Autoestima y otros temas de psicología

4 formas de decir “NO”



Parece difícil de creer que una palabra tan corta como “NO” sea tan complicada de pronunciar algunas veces. Todos nos hemos encontrado en la situación de querer negarnos a hacer algo pero no sabemos cómo decirlo.


La realidad es que aprender a pronunciar esta pequeña palabra requiere de un gran entrenamiento mental. Resulta complicado decir “NO” porque sabes que quien te pide un favor espera algo de ti y no siempre estamos dispuestos a defraudar a los demás.




La incapacidad de decir “NO” nace de la culpa de fallarle a otra persona, quien sea. Sin embargo, es importante tener presente que negarnos a hacer algo no implica que estemos rechazando a quien nos pidió ese favor. Más bien, se trata de poner orden en tus prioridades porque es imposible complacer a todos y tener una vida equilibrada. La próxima vez que debas decir “NO” toma en cuenta estas formas de hacerlo.


1. Simplemente di “NO”
Ya sé que es muy complicado y que quizás te parecerá que estás siendo rudo. Pero la mejor manera de aprender a decir “NO” es diciéndolo cuando lo sientas. Lo más probable es que termines sonando menos agresivo de lo que te esperas y poco a poco los demás lo verán como algo muy normal. Prueba a hacerlo poco a poco y con pequeñas cosas para que te resulte menos difícil.

2. Tómate tu tiempo

Esperar un tiempo para dar una respuesta cuando no has adquirido el hábito de decir “NO” es un buen primer paso. Antes de acelerarte y aceptar hacer cualquier favor que te hayan pedido, toma algunos minutos o días para pensar si deseas hacerlo o no. Dependiendo del tamaño del favor puedes tomarte desde algunas horas hasta algunos días. No necesitas comprometerte a nada, solo a analizar si te es posible hacerlo o no.




3. Determina cuáles son los compromisos que realmente te importan

¿Cuántas veces te has encontrado en la situación de que el día simplemente ya no te alcanza para hacer las cosas que te importan? Esto pasa porque al evitar decir “NO” tomas como tuyos compromisos que no te aportan nada.


Si ya sientes agobio y que tu vida realmente no te pertenece, quizás va siendo momento de diferenciar entre las actividades que te son importantes y las que solo te están siendo una carga emocional o de tiempo.


Luego, elimina poco a poco las actividades que no te importan ni te aportan. Conforme vas tomando práctica te será más fácil identificar estas actividades. Con el paso del tiempo verás que empiezas a tener tiempo para ti y para las cosas que más te importan. Cada vez que sientas dudas habla con un amigo o familiar que te pueda ayudar a aclarar el panorama.


4. Elimina tus excusas

Cuando dices “NO” a algo que te han pedido puedes caer en el error de dar muchas excusas y disculpas. Nuestra recomendación es que dejes de hacerlo y que te muestres firme. Cuando empiezas a buscar una forma de justificarte, los demás ven cierta debilidad y pueden aprovecharse de ello para obtener un “si”. De vez en cuando no es malo ser egoísta y concentrarte en hacer aquello que quieres y nada más.


“Sea como fuere lo que pienses, creo que es mejor decirlo con buenas palabras”


-William Shakespeare-


Si te encuentras con una persona que te está presionando simplemente explícale que por el momento no te es posible. En caso de que insista, solo dile que tienes otros compromisos anteriores y que aunque le agradeces que piense en ti, simplemente te es imposible. No te sientas mal ni culpable al hacer esto, piensa que tú también necesitas hacer tus cosas y no puedes ir por ahí complaciendo a los demás en todo momento.


¿Por qué decir “NO”?

Puedes pensar que negarte a hacer un favor te hará ver mal o poco interesado en tus seres queridos. Esto no es para nada cierto. Solo debes recordar que en tu vida la persona más importante tienes que ser tú.


Si vas por ahí complaciendo a los demás, en algún punto te sentirás saturado o perdido y esto no te va a servir de nada. Ser egoísta para darte tiempo y hacer las cosas que disfrutas nunca puede ser malo, así que concéntrate en vivir tu vida.

Por Okairy Zuñiga
 
¿Cómo hacer frente al vampiro emocional?




El “chupar y usar” la energía de los demás no tiene nada que ver con querer hacer daño a los demás de forma intencionada...
Casi seguro que cada uno de nosotros se topó en su vida, aunque fuera una sola vez, con una persona que se podría describir como un vampiro emocional. Exigiendo la atención constantemente, culpando a los demás de sus propios problemas imaginarios, o al menos exagerados. Con una enorme voluntad de pedir y no ofrecer casi nada a cambio. Refiriéndonos a la fuente del nombre metafórico – un vampiro es alguien que necesita utilizar la energía de otra persona (en este caso – emocional), para poder funcionar. En esto consiste su drama – no sabe satisfacer sus necesidades si no utiliza la energía de los demás.


Un vampiro emocional es relativamente fácil de reconocer por cómo nos sentimos en su compañía (cansancio permanente, impotencia, una sensación de fracaso, a pesar de los intentos de ayudarle, son los síntomas más característicos). Pero ¿tenemos en cuenta que el problema también se puede aplicar a nosotros mismos? ¿Qué nosotros mismos podemos ser un vampiro en los ojos de los demás? Este auto-diagnóstico es una tarea mucho más difícil.


El primer paso y el más importante en la domesticación de nuestro propio vampirismo es tener conciencia de nosotros mismos (para poder solucionar cualquier problema, primero se debe de identificar). Así que, si te sientes bien sólo cuando la atención de los demás está centrada en ti y tus problemas, si te resulta difícil entender a otra persona, y además, si tienes la impresión de que tus amigos cada vez contactan menos contigo o escuchas directamente de ellos que se sienten mal en tu compañía, es muy probable que seas un vampiro emocional. Si lo estás descubriendo ahora – es genial, estás superando la primera etapa del cambio.


En el manejo eficiente de los patrones disfuncionales de comportamiento (es decir, los patrones bien establecidos de comportamiento en las relaciones; uno de ellos es el vampirismo emocional) es muy útil la comprensión de uno mismo. Cada acción, independientemente de lo perjudicial que fuera para nosotros mismos o para los demás, tiene una causa y alguna vez tuvo que sernos útil. Tal vez de niños no recibimos suficiente atención y cuidado de nuestros padres, y sólo cuando éramos groseros o parecíamos infelices, la obteníamos. Estas primeras experiencias a menudo dan forma a los patrones de comportamiento en la edad adulta, cuando repetimos los patrones establecidos, sin verificar si son buenos y útiles para nosotros. Procura no culparte a ti mismo, incluso si identificas en tu interior a un vampiro emocional, no perpetúes la espiral de las emociones negativas. Trátalas como una herramienta, que solía ser útil antes, pero ahora tal vez ya no sea necesaria.


Ser conscientes del problema y sus causas es de suma importancia. El siguiente paso consiste en supervisar (observar) nuestro comportamiento día a día. Esto es muy importante porque sólo observando nuestro comportamiento de forma regular cuando estamos haciendo algo que no nos gusta, nos da la oportunidad de cambiar y tomar decisiones que se oponen al esquema actual. La atención plena, aquí y ahora, te permite realizar acto conscientes en lugar de automatismos que operan independientemente de nuestra voluntad. En esto consiste el cambio – no en una declaración abstracta, sino en cada “aquí y ahora”, en el que tomamos una decisión consciente. Así que trata de ver cómo te comportas en tus relaciones con los demás, y si percibes algo que no te gusta, detente y pregúntate: ¿aún quiero hacer esto? Gracias a esto, serás tú quien controlará tus patrones de comportamiento, y no ellos te controlarán a ti.


