Por supuesto, cuando se convive en comunidad hay que moderarse con todo. Y no, porque yo decida tener un perro, mis vecinos no tienen que “fastidiarse” por decirlo finamente con los ladridos del animal. Una cosa es un día puntual, al igual que con los niños. Y eso de que lo último en lo que piensas es en los vecinos, lo siento pero no. Cuando pongo una película, una lavadora, o incluso la termomix en su velocidad más ruidosa pienso en no molestar a nadie. Si sé que al otro lado de la pared hay gente descansando, que quizás mañana tengan que levantarse a las 7 de la mañana para trabajar, más inri para coger a mi bebé en brazos e irme a la otra punta de la casa a intentar que se calme. Por muy nerviosa que esté yo. El ancho del embudo no es siempre para nosotros. Empatía se llama.
Con "lo último que piensas es en los vecinos" me refería a una situación de este tipo, sobrevenida y estresante. No es lo mismo despertarte de golpe porque tú bebé que llora y no sabes si está enfermo, o si está aburrido, o si le está saliendo un diente, o que hacer para que se le pase... que una situación planificada de ponerse una peli, poner la lavadora o enchufar el exprimidor para desayunar. Con tu última frase "El ancho del embudo no es siempre para nosotros. Empatía se llama." Ahí estoy totalmente de acuerdo. Pero para todos igual, para pedir empatía hay que tenerla.
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