastante sideral, cagada que yo heredé y de la que no fui consciente hasta que no la tenía encima.
Tardé cuatro días sin sobar casi y con una tensión de la ostia, pero lo resolví. Y lo resolví de putísima madre para todos. Cuando me presenté en su despacho con la solución parecía la hermana yonki de Mario Vaquerizo, por el ojeramen, los pelos y el maquillaje. Pero cuando vio mi informe, levantó la vista (Dios no lo voy a olvidar en mi vida) y me miró con los ojos llenos de admiración y reconocimiento. Esa mirada del jefe yulupuki (mote que le tenía) me hizo más bien que la subida de nómina y que todos los comentarios positivos que vinieron después. Se quedó en silencio un rato y no me dijo nada. Sólo asentía con la cabeza y me miraba. Y me dijo, Hija mía, qué orgullocho echtoy de uchted. Que gran profechional va a cher y ya ech. Era la primera vez que alguien me decía algo tan sentido y con tanto respeto. De la tensión, el no sobar y el puñetero abuelo hablándome bien, me vine pa´bajo y me dio una llorera del quince. El pobre hombre me dijo que: no me preocupache, por Dioch, que nadie había penchado en echarme a mi lasch culpasch, que bien che veía que era una cagada de antech de que llegache yo. Yo quería decirle que no era eso. Que era que me había emocionado su reconocimiento, pero claro, no me salía. Y el pobre como no sabía que decir me casca: Le voy a decir a Pedorro (el superjefe) que le vamoch a chubir a uchted el chueldo y achí che compra uchtez cochas bonitach y va a la peluquería. Que noch ha chacado uchtez de una buena, hija mía. Me entró la risa, claro, risa idiota, tenía el pelo asqueroso de sucio, pero es que no había hecho más que buscar soluciones y currar. Y me dice: que orgullochoch echtarán chuch padrech.... Ale otra vez a llorar.....
 
Yo sabía que lo necesitaba pero me paraba un poco el pensar que al irme yo les hacía ganar a ellos.
Estaba un poco cegada con el tema de no mostrarles debilidad, de hacerles frente pero en el fondo cada vez que me tenía que presentar así y parecer impasible terminaba agotada psicológicamente y malhumorada y eso no es vida.
He comprendido que quedarme si hubiera sido perder porque de haberme quedado estaría viviendo una vida a disgusto ( y por lo tanto dándoles satisfacción a ellos).
Espero que encuentres pronto tu paz , te la mereces y creo que has llegado al punto de comprender que lo único importante es vuestra paz .
Tal cual. Quedarse es perder. Ganas batallas cada puto día, pero estás perdiendo la guerra sin darte cuenta.
 
Hola chicas (hay algún chico?)
Os he leído y me removéis mucho.
Me ha llamado la atención lo de los gritos a los bebés y vuestras reacciones.
Yo no he sido maltratada físicamente (aunque sí amenazada con un cinturón por mi padre "lo normal" antes....o no..?) y cuando mi peque nos saca de nuestras casillas y mi marido le grita o habla mal (yo tb lo he hecho y ya me estoy corrigiendo pq un día me sentí tan mal....que dije que no quería ser así,me sentí una maltratadora)pues eso, me pone muy nerviosa y me da miedo.... (sé que no va a pasar de ahí, luego hasta ha llorado por ello)pero me sorprende mi reacción pq le empiezo a decir que eso no, que por ahí no...que ya está bien...
Fuimos a un curso de disciplina positiva y aunque es difícil con 2 casi 3 años..(a veces nos puede su perseverancia) lo intentamos por esa vía siempre. (Con resultado y sin él)
El caso es que yo lloré lo que no está escrito en ese curso... nos dijeron que era normal por como nos habían criado a nosotros. Y nos hizo reflexionar mucho. Para mí fue terapia eh......
No hagáis a los niños lo que no haríais a un adulto, para un adulto sería delito (humillar, amenazar, insultar,chantajear... pegar....)
Bueno, en mi caso es que no soy capaz de no replicar, ni que sea un "no me grites". Y en el caso de mi costillo lo de ignorarle es lo que empeora las cosas. El es el primero que luego se ha sentido fatal de gritarle al nene, el problema es toda la basura que ha salido al preguntarle qué pasaba. Y bueno, que han salido muchas cosas internas de él en plan crisis de los 40 y que yo desconocía, y la conversación se ha ido complicando, y para simplificar hemos decidido que no se tolera ni un grito más en la casa y ya lo que ha ido saliendo al tirar del hilo lo iremos trabajando de a poquitos.

