Autoestima y otros temas de psicología

¡Ojalá vivas todos los días de tu vida!


La vida es tan corta que no podemos esperar a que lo que queremos venga hacia nosotros, debemos de volar hacia ello. Porque al final lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años.

Esta es tu vida. Haz lo que amas, y hazlo a menudo. Si no te gusta algo, cámbialo. Si no te gusta tu trabajo, déjalo. Si no tienes tiempo suficiente, deja de ver la televisión. Si estás buscando el amor de tu vida, para; te estará esperando cuando estés haciendo cosas que realmente quieres.

Para de analizarlo todo, la vida es simple. Todas las emociones son fantásticas. Cuando estés comiendo, aprecia cada bocado. Abre tu mente, brazos y corazón a cosas y gente nueva, estamos unidos por nuestras diferencias. Pregunta a la próxima persona que veas cuál es su pasión y comparte un sueño inspirador con ella.

Viaja a menudo; perderte te ayudará. Algunas oportunidades sólo vienen una vez, aprovéchalas. La vida es la gente que conoces, y las cosas que creas con esas personas. Sal fuera y empieza a crear. La vida es corta. Vive tu sueño, lleva a cabo tu pasión.

Manifiesto Holstee

Sigue tu camino, es tu vida
Hay una enorme diferencia entre conocer el camino y andarlo. Muchos conocemos o creemos conocer el camino que hemos de recorrer pero pocos disfrutamos de la experiencia de recorrerlo.

Crece, estudia, encuentra al amor de tu vida, cásate, ten hijos, trabaja para sacarlos adelante, ten unos nietos maravillosos y espera a que tu vida se duerma. ¿De verdad esto es para todos? ¿De verdad que es lo que queremos?


Me resulta complicado creerlo. Si preguntamos a un jugador cuál es la mejor forma de jugar nos dirá que no la hay. Depende del momento, de su situación y de la de su oponente, del significado que ofrece la jugada y de cómo se componga el entorno en ese momento. Lo mismo pasa con la vida.

No derroches tu tiempo, es relativo
Somos el ahora y el aquí, eso es lo importante. El tiempo es vida y tú no sabes cuánto te queda. Algunos de nosotros tratamos en un momento u otro encontrar el sentido a la vida. Lo que no pensamos es que VIVIR es el único sentido de esta.


De verdad, nuestra existencia no está montada para que la programemos o la desperdiciemos planteándonos qué sentido tiene vivir. No importa el sentido de la vida en términos generales porque vivir es libre.

Que nada ni nadie te diga lo que tienes que hacer o sentir en ningún momento. Que no te importe el qué dirán, porque solo te hace libre vivir a tu manera.


Eso sí, vivir la libertad también tiene un precio que no puedes eludir: la responsabilidad.Recuerda que tu libertad acaba donde comienza la de los demás, nunca hagas daño por iniciativa propia. Explora tus valores y ponlos en práctica.

Ríe cuando quieras reír y llora cuando necesites hacerlo, pues la vida no tiene límites para ti. Cambia lo que quieras cambiar aunque eso suponga que corras el riesgo de fallar. Unas veces se gana y otras se aprende, por lo que si no obtienes lo que quieres al menos estarás creando equipaje.

No esperemos a llegar a la cumbre para admirar las vistas, todas las posiciones tienen algo bello. Cada punto de nuestro recorrido puede convertirse en un ensueño aun cuando creemos estar en una terrible pesadilla.

No tengas miedo a soñar, la mente viaja sin boleto

Recuerda que la sociedad es egoísta, no esperes que los demás valoren lo que haces o no haces. Ten seguridad en ti mismo y en lo que construyes. No hagas castillos en el aire, no vendas humo. Aprecia lo que tienes y no desees en exceso lo que no tienes.

La felicidad consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar. Pon tu pasión al 100% en cada paso que des, ámate a ti mismo sobre todas las cosas y cultiva nuevos amores pero, sobre todo, replantéate tus prioridades a diario.

Por Raquel Aldana
 
El destino es la sabiduría de saber elegir



¿Crees en el destino? ¿Consideras que hay un camino predeterminado para cada uno de nosotros? En ocasiones, pensamos que nuestra vida ya está condicionada y que no podemos hacer nada para cambiarla. Nada más lejos de la realidad, el destino no es algo en lo que ya está todo dicho, ¡tú tienes la última palabra!

“Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es”
-Jorge Luis Borges-


Soy responsable de la vida que he elegido
Como seres humanos, a veces somos muy irresponsables con las experiencias y circunstancias que nos toca vivir. Cuesta hacerse responsable de algo que no nos gusta y que rechazamos. De esta manera, culpamos al destino de nuestra propia vida. Pero, ¿es que alguien ha elegido esa vida por ti?, ¿realmente es culpa del destino? No, la vida que estás viviendo es la que tú, libremente, has elegido.

Nadie tiene una vida predeterminada que le haya tocado vivir. Incluso las circunstancias que te hacen ser tremendamente infeliz pueden ¡ser cambiadas! El problema es que nos obcecamos en ver lo negativo de cada situación, mientras queremos salir de algo en lo que no ponemos ningún empeño.

Imagínate que no estás contento con la situación que estás viviendo ahora en tu vida. ¿Qué te impide cambiar? ¿Son límites que realmente existen o te los impones tú? ¿Realmente te estás esforzando por solucionar esa situación o te estás dejando llevar?

“El que puede cambiar sus pensamientos puede cambiar su destino”
-Stephen Crane-

Todos los límites que podemos ver existen mucho más en nuestra mente que en la realidad. Es decir, nosotros mismos nos limitamos porque no queremos esforzarnos en derribar todos esos límites que se imponen ante nosotros. Porque sí, puedes derribarlos. No hay límite que se te resista si así tú lo eliges. Tu mente es poderosa. Si quieres alcanzar algo lo lograrás.

Asume el riesgo de vivir
“Vivir” es una palabra que se dice a la ligera, pues todos estamos capacitados para vivir. Pero, ¿es fácil? La verdad es que no y esto se hace patente cuando no asumimos el riesgo que supone vivir. ¿Por qué lo denominamos un riesgo? Porque cuesta, porque la vida no es todo un camino recto, sino que tiene sus subidas y bajadas constantes.

Cuando asumas tu propio riesgo de vivir, sabrás que tú eliges la vida que se presenta ante ti y que no existe ningún destino que te obligue a estar viviendo una vida que no deseas. Esta es una forma muy cómoda de ver los problemas: “no tengo posibilidad de cambio y con esto tengo que conformarme”.


No importa que seas joven, maduro o una persona ya mayor. Durante todas las etapas de tu vida encontrarás dificultades, dolores, angustias, pérdidas… Ante todo esto, podrás sobreponerte, pues tienes la fuerza y capacidad necesarias para hacerlo. Pero, no le eches la culpa al destino. Vivir tiene algunas consecuencias y estas son solo algunas de ellas.

“Puede que el destino te lleve a un cruce de caminos, pero eres tú el que decide la dirección de tu vida”

Es importante, también, asumir riesgos en cuanto a la vida para cambiar esa situación que no te gusta. Salir de tu zona de confort y decidir modificar todo en lo que ahora mismo estás ¡cuesta! y es un riesgo porque no sabes si saldrá bien o mal. ¿No estás dispuesto a comprobarlo?

El destino se forma con tus elecciones
¿Recuerdas la cantidad de veces que dices querer volver atrás para cambiar algo? Ese pasado que quizás no contenga actos de los que te sientas muy orgulloso. Sí, podrías volver atrás, pero si hubieses actuado de otra forma o hubieses elegido otras opciones, tu destino hubiese cambiado.

Nuestro destino no está marcado, sino que lo vamos labrando nosotros poco a poco. Durante todas las etapas de nuestra vida debemos elegir y con cada elección nos abrimos camino por un nuevo sendero. Es importante que escojamos bien, aunque también es importante equivocarnos y saber escoger otra opción.


Si nos diesen la opción de dar vuelta atrás y cambiar algunos de nuestros actos, hasta la más mínima modificación significaría un cambio absoluto del presente de nuestra vida. Entonces, seríamos conscientes de lo importante que son nuestras elecciones y que nuestro destino cambia con respecto a ellas.