Sólo que, cuando dejemos de comportarnos como un vampiro, ¿con qué llenaremos este espacio? Sí, podemos desistir de molestar a los demás, pensando en su bienestar, pero ¿cómo satisfacer nuestras necesidades reales?


Por supuesto, sería necesario encontrar una nueva manera de hacerlo – una que no suponga ninguna carga para los demás, y sea más constructiva para nosotros mismos. Recordemos que el “chupar y usar” la energía de los demás no tiene nada que ver con querer hacer daño a los demás de forma intencionada, sino con el hecho de no ser capaces, nosotros mismos, de cuidarnos con eficacia. Lo más importante para abandonar de forma permanente el papel de ser vampiro, será el desarrollo de competencias internas como la auto-relajación o la auto-animación en los momentos difíciles. Esto satisfará en gran medida las necesidades emocionales propias, reduciendo de forma automática el deseo de incomodar a los demás. Uno de los métodos que facilitan el establecimiento de una relación positiva con uno mismo, es tratarse como si se fuera un niño que necesita apoyo y cuidados – pero ya no desde el exterior, sino desde ti mismo. Como ya eres un adulto, entenderás mejor a tu niño interior.


Paralelamente a la mejora de satisfacer nuestras propias necesidades, también debemos practicar y desarrollar nuestra capacidad de la empatía. Nos puede ser útil centrar la atención en la otra persona durante la conversación (haciendo preguntas o practicando la escucha activa) o animando a nuestros seres queridos para que compartan sus experiencias vitales. Recordemos que la reciprocidad es uno de los principios más importantes en el funcionamiento de la sociedad. Los estudios demuestran que somos más propensos a actuar en nombre de otra persona, cuando ella ha hecho algo por nosotros con anterioridad. Si no queremos que nuestros seres queridos se sientan explotados por nosotros, procuremos que puedan contar con nosotros en los momentos difíciles.


Trabajando en la domesticación de nuestro vampiro interior, tengamos cuidado de no caer en la exageración. No olvidemos que, como seres humanos, somos criaturas de rebaño que necesitan del apoyo mutuo para poder funcionar correctamente, lo cual es confirmado por numerosos estudios que tratan el fenómeno de apoyo social. Así que, no tengamos miedo, en caso de la verdadera necesidad, de acudir a nuestros seres queridos en busca de ayuda, porque nosotros mismos no siempre podemos con todo. En primer lugar, recordemos la importancia de equilibrar las acciones de dar y recibir. Gracias a esto, las relaciones que crearemos serán más armoniosas, y nosotros más felices.


Por Malgorzata Kwiecinska
 
Aprende de tu pasado y dirígete hacia tu futuro




Todos tenemos un pasado lleno de cosas buenas y alegres, pero también de cosas malas y dificultades que nos afectan más de lo que deberían en nuestro presente más inmediato… experiencias que en ocasiones, vuelven a renacer…


¿Cuántos fantasmas del pasado siguen atormentándote ahora? ¿Tienes algo que te bloquea? Piensa si quieres vivir así siempre, cargando con esos miedos, esas situaciones traumáticas que han quedado atrás, pero que tú revives en tu presente de forma aparentemente inconsciente.




“Siempre hay que saber cuándo una etapa llega a su fin. Cerrando ciclos, cerrando puertas, terminando capítulos; no importa el nombre que le demos, lo que importa es dejar en el pasado los momentos de la vida que ya se han acabado”
-Paulo Coelho-


No soltar el pasado es algo que evita que sigas avanzando en tu vida, te bloquea y te paraliza en muchas ocasiones. Por eso, debemos aprender a mirar a nuestro pasado como una oportunidad de aprendizaje.


Tu pasado es una experiencia valiosa

A veces, miramos a nuestro pasado como algo odioso, algo que querríamos cambiar, que daríamos lo que fuera por volver atrás y volver a vivirlo, pero de otra manera. ¿De verdad tú cambiarías tu pasado?

Si piensas en cambiar tu pasado no estás en el camino correcto. No podemos volver atrás. Cada minuto que pasa nos aleja de ese pasado que nunca volveremos a recuperar. ¿De verdad es necesario estar retorciéndonos en algo que no podremos de ninguna forma cambiar?

En ocasiones nos sentimos bajos de autoestima y tristes por eso que no podremos modificar. Pero, el primer paso es aceptar que esto ¡es así! No hay manera de volver atrás, ¡asúmelo! Los cambios del pasado son imposibles.


Una vez asumido, ya te encuentras en el camino correcto para ver todo ese pasado que has dejado atrás como una experiencia valiosa. Debemos aprender a ver lo bueno de todo lo que hemos realizado, aunque nos hayan ocurrido cosas malas, ¿qué te ha enseñado eso?

Todo nos marca, pero absolutamente todo. Toda experiencia cambia nuestra vida y debemos abrazar esto como algo que nos hace avanzar, madurar y mejorar como personas.

¿Vas a seguir lamentándote por todo lo negativo que ha sucedido en tu pasado? En absoluto. Míralo bien. ¿Cuánto has aprendido? Gracias a ese pasado eres lo que eres hoy en día. Aprovecha tus experiencias para ser mejor hoy y mañana. Aprovéchalas porque con ellas podrás aprender.

Coge tu pasado, abrázalo y aprende de las experiencias negativas que hayan marcado tu vida

¡Tu futuro es una hoja en blanco!

Una vez que has aceptado que no puedes seguir pensando en ese pasado que ya pasó, pues no podrás cambiarlo, es el momento de pensar en tu futuro. Tu futuro es como una hoja en blanco, no sabes lo que va a pasar, pero lo que sí es cierto es que lo que hagas hoy es lo que lo marcará.

Al igual que tu pasado ha marcado tu presente, así tu futuro se verá marcado por el aquí y el ahora. Aprovecha para aprender de tu pasado, ser mejor persona ahora y redirigirte a tu futuro.

No te permitas continuar llevando a tus espaldas frustraciones y cosas que deberías haber dejado en el pasado, ¡no te lo mereces! Piensa en lo siguiente: ¿quién quieres ser?, ¿qué vas a hacer? En tus manos está decidir cómo quieres ser en tu futuro, cómo quieres que sea.

¿Quieres seguir llevando cargas o vivir la vida libremente? El futuro es tuyo y de nadie más. Así que empieza hoy a caminar por el sendero que te llevará a ese futuro que tanto deseas. Es muy importante que lo visualices y que, a pesar de las dificultades y cosas negativas que puedan suceder, sigas adelante sin desviarte.

¿Ya sabes cómo quieres que sea tu futuro? Visualízalo y libérate de todo aquello que pueda frenarte en todo lo que quieras alcanzar, en lo que quieras convertirte. Piensa que cada momento que pasas en tu pasado es un momento que pierdes y que podrías aprovechar con tu presente o tu futuro.

Aprende de tu pasado, ¡siempre hay algo bueno que sacar de todo lo malo! De verdad… incluso lo malo te ha enseñado cosas, solamente tienes que reflexionar sobre ello, verlo con una perspectiva de aceptación, asimilación y aprendizaje.

