Pues eso primas, soy demasiado complaciente con la gente. El acto tan simple de decir que “no”, a mi se me hace literalmente un suplicio.
Antes de la maravillosa pandemia fui a un psicólogo para tratar, a parte de otros temas, este asunto, pero lo tuve que dejar porque básicamente no me lo podía pagar. Aún así me dio pautas, las cuales estoy haciendo, pero no puedo evitar sentirme culpable o mal cuando digo que no a algo.
Tampoco sé decidir cuándo decir que no, y cuando decir sí. Ya sé que en la teoría, solo debes decir si en el caso de que lo veas viable para ti, y vas a estar cómodo. Pero no sé decidirlo cuando se trata de favores, ya que siempre pienso “va, si no me cuesta nada, lo hago y me lo quito de encima”. Pero claro, si no me apetece que? No importa como me siento yo?
Os pongo un ejemplo práctico, el cual me pasó ayer: una amiga está teniendo problemas con su compañía telefónica, y me pidió que la acompañase a quejarse en sus instalaciones cuando yo saliera del trabajo. Ahí el problema está en que, después del trabajo, solo quiero irme a mi casa y hacer mis cosas, no perder el tiempo acompañando a alguien a hacer una cosa que puede hacerlo perfectamente sola (y cabe decir que justamente esta persona me pide favores cada dos por tres). Yo le dije que no (con una excusa inventada ya que me cuesta mucho decir que NO directamente), pero luego, OBVIAMENTE, me sentí culpable, ya que “jope, no me costaba nada acompañarla”.
ODIO ser así, pero no puedo evitarlo.
Así que os pido experiencias, consejos, o si hay alguna prima como yo, la invito a desahogarse, que también es muy terapéutico ¡Os leo!
Antes de la maravillosa pandemia fui a un psicólogo para tratar, a parte de otros temas, este asunto, pero lo tuve que dejar porque básicamente no me lo podía pagar. Aún así me dio pautas, las cuales estoy haciendo, pero no puedo evitar sentirme culpable o mal cuando digo que no a algo.
Tampoco sé decidir cuándo decir que no, y cuando decir sí. Ya sé que en la teoría, solo debes decir si en el caso de que lo veas viable para ti, y vas a estar cómodo. Pero no sé decidirlo cuando se trata de favores, ya que siempre pienso “va, si no me cuesta nada, lo hago y me lo quito de encima”. Pero claro, si no me apetece que? No importa como me siento yo?
Os pongo un ejemplo práctico, el cual me pasó ayer: una amiga está teniendo problemas con su compañía telefónica, y me pidió que la acompañase a quejarse en sus instalaciones cuando yo saliera del trabajo. Ahí el problema está en que, después del trabajo, solo quiero irme a mi casa y hacer mis cosas, no perder el tiempo acompañando a alguien a hacer una cosa que puede hacerlo perfectamente sola (y cabe decir que justamente esta persona me pide favores cada dos por tres). Yo le dije que no (con una excusa inventada ya que me cuesta mucho decir que NO directamente), pero luego, OBVIAMENTE, me sentí culpable, ya que “jope, no me costaba nada acompañarla”.
ODIO ser así, pero no puedo evitarlo.
Así que os pido experiencias, consejos, o si hay alguna prima como yo, la invito a desahogarse, que también es muy terapéutico ¡Os leo!