“El destino no es lo que te va a pasar, sino lo que tú quieres que te suceda”

Ahora que sabes que el destino depende de tus elecciones, asume el riesgo de elegir y equivocarte, ten el valor para enfrentarte a tu vida si no estás conforme con ella y nunca te permitas pensar que no puedes hacer nada, porque tú tienes la última palabra.

¿Cambiarás tu destino?

Por Raquel Lemos Rodríguez
 
5 razones por las que tienes que aceptar el dolor para ser feliz

Felicidad y dolor pueden parecer términos contradictorios e incompatibles. Pero, ¿es posible ser feliz en medio del dolor? Aceptar el dolor no es solo posible en la búsqueda de la felicidad, sino que es necesario.

En realidad la felicidad no significa una ausencia de dolor. De hecho, la verdadera felicidad se queda en medio del dolor. La cuestión no es evitar el dolor que sentimos o minimizar su impacto en nuestra vida, que es a la vez profundamente bella y dolorosa. No puedes haber una cosa sin la otra.


“La vida te traerá dolor por si misma. Tu responsabilidad es crear alegría”
-Milton Erickson-

La felicidad es contagiosa, incluso en medio del dolor
La felicidad es un estado del ser contagioso en cualquier circunstancia. Esto tiene muy poco que ver con nuestras circunstancias y está directamente relacionado con la manera en que pensamos sobre nuestras vidas y lo que está sucediendo a nuestro alrededor.

El hecho de que la felicidad sea contagiosa no es solo un pensamiento agradable, sino que es un proceso químico que tiene lugar en nuestro cerebro, gracias a las neuronas espejo.

Cuando vemos a alguien que está experimentando una emoción, nuestro cerebro “pone a prueba” la misma emoción, imaginando aquello por lo que la otra persona está pasando. Esto lo hace tratando de disparar en su propio cerebro las mismas sinapsis que puedan relacionarse con las emociones que está identificando. Esto, que es básicamente la empatía, es también la forma en que obtenemos la mentalidad de la multitud.

Cada vez que se disparan estas sinapsis se remodela el cerebro. Es por esto que es tan importante pasar tiempo con personas que son capaces de estar de buen humor, que irradian alegría, y por lo que hay que evitar a los pesimistas y a los malhumorados. Pero esto es solo el primer paso. Aceptar el dolor implica aún una serie de cuestiones que es necesario analizar.

Por qué aceptar el dolor te ayudará ser más feliz
Los beneficios de la felicidad son innegables. Por ejemplo, puede ayudarnos a vivir una vida más larga y saludable. Pero la verdad es que mucha gente no tiene idea de cómo como ser más feliz. De hecho, las búsquedas de la felicidad de algunas personas resultan contraproducentes, en parte porque están basadas en evitar y eliminar el dolor en sus vidas.

Pero ya hemos comentado que la felicidad es mucho que la ausencia de dolor. El dolor es, en realidad una parte necesaria de la felicidad. De hecho, las investigaciones muestran que puede dar lugar al placer de varias maneras. A continuación vemos por qué.

1 – El dolor ayuda a reconocer el placer
La felicidad como estado anímico es una cuestión de contrastes. Si estuvieras feliz todo el tiempo, no podrías reconocer ese estado como felicidad. A veces es necesario experimentar el extremo opuesto del espectro para ser capaces de reconocer y apreciar la felicidad verdadera.

Esto no significa que tenga que haber ausencia de dolor para reconocer el placer, sino que, a pesar del dolor, sea del tipo que sea, es posible valorar y disfrutar pequeños detalles que tal vez de otra manera pasarían inadvertidos.

“La felicidad es beneficiosa para el cuerpo, pero es el dolor lo que desarrolla los poderes de la mente”
-Marcel Proust-


2 -El alivio del dolor aumenta el placer
El dolor no es placentero, pero el alivio del dolor sí que lo es. Los estudios demuestran que cuando el dolor desaparece se experimenta un aumento de la felicidad, por encima y más allá del nivel de felicidad que se experimentaría si no se hubiera sentido dolor.

Esto también acentúa el hecho de que cosas sencillas y simples pueden ser más valoradas y dar más felicidad cuando se está pasando por un proceso doloroso, lo que aumenta también la sensación de gratitud. Además, el placer se convierte también en algo mucho más profundo y duradero, en algo más que una sensación física.

3 – El dolor fortalece los lazos sociales
El dolor nutra a la empatía. Es por eso que la gente se vuelca con aquellos que están pasando por un proceso duro, como la muerte e un ser querido o una enfermedad grave. Este conexión social que nace del dolor aumenta la cooperación y saca de las personas lo mejor de sí mismas.

Gracias a esto, la superación del dolor es más fácil y fortalece esas relaciones, creando conexiones que van mucho más allá. En este sentido, el dolor te ayuda a conocer a las personas y a descubrir lo bueno que hay que hay en ellas, algo que seguirá ahí cuando la tormenta haya pasado.


4 – Soportar el dolor te hacer merecedor de una recompensa
Superar una situación difícil te hace sentir merecedor de una recompensa ganada por tu esfuerzo. El “qué” no es lo importante en este caso, sino que lo que importa es sentir que uno ha superado la adversidad, que se ha superado a sí mismo.

En realidad, es la superación y el haber sabido sobreponerse lo que supone la verdadera recompensa, que puede plasmarse en cualquier cosa sencilla cuyo papel es, en realidad, hacernos más conscientes del esfuerzo.

5 – El dolor te hace consciente
El dolor te hace ser consciente de lo que está pasando en este momento, te hace vivir el instante. Puede que así dicho pueda no parecer algo importante, pero ser consciente es habilidad directamente relacionada con la felicidad.

Siendo consciente de lo que están viviendo te hacer olvidar cuestiones superficiales para concentrarte en lo que verdaderamente importa. Así evitas preocuparte por cosas que no tienen solución o sentir angustia por la incertidumbre de no saber qué va a pasar mañana. Aprender a permanecer en el momento, incluso cuando no sientes dolor, puede ayudarte a tener una vida más feliz.


Por Eva Maria Rodríguez
 
5 preguntas que te ayudarán a superar cualquier reto

¿Estás estresado? ¿Tu vida es una lucha diaria? ¿Sientes que estás al límite? El estrés es un denominador común en la mayoría de las personas. Son gajes del oficio. Sin embargo, parece que algunas personas llevan sus circunstancias mejor que otras. Y no es porque tengan menos motivos para estar estresados o sentirse abrumados, ni siquiera porque sepan gestionar mejor sus niveles de estrés. Es una cuestión de resiliencia, de punto de vista, de actitud.

Pero aún hay más. A veces, cuando parece que vamos al límite, se nos presenta un reto que nos abruma hasta el punto de hacernos tambalear. Ese reto puede llegar en formas muy diversas. En cualquier de ellas la única opción viable es enfrentarlo.

Sin embargo, hay maneras de manejar la lucha. Una vez más, las habilidades de las personas resilientes para luchar contra la adversidad les permiten enfrentarse a esos retos de una manera mucho más efectiva y eficaz.

Qué hacer para superar cualquier reto
Algunas personas parecen haber nacido con una mayor resistencia que otras al estrés, los problemas y la adversidad. Sin embargo, no es menos cierto que para todos es posible cultivar esta capacidad de la resiliencia. Una de las claves para ser más resiliente es ajustar la forma en que pensamos sobre la cuestiones que nos afectan.

Enfrentarse a un reto, del tipo que sea, suele ser estresante en sí mismo y puede ser más o menos abrumador. Pero si este reto llega cuando sentimos que no podemos más, que no hay cabida para más estrés, la sensación es sofocante, asfixiante. Es en estos momentos de estrés cuando realmente podemos construir la resiliencia que nos ayudará enfrentarnos a ese reto y a recuperarnos.

Tienes que enfrentarte a tus miedos y a tus demonios para superarlos. Del mismo modo, tienes que pasar por situaciones duras y estresantes para desarrollar y construir tu resiliencia. No sabrás de lo que eres capaz hasta que no te pongan a prueba.