También yo he tenido ese momento de "me separo" supongo que porque eso es lo que me hubiera gustado que hiciera mi padre ante el primer maltrato de mi madre, agarrar a los hijos y pirarse lejos de ella. Y sobre eso pues tengo que trabajar yo.
 
Madre mía.... he evitado este hilo muchas veces, porque sabía que lo pasaría mal leyendo, y así ha sido. Estoy con un catarrazo del tres y en mala hora me he metido aquí. Lo siento por todas, de corazón.
Deciros a todas las que escribis vuestras experiencias, que son mucho más comunes de lo que pensais, y que es una pena que exista ese tabú y no se pueda decir en voz alta: Mi madre es un asco de madre. La mía lo es. Una p*ta mierda de madre.
Y no se por qué es, pero me importa tres coj*nes a estas alturas. Ya he pasado por todas las fases y estoy en la de ni frío ni calor. Es triste pero si me llama mi padre y mañana me dice mi madre ha palmao, pues me daría bastante igual. Bastante mucho. Qué hija desnaturalizada! Pues si... pero qué madre he tenido.
No recuerdo un gesto de cariño, no recuerdo un abrazo, un mimo, un decirme hija mía cuánto te quiero o hija que bien has hecho esto.
Sólo había miradas de asco, silencio y desprecio. Insultos y golpes si, en abundancia. Recuerdo esconder estas cosas, no contarlas a nadie, porque me avergonzaba yo. Pensaba que era yo la mala, que me merecía dormir en el balcón a -5 grados Centígrados porque me había quejado de que las lentejas de la cena estaban saladas. Que me fui a hacer el exámen de selectividad con un ojo como una berenjena y encima le decía a la gente que había sido yo de los nervios contra la puerta del armario, por mala hija, por no haber dado las gracias por la cena. Cuando con tres años ya había aprendido a esconderme cuando ella llegaba a casa. Cuando me hacía la dormida para evitar que me hablara, pero me despertaba y me reñía igual, por dejar la toalla descolocada en el baño. Cuando me dijo que de sus hijos habría preferido que fuera yo la que enfermara y muriera, y no mi hermano. Cuando yo enfermé, y me dijo que a ella le daba igual si yo podía tener hijos o no, que casi mejor que no los tuviera. Cuando me llamaba montón de carne, cuando me decía que soy fea como su suegra, cuando me insultaba diciéndome que lo único para lo que valía era para estudiar, que si no me daba vergüenza ir con esa cara por la calle, cuando saliamos juntas de casa a hacer un recado y yo tenía que ir cinco pasos por detrás, porque le daba vergüenza ir a mi lado. Cuando me decía que soy la mayor decepción de su vida.
Mi nacimiento fue un parto horrible y trabajoso en el que mi madre pensó que palmaba y que nunca me dejó de recordar. Desde el primer día me crió mi abuela. Mi madre volvió pronto al trabajo. Y esa falta de vínculo durante los primeros días, estoy segura de que es determinante.
Con 18 años me fui, me pagaron estudios, carrera y de todo, y me ayudaron mis primeros meses de empezar a trabajar, conste. Pero no he vuelto a casa de mis padres desde hace mucho, mucho tiempo, sólo para lleva a mi niña a que pase unos días con ellos, porque sorprendentemente son unos muy buenos abuelos. No he vuelto a mirar atrás excepto muy de vez en cuando. Hoy ha sido uno de esos días. Y me cago en la p*ta.
Ahora contemplo a mi hija jugar, feliz y amada. Y me siento llena de eso que me faltaba. Veo las fotos de esa adolescente con ojos tristes, tan guapa y tan bienintencionada, tan deseosa de agradadar a todos, tan necesitada de reconocimiento. Tan brillante y tan opacada. Y me siento muy orgullosa de ella. De como salió adelante, de como sin una gota de cariño y sin casi apoyo se forjó una carrera a base de trabajo duro, de como un día se miró al espejo y se dio cuenta de que era una gran mujer, que lo merecía todo. Y de como al mismo tiempo se dio cuenta, con horror, de que su madre no se la merecía a ella.

