Madre mía.... he evitado este hilo muchas veces, porque sabía que lo pasaría mal leyendo, y así ha sido. Estoy con un catarrazo del tres y en mala hora me he metido aquí. Lo siento por todas, de corazón.
Deciros a todas las que escribis vuestras experiencias, que son mucho más comunes de lo que pensais, y que es una pena que exista ese tabú y no se pueda decir en voz alta: Mi madre es un asco de madre. La mía lo es. Una p*ta mierda de madre.
Y no se por qué es, pero me importa tres coj*nes a estas alturas. Ya he pasado por todas las fases y estoy en la de ni frío ni calor. Es triste pero si me llama mi padre y mañana me dice mi madre ha palmao, pues me daría bastante igual. Bastante mucho. Qué hija desnaturalizada! Pues si... pero qué madre he tenido.
No recuerdo un gesto de cariño, no recuerdo un abrazo, un mimo, un decirme hija mía cuánto te quiero o hija que bien has hecho esto.
Sólo había miradas de asco, silencio y desprecio. Insultos y golpes si, en abundancia. Recuerdo esconder estas cosas, no contarlas a nadie, porque me avergonzaba yo. Pensaba que era yo la mala, que me merecía dormir en el balcón a -5 grados Centígrados porque me había quejado de que las lentejas de la cena estaban saladas. Que me fui a hacer el exámen de selectividad con un ojo como una berenjena y encima le decía a la gente que había sido yo de los nervios contra la puerta del armario, por mala hija, por no haber dado las gracias por la cena. Cuando con tres años ya había aprendido a esconderme cuando ella llegaba a casa. Cuando me hacía la dormida para evitar que me hablara, pero me despertaba y me reñía igual, por dejar la toalla descolocada en el baño. Cuando me dijo que de sus hijos habría preferido que fuera yo la que enfermara y muriera, y no mi hermano. Cuando yo enfermé, y me dijo que a ella le daba igual si yo podía tener hijos o no, que casi mejor que no los tuviera. Cuando me llamaba montón de carne, cuando me decía que soy fea como su suegra, cuando me insultaba diciéndome que lo único para lo que valía era para estudiar, que si no me daba vergüenza ir con esa cara por la calle, cuando saliamos juntas de casa a hacer un recado y yo tenía que ir cinco pasos por detrás, porque le daba vergüenza ir a mi lado. Cuando me decía que soy la mayor decepción de su vida.
Mi nacimiento fue un parto horrible y trabajoso en el que mi madre pensó que palmaba y que nunca me dejó de recordar. Desde el primer día me crió mi abuela. Mi madre volvió pronto al trabajo. Y esa falta de vínculo durante los primeros días, estoy segura de que es determinante.
Con 18 años me fui, me pagaron estudios, carrera y de todo, y me ayudaron mis primeros meses de empezar a trabajar, conste. Pero no he vuelto a casa de mis padres desde hace mucho, mucho tiempo, sólo para lleva a mi niña a que pase unos días con ellos, porque sorprendentemente son unos muy buenos abuelos. No he vuelto a mirar atrás excepto muy de vez en cuando. Hoy ha sido uno de esos días. Y me cago en la p*ta.
Ahora contemplo a mi hija jugar, feliz y amada. Y me siento llena de eso que me faltaba. Veo las fotos de esa adolescente con ojos tristes, tan guapa y tan bienintencionada, tan deseosa de agradadar a todos, tan necesitada de reconocimiento. Tan brillante y tan opacada. Y me siento muy orgullosa de ella. De como salió adelante, de como sin una gota de cariño y sin casi apoyo se forjó una carrera a base de trabajo duro, de como un día se miró al espejo y se dio cuenta de que era una gran mujer, que lo merecía todo. Y de como al mismo tiempo se dio cuenta, con horror, de que su madre no se la merecía a ella.
Eres YO.
Aluvión de recuerdos que me has traído. Con lo de la toalla del baño y tu madre despertándote para pegarte ya me has dejado traspuesta del todo.
Lo único que nos diferencia es que yo nunca dormí en el balcón, básicamente porque no teníamos, así que me echaba a la calle en pijama, sin abrigo... en fin.
Ay mi @Naranja , que son muchos años leyéndonos. Ni imaginas el cariño que te tengo. Y sabes qué? Yo esto tuyo lo intuía, y no me di cuenta porque comentaras nada de tu madre, si no por la ternura con la que hablas de tu padre, y por tu añoranza de él. Ella nunca aparecía.
Y todo en ti, el humor, lo extraordinariamente sensible que eres, la inteligencia emocional con que actúas, y que me ha llevado siempre a pensar en ti como en esa prima que tanto siento yo que se parece a mi.
Cuanto lamento que seas tan Yo como YO.
Ya estás en casa, suelta, mi querida niña, que te vamos a dejar nueva!
Te quiero mucho.