Por Raquel Lemos Rodríguez

 
Cinco formas de disfrutar y vivir el presente


¿Alguna vez has pensado cuántos días realmente disfrutas de principio a fin? ¿Te gustaría que todos los días fueran como el de Navidad? ¿Quisieras poderte “brincar” ese mal día y que la felicidad nunca falte en tu vida? Con frecuencia la felicidad está frente a nuestros ojos, en este artículo te enseñaré cómo descubrirla en tu día a día y cómo vivir el presente.


Muchas veces nuestros días se vuelven automáticos: nos despertamos, nos duchamos, desayunamos, vamos al trabajo, volvemos, cenamos y dormimos. Y por consiguiente, es muy común terminar el día con una sensación de vacío. Nos desocupamos de todo y en el momento de dormir solo pensamos y no estamos conformes con nuestra vida.




Si piensas que este es solo un día más en tu vida, te equivocas. No es solo otro día, es el único día que se te ha otorgado, el hoy. La vida te lo ha permitido, es un regalo, es todo lo que tienes aquí y ahora. Y la única respuesta apropiada a ese regalo es disfrutarlo, agradecerlo. En una palabra, vivir el presente.

Nuestra mente gasta alrededor del 70% de su tiempo reproduciendo memorias y creando escenarios de “momentos perfectos”. Solo en un 30% de nuestro tiempo realmente estamos viviendo el presente. Lo malo no es que invirtamos tan poco tiempo, sino que mucha gente nunca logra vivir en el ahora.


Vivir el presente sin condiciones

Siempre se ha dicho: “seré feliz cuando consiga jubilarme del trabajo”, “cuando logre llegar a la meta seré feliz” o “cuando tenga un día para descansar podré ser feliz”. Muchas personas ponen condiciones a su felicidad.


Nunca debemos pensar en la felicidad como una meta cuando puede perfectamente estar en todo el camino. La felicidad como meta dura solo un momento o unos pocos minutos, y no más que eso, pero la felicidad en el camino durará toda tu vida.




El secreto de la felicidad consiste en abrir los ojos a todas esas cosas que suceden en nuestro presente, en el ahora ¿Crees que nunca pasa nada bueno o interesante? No es que nunca pase nada, es que no hay momentos iguales.


Observa bien y te darás cuenta que todos los días son únicos, nuevos y especiales. Nada en esta vida se repite, de tal suerte que sin importar tu pasado o cuan incierto es el futuro, no debería importarte porque no existe, de lo único que estamos seguros es de nuestro ahora.

No existe ni el pasado ni el futuro, solo los hechos
Este día es lo único que tenemos seguro. Aprende a poner atención plena a todo lo que hagas momento a momento, disfrútalo, vive tu día consiente, despierto y atento. Dedícate a cultivar esa reacción al gran regalo que es este día único y aprende a vivirlo como si fuera el primero y el último de tu vida.




Te propongo algunas actividades para comenzar a vivir el presente. No dudes en ponerlas en práctica.


Empieza abriendo tus ojos


Maravíllate de todo lo que puedes ver, de todos esos hermosos colores que están ahí solo para que los aprecies. Observa el cielo y admira cómo cambia momento a momento. Generalmente pensamos en el clima como “malo” o “bueno”, pero incluso hoy tenemos un clima único que nunca volverá a estar de esa forma. La formación de las nubes nunca volverá a estar como ahora.


Ve a un parque o a algún otro lugar al aire libre que te guste

Apaga entonces el móvil, siéntate cómodo y nota cómo es el aire ¿frío, caliente o templado? Pon atención a todos los olores que percibes, escucha todos los sonidos que llamen tu atención, observa todo lo que te rodea y piensa cómo es y cómo te sientes.


Date un baño y pon atención en ello

Imagina que acabas de llegar al mundo y es la primera vez que tomas un baño. Siente el agua en tu piel, el olor del jabón, la temperatura del agua, el ruido que hace al caer, todo. Aprovecha para relajarte, desconecta de todo menos de ti.


Mira a los ojos a las personas que conozcas

Cada una de ellas es única y dentro de millones de personas se encuentra en tu camino en este momento. Abre tu corazón y muestra tu aprecio con una sonrisa y un saludo amable.


Trabaja la actitud

Es completamente normal que tengas algún pensamiento que no tenga nada que ver con vivir el presente. No te preocupes, solo piensa “hum” y vuelve a fijar tu atención en tu respiración, en lo que te rodea y en cómo estás. Mantén tu actitud en esta mentalidad todo lo que puedas, disfrútala y lo más importante, sonríe.

Recuerda, en algún lugar del mundo alguien está luchando por conseguir lo que tu tienes. Agradece disfrutando de esa enorme cantidad de regalos que te ha dado la vida hoy. Abre tu corazón a todas esas bendiciones y deja que la felicidad fluya en tu vida, simplemente por que puedes ver, sonreír, tocar, simplemente porque estás vivo y entonces, realmente será el mejor día de tu vida.

Por Jorge Baas Rodríguez

 
Personalidad tipo A: características y cómo nos influye


La personalidad es el conjunto de características que nos definen como seres humanos, ya que nos distingue y caracteriza y, además, sirve para predecir nuestras actitudes y comportamientos. Desde la psicología se entiende que la personalidad es el patrón de sentimientos, emociones, pensamientos y tendencias de comportamientos que se mantienen estables a lo largo del tiempo y hacen diferente al individuo de los demás. Aunque hay muchos tipos, en este artículo se va a exponer, específicamente, la personalidad tipo A.


Lo primero que se debe aclarar es que existen diferentes clasificaciones y teorías de personalidad. No obstante, básicamente casi todas las teorías se concentran en clasificar la personalidad en tipos, otras en perfiles, otras en un grupo central de rasgos que definen toda la estructura de personalidad. En este artículo, como se ha adelantado, vamos a centrarnos en la Teoría de los tipos de personalidad de Friedman y Rosenman.




Estos autores (que eran cardiólogos) en la década de los 50, llevaron a cabo una serie de investigaciones sobre tipos de personalidad y encontraron dos tipos: Tipo A y Tipo B (y posteriormente el Tipo C). Mientras que la personalidad tipo A es un patrón que se caracteriza por unos rasgos muy fuertes y rígidos, el patrón tipo B se caracteriza por una mayor flexibilidad y docilidad en sus tendencias de comportamiento y actitudes.


Principales características de la personalidad Tipo A

La personalidad de tipo A se define por 3 características: competitividad, sensación de urgencia y hostilidad. Estas tres facetas se manifestarían principalmente en situaciones de estrés, exigencia y retos. Es decir, una persona con patrón tipo A no tiene por qué ser competitiva e impaciente siempre en los diferentes aspectos de su vida personal, sino que, más bien, mostrará estas 3 características en determinadas situaciones. Pasaremos a ver estas características una a una.


Competitividad

Las personas tipo A muestran una orientación al logro, es decir, buscan dar lo mejor de sí mismas y destacar positivamente del resto. Quieren ser los mejores en su campo, mostrar el mejor rendimiento en situaciones de estrés o desafío y no se rinden con facilidad.