Querida prima. Me ha sorprendido verte aquí por lo salerosa, graciosa, inteligente, valiente, sensata, divertida, fuerte, brillante, simpática, empatica, hablando de tus andanzas y peripecias con tu costillo Naranjo, las cosas de tu Naranjita.... ha sido siempre tan confortador leer a una mujer tan positiva, con las cosas tan claras... que leer por lo que has pasado me ha hecho llorar de dolor y de rabia, como me ha pasado con el resto de primas, porque he visto muchísimas de mis propias vivencias en vosotras y, según las leo, reconozco espantos de madres dañando al mejor de sus hij@s y lloro de rabia, de impotencia, de sentirme en esos cuerpecitos infantiles, esas adolescentes, jóvenes e, incluso, madres ya de su propia familia luchando porque a sus hijos no les llegue ni el mínimo soplo de lo que han tenido que vivir.
Siento con rabia que también tú hayas pasado por ello, tan brillante, tan alegre, con lo bien que lo pasamos leyéndote... ¡que desgracia tan grande de esa madre que no ha sabido valorar y disfrutar la maravilla de ser humano que trajo al mundo!
A todas nuestras madres con la enfermedad de la maldad, el abandono y la frialdad emocional a la vez que la espantosa posesión, la envidia y el rencor, la incapacidad para AMAR... el volvernos la mente contra nosotras mismas, hacernos avergonzar de EXISTIR... tantos daños que sufrimos que todas conocemos...
Y compruebas que a quienes han escogido como depósito y pagano de sus males son personas increíblemente válidas y brillantes, tanto que ha debido ser ese brillo el que las señaló como enemigas o rivales de estos seres que no merecen llamarse madres.
Es que asombra siempre que van a oscurecer o destruir justamente a lo mejor que han traído al mundo, en lugar de disfrutarlo o enorgullecerse por ello.
Siento tanta rabia hacia estos seres tan venerados e intocables por la sociedad, cada vez que veo que hay una persona más, dañada por ellos...
A todas: huid cuanto antes y cuanto más lejos mejor. No importa lo que diga nadie, que jamás os ayudará en nada, huid como huyó Lot de Sodoma y Gomorra. Pero huid sin mirar atrás, para no quedar convertidas en estatuas de sal.
Huid.
Todo tiempo gastado será perdido y después lamentado cuando no tenga remedio.
Vuestra vida os pertenece. Quien tiene la obligación de cuidar son los padres a los hijos que traen a este mundo, no al revés.
Escapad.
Escapad a como de lugar. Está en juego vuestra vida y también la salud mental de vuestros hijos.
Y prima @Naranja, desahógate aquí con nosotras, que serás comprendida, porque querida ya lo eres de encontrarte por otros hilos del foro donde tanto y tan buenos ratos nos haces pasar. Preciosa nuestra :kiss::kiss::kiss:
 
Yo sabía que lo necesitaba pero me paraba un poco el pensar que al irme yo les hacía ganar a ellos.
Estaba un poco cegada con el tema de no mostrarles debilidad, de hacerles frente pero en el fondo cada vez que me tenía que presentar así y parecer impasible terminaba agotada psicológicamente y malhumorada y eso no es vida.
He comprendido que quedarme si hubiera sido perder porque de haberme quedado estaría viviendo una vida a disgusto ( y por lo tanto dándoles satisfacción a ellos).
Espero que encuentres pronto tu paz , te la mereces y creo que has llegado al punto de comprender que lo único importante es vuestra paz .

Sabias palabras. Me pasó lo mismo que a ti y es el mejor consejo que le puedes dar a @Diva. Entiendo su punto de vista porque primero pasé por él, pero luego llegué al tuyo por tus mismos motivos.
@Diva ganará en paz, tranquilidad, fuerzas... calidad de vida y eso redundará, sin duda, en bienestar para la familia que ha formado.
Solución NO TIENE ésto, de veras. Generaciones a lo largo de la historia padeciendo y CALLANDO este horror y nunca sirve ni sirvió nada. No seamos otro eslabón en la infinita cadena martirial de estos engendros. No lo merecen. Pudren todo y es irrecuperable. Sólo puedes coger tu vida y rescatarla alejándote y contacto cero.
 
Yo al principio también, lo de disimular. Me sentía rara. Sentía la necesidad de justificar que en casa de mis padres todo era normal. Ahora no lo hago. Si alguien me pregunta o sale la conversación, no doy detalles por su puesto, pero si dejo claro que con mi madre tengo la relación justa, justa.
No voy por ahí contando mi infancia, pero si sale el tema tampoco miento, ni la justifico. Como gracias a Dios con mi familia materna también tengo el trato justo, pues el tema no sale.