“La mayor gloria no está en no caer nunca, sino en levantarnos cada vez que caemos”
-Nelson Mandela-

La resiliencia no es solo la capacidad de hacer frente a la incomodidad y la adversidad, sino que es un conjunto de habilidades para reaccionar ante el estrés y a los problemas.

¿He experimentado ya algo como esto?
De todas tus experiencias pasadas puedes haber aprendido algo, debes haber aprendido algo,aunque hasta ahora no te hayas dado cuenta. Es muy probable que puedas inferir una solución similar o incluso aprender de tus errores pasados y sus conclusiones.

Una investigación que siguió a más de 2.000 personas durante tres años para analizar cómo la adversidad en su vida afectaba a su salud y bienestar mental encontró que aquellos participantes que experimentaron cierta adversidad en su vida pasada se vieron menos afectados por acontecimientos adversos recientes.

Según las conclusiones de los investigadores, los niveles moderados de adversidad te enseñan cómo desarrollar habilidades de afrontamiento eficaces, ayudan a conectarte a las redes de apoyo social y a crear una sensación de dominio y a construir la auto-eficacia.

¿Los cambios traerán una nueva normalidad a mi vida?
Dependiendo de la gravedad del problema, puede que tengas que enfrentarte a la realidad de que tu vida va a tener una nueva normalidad. La muerte de un ser querido, la pérdida del trabajo, una enfermedad o accidente que ha provocado limitaciones físicas o la llegada una nueva responsabilidad familiar son algunos ejemplos de circunstancias que pueden cambiar tu vida. Será necesario hacer ajustes.

Para muchas personas, el impacto inicial del evento en sí hace que su pensamiento se vaya al peor de los escenarios posibles. Pero hay muchas más posibilidades. El dolor inicial pasará y una nueva normalidad se establecerá. Mira a tu alrededor. No eres el primero ni serás el último que se enfrente a algo similar. Aceptar que hay que hacer cambios te permitirá abrazar una nueva normalidad e incluso modelarla.

¿Esto cambiará mi vida para mejor o me abrirá nuevas puertas?
Tras la adversidad las personas crecen y maduran. Todo el dolor permite realizar cambios personales positivos para hacer frente a acontecimientos traumáticos. Es lo que se conoce como crecimiento postraumático.

Según los psicólogos Richard Tedeschi y Calhoun Lawrence, la gente tiende a registrar un crecimiento en cinco áreas específicas a como consecuencia de los sucesos traumáticos: adquisición de un renovado aprecio por la vida, reconocimiento de nuevos caminos y posibilidades, adquisición de mayor fuerza personal, mejora de las relaciones y crecimiento espiritual.

“No hay una vida fácil o más indulgente que otra. Hay personas que se hacen más fuertes y más resistentes que otras”
-Steve Maraboli-


¿Esto seguirá siendo un reto para mí dentro de un año?
Las personas resilientes tienen una forma realista de pensar acerca de cuánto tiempo va a durar un evento que produce estrés. Cuando la adversidad golpea es tentador asumir que el desafío va a existir para siempre, porque eso es lo que parece en ese momento.

Sin embargo, es importante ser consciente de que eso también pasará. Visualizar esa nueva normalidad de la que hablábamos antes es una forma de liberar parte del dolor inicial, ese que penetra hasta el punto de parecer que se va a quedar ahí para siempre. Pero no es así. El tiempo pasa, también para esto. Con esta pregunta podrás evaluar más conscientemente el problema y darle un poco de perspectiva.

¿Conozco a alguien que haya pasado por algo similar y que me pueda ayudar?
A muchas personas les cuesta pedir ayuda, entre otras cosas porque tienen miedo de no encontrar apoyo, en muchos casos fruto de experiencias pasadas. Sin embargo, cuando se trata de experiencias traumáticas o retos especialmente abrumadores, quienes lo han superado suelen estar muy abiertos a compartir su experiencia con quienes están pasando por algo similar.

Conectar con otros te ayudará a sentirte más seguro y con mayores expectativas de éxito.Saber que no estás solo, que tienes en quién apoyarte, sentirte comprendido y compartir la experiencia con alguien que ha superado algo similar o que lo está viviendo con actitud positiva y optimista te ayudará a construir los pilares de tu propia resiliencia.


Por Eva Maria Rodríguez
 
Decir no al sufrimiento inútil


Si hay algo que todos sabemos identificar ya desde niños es el sufrimiento. El sufrimiento físico por un golpe, una herida, un accidente. Pero luego tenemos ese tipo de sufrimiento que no cura el agua oxigenada o dos días de reposo. Es el dolor emocional, surgido por una decepción, un desengaño, una pérdida… no importa la edad que tengamos, la vida suele embestirnos sin que lo planeemos y sin que podamos prevenirlo.

Nadie es inmune al sufrimiento, pero es esencial que sepamos gestionarlo y afrontarlo,porque en ocasiones, el sufrimiento puede llegar a volverse crónico y envolvernos con su costra dolorosa.

De hecho, son muchos los expertos que nos dicen que el sufrimiento, para muchas personas, puede llegar a ser adictivo, a ser aquello que alimenta sus vidas y el primer pensamiento con el cual amanecer cada día.

Dejar de sufrir, la mejor elección
¿Se puede elegir dejar de sufrir? Obviamente no. En ocasiones el sufrimiento forma parte de un proceso y de un duelo que hemos de atravesar, para superar. Para dejar ir. Porque el dejar de sufrir no se resuelve oprimiendo un simple interruptor con el cual volver a la serenidad y a ese equilibrio emocional. Pero es necesario controlarlo y verlo como parte de un proceso.

Cuando la vida nos trae sus decepciones, sus tragedias y sus desengaños, recibimos el impacto con toda su violencia y con todas sus consecuencias. Es inevitable experimentarlas y sentir su dolor durante un tiempo, su hematoma… pero solo durante un periodo limitado en el cual, atravesar esta introspección con nosotros mismos.

El sufrimiento está compuesto por varias capas, por así decirlo, capas de cebolla que hay que ir arrancando entre lágrimas y donde afrontar determinadas emociones que se organizan de manera natural por fases que superar: negación, cansancio, abatimiento, ira, rabia, autocrítica, culpa, resignación, racionalización, aceptación…

Para elegir dejar de sufrir debe existir una clara voluntad de superación. De dar un paso hacia un mañana más adecuado en el cual, sentirnos mejor y obtener un aprendizaje emocional y personal de lo ocurrido.

Todos tenemos derecho a caer, desde luego, pero también a salir fortalecidos de lo ocurrido.Un desengaño amoroso, un fracaso profesional o personal… son dimensiones que nos rompen por dentro y que debemos sufrir en toda su realidad, e incluso llorar, pero es esencial también adquirir algún tipo de aprendizaje de lo sucedido para ser un poco más sabios, más fuertes y más aptos en este complejo laberinto que es la vida.

Un aspecto importante a tener en cuenta es que para “estar bien” es imprescindible que no caigamos en la negación. Nunca niegues lo ocurrido. Si has fracasado admite tu error, si tu relación personal no va bien, admítelo, reconócelo y evita más sufrimiento innecesario.

La negación es esa pared que hará del sufrimiento un estado eterno. Y un modo de darnos cuenta de la presencia de este muro, es que identifiques las dos partes que hay en ti. Todos nosotros disponemos de dos personas en nuestro interior: la que observa y la que experimenta.

El observador, es la clave de nuestra curación personal, es él quien nos ayudará a darnos cuenta de qué ocurre no solo a nuestro alrededor, sino también en nuestro interior. Él es quién leerá entre líneas y quien descubrirá los velos de los rostros.

Obsérvate, siéntete y pregúntate qué puedes hacer para sentirte mejor, para abandonar aquello que te hace daño e impidiéndote ser tú mismo. Busca tu armonía interna para tomar conciencia del sufrimiento emocional.

Esfuérzate por dejar a un lado el sufrimiento inútil, no padezcas por quién no lo merece ni hagas eternas situaciones que ya no tienen solución. Admitirlo, afrontarlo y asumirlo, serán los pasos esenciales para esa curación personal y emocional.