La competitividad del patrón tipo A también da lugar a un alto nivel de autoexigencia y a buscar el éxito en prácticamente todo lo que se hace. Porque para alguien con personalidad tipo A, alcanzar una meta es una experiencia satisfactoria en sí misma y es algo muy reforzante para su cerebro; de hecho, llegar a una meta activa la vía de recompensa cerebral en estas personas.

Sensación de urgencia

Otra de las características que definen el patrón tipo A es la impaciencia o sensación de urgencia, estas personas lo quieren todo de manera instantánea. A las personas tipo A, les cuesta esperar y tienen una gran necesidad de resolver los problemas de manera inmediata. Esto, obviamente, les lleva a tomar decisiones equivocadas fruto de la impulsividad y de la imprudencia. Son personas a las que les cuesta mucho esperar y tienen una percepción del tiempo diferente. Incluso pueden preferir bajar la calidad de su tarea a cambio de terminarla más rápido.




Hostilidad

Bajo situación de estrés, el patrón de personalidad tipo A se distingue por mostrar con facilidad un alto nivel de hostilidad en forma de agresividad verbal, gestual e incluso física. La hostilidad del tipo A también se observa en que son personas que rápidamente elevan la voz y utilizan un tono amenazante, casi sin darse cuenta, de manera automática. Asimismo, la hostilidad hace que estas personas tengan un estado basal de hipervigilancia, como sienten que tienen que defenderse, están pendientes de cualquier señal que indique una posible amenaza.


¿Cómo nos influye la personalidad tipo A?

En este sentido, la personalidad tipo A se identifica y se define como resultado de estudiar la respuesta de estrés de un grupo de personas. Mientras que unos sujetos de dicho grupo de estudio respondían con una respuesta reactiva y proactiva ante el estrés (los tipo A) otros respondían con la reflexión, la pasividad y la calma (los tipo B). Es por todo ello que el patrón de personalidad tipo A es un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.


¿Qué significa que el patrón de personalidad tipo A sea un factor de riesgo frente a enfermedades cardiovasculares? El tipo A como factor de riesgo significa que una persona bajo estrés con patrón tipo A tiene mayores probabilidades de sufrir un infarto o un peligroso pico de hipertensión que una persona que no tenga este patrón. De aquí la importancia de trabajar para regular este patrón de personalidad con un trabajo psicológico en terapia, porque, aunque sean rasgos de personalidad, estos pueden ser suavizados o modificados en su intensidad.

Además de influir en nuestra salud, la personalidad tipo A influye en la relación que tenemos con lo demás, ya que es un patrón de personalidad que dificulta la convivencia y el trabajo en equipo. De hecho, las personas tipo A suelen preferir trabajar a solas o en tareas que sean lo más independientes posible, porque les cuesta vincularse con los demás debido a su nivel de exigencia e impaciencia.


En cualquier caso, este patrón de personalidad puede trabajarse en terapia; es más, existen programas de intervención en ambientes laborales que están específicamente dirigidos a modular la triada de rasgos tipo A.


A modo de conclusión, es importante destacar que la personalidad tipo A requiere de consejo psicológico, pues es fundamental que estas personas desarrollen estrategias de autogestión emocional dada su implicación en su estado de salud, un ejemplo más de cómo lo psicológico regula y afecta a “lo físico”.


Por Julia Marquez Arrico
 
Personalidad tipo C: características principales



La personalidad tipo C o “personalidad propensa al cáncer” se define mediante dos de sus características más consistentes: la falta de expresión de emociones negativas y la necesidad de armonía.


El interés por demostrar la influencia de los aspectos psicológicos en la aparición y desarrollo del cáncer ha dado lugar a numerosos estudios. La mayoría de ellos relacionados con el estrés y con características de personalidad. Con respecto a estas últimas, los trabajos de Morris y Greer les llevaron a hablar por primera vez de la personalidad tipo C.




Según estos autores, los “sujetos tipo C” serían definidos de manera básica como emocionalmente contenidos de cara al estrés, especialmente con respecto a la ira. Es decir, se trataría de sujetos que mostrarían supresión o inadecuada expresión emocional negativa (agresividad, ira, rabia, etc.). Además de esta característica, existen otras muchas que se han ido descubriendo con el paso del tiempo y que han completado el perfil. De ellas hablaremos a continuación.


Personalidad tipo C, en comparación con la tipo B y la tipo A

El perfil del comportamiento tipo A correspondería a individuos competitivos que tienen una sobrecarga en la competencia de tipo social. Sus estrategias adaptativas hacen que parezcan individuos bastante agresivos en la lucha por el éxito y que tiendan a ocupar una posición de liderazgo.


Estas personas no soportan la pasividad y saturan todo su tiempo con muchas actividades. Fueron Friedman y Rosenman quienes acuñaron este término para denominar un tipo de personalidad que guarda relación con la hipertensión arterial, las arritmias cardiacas y el infarto de miocardio.




Por el contrario, los individuos con patrón de conducta tipo B son en general bastante serenos, confiados, relajados y abiertos a las emociones, incluidas las más desagradables. En general, este patrón se corresponde con un mayor equilibrio emocional, por lo que muchos lo consideran el patrón de personalidad más saludable.


Por último, el patrón de personalidad tipo C se trata de una personalidad cooperadora, complaciente, conformista, perfeccionista y laboriosa, que evita a toda costa el conflicto y busca la armonía. Son personas que suelen estar a la defensiva y no expresan emociones negativas. Como estrategias de afrontamiento utilizan con frecuencia la inhibición, la negación, la represión emocional y la autoagresividad.


La personalidad tipo C es un conjunto de actitudes y comportamientos que se dan ante situaciones estresantes y que se manifiestan por actitudes poco conformistas y de extrema cooperación, un estilo de interacción pasivo y un gran control de la expresión de emoción negativas.


¿Qué relación tiene la personalidad tipo C con el cáncer?

El interés por el estudio sobre el patrón de personalidad tipo C se ha visto acrecentado por algunos datos referentes al cáncer, como los que se mencionan a continuación:


  • En un 80% de los casos de cáncer, la aparición o el desarrollo de la enfermedad están muy condicionados por algunos patrones de consumo, como el tabaquismo o la alimentación. En este sentido, el control de los hábitos de riesgo y la adopción de estilos de vida saludables puede salvar muchas vidas.
  • Los estudios de psiconeuroinmunología han revelado la influencia del estrés y las emociones en el pronóstico de la enfermedad, y en la supervivencia de los pacientes diagnosticados de cáncer.
  • Las personas con mayor inhibición emocional negativa están más predispuestas a padecer un tipo de neoplasia.

Por lo tanto, factores psicológicos, como el patrón de personalidad tipo C, pueden tener una influencia, directa o indirecta, en el desarrollo del cáncer. Por eso, identificar las características de personalidad de las personas que padecen cáncer nos permitirá conocer y predecir sus estrategias de afrontamiento.


Esto permite y proporciona un papel a la psicología para identificar ciertos estilos de personalidad y aportar condiciones que lleven a estas personas a desarrollar un estilo de comportamiento más autónomo, con patrones de conducta más saludables física y psicológicamente.

Asimismo, dichos descubrimientos nos pueden ayudar a desarrollar estrategias de prevención primaria. Tanto para personas sanas que poseen personalidad tipo C, disminuyendo el riesgo de que desarrollen este tipo de enfermedad, como para las personas que ya la han desarrollado y se encuentran en tratamiento.


