Nosotros nos propusimos eso que dices, ni una voz más alta que otra y ser superrespetuosos entre nosostros, lo éramos ya de antes, conste. Pero claro, hay días... Hay veces que te cabreas (la tapa del vater subida, la cocina como Chernobyl tras cocinar un plato de pasta nada más, lo idiota de pagar un abono en el Bernabeú en época de CoVid... ) y no puedes evitar subir el tono de voz, porque tienes mal día o porque te puede el tema. Es curioso, pero llega el día en que es tu propia hija la que te hace ver lo estúpido de tu comportamiento, un día de confinamiento no recuerdo por qué chorrada empecé yo a contestar seco y Naranjo se puso ceñifruncido, nuestra hija se levantó del sofá, nos miró y nos dice, cuando se os pase el drama vuelvo. Los dos nos quedamos mudos y nos sentimos bastante gilipollers por nuestras reacciones.
Esto es fundamental también,tenéis que cuidar mucho como os tratáis tú y tu pareja.Nosotros tenemos claro que discutir delante de los niños,jamás,ni contradecirnos.Si nos piden algo lo hablamos entre nosotros y luego les comunicamos nuestra decisión.Nunca nos hemos faltado al respeto,ni antes ni después de ser padres,con lo cual,eso ya lo teníamos ganado.