Por Valeria Sabater
 
Cerrar puertas para avanzar


Cerrar puertas se convierte en imprescindible cuando el presente no avanza. El estancamiento a menudo se produce por aferrarse a un pasado que todavía sigue abierto en nuestros corazones.

Cerrar puertas es como limpiar un armario lleno de ropa que ya no nos pondremos ni le daremos ningún uso. Si esa ropa ya no sirve y la acumulas, llegará un momento en el que el armario quedará tan lleno de prendas inservibles, que no habrá espacio para las nuevas que sí nos aportarán cosas positivas.

Reflexiona, dedica tiempo a “dejar ir”, a aceptar lo que no pudo ser y no se olvidó. Vacía tus cargas y deja hueco para lo nuevo que está por llegar. El pasado es historia, sirve para tomar aprendizaje, pero jamás dejes que te estanque, porque el “ahora” no tiene nada que ver con el “ayer”.

Las personas cambian, evolucionan, aprenden de los errores y cada tiempo nuevo que tienes por delante es una oportunidad para el desarrollo, para ser quien quieras ser y no necesariamente quien fuiste ayer.

¿Por qué nos aferramos al dolor pasado?
La mente subconsciente hace esta tarea, trata de que te aferres al dolor pasado. Te arrastra a que recuerdes una y otra vez situaciones que no fueron favorables, creándote así inactividad. Te hace pensar que si en el pasado te fue mal no merece la pena volverlo a intentar porque volverá a pasar lo mismo.

Tu parte racional puede ganarle la batalla a esos pensamientos negativos. Debes saber, quepasara lo que pasara en tu pasado, no tiene nada que ver con lo que está por llegar. A veces es cuestión de suerte, otras de que tomamos acciones equivocadas, pero ahora en el presente, con todo lo que hemos aprendido, con más madurez a nuestras espaldas, todo puede tomar un nuevo rumbo.

Muchas veces la falta de fuerza de voluntad mantiene a la persona sumida en el lamento y recuerdos pasados, porque es más cómodo y fácil revolcarse en la melancolía, que ponerse en marcha y hacer algo para abrir nuevas puertas.

4 consejos para cerrar puertas y empezar de nuevo
Si estás dispuesto a limpiar el armario de prendas que no van a aportar nada positivo y dar cabida a lo nuevo que está por llegar tienes que convertirte en un ser “creador”. El que se sienta y no hace nada, no avanzará. Pensar y recordar es una trampa del subconsciente que te deja sumido en la inactividad. Para cerrar puertas tienes que levantarte y salir a abrir nuevas oportunidades.

1. Dejar ir con amor

Para poder cerrar puertas de una manera saludable, sin efectos secundarios, debemos dejar atrás el rencor, odio, culpabilidades, etc… Para ello, debemos interiormente, dar un adiós con afecto, sin resentimiento, cerrando el ciclo con aceptación, de una manera amistosa.

Hay casos y casos y es normal que a veces, si pasó algo muy negativo, sería muy difícil perdonar, dejar ir con amor. Pero cerrar una etapa con amor, no significa que haya que perdonar ni quedar amistosamente. Simplemente se trata de darle un argumento amistoso a la situación, para tus adentros, para que tu interior quede en calma, es un trabajo muy interior y no exterior.

Cada caso es único y personal, cada uno debe buscar un argumento favorable para poder dejar una etapa con calma y aceptación. Pensar algo como: “así es la vida, me tocó esa mala experiencia, pero ahora con todo lo que aprendí, mi vida va a dar un cambio positivo”. Trata de darle un enfoque para tus adentros donde no exista el resentimiento, las culpas, odios, rencores, etc…

Cuando termines de decir adiós interiormente no debes sentir emociones negativas. Si lo has hecho bien, sentirás calma, esperanza y ganas de comenzar nuevas experiencias.

Debes cerrar puertas, concluir esa etapa de la mejor manera posible y sigue hacia adelante, porque en todo camino nuevo hay cosas buenas por descubrir, incluso mejores que las que quedaron atrás.

2. Perseguir una meta
¿Qué quiero? ¿Qué voy a hacer para conseguirlo? Reflexiona sobre cuáles son tus sueños, qué cosas te motivan y te aportan alegría. Ponte un objetivo y ves a por él. Cuando estás en actividad, automáticamente la mente va dejando a un lado el pasado, para dar cabida a las nuevas experiencias.

Cada vez que te encuentres en la inactividad lamentándote por el pasado, trata de cambiar lo que tienes en la mente, sustituye los recuerdos melancólicos por mirar hacia adelante, pensar en qué acciones vas a emprender para conseguir tu meta y empezar a ser el creador de tu nueva vida.

Deja el pasado atrás y sigue caminando hacia adelante, el mundo nos ofrece infinidad de opciones y caminos. Nada ni nadie es insustituible porque el mundo es tan grande que siempre puedes volver a empezar, ya sea una nueva relación, un nuevo trabajo, nuevas amistades, etc..

Por mucho que tu mente subconsciente te quiera engañar haciéndote pensar que “no encontrarás nada igual que lo que tuviste y perdiste” es totalmente erróneo. Lo que pasa es que no vemos más allá de la vuelta de la esquina porque nos resistimos a ampliar horizontes.

Si tienes la valentía de abrirte a lo nuevo, enseguida verás las nuevas posibilidades y la cantidad de opciones que hay para volver a empezar.


3. No esperes que alguien te saque de tu problema
Hay quienes esperan a que venga alguien y solucione sus problemas. Eso no suele suceder. No podemos culpar a nadie de lo que pasa en nuestra vida. Esperar cosas de los demás puede crear una frustración que aumentará los problemas.

Cada cual es el responsable de su vida, y es uno mismo el que debe hacer algo para ayudarse. La independencia es importante para seguir adelante. Una cosa es recibir cariño y apoyo de los demás, pero el mayor trabajo para salir de los problemas lo debe hacer uno mismo y no esperar que nos lo solucionen otros.

4. Hacer algo nuevo que no hacías cuando estabas en la otra etapa
Cuando insertamos algo nuevo en nuestra vida la mente necesita un nuevo espacio para esa nueva etapa y borra un poco de lo pasado. Esto quiere decir que si haces algo que no hacías cuando estabas en la otra etapa podrás olvidarlo todo mejor.

Hay cientos de cosas nuevas por hacer. Practicar deporte, llevar a cabo hobbies, apuntarse a excursiones, salidas, visitar sitios nuevos, viajar, cursos, nuevos aprendizajes, etc… incluso conocer a gente nueva aún teniendo amistades. Si haces cosas nuevas, olvidarás antes las etapas dolorosas pasadas.

Por el camino todos encontraremos cosas agradables, pero también espinas dolorosas. Si aún encontrándonos cosas negativas por el camino somos capaces de seguir caminando hacia adelante, saldremos airosos de los problemas.

Nunca te detengas en tu camino, por muchas espinas que te encuentres. Levántate las veces que haga falta y sigue adelante. Sigue acumulando nuevas experiencias, que harán que todas las heridas pasadas vayan curando. Cerrar puertas para quitarnos ese peso que llevamos a cuestas. Cerrar etapas, para dar la bienvenida a lo nuevo que está por llegar.

Por Cristina Pérez
 
No soy lo que me ha pasado, soy lo que decido ser

Soy algo más que todas mis batallas perdidas o mis horas de desconsuelo. Me niego a ser también parte de quien me hizo daño. Lo que refleja mi espejo en el presente es la actitud ante ese pasado que lejos de borrar, acepto y supero para ser alguien más hermoso, más fuerte, más digno.

Boris Cyrulnik ,célebre neurólogo, psiquiatra y etólogo francés, comenta en sus trabajos que la resiliencia es como un jersey de lana que hemos ido tejiendo sin saberlo a lo largo de todo nuestro pasado. Cada hebra que lo conforma y lo define es una emoción, un pensamiento, una conducta positiva y valiente que nos ha permitido ser lo que de verdad deseamos y merecemos: personas más fuertes.

Querido pasado: ya no me dueles, ya no me desvelas ni me atormentas. Soy más fuerte que todas las heridas que me infringiste, y lejos de mirarte con lágrimas, me alzo ya como lo que deseo ser: alguien más hermoso que le sonríe con pasión al presente.

