Una compañera mía igual, que como mi casa le pillaba más cerca del trabajo que la suya que podía comer allí todos los días para no tener que pegarse la paliza a su casa.Un compañero de trabajo muy amigo mío me dijo una vez que qué bien que mi casa estuviera justo al lado de nuestro local (que no tenía baño) porque así le dejaba mis llaves y podía subir a mear cuando lo necesitara (tiene problemas de próstata y mea cada dos por tres y deja muchas gotas).
Pues le dije que ni hablar, que se fuera a un bar. Y que no, que era muy caro, y ya le dije que meara en una botella pero a mi casa no subía ni DIOS. Se cabreó un poco el pobre pero luego se le pasó.
Yo me quitaría de encima al "amigo" ese tuyo. Se me ponen los pelos de punta imaginándome a un huevón en mi casa duchándose y cocinando a diario. ¡Qué agobio Dios mío!
Le dije dos cosas ciertas: que tengo la casa toda desordenada y que no la voy a ordenar para que venga ella porque a mí me gusta así (está limpia, pero el orden es superior a mi) y dos, que para eso había una salita para comer en el trabajo y así socializaba con otra gente de paso.
Es que la casa de uno para mí es como un santuario. Yo invito gente, pero los elegidos por mi, no gente a lo loco.