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Ya lo he dicho varias veces aquí, tengo una amiga que es maestra de infantil y solo por el nombre del niño ya adivina el nivel socioeconómico y cultural de los padres. Pocas veces se equivoca.En la España de los años 60 y 70 los nombres eran homogéneos. Los hombres ricos y los pobres se llamaban igual, Manuel, Antonio, Luís, Pablo. Y las mujeres ricas y las pobres eran Carmen, Pilar, Mercedes, Rocio.
Ya en los 80 las clases humildes empiezan a usar nombres que consideran más modernos e internacionales: Vanessa y Christian primero, más adelante Jennifer y Kevin. La reacción de la clase media-pijilla para distanciarse de los pobres es poner nombres muy españoles y muy clásicos incluso medievales: Jimena, Pelayo, Hernan, Gonzalo, Santiago, Teresa.
Ahora mismo escuchas el nombre de un español menor de 35 y sólo con el nombre, el nivel socioeconomico y cultural lo puedes adivinar con bastante precisión.
A mí este proceso me parece negativo, indica un clásismo que antes no había o no influía en los nombres.
En este artículo también comentan cómo tu nombre de pila te puede exponer a sesgos y prejuicios: El peligro de llamarse Kevin.