Cómics. Un mundo de este mundo

Música salvaje entre magnolias y coyotes.
Publicado por Íñigo Dominguez

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La música ya es como la ropa, un hábito adquirido, y es difícil abstraerse de la rutina para recordar que, en su origen y en esencia, es un tipo arrancando sonidos a un objeto con un sentido inesperado. Algo muy primitivo. Basta pasar de escucharla en casa o con los cascos a un concierto en vivo, pero pequeñito, o simplemente mirar a alguien que sepa tocar algo y es una experiencia completamente distinta. El vértigo ya es antropológico, de emoción arqueológica, si se excava en las más viejas grabaciones norteamericanas, donde nacen las raíces del rock. Y no es lo mismo que escuchar un disco de Mozart, porque no es el propio Mozart quien toca y descubre en ese momento, contigo, lo que sale. Es difícil de explicar, y por eso me pongo. Produce unas sensaciones profundas, conmovedoras, y comprendo muy bien al dibujante Robert Crumb, a quien le dio por dibujar retratos de aquellos pioneros, inspirándose en las escasas fotografías conocidas, en un libro editado en España por Nórdica Cómic. Se llama Héroes del blues, el jazz y el country.

Se siente una fuerte empatía con este librito, una simple sucesión de retratos acompañados de pequeños textos de tres expertos, breves pero punzantes semblanzas de músicos, casi todos muy olvidados. Fueron los primeros intérpretes de blues, jazz y country que se conocen, que no quiere decir que fueran los primeros, porque la historia se hace muy borrosa antes de los documentos sonoros. Eran juglares que vagaban por los caminos o eran populares en su condado, pero desaparecieron sin dejar rastro. Muchos eran famosos sin haber grabado nada, una clase de fama, popular, de renombre, sin imagen, que hoy nos resulta difícil de imaginar. Tommy Johnson, por ejemplo, «era un personaje muy conocido en todo el delta del río Mississippi», dice el texto. Luego añade lacónicamente: «Entre 1928 y 1930 grabó once temas». De Peg Leg Howell se lee esto: «Fue uno de los primeros músicos de country blues en ser grabados». Casi nada, y lo dice así. Cada minúscula biografía, de poco más de diez líneas, tiene frases que podrían hacer arrancar una novela. Howell nació en 1888 y murió en 1966. ¿Cómo vio cambiar el mundo esta gente? Sus padres, sus abuelos, vivieron la esclavitud y la guerra de Secesión, que acabó en 1865. Las cosas que vemos en las películas de vaqueros: la victoria de Caballo Loco en Little Big Horn fue en 1876. Luego conoció dos guerras mundiales, los Beatles. Tres años después de su muerte el hombre llegó a la Luna.

Enseguida aparecen ciegos en esta historia. Un negro ciego tocando blues, quizá junto al río y bajo unas magnolias, tiene algo de misterio insondable en la oscuridad. Como Blind Blake, que «entre 1926 y 1932 grabó casi ochenta temas, para después desaparecer en el anonimato». Vivió y murió en Jacksonville, Florida, quizá nunca saliera de su pueblo. Su página termina así: «Tuvo muchos imitadores, pero nunca llegaron a igualarle». Un genio local que murió sin saber que un siglo después el mundo sabría quién era y lamentaría no saber más. Blind Lemon Jefferson es el más célebre de aquellos negros ciegos, porque fue uno de los grandes, pero su muerte, el 29 de diciembre de 1929, encierra todo ese misterio del que hablo. Miocarditis aguda, dijo el certificado médico, pero nunca se supo bien qué pasó. Se ha dicho que una amante celosa le envenenó el café, que se desorientó en una tempestad de nieve y murió de frío, que le atacó un perro en medio de la noche. También que le asesinó un guía malvado que le acompañó a la estación de tren y le mató para quitarle un cheque que había cobrado.

El ritmo saltarín de algunos blues es el del vagabundo que recorre los caminos y se topa con aventuras y gente curiosa. A menudo la vitalidad que transmiten supera el dolor que cuentan. Letras que hablan de serpientes y piedras, trenes y bolsillos, de Dios y del diablo, de tumbas y de noches, y casi siempre de dinero, de un dólar, de dos, de tres, pocas monedas, la obsesión por llegar al día siguiente. Lo genuino de estos artistas es que lo eran verdaderamente, algo mucho más difícil hoy, y me explico: no tocaban para ser famosos, tener dinero o pasar a la posteridad, como mucho para ganarse la vida. Hoy es casi imposible que alguien que se dedique a eso no tenga al menos como fantasía convertirse en una estrella. Incluso renegar de eso requiere un esfuerzo deliberado, si no una pose. El mundo ya es de otra manera y no es posible ser inocente. Aquellos pioneros ni en sus mejores sueños habrían imaginado ser millonarios, llenar estadios o que lo que dijeran tuviera la más mínima repercusión. Lo hacían realmente porque les gustaba, y nada más. Ese nada más constituye su pureza. No tenían otras pretensiones que las expresivas, expresar lo que sentían, y con un material que estaban inventando, con muy poco heredado. Las músicas y canciones familiares.

Otro detalle encantador de estos grupos es lo artesanal. Hacían música con lo que tenían a mano: silbaban, tarareaban, soplaban en botellas y construían sus instrumentos con palos, calabazas, peines… ideas heredadas de las costumbres africanas. Whistler and His Jug Band fue la primera jug band que grabó un disco. ¿Pero qué demonios es una jug band? En el dibujo salen unos tipos soplando unas garrafas de vidrio. El prodigio de saltar en el tiempo ya no requiere pasar media vida buscando un disco, basta mirar en Spotify. Lo curioso es que siguen sepultados en el olvido y se puede vivir la misma experiencia exótica y recóndita: he mirado y este canal tiene setenta oyentes mensuales.

En las fichas de muchos artistas impresiona ver lo que pone en el apartado Nacimiento (N) o Muerte (M). Hay muchos así: «N: desconocido» o «M: desconocido», o ambas cosas. Caso extremo es Buddy Boy Hawkins, que no tiene ni fechas ni nada. El texto es melancólico. «Se sabe muy poco de su vida», dice. Cuenta que tuvo un estilo impecable, grabó doce títulos entre 1927 y 1929, «pero sus discos se vendieron mal y desapareció en el anonimato». Te lanzas a Spotify y, como en muchas de estas grabaciones, lo primero que se oye, antes que cualquier nota, es ruido, ese ruido de fondo, que no estorba, sino que es como el sonido de viajar hacia atrás en el tiempo o sumergirse en las profundidades. Le da densidad, suciedad, como una moneda romana manchada de tierra.

Varios de estos músicos, como Ed Bell, o Rubin «Rube» Lacey, dejaron la música para hacerse sacerdotes, lo que da una idea del componente espiritual que tenía lo que tocaban. También hay que decir que algunos hacían el camino inverso —lo cual no hace más que reforzar esta idea—, pues dejaban los hábitos para hacerse músicos, como Son House. Había que buscarse la vida como fuera. Blind Willie McTell «debutó en las grabaciones en 1927 después de haber trabajado como cantante callejero y en espectáculos itinerantes de medicina». La primera mujer que aparece es Memphis Minnie, nacida en 1897, «guitarrista consumada», que con diecinueve años ya hacía giras.