Enfoques como la psicología de la Gestalt también nos aportan estrategias muy interesante sobre el tema. Para los gestaltistas la única experiencia que importa es la de vivir en el “aquí y ahora”, siendo conscientes de nosotros mismos. Ahora bien, entonces… ¿dónde queda nuestro pasado?

El pasado existe y es importante porque puede determinar tanto la realidad como la calidad de nuestro presente. Por ello, debemos actuar con responsabilidad, gestionando esos conflictos que, de algún modo, enturbian nuestro equilibrio en este mismo momento. Te invitamos a reflexionar sobre ello.

Soy algo más que todo aquello por lo que he pasado
Tú no eres esa voz que de niño te gritaba constantemente que eras torpe y que todo lo hacías mal. Ahora, eres tu actitud ante ese recuerdo, ante ese pasado. Eres la persona que se ha demostrado a sí misma “que eres hábil y que haces cosas realmente bien”.

Entre la vivencia traumática del ayer y la reacción del presente, se abre todo un camino de delicada y profunda lucha personal. Se trata simplemente, de “tricotar” cada día nuestros pedazos rotos y nuestras heridas gracias a los hilos de autoestima, a los botones de esperanza y a esas hebras de resiliencia que definía el doctor Cyrulnik.

La artesanía de sanar corazones fragmentados y almas llenas de pesares no se solucionan de un día para otro. El tiempo, en contra de lo que suele decirse, no borra ni edita el dolor del ayer. En realidad, nos transforma. La persona que haya gestionado de forma adecuada esa vivencia complicada, avanzará hacia su horizonte personal de forma más madura, más valiente y renovada.

En cambio, quien se aferra a su pasado de forma ciega y obsesiva pierde su futuro. Quien se empeña en sumergirse nuevamente en sus huecos oscuros, en las voces que le gritaron o en los rostros que le hicieron daño, caerá en una compleja agonía psíquica. En un laberinto personal muy doloroso. Te ofrecemos, seguidamente, adecuadas estrategias para evitarlo.

El arte de navegar entre los torrentes
Si concebimos la vida como el viaje por un río, entenderemos que en algún instante, puedan aparecer esos intensos torrentes donde la fuerza del agua nos puede embestir e incluso sumergirnos hasta el fondo. El arte de navegar por estas aguas, a veces calmas y a instantes llenas de imprevistos, requiere por encima de todo ser un hábil estratega en materia emocional.

Hemos de ser conscientes de que ante la adversidad, nuestros cerebros van a reaccionar de forma primaria y mediante mecanismo de defensa muy específicos. Un ejemplo de ello es el estrés y esa respuesta cognitiva basada en el miedo, en la indefensión y en esa tendencia a anticipar el futuro de forma muy negativa. En caso de no gestionar estas situaciones, nos convertiremos en una hoja frágil llevada de forma caótica por la corriente del río y el viento.

El arte del buen navegante requiere saber mantener el equilibrio. El desasosiego, el rumor del pensamiento negativo, los miedos o el resentimiento son como piedras en el corazón que provocarán, irremediablemente, que nos hundamos en nuestros ríos vitales. No lo permitas.




    • Desde la Gestalt nos recuerdan que es necesario tomar conciencia de esos hechos del pasado que nos enturbian en este mismo momento. Hay que desmenuzarlos, ponerlos bajo nuestros microscopios para comprender cómo nos están afectando en el aquí y ahora.



    • Una vez tomamos plena conciencia sobre cómo nos deforman, cómo nos alejan de lo que de verdad nos gustaría ser en este momento presente, es momento de afrontarlos.



    • Piensa que tú no eres tus errores del ayer. No eres quien te negó su amor. Tampoco eres quien te menospreció o quien te dejó por otra persona. Mírate ahora en el espejo y piensa en quién te gustaría ser de verdad.



    • Todos nosotros somos nuestra actitud ante la vida y no un simple resultado de todo lo que nos ha sucedido. La mente interpreta, evalúa y afronta cada acto vivido mediante la autoestima, la resiliencia y la esperanza.
Ponlo en práctica, no te limites solo “a dejarte llevar” por los cauces de este río. Batalla cada día por aquello que deseas ser y recuerda que a veces, es mejor olvidar lo que sientes y recordar lo que en verdad mereces.


Por Valeria Sabater
 
Si la puerta no abre, no es tu camino

Si la puerta no abre, sencillamente, es que no es la puerta ni aún menos nuestro camino. Sin embargo, en ocasiones, invertimos demasiado tiempo y esfuerzos buscando unas llaves para las cuales, ni siquiera hay puertas. Porque hay destinos imposibles, personas que no encajan en nuestras cerraduras y caminos por los que es mejor no transitar.



Si bien es cierto que ninguno de nosotros acertamos nuestros destinos personales a la primera, cabe decir que tampoco es malo perderse de vez en cuando. Abrir puertas que luego cerramos de nuevo para adquirir experiencia, para saber quien sí y quien no, es algo que merece la pena llevar a cabo sin miedo pero con con equilibrio y una adecuada actitud.

Cuando una puerta que nos dio felicidad se cierra, a menudo suele decirse que se abre otra. Pero no siempre podemos verla, porque nos pasamos gran parte del tiempo lamentando la que ya no puede abrirse, esa para la cual, ya no tenemos llave…

Los psicólogos y sociólogos se han preguntado durante mucho tiempo qué hace que las personas elijamos un determinado camino y no otro. Suele decirse que nuestras elecciones nos definen, pero en realidad, muchos de esos mecanismos que nos hacen ir en una determinada dirección siguen siendo inconscientes. Te invitamos a reflexionar sobre ello.

Una puerta cerrada a veces, es un muro que derribar
La voz popular siempre nos ha dicho aquello de que cuando una puerta se cierra otra se abre. También suele escucharse aquello otro de que la felicidad, es como una mariposa, si la persigues se te escapa y si te quedas quieto viene hacia aquí. Ahora bien, si hiciéramos caso de estos principios llegaríamos a la conclusión de que la felicidad y las oportunidades se suceden solas y casi por arte de magia.

Cuando una puerta se cierra solemos quedarnos bastante tiempo lamentado “ese portazo”. Nadie reacciona tan rápido como para poder ver esa otra salida donde se supone se halla la mejor elección, el mejor camino. Por otro lado, y a modo de ejemplo, vale la pena conocer un interesante libro titulado “The art of choosing” (el arte de la elección) de la psicóloga Sheena Iyengar.

La doctora Iyengar es ciega. Cuando llegó a Canadá desde la India, sabía que su familia, tal y como dictaba su cultura, iba a decidir su matrimonio llegado el momento. A su ceguera se le sumaba la idea de que no iba a poder salir de ese círculo, de esa cárcel personal. Gracias a sus días en la universidad fue consciente de que las mentes ajenas no tienen derecho a marcar nuestros propios guiones de elección. Las puertas que nos cierran los demás son también muros que todos nosotros podemos derribar.

A día de hoy Sheena Iyengar es todo un referente en la psicología de la elección personal.

Volver a empezar cuando muchas de nuestras puertas se han cerrado
Tal vez, en algún momento de nuestro ciclo vital, no tomáramos la mejor elección o puede incluso, que sí lo fuera durante un periodo de tiempo. El suficiente para hacernos creer que ese, iba a ser nuestro destino definitivo. Sin embargo no lo fue, y tras el portazo quedó el vacío y el rumor de nuestras tristezas. Tal vez fuera una relación, puede que un trabajo o una amistad que no ha terminado bien.

El destino no es algo que deberíamos ver, el destino debemos crearlo nosotros con determinación y valentía abriendo las puertas más adecuadas.

Ahora que ya sabemos que no siempre se nos abre de forma inmediata esa supuesta “puerta de emergencia” con la cual, ofrecernos una nueva salida hacia la “felicidad verdadera“, vale la pena reflexionar sobre estas cuestiones para entender que la vida, en realidad, es todo un laberinto de puertas por las que transitar, cruzar, disfrutar, aprender y sin duda… También saber cerrar.