A su vez, es importante que se reconozca la labor de la psicooncología, ya que el asesoramiento constante y la contención o desahogo emocional que se le otorgue al paciente evitarán la confusión, la falta de aceptación y otras alteraciones psicológicas poco beneficiosas para su recuperación.

Por Judith Francisco
 
3 enfoques del estudio de la personalidad


La frase de Burham “todo el mundo sabe qué es la personalidad, pero nadie puede expresarlo con palabras” nos describe uno de los mayores problemas que nos encontramos en el estudio de este constructo psicológico. Si buscamos una definición científica de lo que es, nos encontraremos que casi tenemos una por cada autor. Aun así, podemos entender la personalidad como un constructo que incluye unos rasgos que median en la conducta de las personas.


En relación al estudio de la personalidad han surgido diferentes problemas metodológicos. Los principales han sido la creación de instrumentos que puedan medirla y un enfoque claro desde el que partir. En este artículo vamos a hablar de los diferentes enfoques o modelos que se han adoptado a la hora de investigar en este campo. Estos son el enfoque internalista, el situacionista y el interaccionista.




El enfoque internalista

Este planteamiento teórico entiende a la persona como un ser activo y determinante fundamental de su conducta manifiesta. La característica principal a estudiar son la variables personales del sujeto. Por lo tanto, en este modelo lo importante es conocer los rasgos de la personalidad de cada uno de los individuos.

Al ser un modelo personalista, podemos deducir que también es estable y consistente. Esto quiere decir que, según los teóricos del enfoque, la personalidad se mantendrá a lo largo del tiempo y en distintas situaciones. De esta manera, si conseguimos aislar los rasgos de una persona, podremos prever su comportamiento futuro. Desde este planteamiento han nacido multitud de tests que intentan medir la personalidad o incluso, los rasgos de la misma como el Big Five Inventory (BFI).




Teniendo en cuenta la evidencia científica actual, este modelo se suele ver como algo anticuado y poco realista. A simple vista se ve que las personas cambian de comportamiento según el contexto. No nos comportamos igual cuando estamos con la familia, que en el trabajo o con los amigos. Además, intentar agrupar la personalidad de un sujeto en unos cuantos factores estables que predigan la conducta manifiesta es realmente complicado. Los datos obtenidos de los test de personalidad nos muestran más el autoconcepto del sujeto, que una medida real de la personalidad.


La personalidad se trata de algo excesivamente complejo y no se puede simplificar en unas meras variables personales. Debemos realizar un estudio de la personalidad exhaustivo para comprender realmente la profundidad de la misma.


El enfoque situacionalista

Al contrario que el anterior enfoque, este entiende a la persona como un sujeto pasivo y reactivo al contexto. Lo que va a influir a la hora de predecir la conducta van a ser las variables situacionales. En este modelo no importan los rasgos y cualidades de una persona, el mayor peso recae en la fuerza de la situación.




Este modelo se basa en el supuesto de que toda la conducta es aprendida; por ello, deben estudiarse los procesos de aprendizaje por los que adquirimos nuevas formas de actuar. Aquí nace un enfoque de estímulo-respuesta muy propio de los paradigmas conductistas. Así, para desarrollarlo se utiliza una metodología experimental y altamente positivista.


A pesar de que este enfoque es más realista a la hora de ver la inestabilidad y especificidad de la personalidad, cae en el error de un excesivo reduccionismo: dejar de lado todas la variables personales, ya que obviamente la actitud de un sujeto afecta a su conducta. Si esto no fuera así, todas las personas se comportarían igual en la misma situación.


El enfoque interaccionista

En un intento de aunar las dos perspectivas anteriores y solventar sus errores, nace el modelo interaccionista de la personalidad. Desde este paradigma entendemos que la conducta está determinada por la interacción entre las variables personales del sujeto y las variables situacionales. Un aspecto importante a entender es que la personalidad es producto de la interacción del sujeto con su contexto.

Desde el enfoque interaccionista la persona es un sujeto activo que observa y construye su mundo a través de su propia percepción y formas de actuar. La interacción de las variables personales con la situación en la que el individuo está inmerso es lo que desencadena una conducta u otra. Sin embargo, hay que tener en cuenta dos aspectos:


  • Cuando hablamos de variables personales nos referimos a los factores cognitivos de la persona.
  • Al hablar de situación, nos referimos a la percepción individual del sujeto de su contexto, no a las características objetivas del mismo.

Nos encontramos así con un modelo exhaustivo y que supera las limitaciones de los dos anteriores. Ahora bien, el problema del enfoque interaccionista en cuanto al estudio de la personalidad es que nos muestra una realidad difícil de explorar e investigar. Esto es debido a que nos dice que la conducta es producto de unos factores cognitivos inaccesibles y a una construcción del contexto intransitable. Aun así, se trata sin duda de un modelo muy interesante sobre el estudio de la personalidad.

Por Alejandro Sanfeliciano
 
Personas que rompen promesas: los falsos ilusionistas



Las personas que rompen promesas un día sí y otro también son falsos ilusionistas. Son perfiles que minan poco a poco el lazo de la confianza para alimentarnos solo de decepciones, de papel mojado, de palabras que lejos de llevarse el viento se quedan para siempre en el rincón de las desilusiones. Porque al fin y al cabo, lo que cuenta en una relación no son las promesas, son los actos cumplidos.


Hay muchos especialistas en el campo de las relaciones que afirman algo en lo que reflexionar: cuantas menos promesas hagamos mucho mejor. Ahora bien, habrá quien esté de acuerdo con esta afirmación; sin embargo, hay otro aspecto que no podemos dejar de lado.




El ser humano necesita seguridad a la hora de crear vínculos con sus semejantes. Las promesas, por tanto son declaraciones de intención con las que afianzar la confianza ante una amplia gama de eventos interpersonales.




Los niños, por ejemplo, necesitan ese tipo de afirmaciones por parte de sus progenitores para experimentar sensación de seguridad a corto y largo plazo. “Papá te promete que cuando salgas del cole irá a recogerte y pasaremos un rato en el parque”.


Asimismo, a nivel de pareja ocurre casi lo mismo: las promesas son altamente valiosas porque añaden ese componente donde las expectativas se revisten de ilusión y certezas. Nos sentimos amados y unidos por un compromiso firme.


Romper una promesa es por tanto la forma más rápida de deteriorar una relación. Más aún si esa persona, es un claro reincidente, un falso ilusionista habituado a alimentar a su entorno con decepciones constantes.

Personas que rompen promesas, ¿por qué lo hacen?

A menudo, descuidamos un aspecto cuando no dudamos en criticar aquello que hacen o no hacen los demás. A saber, el ser humano es tremendamente complejo, tanto que en ocasiones nos podemos mostrar ambivalentes sin apenas darnos cuenta. Es decir, hay personas que rompen promesas de forma abierta e incluso malintencionada, no hay duda. Sin embargo, hay perfiles que llevan a cabo estos comportamientos por realidades internas de las que no son plenamente conscientes.




A veces es por inseguridad, por no saber dar una negativa cuando nuestro hijo nos pide que le prometamos esto y aquello. Otras veces (la gran mayoría) nos dejamos llevar por esos instantes puntuales de intimidad, bienestar e ilusión donde las promesas emergen solas como la espuma. Las mismas que más tarde se acaban desvaneciendo como el agua que se escapa por las cañerías de una bañera.