Con todo, esta parte negra de la música norteamericana es algo más conocida entre nosotros, estamos mínimamente familiarizados con su mitología. La otra parte del libro, la blanca, el country —en el jazz se mezclan las dos—, nos resulta mucho más ajena y esconde historias fascinantes. El primer artista que aparece, Andy Palmer, que solo hizo ocho grabaciones en 1932, ni existe en Spotify. Para sentir el primer impacto ancestral de esta música se puede buscar a Eck Robertson, nacido en 1887, que sí se encuentra. Pinchen Sally Gooden, de 1922, considerada la primera grabación de música tradicional norteamericana. Es salvaje, rústica, animal, desbocada. Te imaginas perfectamente que la tocaran en la noche para ahuyentar a los coyotes. A diferencia del blues, nocturno y taciturno, parte de la más remota música tradicional blanca tiene una veta de aventura, de excitación, de gente que está un poco loca en medio de la naturaleza infinita. De Earl Johnson, nacido en 1886 en Georgia, el libro dice: «Puede considerarse el violinista más salvaje que jamás haya grabado». Y eso que, aclara, no era ni una gran violinista ni un gran cantante. En el dibujo, en las fotos, aparece un señor serio con traje y corbata que bien podría ser un empleado de la oficina de telégrafos. Despierta la curiosidad inmediatamente, claro, pero apenas se encuentra nada en Spotify. Pero escuchen «Little Rabbit/ Rabbit Where’s your Mammy», de los Crockett’s Kentucky Mountaineers, y les parecerá ver mapaches corriendo por el salón. O el inquietante violín, un sonido que tiene algo siniestro o de psiquiátrico, de «Indian War Whoop», de Hoyt Ming and his Pep Steppers.

Hay dos grupitos por los que tengo debilidad, solo de mirar sus retratos y lo poco que he leído de su historia. Uno es Burnett & Rutherford. Dick Burnett tenía veinticuatro años cuando empezó a tocar el banjo en serio después de quedarse ciego por un balazo. Poco después tomó bajo su protección a un chaval de catorce años, Leonard Rutherford, que era un genio del violín. El texto termina así: «Pasaron los siguientes treinta y cinco años viajando sin parar y tocando por todo el sur». El otro es Carter Brothers and Son. Se ve a un señor de traje, pero con botas, con un violín y a un niño muy serio de pantalones cortos, sentados en dos sillas en medio del campo. El niño, Jimmie, era «un guitarrista extraordinario», y con el violín alocado de su padre, George, poseían «una desenfrenada exuberancia y un abandono temerario y salvaje». Todo ello se puede comprobar en su glorioso tema «Give the Fiddler a Dram», en el que da la sensación de que al final pueden coger el violín y tirarlo por la ventana. Final de su breve semblanza: «En los meses que no se dedicaban a cultivar algodón, los Carter eran músicos profesionales en barcos de vapor el Mississippi».

Si en el blues el instrumento central es la guitarra, emparentada con sus primas africanas, aquí es el violín, traído en las maletas desde Europa y de pasado celta. Los primeros colonos británicos que llegaron a América llevaron consigo seis o siete tradiciones de violín distintas, explica el libro, que en cada lugar se desarrollaron a su vez de forma propia y acabaron generando centenares de estilos diversos en tres o cuatro generaciones. Si el blues es más bien solitario, tiene algo de monólogo y consuelo, el country nace en familia, en la comunidad. Eck Robertson, por ejemplo, que no salió en su vida de Amarillo, Texas, grabó muchas de sus canciones con su mujer y sus hijos. En muchas de estas biografías emerge esa cosa americana de que en cualquier casa hay un instrumento y todo el mundo sabe tocar algo. Por eso estas bandas suenan tan compenetradas, son padres e hijos, primos y cuñados. Abundan retratos encantadores de matrimonios, muy formales en el porche de su casa. Uno se topa con frases que producen vértigo, como que hoy en día nadie es capaz de reproducir algunos de aquellos increíbles sonidos, porque eran virtuosos autodidactas con manías propias y genialidades inimitables fuera de los cánones.

El primer disco de country fue Little Old Log Cabin, de 1922, de Fiddlin’ John Carson, uno de los grandes pioneros. Leamos: «Están entre las interpretaciones más emocionantes y deliciosas de la época. Hay unas cuantas grabaciones en las que Carson parece ir bastante borracho, y escucharlas en esos casos resulta gracioso, o triste, según se vea». Creo haberlo detectado en algunas, y al menos para mí es entrañable. Esta gente cantaba porque se lo pasaba bien, está claro, y en algunos casos había encontrado una manera de no trabajar tanto, no deslomarse en los campos o en la fábrica, y eso supongo que proporciona una enorme felicidad. Son composiciones de una fuerza torrencial, y no se debe olvidar que en su mayor parte era música de baile, para correrse juergas o ligar. Tienen un componente rural, vecinal. Era una costumbre familiar y de pueblo, se juntaban los vecinos, de todas las edades, y aliviaban la dureza de la jornada o las penas de la vida con la música. En esos viejos discos se oye lo que tocaban frente a la chimenea o en las sobremesas de los domingos, melodías arrastradas generaciones atrás desde Escocia o Austria, golpeadas y moldeadas por el uso. En los años veinte hubo una auténtica explosión de bandas rurales, formadas por gente muy joven: era el pop del momento, solo que apenas dejaron rastro, fue una diversión adolescente que dejaron para hacer algo de provecho, pocos grabaron discos.

Da Costa Woltz’s Southern Broadcasters grabaron dieciocho temas en una sola sesión, el libro los define como magistrales, pero su frase final es lapidaria: «La banda nunca apareció en la radio y estuvieron poco tiempo juntos». Más que los discos, la radio, donde se tocaba en vivo, era el principal medio de difusión musical. Quién sabe si aquel día que pasaron en el estudio les pareció que hacían algo decente, que aquello podía ser arte, una música imperecedera o que caería en el olvido. Seguramente pensarían esto último. En la ficha de los cuatro músicos pone «M: desconocido». Uno de los miembros del cuarteto era un niño de doce años que tocaba la armónica, el ukelele y cantaba. Aparecen otros niños en los dibujos, sentados como uno más entre los adultos. Otro de la misma edad, un tal Mumford Bean, era incluso el líder de su grupo, los Itawambians, con su violín.

En los retratos de Crumb se ve que estas personas se ponían guapas para la foto, de domingo, porque en realidad eran granjeros. Es más, en algunos casos aparecen directamente con el mono azul de trabajar o camisas de cuadros de leñadores. Dock Boggs, que tocaba solo con su banjo y que suena asombrosamente bien, como una especie de blues blanco de rara intensidad, era minero del carbón. Wilmer Watts trabajó casi toda su vida en molinos textiles. Es decir, la mayoría no eran profesionales, la música era esa parte que dedicaban a ser ellos mismos, sin ninguna otra pretensión, y se nota como algo único.

