La personalidad tipo C
Por Ana MuñozActualizado 29 de julio de 2017
La personalidad tipo C describe a aquellas personas que tienden a negar sus sentimientos y reprimir sus emociones. Esto, a su vez, las predispone a ser más susceptibles a determinadas enfermedades.
Fue en 1980 cuando los investigadores describieron la existencia de un patrón de personalidad que llamaron tipo C. Las personas con este tipo de personalidad eran más proclives a padecer enfermedades autoinmunes.
Pero no es este el único patrón de personalidad que se ha asociado a ciertas enfermedades, pues la personalidad tipo A se ha relacionado con las enfermedades del corazón. Se trata de un patrón de comportamiento caracterizado por agresividad, competitividad, hostilidad, problemas para controlar sus emociones y egoísmo, siendo por tanto el extremo opuesto a la personalidad tipo C. La mayoría de las personas suelen situarse en un término medio entre estos dos extremos y se les suele llamar tipo B.
Cómo es la personalidad tipo C
Se trata de una persona poco asertiva, que se somete a los deseos de los demás y rara vez tiene en cuenta sus propios deseos, necesidades o preferencias. Tiende a ocultar sus emociones negativas y trata de mantener una apariencia calmada y positiva ante los demás, aunque en su interior puede sentir desesperanza y tristeza.
Son personas incapaces de expresar la ira. Pueden sentirla, pero la suprimen de inmediato, la ignoran o la reprimen.
Tampoco expresan o experimentan el resto de emociones negativas, como miedo, ansiedad o tristeza, sino que tienden a reprimirlas o suprimirlas.
Son también personas pacientes, amables, cooperadoras, extremadamente preocupadas por complacer a los demás y ser aceptadas por ellos, no suelen quejarse y tienden a sacrificarse por otros de una manera excesiva.
Ante el estrés responden con tristeza y sensación de desesperanza e impotencia, por lo que tienen predisposición a la depresión.
Tienen tendencia a la autocrítica y a culparse a sí mismos, de manera que pueden también llegar a culparse de sus enfermedades. Por tanto, si tienes un patrón de conducta tipo C y has desarrollado alguna enfermedad autoinmune es importante que no te culpes y busques ayuda psicológica de inmediato, pues te servirá tanto para superar la enfermedad como para cambiar ese patrón de conducta que te perjudica.
Las personas tipo C suelen haber tenido infancias difíciles y dolorosas, con humillaciones y necesidades insatisfechas, que han aprendido a reaccionar con este patrón de comportamiento tipo C como la única salida que han encontrado para afrontar su situación. No obstante, en la edad adulta ese patrón de comportamiento ya no es necesario, sino que puede ser dañino y es preciso cambiarlo.
Personalidad tipo C y enfermedad
Este tipo de personas son más susceptibles a ciertas enfermedades autoinmunes como lupus, artritis reumatoide, esclerosis múltiple, esclerosis lateral amiotrófica o asma. Las enfermedades autoinmunes son enfermedades en las que el sistema inmunitario reacciona contra los propios tejidos, atacándolos y dañándolos.
Las relaciones entre el cuerpo y la mente pueden tener un profundo impacto en nuestra salud y es precisamente una rama de la ciencia llamada psiconeuroinmunología la encargada de estudiar estos fenómenos, de manera que los científicos están descubriendo cómo el modo en que pensamos y sentimos puede alterar nuestro sistema inmunitario.
Existe una relación entre la represión de las emociones y la depresión del sistema inmunitario, que es el que nos defiende del cáncer, destruyendo las células cancerígenas cuando aparecen. Cuando una persona suprime e ignora durante mucho tiempo sus sentimientos, el sistema inmunitario se ve afectado.
Nuestras emociones ejercen un papel fundamental en nuestra supervivencia, porque nos avisan de que algo marcha mal, nos dicen cuándo debemos cambiar algo porque nos hace sufrir, nos empujan a luchar por nuestros derechos cuando nos tratan injustamente, a sacar de nuestras vidas a las personas que nos maltratan, a huir, luchar, cambiar.
Por otra parte, nuestras emociones positivas nos señalan también aquello que es bueno para nosotros, nos empujan a perseguir sueños, a buscar nuestro bienestar, a estar con personas que nos hacen sentir bien o a buscar experiencias que nos hacen felices.
Si tienes un patrón de conducta tipo C necesitas aprender a:
Ser conscientes de tus necesidades
Cambiar tu punto de vista acerca de tus emociones
Aprender a sentir y expresar tus emociones
Aprender a cuidar de ti y a preocuparte por tus necesidades y satisfacerlas
Conseguir apoyo social y pedir ayuda cuando la necesites (y darte cuenta de que la necesitas)
Hacer valer tus derechos y defenderte (asertividad)
Combatir los sentimientos de desesperación y depresión
Aprender todo esto mediante la ayuda de un psicólogo capacitado, de manera que es muy importante que empieces a preocuparte por ti desde este mismo instante.