La has clavado con la descripción del olor. En una tienda donde trabaje había una señora con obesidad que venía mucho a comprar lana, y cuando estaba no podías quedarte en ese pasillo ni en los de al lado, era algo exagerado. Me daba pena porque era muy maja, obviamente tenía algún problema de salud.Ahora que lo ha nombrado una prima, el tema de las personas con obesidad es una bomba de relojería para los olores corporales. En casos extremos (y eso ya empieza a ser algo normal en España), la higiene les resulta difícil y no llegan a todos los pliegues, por lo que se acumulan suciedad y malos olores. A veces tiran de ayuda con alguien de confianza en la ducha. Recuerdo en un piso donde yo vivía hace mucho, que había un vecino con obesidad. Cuando me tocaba coincidir con él en el ascensor, era una condena asegurada. Intentaba no respirar para no oler pero a veces no podía porque vivía en una planta muy alta yo. El olor es muy fuerte; no es de sudor normal, sino como de bayeta olvidada llena de bacterias y algo más que no sé describir.