Paradigma y referencia de estos artistas es la familia Carter, origen de una saga y pilar de la música tradicional norteamericana, que dejó casi trescientos títulos y vendió millones de discos de los años veinte a los cuarenta. Es una música más hogareña y pausada, seria y lastimera, de salmo y reunión familiar, con una fuerte impronta coral y femenina, pues, además de las voces, uno de los genios de los Carter era la guitarrista, Maybelle. Frank M. Young y David Lasky han contado su historia en una novela gráfica, publicada por Impedimenta, donde se relata espléndidamente su pasión por la música mientras sacaban adelante su granja.

https://www.jotdown.es/2019/06/musica-salvaje-entre-magnolias-y-coyotes/
 
'El primer hombre', la obra maldita de Albert Camus vuelve a la vida en forma de cómic

Creación cultural

El escritor francés, ganador del premio Nobel, falleció en un accidente de coche antes de terminar la que consideraba que iba a ser su propia 'Guerra y paz'
Más de tres décadas después, Catherine Camus, hija del autor, publicó 'El primer hombre', una novela póstuma que mezcla autobiografía y ficción
Jacques Ferrandez ha convertido ahora la obra de Albert Camus en un magnífico tebeo fiel al estilo del autor de 'El extranjero y El mito de Sísifo'

Francesc Miró
30/06/2019 - 20:48h
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Ilustración de 'El primer hombre', adaptación de Jacques Fernández de la obra inconclusa de Albert Camus

Lo primero que hizo Albert Camus tras ganar el Premio Nobel de literatura fue comprarse una vieja y pequeña casa en Lourmarin, en la Provenza francesa. Un antiguo criadero de gusanos de seda que se encargó de reformar para convertirlo en un hogar del que afirmaría: "Por fin he encontrado el cementerio donde seré enterrado".

Murió no demasiado lejos de allí. Volvía a París tras pasar la Nochevieja del 59 en esa misma casa. Su familia viajaba en tren mientras él iba como copiloto junto a su editor, Michel Gallimard, al que acompañaban su mujer y su hija. En una carretera recta y larga de Borgoña, Gallimard pisó el acelerador y, a gran velocidad, algo hizo estallar una rueda del vehículo.

El coche se salió de la carretera y dio tres bandazos hasta colisionar con un platanero. Camus falleció en el acto, con el cráneo fracturado y el cuello roto. Gallimard lo haría en un hospital cinco días después. Las familiares del editor sobrevivieron con alguna magulladura.

En el maletero del coche descansaba intacta una maleta de cuero. Dentro, un ejemplar de La gaya ciencia de Nietzsche, dos cuadernos ajados y 144 páginas escritas a mano y agrupadas bajo el título de El primer hombre. Ese era todo el equipaje de Camus, pero ahí estaba su última e inconclusa novela. La que él aseguraba que se trataría de una historia épica con tintes autobiográficos, una suerte de Guerra y paz ambientada en la Argelia ocupada por los franceses. Aquel manuscrito llega ahora convertido en una espectacular novela gráfica, publicada por Alianza Editorial, traducida por Isabel Soto y dibujada por Jacques Ferrandez.

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Viñetas de 'El primer hombre', adaptación de Jacques Fernández de la obra inconclusa de Albert Camus



Un milagro hecho novela
El primer hombre sobrevivió al accidente de coche que acabó con la vida de quien lo había escrito de su puño y letra. En el verano de 1961, Francine Camus, mujer del fallecido escritor, inició el arduo trabajo de dar forma al manuscrito, mecanografiando la en ocasiones ilegible letra del escritor, estructurando todos los apuntes y atendiendo a los cambios de nombres de personajes y giros que había planeado.

Pero su círculo de allegados la convencieron para que no lo publicase, pues resultó que ni un Nobel te hacía inmune a las presiones políticas. La novela narraba la historia de un hombre que intentaba descubrir la vida de su padre, campesino en la Argelia ocupada por los franceses. Pero resultaba que iba a ver la luz justo cuando los argelinos recuperaban su tierra, como escaso tiempo antes lo habían hecho los marroquíes con el Protectorado español, tras una cruentísima guerra contra la colonización del territorio realizada por Francia.

Además, se sabía que en aquella novela Camus había vertido parte de sus memorias. Y el escritor de obras como El extranjero y El mito de Sísifo se había ganado la antipatía de determinados sectores de la alta alcurnia europea, llegándose a especular sobre si el accidente de coche que acabó con su vida no había sido tan accidental.

Según unas notas del escritor checo Jan Zabrana -cuyos diarios se encuentran en nuestro país publicados por Melusina editorial-, este tenía conocimiento por un contacto de la inteligencia soviética de que Albert Camus había sido asesinado en una operación especial del mismísimo KGB. Entre las razones que podrían haber motivado lo que no deja de ser pura especulación se encontraría su pública condena a la invasión soviética de Hungría o su apoyo a Boris Pasternak para el Nobel.

La suya era una voz inquieta e incómoda. Y eso hizo que la novela tardase 34 años en ver, finalmente, la luz. Catherine Camus, hija de Francine y Albert, consiguió reconducir el proceso de mecanografiado y superar las trabas editoriales de quien no quería hablar de la guerra de la Independencia de Argelia y consigue publicar el libro de su padre en 1994.

Así que, como sostiene la doctora en literatura francesa Alice Kaplan en el prefacio de la novela gráfica que ahora llega a nuestras librerías, "la existencia de El primer hombre es un milagro: un milagro nacido de una terrible tragedia".

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Viñetas de 'El primer hombre', adaptación de Jacques Fernández de la obra inconclusa de Albert Camus



Una novela convertida en cómic
El dibujante y escritor Jacques Ferrandez no tenía, en absoluto, una tarea fácil por delante cuando decidió convertir El primer hombre en una novela gráfica. El material original -publicado en España por Tusquets- del que partía ya era polémico y estaba inconcluso.

Más aún teniendo en cuenta que el estilo literario de Camus no es fácil: el monólogo interior y las digresiones filosóficas, así como las narrativas en su ensayos, son parte de su espíritu. Es realmente complicado convertir la 'acción', los hechos que cabe imaginar entre viñeta y viñeta, para construir una sucesión lógica y atractiva. Y en esta novela, además, parecía haber querido ir más lejos que nunca con una escritura casi automática que combinaba frases inacabadas con otras que se alargaban durante páginas y páginas sin dar respiro al lector.

Sin embargo, Ferrandez ya se había probado con la prosa de Camus en El extranjero, una novela gráfica aquí publicada por Norma Editorial. Entonces lo hizo con un estilo pausado y evocador que solía invadir las páginas, eliminando en ocasiones la frontera de la viñeta en pos del paisaje, y convirtiendo al silencio en un personaje más.

