Mi primer juicio, iba tan nerviosa y tan cagada que llamé señoría al conserje.
Esta es de un amigo.
Su primer día como residente de anestesia.
Empezó a contarle los casos de la guardia a un celador.
Lo peor es que el celador, nunca lo interrumpió.
Ponía cara de interesado, hacía gestos, asentía.
Hasta que un médico veterano se dio cuenta.