Claves para encontrar el camino más adecuado
Ningún sendero elegido a lo largo de tu viaje experiencial ha sido en vano. Lejos de arrepentirnos por haber cruzado una puerta, por haber tenido esa pareja, por haber iniciado ese proyecto o encontrar, simplemente, más frustraciones que alegrías, es necesario asumir lo vivido como un buen aprendizaje. Porque toda cicatriz enseña, y todo camino errado supone una invitación a “empezar de nuevo”.




    • Entiende que cuando algo termina, la felicidad no se “reinicia” por sí sola. Es necesario pasar por un tiempo en el cual, reconstruirnos, conectar con nosotros de nuevo y cerrar adecuadamente esa puerta, esa etapa.



    • Llegará un instante en que nos sintamos preparados. Lejos de mirar atrás, sentimos de nuevo la invitación de mirar al frente, de volver a ilusionarnos y de caminar ahora con mayor seguridad, con mayor sabiduría.



    • Entiende además que no existe un camino “ideal”, que ninguna puerta tiene la llave de la felicidad permanente o de la solución a todos nuestros problemas. Es el propio viaje es quien nos da las respuestas, y las alegrías, vienen y van. Lo único que necesitamos es ser más receptivos, y ante todo, valientes para cruzar todos esos umbrales maravillosos que nos faltan por descubrir…
Por Valeria Sabater


 
Vuela como una mariposa y pica como una abeja




“El hombre que ha empezado a vivir seriamente por dentro,

empieza a vivir más seriamente por fuera”


-Ernest Heminway-


Quiénes somos y qué queremos
Como seres sociales, se nos dice que es conveniente que nos definamos, que opinemos, que luchemos, que hagamos notar nuestra presencia….que vivamos la vida al máximo.

Pero, ¿cómo puede cualquier persona hacer esto, sin antes haberse conocido a sí mismo? ¿Cómo es posible recorrer nuestra vida de una forma coherente y fresca al mismo tiempo? ¿En qué debemos implicarnos y qué otras cosas debemos dejar pasar?.

Muhammed Ali dijo refiriéndose a su forma de boxear que él “Volaba como una mariposa y picaba como una abeja”. Esta no era solo una frase referente a su actitud en el ring, sino en buena medida a su actitud ante la vida.

Alí creía que en su trayectoria como boxeador y en su faceta personal, debía adoptar un movimiento sincronizado y dócil, con ritmo pero sin forzar tiempos.

Que debía aprender de cada experiencia de la vida para integrarla en su forma de ser, pero nunca sin forzar u obligarse a sí mismo a interiorizar algo que no estuviese del todo claro en su razonamiento y en su manera de sentir.

Pero esto, contrariamente a lo que nos enseñan, no es indecisión, debilidad de carácter o indiferencia a lo ajeno.


Se trata más bien de un trabajo interno, que debe trabajarse con esmero y tiempo, hasta que pueda arrojar unas conclusiones realmente válidas para uno mismo.

Sólo así, volaremos como una mariposa, observando, registrando y analizando las diversas situaciones que suceden a nuestro alrededor. Para luego, ser certeros y apasionados en los momentos importantes y determinantes de nuestra valía.

Y picaremos como abejas, con puntería, sin daño pero con una misión incuestionable.

¿Cómo crear una buena actitud?
Volar como una mariposa y picar como una abeja es una forma de vivir que nos libera de la presión mental.

Nos llama a cumplir la pasión por la que realmente estamos aquí; y que solo cada uno de nosotros puede saber si realmente hace caso a su propia historia y vocación.

Para conseguir vivir y actuar de esta forma, al igual que el boxeo, se deben seguir una serie de recomendaciones o consejos:


No te dediques a batallas que realmente van a sacar mucha energía de ti y en las que no vayas a obtener repuestas.

Aunque consideres que luchar por una causa en concreto es lo justo, deberás cuestionarte si puedes ser útil, revolucionario y constante en ella.

Si dudas en todos puntos, es mejor no interiorizar esta lucha, pues algunas luchas externas se pueden transformar en una batalla contra uno mismo.

Aléjate, pero mantente alerta por si en algún momento tu ayuda puede ser útil. Recuerda, sé mariposa.

Elige tus pasiones, no solo metas.

Si eliges una pasión en la vida y pones todo tu empeño en conseguirlo y mantenerlo, los puntos en los que centrarte serán vistos más como un premio a ganar, que como un sacrificio de cosas a las que debes renunciar.

Sé mariposa, vislumbra tus objetivos con claridad.

Nunca tu meta será suficiente, si tu pasión es grande y sincera.

Fíjate objetivos a corto-medio plazo, pero diseña también grandes objetivos a medio-largo plazos. Sólo así podrás seguir alimentando tu ilusión.

Ve a por ellos y consíguelos. Sé como una abeja.

No hagas de tu paso por el mundo una exhibición de victimismo, ni de grandeza.

Simplemente sé tu mismo, carente de algunas habilidades, de talento medio en otras, pero con otras facultades extraordinarias.

Toma como referente las lecciones que te ha dado tu vida, no que tratan de darte otros….y solo así podrás sacar conclusiones válidas para ti, sin la intención de validarlas en el resto del mundo.


Defínete como un ser profundamente individual pero empático a la vez.

Brillarás con luz propia. Conseguirás ser mariposa y abeja sin darte cuenta.

Por Cristina Roda Rivera
 
El truco del autoengaño



Es la más elaborada de las mentiras: engañarnos hasta dar por cierto lo que no es. Y eso puede hacernos mucho daño.

Nadie se halla libre del autoengaño, esa estrategia mental que permite esquivar la realidad refugiándose en una inconsciencia más o menos deliberada. Se recurre al autoengaño para evitar asumir las consecuencias de los propios actos al no ver ciertos aspectos personales o del entorno que resultan desagradables, al fingir y ocultar lo que se siente o al justificarse para salir airoso de una situación.

Pero ¿cómo es posible engañarse a uno mismo? Según Francisco J. Rubia, catedrático de Medicina e investigador en neurociencia, incluso el propio cerebro nos engaña. La misión principal de este órgano es garantizar la supervivencia del organismo, y para tal fin elabora pero también deforma la información que recibe de los sentidos.

"En algunos momentos, esta escapatoria puede resultar útil, pero si se mantiene de manera rígida puede generar dificultades"

Existe, por una parte, el autoengaño que opera de manera consciente. Una persona sabe que tiene que realizar algo, pero se convence a sí misma para dejarlo para mañana. Alguien reconoce que tiene un problema y se autoengaña pensando que el tiempo lo solucionará. Sin embargo, en ocasiones la mentira está tan bien armada que ni siquiera se es consciente de ella. Así, una persona puede descubrir que ha borrado de su memoria hechos importantes o que se ha mantenido ciega ante las evidencias claras de que su vida de pareja naufragaba. El autoengaño es el más escurridizo de los mecanismos mentales, porque resulta difícil darse cuenta de lo que se prefiere ignorar.

Los 'puntos ciegos'

"Todo es según el color del cristal con que se mira" (Ramón de Campoamor)

En su libro El punto ciego, Daniel Goleman relaciona esta estrategia con un hecho fisiológico. En la parte posterior del ojo existe una zona donde confluyen las neuronas del nervio óptico que carece de terminaciones nerviosas. Esta zona constituye un punto ciego. Habitualmente no se percibe su existencia porque se compensa con la visión superpuesta de ambos ojos. Pero incluso cuando se emplea un único ojo resulta difícil distinguirlo, pues ante la falta de información visual el cerebro rellena virtualmente esa pequeña área en relación con el entorno.

Algo parecido sucede a nivel psicológico. Todas las personas tienen puntos ciegos, zonas de su experiencia personal en las que son proclives a bloquear su atención y autoengañarse. Estas lagunas mentales tienden a ser rellenadas con fantasías, explicaciones racionales o imaginaciones. Se trata de un hecho comprobado que no percibimos la realidad tal y como es, sino que elaboramos nuestra interpretación particular a partir de lo que captan los sentidos. Incluso la memoria resulta altamente engañosa, pues contiene una serie de filtros que seleccionan la información que llega a la conciencia.