Con El primer hombre, sin embargo, alcanza una nueva cota de excelencia en su concepción arquitectónica de la imagen, que juega a superponer constantemente los paisajes interiores y exteriores de los personajes.

Ferrandez, nacido también en la Argelia ocupada, parece saber distinguir perfectamente cuánto de personal y de ficción habita en la novela maldita de Albert Camus. Comprende el tempo y estructura con pericia el texto. Y, además, sabe inferir el alcance de un tono en absoluto nostálgico, crítico con el pensamiento reaccionario que abundaba en el pasado colonial.

Todo sin olvidar una habilidad portentosa para captar el detalle mágico en contextos crudos y sobrios. Lo hace mediante la superposición de escenarios y personajes de distintas épocas en una sola ilustración, mezclando pasado y presente como un estímulo constante.

El resultado es un cómic bello y en apariencia sencillo que consigue reivindicar la figura de Camus sin rendirle pleitesía. Que hace grande una de las novela más olvidadas del Premio Nobel. Y que, en el fondo, tiene mucho de un manuscrito en el que Camus vertió parte de su historia personal: una búsqueda constante de "razones para envecejer y morir sin rebeldía", como reza la frase que sobrevuela el mar dibujado en la última viñeta de El primer hombre.

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Viñetas de 'El primer hombre', adaptación de Jacques Fernández de la obra inconclusa de Albert Camus

https://www.eldiario.es/cultura/comics/primer-maldita-Albert-Camus-convierte_0_912359135.html
 
Del cohete de Tintín al módulo lunar de Snoopy: los personajes de cómic que han estado en órbita
Alguno de ellos han llegado ha alunizar en la vida real, gracias a la NASA
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SeguirManuel Muñiz Menéndez@manu_traveler
Actualizado:20/07/2019 01:11h
La Luna y la ciencia ficción: estos son los grandes viajes imaginarios al satélite

Al igual que pasa en la literatura y el cine, la Luna ha llamado la atención de los cómics. Desde sus mismos comienzos ha habido personajes que han querido viajar a nuestro satélite. Así, uno de los sueños del Pequeño Nemo de Winsor McCay le llevaba a la Luna, en un viaje fantástico en el que se nota la inspiración de George Méliès.

Otros intentaban ser menos fantásticos y más creíbles, menos Méliès y más Julio Verne. Hergé, que solía documentarse a fondo para sus tebeos, echó mano de la especulación científica de la época para poner en órbita a Tintín en «Objetivo: la Luna» y «Aterrizaje en la Luna». El resultado es una historia sin selenitas ni monstruos, en la que la tensión la ponen sabotajes, fallos mecánicos y escasez de oxígeno; un enfoque casi visionario, teniendo en cuenta que estas historias se publicaron antes del lanzamiento del Sputnik 1.

Además de científicamente acertados, estos dos álbumes son tan entretenidos como cualquier otro protagonizado por el célebre reportero. Seguramente por ello el cohete rojo con cuadros blancos creado por el profesor Tornasol es uno de los elementos más reconocibles de la iconografía tintinesca.

Un detective en el espacio


Una vez empezada la carrera espacial se desató la fiebre y las historias de ciencia-ficción se extendieron a los tebeos más inesperados. Hasta Dick Tracy acabó viajando al espacio y teniendo de nuera a una «Doncella Lunar», que fue víctima de un criminal cuando se vio que aquello no pegaba ni con cola en las aventuras de un duro policía de Chicago.

Y resulta curioso cuál fue el primer personaje de cómic que estuvo cerca de llegar realmente a la Luna, al menos en nombre: Snoopy. Charles M. Schulz era un gran admirador del programa espacial, colaboró con dibujos promocionales y dio permiso a la NASA para usar gratis la imagen de sus personajes, así que su famoso perro dio nombre al módulo lunar del Apolo 10 (que hizo un descenso a pocos kilómetros su superficie), cuyo módulo de mando se llamaba Charlie Brown. Aún hoy en día el módulo Snoopy sigue en algún lugar del espacio, orbitando el Sol, y la NASA continúa entregando los premios «Snoopy de Plata» a quienes contribuyan a mejorar la seguridad o el éxito de una misión.

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Cuando Armstrong y Aldrin pisaron finalmente nuestro satélite, era inevitable que algún personaje de cómic les siguiera de cerca. Stan Lee hizo que los Cuatro Fantásticos evitasen un ataque de los alienígenas kree al Apolo 11 en el número 98 de su serie, publicado en mayo de 1970. Y no eran los únicos superhéroes que estaban allí, ya que años más tarde una historia de viajes en el tiempo puso a Hulk ante las mismas narices de Neil Armstrong. La Luna ha estado muy concurrida en los cómics de Marvel. En ella habitan los Inhumanos (más conocidos ahora por el batacazo de su adaptación en Netflix) y también Uatu, el Vigilante, un ser encargado de levantar acta de todo lo que sucede en la Tierra. Además, sobre su superficie se desarrolló –al menos en los cómics, no así en la reciente adaptación cinematográfica– la batalla que condujo al desenlace de una de las historias más importantes de los X-Men, «La saga de Fénix Oscura».

Firmado, Clark Kent
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En comparación, DC ha prestado menos atención a la Luna, si bien la Liga de la Justicia tuvo allí su base durante algunos años, para gran fastidio deBatman, que nunca tuvo muy claro qué murciélagos pintaba él allí arriba, tan lejos de los oscuros callejones de Gotham. Sí que ha servido para ser deformada cuando alguien quería dejar un mensaje bien visible. Por ejemplo, el Joker –siempre dispuesto a montar un buen número– usó los inmensos poderes que obtuvo durante la serie «Emperador Joker» para poner su cara en la superficie lunar. Y hasta al mismísimo Superman no se le ocurrió mejor idea que grabar en ella un mensaje de despedida a la humanidad cuando creyó haber contraído un virus mortal durante una historia publicada en 1962; firmando, para colmo, como Clark Kent, lo que hizo que tuviera que borrarlo a toda prisa cuando todo resultó ser un mero catarro con extra de kriptonita. Como ven, la Luna ha dado mucho juego en los cómics, hasta haciendo las veces de «post-it» sideral.

https://www.abc.es/cultura/libros/a...comic-estado-orbita-201907200104_noticia.html
 
Marvel arrasa en la Comic-Con con todas las novedades de la “fase cuatro”

Natalie Portman participará en ‘Thor: Love and Thunder’ y Angelina Jolie se muestra “emocionada” por su fichaje por ‘The Eternals’
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Natalie Portman, Chris Hemsworth y Tessa Thompson protagonizarán ‘Thor: Love and Thunder’ (Chris Pizzello / AP)
EFE, SAN DIEGO
21/07/2019 08:46Actualizado a21/07/2019 10:49

Marvel Studios arrasó hoy en la Comic-Con de San Diego (EE.UU.) al detallar sus ambiciosos planes para el futuro, que incluyen cintas como The Eternals, Viuda Negra, “ Thor: Love and Thunder ” con Natalie Portman como diosa del trueno, y una película sobre Blade con Mahershala Ali de estrella.