Durante mi embarazo lo pasé fatal, porque aunque ella sabía que estaba embarazada nunca me llamó ni me preguntó como estaba y uno de mis primos, con toda su buena intención, les dijo a mis padres que si no les daba vergüenza y la respuesta fue que yo era malísima y les hacía sufrir mucho.
Nunca les di un disgusto en los estudios, nunca llamaron de comisaría por una detención, jamás perdí el respeto por mi misma en el tema alcohol o drogas, nunca llegué con una barriga, nunca dilapidé dinero. Simplemente mi amor se secó. Y no toleraba injusticias ni soportaba más escuchar barbaridades sobre mis abuelos, tíos, etc... porque a parte de conmigo mi madre se ha portado mal con mucha más gente. En resumen, desde muy pronto no me plegué a sus directrices. Nunca jamás la dejé pasar por encima de mi libre albedrío. Aunque eso supusiera estar encerrada horas a oscuras en un armario empotrado. Aunque me cascara ostias como panes. Aunque me obligara a estar de pie con los brazos en cruz en el salón durante un día entero. Nunca le di la razón si creía que no la tenía. Nunca me creí sus mierdas y siempre se lo hice saber. Porque en el fondo, yo sabía que si cedía no servía de nada. Que sería peor. Que ella seguiría sin quererme, pero yo empezaría a despreciarme. Me creé un botón mental y cuando me castigaba o me pegaba lo conectaba y yo dejaba de estar allí. Estaba en el fondo del mar viendo a los peces, o en medio de Santa Sofía con todo inundado de luz o en medio de un fiordo pasandome la mano por la cara y sitiendo el sabor a sal del viento. Era la única manera de soportarlo. Dejando de estar allí.
Y yo se, que en el fondo, no es mala tía. Pero está terriblemente frustrada. Todo biene de muy atrás. De complejos de ella, de desafecto de ella misma con su madre, a la que nunca pudo igualar. De desajustes suyos. De mucho, mucho, mucho egoismo y muchísimo desprecio hacia los otros. Asi que, que corra el aire.

Hace muchos años, tenía un jefe, uno de los primeros, que era un amor, alguna vez he escrito sobre él. Era vejete, estaba a punto de jubilarse, me llamaba hija mía en cualquier circunstancia, lo cual a veces hacía que los clientes se medio descojonaran. Pero era increiblemente bueno y para su edad y nuestro sector, terriblemente compresivo con una chiquilla novata, en una profesión masculina en la que las mujeres en su época eran pocas o ninguna directamente. Un día se nos presentó un problema importante, importante. Jodido de resolver y con unas posibles implicaciones muy chungas. Fue una cagada de todo el departamento bastante sideral, cagada que yo heredé y de la que no fui consciente hasta que no la tenía encima.
Tardé cuatro días sin sobar casi y con una tensión de la ostia, pero lo resolví. Y lo resolví de putísima madre para todos. Cuando me presenté en su despacho con la solución parecía la hermana yonki de Mario Vaquerizo, por el ojeramen, los pelos y el maquillaje. Pero cuando vio mi informe, levantó la vista (Dios no lo voy a olvidar en mi vida) y me miró con los ojos llenos de admiración y reconocimiento. Esa mirada del jefe yulupuki (mote que le tenía) me hizo más bien que la subida de nómina y que todos los comentarios positivos que vinieron después. Se quedó en silencio un rato y no me dijo nada. Sólo asentía con la cabeza y me miraba. Y me dijo, Hija mía, qué orgullocho echtoy de uchted. Que gran profechional va a cher y ya ech. Era la primera vez que alguien me decía algo tan sentido y con tanto respeto. De la tensión, el no sobar y el puñetero abuelo hablándome bien, me vine pa´bajo y me dio una llorera del quince. El pobre hombre me dijo que: no me preocupache, por Dioch, que nadie había penchado en echarme a mi lasch culpasch, que bien che veía que era una cagada de antech de que llegache yo. Yo quería decirle que no era eso. Que era que me había emocionado su reconocimiento, pero claro, no me salía. Y el pobre como no sabía que decir me casca: Le voy a decir a Pedorro (el superjefe) que le vamoch a chubir a uchted el chueldo y achí che compra uchtez cochas bonitach y va a la peluquería. Que noch ha chacado uchtez de una buena, hija mía. Me entró la risa, claro, risa idiota, tenía el pelo asqueroso de sucio, pero es que no había hecho más que buscar soluciones y currar. Y me dice: que orgullochoch echtarán chuch padrech.... Ale otra vez a llorar.....

¡Que grande, joer!
¡Pero que grande!
(Entreverao de tus aderezos y chascarrillos de siempre que tanto nos hacen reír y nos alegran).
Por cierto... ¿Cómo le diría a Pedorro que le chuba el chueldo a echta joven tan valiocha que noch ha chacado de echte marrón? :ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO:
 
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