Así, algo que deberíamos tener en cuenta sobre la práctica de romper promesas es que no solo decepcionamos a quienes más amamos, también se erosiona parte de nuestra autoestima. El daño efectuado tiene efectos directos pero también colaterales. Se crean conflictos emocionales, perdemos la honestidad y damos forma a entornos familiares habitados por esa enemiga voraz que ocasiona auténticos estragos: la desconfianza.


Veamos a continuación qué puede haber detrás de las personas que rompen promesas.


La personalidad pasivo-agresiva

La personalidad pasivo-agresiva tiene una característica recurrente. Hablamos de esa donde en ciertos momentos, esas figuras se muestran solícitas, amables y corresponden con gran efusividad a todas nuestras opiniones y demandas. Aún más, ellos mismos nos alimentarán con mil y un sueños y propuestas que realizar en común. No obstante, al poco no dudarán en romper cada promesa hecha hace solo unos días o un momento.




Nos contradecirán con rotundidad, afirmarán incluso que jamás llegaron a tal acuerdo, a tal promesa, a tal propuesta. La personalidad pasivo-agresiva es sin duda una gran adicta a romper promesas.


El autoengaño

Hablábamos hace un momento de que las personas que rompen promesas no son todas iguales. Hay quien no es consciente de ello o no tiene la misma mala fe que evidencia por ejemplo, la personalidad pasiva agresiva.


  • Hay quien se deja llevar por el autoengaño, por creer que podrá hacer eso y lo otro. Son perfiles que no calibran la realidad de forma objetiva y que se dejan llevar por la emoción del momento haciendo promesas que sencillamente, no pueden cumplir.
  • Son perfiles a menudo inmaduros que no son conscientes de sus limitaciones. Sin embargo, esas promesas las realizan a menudo de corazón, proyectan cosas con las personas que más quieren empapándose también de esa misma ilusión.

Cabe señalar además que en este caso el impacto de esos acuerdos rotos afecta también a la propia persona. Estas dinámicas donde uno mismo acaba consumiéndose en sus propios fracasos y en las decepciones que genera en los demás, deriva en un alto desgaste psicológico.

Ilusionar para obtener algo a cambio

Hay promesas de doble cara. Acuerdos de los que obtener algo a cambio. Esto lo vemos a menudo en nuestras relaciones de pareja e incluso en las familiares, ahí donde alguien hace una promesa con la condición de que la otra persona haga algo por la primera.


Este fin de semana haremos una escapada a la playa si primero me ayudas con este proyecto del trabajo” o “Mamá te promete que te llevará al cumpleaños de Marcos si primero apruebas el examen de mates”.


Ahora bien, cuando una de las partes cumple la condición, se da cuenta de que la otra persona incumple la promesa realizada. Esto puede darse de forma puntual (a veces rompemos promesas porque acontecen hechos casuales que no podemos evitar). Sin embargo, hay perfiles habituados a realizar este tipo de manipulaciones, de chantajes al fin y al cabo.


Miedo a decir “no”

Hay personas que rompen promesas por falta de asertividad. Perfiles que actúan como falsos ilusionistas por no saber decir “no” cuando alguien le pide algo, cuando la pareja, los hijos o ese amigo les proponen algo en lo que hay que comprometerse. Así, bien por no saber poner límites o por clara inseguridad, acaban responsabilizándose de algo que saben que no van a cumplir.


Poco a poco la sensación de incompetencia, de incomodidad y malestar consigo mismos les va pesando mucho más. Sobre todo cuando piden ser perdonados y deben hacer frente al rechazo y a la decepción impresa en los rostros ajenos.

Para concluir, las personas que rompen promesas no siempre lo hacen con mala fe o con la clara intención de hacer daño. A menudo, tras dichos comportamientos tenemos perfiles que necesitan trabajar diferentes áreas de su personalidad. Es gente que libra complejas batallas internas y que están obligadas a desarrollar dimensiones como la asertividad, la autoconfianza, la responsabilidad y a entender el auténtico sentido contenido en las promesas.


Una promesa es un acto de responsabilidad que parte primero de la fe en uno mismo. Si esta no existe, difícilmente cumpliremos con los demás.

Por Valeria Sabater

 
7 Señales ocultas de personas con depresión



La depresión puede afectar a cualquiera en cualquier momento dado, pero muchas personas mantienen sus sentimientos ocultos. Alguien que usted conoce podría estar cayéndose en pedazos por dentro, pero podría parecer duro por fuera para que no se sientan como una carga para los seres queridos, o se causen a sí mismos alguna vergüenza. La depresión afecta a aproximadamente 350 millones de personas de todas las edades en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud.


La depresión puede fluctuar en severidad dependiendo de los eventos que suceden en la vida de una persona, y puede variar en duración. La depresión proviene de muchos factores diferentes, incluyendo la genética, la dieta, el medio ambiente, la personalidad y los desequilibrios químicos en el cerebro.


Lamentablemente, muchas personas en el mundo que sufren de depresión no reciben la ayuda que necesitan, ya sea porque se sienten avergonzadas de hablar sobre su salud mental o porque otras personas les han hecho sentir culpables o débiles cuando trataron de explicar sus sentimientos.


Conocer las señales de la depresión no siempre es fácil, ya que la gente puede ocultarla muy bien. Busque las siguientes señales ocultas de depresión, tanto en lo que respecta a usted como a sus seres queridos, para que usted y los demás puedan obtener la ayuda que necesita.


HAY 7 SEÑALES DE DEPRESIÓN OCULTA:

1. PÉRDIDA DE INTERÉS EN LAS ACTIVIDADES QUE ANTES DISFRUTABAN

Muchas personas con depresión encuentran que no tienen ningún interés en hacer casi nada y simplemente levantarse de la cama puede parecerles una tarea insuperable la mayoría de los días. Las personas que están deprimidas intentan involucrarse en cosas que antes les gustaban, pero ya no las encuentran placenteras. Por ejemplo, si alguna vez te gustó bailar, pero la idea de levantarte y moverte parece una tortura, es posible que hayas ocultado la depresión.


2. FALTA DE ENERGÍA LA MAYOR PARTE DEL TIEMPO

Uno de los indicadores más grandes de depresión oculta es la falta de energía, que proviene de la incapacidad para tener un sueño profundo por la noche, o de los constantes sentimientos de desesperanza y desesperación que asolan la mente. Ambos pueden causar agotamiento severo, lo cual dificulta que las personas con depresión se levanten de la cama la mayoría de los días. Sin embargo, se puede combatir estos sentimientos llevando una dieta saludable, bebiendo mucha agua, haciendo ejercicio y socializando, incluso si no tiene ganas de hacerlo. Además, asegúrese de no programar demasiado en un día para que no se sienta abrumado.





3. PÉRDIDA DE APETITO O AUMENTO DEL APETITO

Otro síntoma común de la depresión oculta es comer en exceso o perder el interés en los alimentos por completo. Gary Kennedy, director de psiquiatría geriátrica del Centro Médico Montefiore en Bronx, Nueva York, dice: “Un cambio repentino en el peso, ya sea aumentando o perdiendo, puede ser una advertencia de depresión, especialmente en alguien que tiene otros síntomas de depresión o antecedentes de depresión“.