La presentación de Marvel Studios era la más esperada en la 50 edición de la Comic-Con y la compañía la comenzó a lo grande al anunciar que Vengadores: Endgame (2019) ha superado oficialmente a Avatar (2009) como la película más taquillera de la historia sin tener en cuenta la inflación.

La fase cuatro de Marvel incluirá películas y series de televisión

Vengadores: Endgame culminó 23 películas de extraordinaria narración entrelazada con las que Marvel ha triunfado en todo el mundo en la última década, pero esta cinta dijo adiós a emblemáticos personajes como Iron Man (Robert Downey Jr.) o Capitán América (Chris Evans) por lo que la Comic-Con figuraba como el lugar elegido para que se conocieran los proyectos en el horizonte del estudio.

“La saga Infinity está completa”, proclamó hoy el presidente de Marvel Studios, Kevin Feige, quien fue el encargado de explicar “la fase cuatro” del Universo Cinematográfico de Marvel (MCU, por sus siglas en inglés), que incluirá tanto largometrajes como series de televisión para el nuevo servicio digital Disney+.

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Angelina Jolie promete trabajar duro en su debut en el universo Marvel (Chris Delmas / AFP)
El primer plato del menú de Marvel fue The Eternals, cinta que dirigirá la cineasta Chloé Zhao (The Rider, 2017) y en cuyo notable elenco coral figuran Angelina Jolie, Salma Hayek, Richard Madden o Kumail Nanjiani.

“Estoy muy emocionada de estar aquí”, dijo Jolie en su debut para Marvel. “Voy a trabajar diez veces más duro (que en películas de acción anteriores) porque sé lo que significa ser parte de Marvel y ser un Eternal”, añadió sobre esta película que se estrenará en noviembre de 2020. La mexicana Salma Hayek, por su parte, destacó “la diversa familia” que aparecerá en ese filme.

Scarlett Johansson por fin tendrá su película en solitario como Viuda Negra

Antes que The Eternals verá la luz Viuda Negra, que se lanzará en mayo del próximo año con Scarlett Johansson encabezando un equipo muy femenino en el que sobresalen la directora Cate Shortland y las actrices Florence Pugh y Rachel Weisz.

El público que abarrotó el Hall H, el salón más grande de la Comic-Con, vio hoy un pequeño adelanto con una secuencia en la que se peleaban los personajes de Johansson y Pugh.

Tras interpretar a la intrépida Viuda Negra en numerosas ocasiones, Johansson dijo que aquí se verá a una Natasha Romanoff como “una mujer completamente realizada” en su primera cinta como absoluta protagonista.

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Florence Pugh, O. T. Fagbenle, Rachel Weisz y Scarlett Johansson tomaron la palabra en la Comic Con (Kevin Winter / AFP)
Otra de las noticias de la noche también tuvo nombre de mujer, el de Natalie Portman, ya que después de haber aparecido como Jane Foster en las dos primeras películas de la saga de Thor ahora regresará en la cuarta entrega, Thor: Love and Thunder, convertida en la diosa del trueno. Así, Portman recibió hoy el martillo que la acredita como una versión femenina de Thor.

La actriz estará acompañada en Thor: Love and Thunder, que se estrenará en noviembre de 2021, por Chris Hemsworth, que había encarnado a Thor hasta ahora, y Tessa Thompson, un trío que se pondrá a las órdenes de Taika Waititi, quien fue el director de Thor: Ragnarok (2017).

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Natalie Portman ya ha posado con su martillo de diosa del trueno (Chris Pizzello / AP)
Kevin Feige también dio algunos apuntes sobre Shang Chi and The Legend of the Ten Rings (febrero de 2021), con Simu Liu, Awkwafina y Tony Leung en su reparto; y Doctor Strange in the Multiverse of Madness (mayo de 2021), de nuevo con Benedict Cumberbatch como el todopoderoso hechicero.

No obstante, cuando ya parecía que a Feige no le quedaban ases bajo la manga, el gran arquitecto de Marvel invitó al escenario a Mahershala Ali, que será el protagonista de una nueva película sobre el cazador de vampiros Blade.

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Mahershala Ali será el protagonista de 'Blade' (Chris Pizzello / AP)
Feige también confirmó, sin especificar nada, que están trabajando en las secuelas de Black Panther y Capitana Marvel, y en la tercera entrega de Guardianes de la galaxia. Y dejó con la miel en los labios a muchos al mencionar levemente que planean proyectos sobre Cuatro fantásticos y “los mutantes”, una referencia implícita a X-Men.

Marvel puede incluir ya a Cuatro fantásticos y X-Men en sus historias después de que Disney comprara la parcela de entretenimiento de Fox, que tenía los derechos sobre las adaptaciones de esos dos cómics. Asimismo, el evento estuvo repleto de novedades sobre las series de televisión de Marvel para Disney.

.https://www.lavanguardia.com/cultur...alie-portman-angelina-jolie-the-eternals.html
 
Nostromo: cómo una librería de cómics sevillana llegó a ser una de las seis mejores del mundo
El establecimiento, finalista de los premios Eisner de la prestigiosa Comic Con de San Diego, se presenta como ejemplo de dinamización cultural en Andalucía
Alejandro Luque
25/07/2019 - 21:06h
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La librería Nostromo ha sido seleccionada por defender el mundo del cómic en su entorno

La librería Nostromo, en el número 11 de la sevillana calle Zaragoza, vive desde hace semanas un ambiente de fiesta. En concreto, desde que recibió la comunicación de la prestigiosa Convención Internacional de San Diego (EEUU), la popular Comic Con, había sido nominada a los premios Eisner. "Estamos pletóricos", asegura su gerente, Sergio López. "Todos los días nos damos un pellizquito para acabar de creérnoslo. Es un sueño hecho realidad".

No es para menos: los premios Eisner, que reciben su nombre del genio de la viñeta Will Eisner, son conocidos como los Óscars del género. Fue el propio dibujante, creador entre otros del inmortal personaje de Spirit, el que se empeñó en incluir entre sus categorías un galardón para la mejor tienda especializada del mundo. El Will Eisner Spirit of Comics Retailer Award venía seleccionando en los últimos años a una veintena de candidatas de todo el globo. Este año, cuando la cita cumplía medio siglo de trayectoria, fueron 34 las escogidas. Ahí estaba Nostromo. "Nos comunicaron por teléfono que estábamos seleccionados entre miles de propuestas", prosigue López. "La mayoría de las nominadas eran estadounidenses –de San Francisco, Los Angeles, Chicago, Nueva York–, pero también de Canadá, Israel, Irlanda, Portugal, Argentina o Australia".