Esquivar la realidad

"Ojos que no ven, corazón que no siente" (refrán popular)

Cuando algo supone una amenaza, la atención suele recurrir a dos tipos de soluciones: la intrusión, en la que la persona se mantiene centrada en lo que le preocupa, pensando continuamente sobre ello, o la negación, que supone desviar la atención y desconectarse del problema.

La tendencia a cerrar los ojos ante lo que inquieta surte un evidente efecto calmante, pues permite poner fin al estrés que genera una posible amenaza, una responsabilidad o un recuerdo traumático... El autoengaño, por tanto, ayuda a protegerse de la ansiedad o el malestar disminuyendo el grado de conciencia.

Ante una enfermedad grave, algunas personas recurren a la negación: rechazan el diagnóstico o minimizan su seriedad, evitando reflexionar o hablar sobre ello. Esta estrategia tiene su función y puede resultar, por tanto, beneficiosa. Es sabido que las personas con cáncer que niegan su enfermedad pueden sufrir menos ansiedad y depresión.

La negación, por tanto, implica un rechazo a aceptar las cosas tal y como son, y suele ser una de las primeras respuestas ante una pérdida o cambio importante. Supone una escapatoria momentánea antes de enfrentarse con la realidad. Sin embargo, así como en algunos momentos puede resultar útil, si se mantiene en el tiempo de manera rígida puede generar dificultades, tales como no tomar una actitud responsable para realizar los controles o tratamientos que precisa una enfermedad o no posibilitar la elaboración emocional de la situación. Lo decía Ortega y Gasset: "La negación es útil, noble y piadosa cuando sirve de tránsito hacia una nueva afirmación".

La trampa de la selección

"Peor que ver la realidad negra es el no verla" (Antonio Machado)

Los seres humanos disponen de infinidad de trucos para mantenerse ajenos a la realidad. Además de la negación, se utilizan mecanismos de defensa como la racionalización, que permite ocultar los verdaderos motivos bajo una explicación lógica, o la atención selectiva, mediante la cual se percibe lo que interesa mientras se ignora el resto.

Estos mecanismos de defensa brindan un refugio y son en cierto modo necesarios, pero al mismo tiempo condicionan nuestra manera de percibir y reaccionar frente al mundo. Como individuos, somos recopiladores y observadores de nuestra propia realidad y, a pesar de desearlo, rara vez somos imparciales. La mayoría solemos atribuirnos con mayor facilidad los éxitos que los fracasos, exculparnos y ver la mota en el ojo ajeno. Aunque otras personas tienden a interpretar que el fallo siempre está en su lado.

La evolución de la mentira

"Una mentira no tendría sentido si la verdad no fuera percibida como peligrosa"(Alfred Adler)

Robert Trivers, un biólogo evolutivo norteamericano, opina que el autoengaño es una sofisticación de la mentira, ya que ocultarse algo a uno mismo lo hace más invisible y difícil de descubrir para el resto. Mentir conscientemente, además, crea una contradicción en el cerebro y requiere un mayor esfuerzo. En eso se basa el polígrafo (la máquina de la verdad), pues al falsear la respuesta aparecen señales de estrés a veces imperceptibles, como sudor, cambios en la presión cardiaca o la respiración...

La capacidad para mirar hacia otro lado también se ha mostrado fundamental para forjar las relaciones humanas. Se necesita cierta dosis de engaño para mantener la discreción, encubrir cuestiones embarazosas o proteger la integridad de otra persona. Sin embargo, también nos servimos del autoengaño para fines menos honorables, como embaucar a los demás, ocultar aspectos indeseables de uno mismo, lograr un objetivo a toda costa...

La verdad soportable

"En el interior del hombre habita la verdad" (San Agustín)

Llegamos al meollo: ¿existe un equilibrio óptimo entre autoengaño y verdad? Sabemos que en ocasiones evitar la realidad nos procura una sensación de alivio, pero también conlleva un coste importante. Lo que no se afronta tiende a repetirse.

Un concepto útil es el de la verdad soportable. Se puede apostar por reconocer la realidad, pero dándose tiempo para digerir poco a poco la información que resulta difícil. La mentira y la simulación terminan creando una terrible desconexión, ignorando quiénes somos y qué deseamos. Por eso, lo más importante quizá sea mantener un pacto de honestidad con uno mismo. A ese pacto ayudará reconocer que la realidad es mucho más amplia de lo que se cree. Sin embargo, puesto que siempre resulta difícil detectar los propios trucos, se necesita el espejo de los demás. Con sus comentarios, sus críticas y elogios, y su visión distinta, las otras personas contribuyen a iluminar rincones que hasta entonces permanecían ocultos.

Por Cristina Llagostera
 
¿Qué ocurre cuando un psicópata se enamora?

Los psicópatas se caracterizan por la falta de empatía. ¿Pueden tener relaciones sentimentales?

Cuando pensamos en el término “psicópata”, ¿qué imagen nos viene a la mente? Probablemente, la de un varón, entre veinte y treinta años, carente de remordimientos y frío como un témpano de hielo; y con irrefrenables impulsos hacia los actos más barbáricos y sádicos que podamos imaginar.

Ahora bien, ¿hasta qué punto proyectamos un estereotipo promovido por los medios de comunicación?, ¿se trata realmente de una patología con mayor incidencia en el género masculino? Investigaciones recientes arrojan nuevas informaciones sobre los sujetos con este trastorno, incluyendo cómo es en realidad el enamorarse de uno de ellos.

El amor y la psicopatía: ¿un binomio imposible?

La psicopatía adopta muchas formas, una de las cuales incluye una variedad subclínica de personas con puntuaciones destacadas en tests de personalidad que miden su predisposición hacia tendencias psicopáticas (aunque no como comportamiento per se). Si se interpreta como un continuo en el que las puntuaciones a obtener son modificables, se puede percibir cómo el grado en el que el sujeto tiene tendencias psicopáticas está vinculado a otros aspectos de su psicología y relaciones interpersonales.

Psicópatas y relaciones amorosas: literatura científica
Existe una razón para pensar que los psicópatas subclínicos podrían tener dificultades en sus relaciones íntimas. De acuerdo con un estudio llevado a cabo en la Universidad Laval (Quebec) en 2015, los delincuentes comunes adoptan un estilo inseguro de apego (evitativo), que les acarrea dificultades para crear relaciones profundas con los demás.

Aquellos que encajan en la clasificación de “trastorno de personalidad psicopática” (independientemente de que incurran o no en comportamientos delictivos) suelen manifestar comportamientos asociados con un estilo de apego evitativo, siendo así torpes para establecer ningún tipo de relación íntima. Dos de los indicadores claves de este trastorno, el desapego emocional y la carencia de empatía, también se asocian con estilos de apego desadaptativos.

Sí, los psicópatas también pueden tener relaciones sentimentales
Aun así, los sujetos con manifestaciones psicopáticas típicas sí pueden comprometerse en relaciones románticas, sin implicar necesariamente que luego se casen o no, o que vayan a establecer un vínculo de compromiso más serio. Cierto es que estas relaciones pueden no ser resultado de una intimidad psicológica real en el sentido estricto, sino de la conveniencia de una pareja con un punto de vista común del mundo que justificaría que ambos intentasen sacar el mayor provecho posible del resto de personas.

La carencia de empatía y la incapacidad para expresar emociones de cierta profundidad psicológica les podría llevar a la desintegración de su vínculo debido a la adopción de patrones destructivos de interacción entre ambos que irían en aumento. En casos extremos, hasta podría existir maltrato y violencia, pero no sería algo frecuente.

Incluso aquellas parejas que a priori parecen condenadas al fracaso son aptas para prosperar si el individuo más equilibrado psicológicamente es capaz de ejercer su influencia sobre el otro. Con el tiempo, esto les permitiría formar un vínculo que favorecería el desarrollo de un mayor grado de confianza, incluso llegar a poder observar las situaciones desde la perspectiva del otro.