Ambos escenarios pueden llevar a complicaciones graves, así que si usted se nota que no tiene apetito o que come para calmar sus emociones, podría estar deprimido.


4. INSOMNIO REGULAR

Según WebMD, el 80% de los adultos con depresión tienen problemas para conciliar el sueño o permanecer dormidos. Los pacientes que tienen insomnio crónico tienen el triple de probabilidades de desarrollar depresión en comparación con los que no sufren de insomnio. Muchos doctores creen que al tratar el insomnio, la mayoría de los pacientes verían una disminución drástica en sus síntomas de depresión. Aunque un par de noches de arrojar y girar no indican depresión, no poder quedarse dormido durante semanas o meses podría señalar un problema más profundo.


Si usted encuentra que tiene problemas para dormir la mayoría de las noches y ha notado que esto sucede constantemente durante un largo período de tiempo, es posible que sufra de depresión oculta.


5. ABUSO DE SUSTANCIAS PARA TRATAR LA DEPRESIÓN

Muchas personas usan sustancias por una variedad de razones, pero esto puede indicar depresión oculta en algunas personas. La mayoría de las veces, las personas sólo quieren escapar de su mente y emociones por un corto período de tiempo, y pueden fácilmente volverse adictos a la sustancia, ya que proporciona el resultado deseado. Aunque este es un signo más evidente de depresión, alguien que abusa de sustancias como las drogas y/o el alcohol podría tratar de negar su depresión y decir que usa la sustancia por otras razones.





6. SIEMPRE DICIENDO “ESTOY BIEN” CUANDO ALGUIEN PREGUNTA

Las personas con depresión se han vuelto hábiles para encubrir sus verdaderos sentimientos, ya sea para no tener que pasar por la molestia de contarle a alguien sus luchas o porque se sienten avergonzadas. De cualquier manera, si nota alguien a quien ama tiende a no quejarse nunca y a guardar sus sentimientos para sí mismos la mayoría del tiempo, es posible que hayan ocultado la depresión.


7. QUERIENDO PASAR LA MAYOR PARTE DE SU TIEMPO A SOLAS

Las personas con depresión pierden el interés en muchas actividades y las personas que alguna vez amaron, y tienden a aislarse de los demás. Un buen indicador de depresión es rechazar las actividades sociales la mayoría del tiempo, y pasar la mayor parte del tiempo solo en su propia habitación.

http://www.conocersalud.com/senales-depresion/

 
6 señales de una persona agradable que tiene intenciones negativas secretas


¿Ha conocido a alguien que pensó que era muy agradable cuando se reunió por primera vez? Parecía divertido, auténtico y agradable, y la amistad comenzó a formarse. Pero cuando se empezaron a conocer, algo comenzó a no encajar. Esa “buena” persona parecía ser sólo una máscara de la que se escondía detrás. Cuando su verdadera personalidad salió, no le gustó lo que vió.

Gente que parece agradable cuando los conoce, pero que se convierten en otras personas es algo demasiado común. Estas personas ocultan sus intenciones negativas y si no se tiene cuidado, pueden terminar tomando ventaja sobre usted.


Aquí hay seis señales de que una persona agradable tiene intenciones negativas secretas:


1. Una y otra vez piden cosas

Alguien que parece agradable, pero es realmente un manipulador tiende a pedir cosas. Ellos creen que son superiores a los que les rodean, por lo que usan a otras personas para satisfacer su propia agenda. Desafiar sus palabras y negarse a participar en su juego puede ayudar a evitar ser absorbido por su negatividad.

2. Te sientes mal después de hablar con ellos

Si se siente mal o extraño después de hablar con alguien es a menudo que su instinto le está diciendo que algo está mal. Cuando se trata de una buena persona, se sentirá positivo después de pasar tiempo con ella. Cuando se trata de un lobo con piel de cordero, se quedará con un sentimiento negativo.





3. Muestran un contacto visual y lenguaje corporal anormal

Los manipuladores saben cómo utilizar el contacto visual y el lenguaje corporal para que se confíe en ellos. Pero si se mira con suficientemente atención, usted podrá ser capaz de ver a través de él. El contacto visual forzado que es largo e incómodo podría ser una señal de que la persona con la que está hablando tiene una agenda oculta.

4. Utilizan la persuasión como un juego

Una persona con malas intenciones que se esconde detrás de una buena persona va a utilizar constantemente la persuasión para conseguir lo que quiere. Ellos usarán su persuasión al hablarle, para que haga algo que no desea hacer. Son profesionales de la manipulación de las personas de su entorno para conseguir lo que quieren.


5. Usan el humor para insultarte

Una “buena” persona que realmente tiene intenciones negativas suele usar el humor para insultarle. Cuando dicen algo ofensivo, lo acompañan con un “era sólo una broma”. Esta es una forma de llevarte hacia abajo y hacer que se sientan superiores. Pueden utilizar esta táctica, especialmente cuando estás con un grupo de personas, para hacerle quedar mal delante de los demás.


6. Sus conversaciones tiene siempre una sola cara

Al parecer la buena gente con malas intenciones tratan de dominar las discusiones. Ellos manipulan las conversaciones para que gire todo acerca de ellos. Esta señal puede necesitar tiempo en detectarse. Pero después de estar en torno a esta persona el tiempo suficiente, usted comenzará a ver que nunca puede hablar de lo que quiere, y la conversación siempre parece girar en torno a ellos.

http://www.conocermemas.com/senales...as-intenciones-negativas&utm_campaign=07-2017
 
Las excusas de la mentira


La mentira es algo muy arraigado entre todos nosotros. ¿Quién no ha mentido alguna vez? Algunos incluso denominamos a las mentiras “piadosas”.

Mentir es también una forma de comunicarnos, pero una forma de comunicarnos “falsa”. Obviamente no es lo mismo mentir que ocultar una realidad, pues a menos que esta salga a la luz no nos encontramos en la tesitura de afirmar o negar.




“Nadie tiene la memoria suficiente para mentir siempre con éxito”
-Abraham Lincoln-

Nunca llamemos mentiroso a aquella persona que nos oculta algo, llamemos mentiroso a aquella persona que una vez sale esa realidad, a la luz la niega. Eso sí, ¿por qué mentimos? ¿Por qué nos mienten? Esto es algo que resolveremos hoy aquí, pues tras las mentiras hay una serie de excusas que las justifican (o no).


Mentimos porque tenemos motivos

Si no tuviésemos motivos para mentir no lo haríamos. Siempre hay una razón por la que mentimos, aunque esto no significa precisamente que sea algo bueno, algo positivo.

En ocasiones podemos pensar que cuando mentimos estamos haciendo un bien, pero ¿alguna vez te has visto atrapado tras una mentira? Esta es una situación incómoda de la que es muy difícil que escapemos, pues ya bien dice el dicho “se coge antes a un mentiroso que a un cojo”.

Pero, si te inquietan los motivos que pueden llevar a una persona a mentir, incluso si no eres consciente de por qué tú mismo puedes mentir, vas a descubrir algunas excusas que se esconden tras las mentiras:


No querer hacer daño a alguien
Esta es una de las primeras excusas que alguien que miente se repite en su cabeza para justificar la mentira que va a decir. Curiosamente, algo que ya deberíamos haber aprendido hace tiempo, es que cuanto menos queremos hacer daño, más daño hacemos. Replantearnos esta excusa y decir la verdad (aunque pensemos que será peor) nos hará sentir mucho mejor.