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El equipo de Nostromo. De izquierda a derecha: Adriana, Agustín, Sergio, Hortensia y Eva. NOSTROMO SEVILLA

La peculiaridad de los Eisner es que no se designa la tienda más bonita, ni la más grandes, "pues en ese caso siempre ganarían los americanos, donde hay espacios de 500, 600 u 800 metros", dice el gerente de Nostromo. "Se trata de reconocer cómo defiendes tú el mundo del cómic en tu comunidad". Y ahí el establecimiento de la calle Zaragoza, con sus modestos 100 metros cuadrados, que sí tenía argumentos para batirse el cobre.

Nostromo abrió sus puertas en 1997, pero desde hace unos años, con el último cambio de gerencia y aprovechando la bonanza del género, vivió un impulso importante. Se convirtió en un notable foco de actividad y hace un par de años incluso logró abrir otro local en la cercana calle Carlos Cañal. "En este tiempo, hemos traído a Nostromo a autores de gran reputación, algo que a lo mejor pasaba antes en Andalucía una vez cada dos años. Han pasado por aquí Carlos Pacheco, Albert Monteys, Paco Roca –que representó a Nostromo en la ceremonia de los premios–, Ana Oncina, Daniel Torres, David Rubin, Antonio Altarriba o la leyenda del cómic belga Zidrou, entre muchos otros", enumera López.

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Asimismo, "nos sumamos al Día del Cómic Gratis, una jornada en la que se regala un ejemplar promocional a todo el que venga a vernos, y lo hemos convertido en una verdadera fiesta del cómic, con espectáculos de cosplay, magia, ambientación especial…", agrega. Ello sin olvidar una de las actividades más espectaculares que atraen a los amantes de la saga Star Wars, el Spanish Garrison, y cuyo desfile tuvo el año pasado a Sevilla como sede elegida. "Vienen participantes de todo el país y promueven iniciativas solidarias, como visitas a hospitales. Nosotros nos sumamos donando más de 200 cómics para chicos ingresados en el Virgen del Rocío. Son cosas que hacemos porque nos gustan".

Iniciativas como estas son las que han sumado puntos para que Nostromo pasara todas las cribas hasta colarse en la gran final del Cómic Con: al final , les tocó batirse el cobre con otras cinco tiendas: las estadounidenses Alaska Robotics Gallery, Books with Pictures y Cape and Cowl Comics; la portuguesa Kingpin Books y la argentina La Revisteria, que acabó resultando vencedora.

La primera andaluza, y la tercera española
El mérito es aún mayor si tenemos en cuenta que nunca antes una librería andaluza se había podido colar en tan selecto club, y a nivel nacional solo dos habían podido conquistarlo: Akira, de Madrid, en 2012, y Norma, barcelonesa, el año pasado. Y aunque suele decirse con resignación, esta vez es cierto: para Nostromo, el premio ya ha sido llegar hasta allí. "Ha sido increíble el apoyo de la gente desde el primer momento", comenta Sergio López. "Nuestra clientela estaba súper feliz de que su tienda de siempre estuviera nominada en una cita tan prestigiosa, pero es que además hemos recibido mensajes de librerías de Madrid, de Barcelona, de Mallorca, felicitándonos y animándonos, a ver si podíamos traernos el Eisner a casa".

Para este amante de los cómics, estos reconocimientos de la Comic Con "son significativos del buen momento que vive el cómic español, con más de 40 autores trabajando en DC y la Marvel, y muchos otros triunfando en el mercado internacional. Nos atreveríamos a decir que es un momento único", asevera. "Seguimos estando lejos de potencias como Francia, Japón o los propios Estados Unidos, pero al menos estamos logrando romper los mitos que decretaban que el cómic era para críos –hay lectores de todas las edades– o estaba descompensado en cuestión de género: la estadística de hombres y mujeres está al 50 por ciento. Parte de esta evolución se debe a que el cine y la televisión han ayudado mucho".

De hecho, Nostromo no sólo vive de la pasión por los tebeos, sino también de los buscadores de los más variados objetos de consumo relacionados con los éxitos audiovisuales, los juegos de mesa y los vídeojuegos. Y aunque reconocen que "la crisis la hemos sufrido todos los sectores", afirman que "nos hemos ido recuperando año tras año hasta vivir un momento único. Los Vengadores ha sido la película más vista de la historia del cine, y viene de un cómic. Y series como The Walking Dead y muchas otras, igual".

Todo ello anima a los cinco trabajadores de la plantilla de Nostromo a volver a intentarlo en próximas ediciones. “Esta vez nos hemos quedado a las puertas, pero volveremos. Solo tenemos que seguir en lo que estamos: poniendo mucha pasión en lo que hacemos”, apostillan.

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Nostromo

https://www.eldiario.es/andalucia/l...illa-Premio_Eisner-Andalucia_0_924257893.html
 
Este es el cómic que motiva a los alumnos a aprender historia
Pedro Cifuentes, profesor en el IES Miquel Peris i Segarra (Castellón), publica «Historia del arte en cómic: El mundo clásico», un libro que nos acerca al arte clásico de manera didáctica, innovadora y divertida.
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Este profesor de secundaria es un amante incondicional del cómicdesde bien pequeño. Caracterizado por ir siempre con un tebeo bajo el brazo, desarrolló una gran dedicación al dibujo y al arte, tanto que llegó a dedicarse al diseño gráfico años más tarde. Sin embargo, esta no era la única vocación de Pedro, pues él también había adquirido el don de la docencia.

Confiesa a ABC que, cuando decidió dar el paso a la enseñanza hace más de diez años, «pensaba que no iba a poder compaginar el diseño con la educación y, la verdad es que, me resultaba difícil renunciar a una de las dos cosas». Viéndose entre la espada y la pared, al final encontró un modo de solventar este problema: apostó porjuntar el dibujo y la asignatura de historia en un mismo paquete.

«El primer día que llegué a clase me di cuenta que la única cosa que tenía para enseñar a los chavales -como él los llama-, era una viñeta que guardaba en mi mochila». Desde ese momento, el cómic pasó a ser la herramienta didáctica de este profesor en su asignatura de Ciencias Sociales y, para ser sinceros, no le ha ido nada mal el experimento, ya que ha sido reconocido con el Premio Nacional de Educación para el Desarrollo. «Es una forma de trabajar bastante agradable para ellos, además de ser creativa y divertida», asegura Pedro. «Hay que pensar que porque una cosa sea académica, no tiene porque ser aburrida».

la época grecolatina. Un libro autodidáctico que sustituye las aburridas listas de términos, conceptos y estilos, por una excursión al pasado histórico. En otras palabras, la perfecta fusión entre la historieta clásica y el plano didáctico, donde el lector acaba convirtiéndose en un personaje más.

El cómic comienza con la típica aula de instituto donde los «chavales» están aburridos y nada interesados por lo que dice el «Profe» de Sociales. Es entonces cuando éste se sube encima de la mesa y despliega su sable láser de goma; momento en el que empieza la verdadera aventura de la historia. «Yo lo que quiero es que estimulen su creatividad y que se pierdan por el pasado», admite el autor. De esta manera, la clase se desplaza a diversos escenarios, como las ruinas de Éfeso, el Foro romano o, el Faro de Alejandría, entre otros. Allí, aprenden de primera mano la época clásica, con sus estilos, gentes y culturas.

