Hoy, en cuanto he empezado a leer a D. Peñazo me ha venido a la memoria este soneto de Quevedo comparando, la nariz de Góngora con su nudo de corbata...
Érase un hombre a una nariz pegado,
Érase una nariz superlativa,
Érase una alquitara medio viva,
Érase un peje espada mal barbado;
Era un reloj de sol mal encarado.
Érase un elefante boca arriba,
Érase una nariz sayón y escriba,
Un Ovidio Nasón mal narigado.
Érase el espolón de una galera,
Érase una pirámide de Egito,
Los doce tribus de narices era;
Érase un naricísimo infinito,
Frisón archinariz, caratulera,
Sabañón garrafal morado y frito.
Ver el archivo adjunto 3297129Ver el archivo adjunto 3297127
Ver el archivo adjunto 3297130
Ver el archivo adjunto 3297131Ver el archivo adjunto 3297132
Semejante nudo tocho, dudo que le gustara a D. Juan Carlos.
En cuanto al bullying a los cinco años por llevar corbata, le obligaría a prescindir de ella?
Ver el archivo adjunto 3297136 Se le olvida que prescindía de ella en algunas ocasiones...
Ver el archivo adjunto 3297139
A estas alturas, el que sufre de dismorfia corporal es el al pensar que no se puede ir bien vestido sin llevar corbata.
Y ya el remate, es decir que no le gusta utilizar plebeyo por ser demasiado clasista.
¡Totalmente de acuerdo, @Aldraguera!
Por cierto, Peñafiel exagera porque, en aquella época, y bastante más tarde, todos los niños de colegio religioso tenían que llevar corbata a diario, entre ellos, mi padre y mi tío. No subo fotos, por ser anónimos, pero es fácilmente comprobable en cualquier foto de los años 40, 50 y 60.
¡Saludos!