Querer obtener un placer a cambio

Muchas personas son manipuladoras y mienten con el objetivo de que los demás hagan lo que ellos quieren o con el simple afán de hacer daño. Hay personas que disfrutan con esto y por eso su excusa para mentir es la búsqueda del placer.

Mentir por mentir
Hay personas que saben que mienten, a veces de forma compulsiva, que no saben por qué lo hacen, pero tampoco tienen intención de ponerle solución. Quizás sea un hábito adquirido, un rasgo que se ha incrustado en nuestra personalidad. La excusa es “miento porque sí” o “soy así y no voy a cambiar”.


Es una mentira piadosa
Las mentiras piadosas no existen, esto es solo una manera de encubrir una mentira que consideramos de poca importancia, poco grave. Pero, una mentira será siempre una mentira y no nos traerá nada bueno, intentemos evitar ¡hasta las mentiras piadosas!

Mentir para simular
En ocasiones mentimos para mantener una imagen, esa imagen que queremos dar a los demás, para mostrar algo que realmente no tenemos. Tarde o temprano tu verdadero “yo” saldrá a la luz, es mejor ser uno mismo en vez de simular ser alguien que no eres.

Una sola mentira lo cambia todo

Transforma la mentira en sinceridad

¿Cuándo te sientes mejor? ¿Cuándo mientes o cuándo dices la verdad? En la mayoría de las ocasiones mentimos para evitar un mal mayor, pero ¿realmente estamos haciendo esto? La mentira tarde o temprano sale a la luz, aunque lo evitemos. No podemos mantener una mentira durante mucho tiempo y cuando sale a la luz perdemos la confianza de aquellos a quienes queremos.

Estás equivocado si crees que mentir es mucho mejor que ser sincero. Si la realidad de una situación puede doler, ¿cómo una mentira puede aplacar ese dolor?, ¿cómo puede evitarlo mejor que la propia sinceridad?

Debemos cambiar el chip, ese que tenemos incrustado en nuestra mente y que nos dice que la mentira es mejor para evitar un dolor. ¿Desde cuándo algo negativo es mejor que algo positivo?

Y tú… ¿eres de los que mienten? ¿De los que dicen mentiras piadosas? Si no nos gusta cuando nos mienten, evitemos mentira, pues ninguna excusa es válida cuando se trata de mentir a los demás.

La sinceridad es el camino que evitará más sufrimientos de los que pensamos. La mentira sale a la luz tarde o temprano. Sé sincero, elimina la mentira de tu vida.

Por Raquel Lemos Rodríguez


 
¿Cuál es nuestra reacción natural ante los engaños?




En nuestro paso por la vida debemos enfrentarnos a diferentes tipos de engaños, tanto en lo personal como en lo profesional. Una trampa puede ser pública o privada, darse a conocer o quedar en secreto, afectar a sólo una persona o a muchas…






Lo que también cambia es la manera en que reaccionamos a este tipo de mentiras. Aunque, vale decir, existen ciertos sentimientos que atañen a todos los que son engañados, como es el caso de la rabia y la impotencia.


La mentira más común es aquella con la que una persona se engaña a sí misma. Engañar a los demás es un defecto relativamente vano”


-Friedrich Nietzsche-


La realidad de los engaños

Cuando nos damos cuenta de la realidad, o mejor dicho, de que alguien nos ha tendido una trampa, nuestro primer sentimiento es la rabia. ¿Por qué? Básicamente por el engaño, la traición, la desconfianza… “¿Cómo pude ser tan tonto para creerle?”, “Me ha mentido en la cara y no me di cuenta” son frases típicas en esta situación.


La rabia no solo es hacia la persona que ha llevado a cabo el engaño, sino también hacia nosotros mismos. Claro, porque nos cuesta comprender cómo hemos podido dejarnos seducir, mentir, engatusar de esa manera.

La culpabilidad es otro de los sentimientos frecuentes tras una mentira. Esto se debe a que nos han enseñado desde pequeños a pedir perdón y a sentir vergüenza de nuestras equivocaciones. No podemos permitirnos cometer errores, y mucho menos si se trata de confiar en alguien que posteriormente nos traiciona. Pensamos que somos los culpables de ese engaño, no nos es fácil perdonarnos a nosotros mismos.


La desconfianza es otro de los sentimientos que se desprenden de una situación de engaño o mentira. “El que se quema con leche, ve la vaca y llora”, dice el refrán popular. No puede ser más cierto. Será un poco difícil que en lo sucesivos confiemos en esa persona en particular y también en relaciones similares.


Por ejemplo, cuando somos engañados por nuestra pareja, pueden pasar años y la relación no será como antes. Si un amigo nos miente, es probable que terminemos la amistad y que luego depositemos la confianza suficiente en alguien como para que se convierta en una amistad verdadera.


Creemos por su parte que el hecho de ser engañados es injusto, que no lo merecemos, que no hemos hecho nada para soportar esa situación, etc. La injusticia también está relacionada a la rabia. Claro, porque no hay nada más injusto que un engaño predeterminado.



¿Se puede gestionar la rabia de los engaños?

Claro que sí. Nadie dice que es simple, pero tampoco imposible. En primer lugar, es preciso que aceptes que has sido engañado. Esto no significa “de la boca para afuera”, sino con sentimiento, con verdadero entendimiento y aceotación.


Para poder gestionar una emoción (en este caso la rabia), es necesario identificarla y comprenderla. Sí, nos han engañado, es algo muy injusto, pero con quedarnos llenos de rabia no vamos a solucionar nada.


Trabajarás la rabia desde el punto de vista de la injusticia. ¿Cómo? Expresándolo. Puede ser con palabras, escribiendo una carta, pintando un cuadro, gritando en lo alto de una montaña o en el medio del campo, corriendo una maratón, practicando boxeo o llorando.

Mientras no elijas la violencia y más rabia, puedes eliminar este sentimiento que te pesa y no te deja avanzar de la manera que te gustaría. Seguro que encontrarás la manera más adecuada para encauzar toda esa rabia.


Existen a su vez cursos de manejo de la ira que pueden ayudarte. O puedes también hacer terapia con un psicólogo. Lo importante es que transformes esa emoción negativa fruto de los engaños en energía positiva y que te ayude a seguir camino.


La rabia es una muy mala consejera, nunca lo olvides. No soluciona nada, sino que empeora todo. Un ejercicio que puede ayudarte es el siguiente:


  • Di: “Siento rabia”.
  • Identifica que este sentimiento está relacionado con la injusticia que te produce la situación.
  • Dile adiós a la rabia (usando una técnica como las indicadas antes).
  • Relájate un poco respirando profundamente, bebiendo un té o dándote un baño de inmersión, por ejemplo.
  • Toma una postura y una decisión para combatir esa injusticia (puede ser hablar, alejarse de la persona en cuestión o hasta tomar acciones legales).

“El engaño es una elección, no un error”


-Paulo Coelho-


Una vez que hayas pasado por todos estos escalafones, te darás cuenta que la solución es más simple de lo que creías. Empezarás a sentirte en paz contigo mismo, que es lo más importante. Además, tendrás más cuidado la próxima vez antes de confiar en alguien. Ahora ya sabes cómo lidiar ante los engaños…

Por Yamila Papa
 

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