Los tintes de humor que refrescan el ambiente juvenil, característico en las clases de Pedro día a día, también han adquirido su forma literaria en este tebeo. Aparecen viñetas con algunos ejemplos de comentarios reales que hacen sus estudiantes, como cuando les explicó la mitología griega con la escultura de Afrodita, Pan y Heros. «¡Está claro profe: un tío baboso, una tía que le va a zurrar y un angelito!», le dijo un alumno.

Pero la cosa no acaba ahí. El manual también da la oportunidad de conocer a los emblemáticos Homero, Heródoto, la poetisa Safo o, el mismísimo Leonardo da Vinci, quienes toman el papel del maestro. Es a través de ellos donde Pedro reivindica la necesidad del «guía» que debería ser todo profesor. «Hoy en día con Internet los estudiantes tienen sobredosis de información, de tal forma que les cuesta reflexionar sobre lo que leen y escuchan. Ahí es donde tiene que actuar el docente, orientando a sus alumnos a encontrarse consigo mismos y, sobre todo, a enseñarles cómo elegir un buen criterio profesional», desvela.

El ilustrador consigue con esta publicación no solo desbancar el cliché de lo aburrida que es la historia, sino también demostrar que el papel continúa siendo de gran utilidad en la educación. «Si le pones a un libro la etiqueta de tradicional, lo dejas un poco relegado. Por ello, hay que apostar por darle un toque alternativo y que lo distinga del resto», explica. Así, publicaciones como la suya continúan tratando temas de toda la vida, a la vez que logran adaptarse a la realidad social del estudiante. «No se trata tanto de la pelea entre lo digital o lo tradicional, sino de cambiar un poco la mirada».

«Historia del arte en cómic» es un proyecto que no terminará en el mundo grecolatino, sino que continuará con cinco volúmenes más, en los que el autor se adentrará en diferentes etapas de la historia artística. Pedro se encuentra ahora mismo enfrascado en el segundo tomo, dedicado a la Edad Media, y en el que cobrará especial relevancia la Península Ibérica. Pero habrá que esperar hasta finales de año para devorar sus viñetas dedicadas a los grandes emplazamientos del románico, el gótico y el islam, con las que aprenderemos y disfrutaremos como auténticos exploradores.
https://www.abc.es/cultura/abci-est...s-aprender-historia-201907280200_noticia.html
 
Sale a subasta el primer cómic de Spiderman, uno de los más buscados del mundo
El tebeo fue obra de Stan Lee y Steve Ditko y está previsto que la cifra alcance el medio millón de euros
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@abc_cultura
Actualizado:03/08/2019 01:04h
Marvel ultima los detalles para rodar en el Teide

La puja, organizada por Catawiki, es una «oportunidad única» para los coleccionistas fanáticos de las aventuras del superhéroe, ha reconocido en una nota de prensa la casa de subastas en línea. Este ejemplar de Spiderman, «Amazing Fantasy #15» (1962), prevé alcanzar los 500.000 euros en la puja. La última vez que se subastó, en 2011, batió un récord, pasando del millón de euros.

El cómic, que según Catawiki va a generar «una emocionante batalla entre coleccionistas», es obra del mítico ya Stan Lee y su compañero Steve Ditko y constituye la primera aparición íntegra del legendario hombre araña. Por esto se encuentra en el top 3 de los más buscados en el mundo, afirma la casa de subastas.

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El cómic fue la primera aparición íntegra de Spider-Man - Catawiki
El cómic pertenece a una saga que se lanzó durante la Edad de Plata de los tebeos, pero que no tuvo mucho éxito. Marvel se jugó toda en la última edición, correspondiente a la obra que ahora se subasta, y para sorpresa de la compañía, Spider-Man constituyó un éxito rotundo en ventas, sentando un precedente nunca antes visto. «La saga había perdido un gran número de seguidores hasta llegar al borde de la extinción y repuntó de nuevo gracias a la fama que adquirió este personaje», ha apostillado Catawiki en la nota de prensa.

De esta forma, el superhéroe cosiguió su propia serie de televisión, que comenzó con «Amazing Spider-Man #1». Y, a partir de ahí, la historia de éxitos que se conocen del álter ego de Peter Parker.

«Hay un par de razones por las que este cómic es tan popular –ha resaltado Patrick Vranken, director de subastas de la casa–. Por un lado, cuanto menor sea el número de ejemplares, mejor. Además, si es la primera aparición de un personaje en el cómic, puede hacer que valga mucho más».

El precio del cómic se conocerá el 11 de agosto, fecha límite que ha puesto en su página Catawiki para pujar por esta joya de coleccionista única.

https://www.abc.es/cultura/libros/a...-mas-buscados-mundo-201908030104_noticia.html
 
Superlópez regresa al cómic para luchar contra el acoso escolar

El superhéroe se sumerge en un problema que afecta a muchos niños y niñas en las aulas



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Dani Rovira en el papel de Superlópez (superlopez)



Un atraco a un banco y una situación de acoso escolar son los casos a los que se enfrenta Superlópez, el superhéroe patrio creado por Jan en 1973, en su regreso al cómic. Superlópez. El bullying de las sorpresas es el título del libro, editado por Penguin Random House, en la que el superhéroe se sumerge en un problema que afecta a muchos niños y niñas en las aulas y que en esta ocasión estará conectado con el atraco a un banco.

Acabar con los insultos y vejaciones que sufren algunos alumnos por parte de Aldonfo y su banda es lo que procurará Superlópez en esta nueva entrega de la colección Magos del Humor, a la vez que tratará de mediar en un nuevo caso de atraco a un banco a manos de Al Trapone, habitual en sus historias.


Superlópez. El bullying de las sorpresas’ es la nueva entrega de la colección ‘Magos del Humor’

Magos del Humor nació en el año 1984 en la editorial Bruguera, recuperando títulos que ya habían sido publicados en Ases del Humor, su antecesora. Dos años más tarde, en 1986, la editorial Bruguera cerró, por lo que solo llegaron a ver la luz los primeros 12 volúmenes de la serie, pero en 1987 Ediciones B retomó la publicación de la colección desde su primer número hasta el día de hoy.

Es en esta colección en la que aparecen por primera vez las inéditas aventuras de Mortadelo y Filemón y Superlópez, aunque también se encontrarán personajes clásicos de Bruguera como Zipi y Zape, de Escobar, 13 Rue del Percebe, Pepe Gotera y Otilio, El botones Sacarino, La familia Trapisonda y Rompetechos, de Ibáñez, o Los cuentos de tío Vázquez y La familia Cebolleta de Manuel Vázquez, entre otros.

