Toda la vida he sido torpe y de intentar tocar lo mínimo, porque todo lo que tocaba acababa en el suelo, mi abuela decía que tenía manos de mantequilla. Ahora de adulta los únicos problemas que tengo son con las pinzas y que moriré siendo torpe.
Mi hija es como yo en la infancia, todo lo que toca o mira esta en el suelo y me desespera, no entiendo cómo en un día se le puede caer tantas cosas de las manos. Menos mal que me siento identificada y me lo tomo con resignación cristiana.
Mi hija es como yo en la infancia, todo lo que toca o mira esta en el suelo y me desespera, no entiendo cómo en un día se le puede caer tantas cosas de las manos. Menos mal que me siento identificada y me lo tomo con resignación cristiana.