Juan López Fernández, más conocido como Jan, dio vida al personaje de Superlópez en 1973, como parodia del superhéroe de DC cómics, Superman y era muy parecido al actual pero con chistes mudos en blanco y negro en cuatro viñetas.

https://www.lavanguardia.com/libros...rlopez-regresa-comic-lucha-acoso-escolar.html


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Las mejores viñetas de 2019: cuando el cómic abandonó el papel
La tradición ha recluido a la historieta en los límites de la hoja impresa, pero dos exposiciones han demostrado que su lenguaje rebosa cualquier frontera




'Inframundo', Pep Brocal (Astiberri).


Inframundo', Pep Brocal (Astiberri).


ÁLVARO PONS

20 DIC 2019

Antes de comenzar la lista de jugosos títulos que nos han llegado durante los últimos 12 meses, me van a permitir reflexionar sobre el que es, a mi entender, el gran hito del año: 2019 será recordado en el mundo de la historieta como el año en el que los cómics abandonaron el papel. Las exposiciones Viñetas desbordadas, de Sergio García, Max y Ana Merino (Centro José Guerrero), y El dibujado, de Paco Roca (IVAM) han demostrado que el lenguaje del cómic es incontenible. La tradición y la convención ha recluido a la historieta en los límites de la hoja impresa, pero sus potencialidades y capacidades rebosan cualquier frontera impuesta. Las dos exposiciones que han coincidido este año abren nuevos caminos apasionantes de exploración para el noveno arte.

Pero despertemos porque, de momento, el papel todavía está ahí. Y dando excelentes momentos de lectura, como los aportados por tres grandes del cómic que han coincidido en llegar a nuestras librerías con obras que solo admiten el calificativo de magistrales. Jaime Hernández continúa atrapando la vida en viñetas en su saga Locas, que se permite en ¿Es así como me ves? (La Cúpula) el difícil ejercicio de mirar al pasado sin nostalgia. Un repaso a la trayectoria vital en el que coincide el canadiense Seth con la monumental Ventiladores Clyde(Salamandra Graphic) y que Chris Ware certifica con Rusty Brown (Reservoir Books), brillante despliegue de investigación formal que contrasta con la demoledora visión que el autor americano tiene sobre la naturaleza humana. Pero hay otras miradas: alejadas de cualquier juicio más allá del que dará el tiempo, como la de Tadao Tsuge en Mi vida en barco (Gallo Nero); brillantes deconstrucciones de un futuro desquiciado como el que plantea el siempre estimulante Olivier Schrauwen en Vidas paralelas (Fulgencio Pimentel), o reflexiones que son capaces de reescribir los ritos de paso desde la mirada desprejuiciada de la ciencia-ficción, como Tillie Walden en En un rayo de sol (La Cúpula).



'Bezimena', Nina Bunjevae (Reservoir Books).


'Bezimena', Nina Bunjevae (Reservoir Books).




Pero la realidad siempre estará ahí para reflexionar sobre ella: Michael Kupperman repasa la vida de su padre en Niño prodigio (Blackie Books) para definir (y humanizar) el manido concepto de “juguete roto” de los niños en manos de los mass media. Un mundo real que puede ser espantoso y desasosegante, como muestra Nick Drnaso en Sabrina (Salamandra Graphic), o de una crueldad tan cercana e ignorada como la guerra de Yemen que investigan Pedro Riera y Sagar Fornies en Intisar en el exilio (Astiberri). Realidades que obligan a la evasión a otros mundos, quizás a cuentos que solo retienen su apariencia ingenua hasta que se revelan como pesadillas, obligando al arte del cómic a exprimirse en busca de nuevos caminos expresivos: lo hacen Nina Bunjevac con Bezimena (Reservoir Books) y Emily Carroll en La noche que llegué al castillo (Sapristi), con historias que ahondan en el maltrato y la agresión desde inocencias rotas. Aunque ese escape puede llevarnos a terrenos completamente ignotos como En otro lugar, un poco más tarde (Astiberri), donde David Sánchez crea un mundo de reglas propias entre lo lisérgico y el delirio en el que la lectura es un ejercicio de saboreo de sensaciones desconocidas.

Ha sido año de obras que dan nueva vida a personajes clásicos allí donde los dejaron sus autores originales, como el sorprendente El buscón en las Indias, de Guarnido y Ayroles (Norma Editorial), que trasladan con éxito la picaresca de Quevedo a las normas actuales del género, sorpresa incluida (divertidísima y acertada, añado); el inesperado Blake y Mortimer de François Schuiten, Van Dormael, Gunzig y Durieux, que en El último faraón se atreven a situar a los personajes de Jacobs en el universo de las Ciudades Oscuras; o la esperadísima vuelta de Émile Bravo a Spirou, que con La esperanza pese a todo (Dibbuks) sigue reflexionando con lucidez sobre los horrores de la guerra (sin olvidar lanzar alguna genial puyita a Hergé y Tintín).



'Ventiladores Clyde', de Seth (Salamandra Graphic).


'Ventiladores Clyde', de Seth (Salamandra Graphic).



También en 2019 Jen Wang demostró que los cuentos pueden seguir siendo cuentos sin caer en los lugares comunes del tópico con El príncipe y la modista(Sapristi), mientras que Roberto Massó cuestionaba los límites de la historieta como arte narrativo para entrar en los terrenos de una abstracción rítmica en Cadencia (Fosfatina). Hemos leído la afortunada reescritura de Dante en términos de cultura popular que propone Pep Brocal en Inframundo (Astiberri) y el inspirado y motivador cuaderno de viajes de David B., Diario de Italia(Impedimenta), aunque pocos viajes como el contemplativo e interior de Tú, una bici y la carretera, de Eleanor Davis (Astiberri). Un año de cómics donde la diversidad ha mandado, desde obras como Intensa (Astiberri), en la que Sole Otero se adentra en esa marcianada (literal) llamada amor, hasta las que descubren la complejidad de las adopciones en Asia, como Palimpsesto, de Wool-Rim Sjöblom (Barbara Fiore Editora). Y todo sin olvidar autores clásicos como Pazienza (Corre, Zanardi, Fulgencio Pimentel), Chaland (El joven Alberto, Dibbuks), Josep Mª Beà (Peter Hipnos, Trilita Ediciones) o el siempre admirado Flash Gordon, de Dan Barry (Dolmen). No ha sido un mal año, no.

 
He acabado los dos tomos de Locke & Key (Joe Hill y Gabriel Rodríguez) y lo recomiendo a todos aquellos que les llame la atención la trama. Además se acaba de estrenar la serie en Netflix...

Iba a poner la sinopsis pero es bastante extensa ?
 
Estoy viendo la serie y de las peores bazofias que he sufrido. No es ya que traicione la trama y los personajes, es que no tiene ni coherencia lógica
 
Estoy viendo la serie y de las peores bazofias que he sufrido. No es ya que traicione la trama y los personajes, es que no tiene ni coherencia lógica

Locke & Key? Sí, han cambiado demasiadas cosas y me descoloca bastante. Una pena, tenía potencial para ser una gran serie.
 
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