Apego y psicopatía
Para descubrir la manera en que el estilo de apego y la psicopatía pueden evolucionar con el tiempo, el equipo de investigadores de la Universidad de Laval utilizaron una muestra de parejas que llevaban casadas un año. Esto posibilitó el examinar los efectos e influencias mútuas durante el tiempo de estudio. En total fueron 140 parejas, de edades comprendidas entre los dieciocho y treinta y cinco años, que llevaban juntas una media de siete años.

Los participantes completaron una serie de cuestionarios de forma separada, puntuándose a sí mismos en escalas que fueron diseñadas para medir sus tendencias hacia la empatía baja y a la manipulación (rasgos de la conocida como “psicopatía primaria”); así como su inclinación a llevar a cabo comportamientos antisociales (atributos propios de la “psicopatía secundaria”). Añadido a esto, se midió el estilo de apego de cada uno, junto con su grado de ansiedad ante el abandono y la evitación, entendida como la incapacidad de querer acercarse a los demás.

El fin de que los sujetos se “autopuntuasen” en dos categorías diferentes permitió al equipo de investigadores valorar la influencia de cada miembro de la pareja sobre las puntuaciones de su compañero/a. Todas las parejas eran heterosexuales, por lo que el diseño del estudio favoreció el contemplar la influencia entre ambos sexos.

Los autores pudieron comparar la intensidad de la relación del “actor” (el que ejercía la influencia”) sobre el otro (el que la recibía). También tuvieron que considerar los cambios temporales propios de cada hombre y mujer separadamente del efecto que el cónyuge les causaba y que, a su vez, cada uno tenía sobre el otro.

La personalidad psicopática, muy vinculada al miedo a la intimidad en la pareja
¿Qué pudo deducirse de todo esto? Los efectos “actor-actor” demostraron que, en el caso los varones (pero no en las mujeres) con puntuaciones más elevadas en psicopatía primaria en la primera prueba (insensibilidad), era posible predecir mayores niveles de evitación del apego en el momento de llevar a cabo la segunda prueba. Los hombres, además, expresaron relaciones más fuertes a lo largo del tiempo entre psicopatía primaria y la ansiedad derivada del apego, lo que significa que cuanto más psicopático sea el hombre, con mayor magnitud se mostrará receloso hacia la intimidad.

Tanto para hombres como para mujeres, los atributos inherentes a la psicopatía (aquellos que desembocan en actos antisociales) predijeron mayores cotas de evitación del apego y ansiedad con el aumento del tiempo. Las conductas impulsivas e irresponsables estuvieron intrínsecamente vinculadas al miedo al rechazo y a una tendencia a dejar a la propia pareja.

De acuerdo con los resultados de los efectos del patrón “actor-pareja” de hombres hacia mujeres, se concluyó que, para ellas, tener una pareja varón con niveles de psicopatía más sobresalientes en las dos dimensiones (impulsividad e insensibilidad) ya desde el principio de la relación, las lleva a acabar separándose de él. Contrariamente, los hombres emparejados con mujeres con puntuaciones elevadas únicamente en la dimensión impulsividad, se volvieron más ansiosos en su estilo de apego. Por otro lado, aquellas mujeres con propensiones antisociales infundieron a sus cónyuges el miedo ante la posibilidad de ser repudiados, además de volverlos más dependientes y emocionalmente inestables.


Tendencias generales, no causalidades
¿Tenemos que pensar que esta correlación implica necesariamente una relación causa-efecto? La estructura del estudio permitió examinar de forma concluyente aquellos senderos de la psicopatía que predicen el apego e, inversamente, cuáles son los caminos del apego que predicen dicho trastorno. En resumen, las cualidades de la personalidad psicopática deben entenderse desde una perspectiva binómica y más como predictores de estilos inseguros de apego, y no a la inversa.

A modo de conclusión
Así pues, de todo lo dicho hasta ahora, ¿con qué ideas tenemos que quedarnos?

Para aquellas mujeres que salen con hombres que tienden a la insensibilidad y a la dureza emocional propias del final del espectro psicopático: estad alerta, pues lo peor está por llegar. La incapacidad de vuestra pareja para empatizar con vosotras únicamente provocará que acabéis encontrando refugio en vosotras mismas.

Independientemente de si sois el hombre o la mujer en la relación y si vuestro cónyuge es altamente impulsivo/a, la pareja tenderá a sufrir altibajos importantes. Si sois vosotros los que mostráis conductas típicas de la psicopatía, vuestra (ya de por sí poca) habilidad para relacionaros íntimamente con la persona con la que os habéis comprometido se verá mermada según pase el tiempo.

Por Alex Grandío
 
¿Quién es la pareja del psicópata?

Publicado: por cristinalago


¿Son su pareja, su víctima, su complementario? Ni la propia persona involucrada en una relación con un psicópata, sabe a ciencia cierta cuál es su rol.


LA PAREJA DEL PSICÓPATA

Era la persona más vital, alegre y extrovertida que he conocido nunca. Tenía una sensibilidad extrema. Supongo que esto le ayudaba, porque de cualquier cosa, ya fuera un paisaje o una casa en ruinas, se inventaba historias que acababan siendo aventuras fantásticas, llenas de magia, en las que siempre ganaban los buenos; qué paradoja. Era tan elegante que la miraba durante horas mientras se arreglaba y se maquillaba.

Nunca me cansaba de repetirme que de mayor quería ser como ella. Supongo que todo lo que estoy escribiendo son recuerdos que muchas mujeres deben de tener de sus madres, y a esto me refiero: era una persona como cualquier otra de las que nos encontramos cuando vamos a trabajar.

Carta de Xantal Rodríguez hablando de su madre, Rosario Endrinal. Indigente golpeada y quemada en un cajero automático por tres chavales de familia acomodada.

Puede ser una persona luchadora y positiva; puede ser apocada y tímida; puede estar satisfecha o puede no estarlo; puede ser dependiente, puede no serlo; puede tener un físico llamativo o ser discreta como un ratoncillo; puede ser intelectual o vital; puede ser racional o emocional. La pareja del psicópata puede ser de muchas y variadas maneras, pero siempre, siempre, es una persona con un alto grado de empatía.

La empatía es el ingrediente secreto sin el cual tendríamos una alianza de conveniencia y no la particular interacción de poder y sumisión que se produce entre el psicópata y una persona aparentemente funcional.

¿Tiene el psicópata una especie de místico radar depredador con el que mágicamente puede ver las carencias y debilidades de otras personas para poder seducirlas y dominarlas?

S.L, afirma ser, supuestamente, un psicópata integrado. Está casado, tiene dos hijos mayores y desempeña un puesto de responsabilidad en un organismo público; a la vista de todos, es un hombre sociable, carismático, cumplidor. Comenta que ha tenido varias amantes desde antes de su matrimonio, y presume de haber podido mantener incluso tres relaciones clandestinas al mismo tiempo perfectamente organizadas y compartimentadas para que su pareja oficial no supiese de su existencia. Todas las relaciones extramatrimoniales que ha sostenido, han sido tóxicas. Por ejemplo, dice que obligó a una de sus amantes a abortar un hijo suyo, algo a lo que ella habría accedido por miedo a perderle.

Al preguntarle cómo selecciona a las mujeres y si ve en ellas algo en particular que le haga saber si son vulnerables o dependientes, responde que no siempre. Que él simplemente va probando, probando…y si la mujer responde, es adecuada. Puro ensayo y error, sonríe.

La pareja del psicópata cree profesar un amor inmenso, un amor de cualidades casi divinas: todo lo perdona, todo lo acepta, todo lo consiente. En realidad, lo que experimenta es una adicción, reforzada por el sistema de premios y castigos que inflige el otro para mantener su provisión de estímulos. A veces la víctima es consciente y trata de desengancharse de la relación, enfrentándose con el temido y temible síndrome de abstinencia.

¿Cuáles son las mayores dificultades a la hora de desengancharse?

  • El síndrome de abstinencia: un conjunto de síntomas ansioso-depresivos habituales en cualquier ruptura. En una relación adictiva, los síntomas se multiplican y las sensaciones pueden llegar a alcanzas cotas de angustia muy altas, con constantes impulsos para retomar la relación.
  • El ego: una de la trampas más sutiles que la pareja del psicópata se pone a sí misma en su proceso de recuperación. Ve al psicópata como un enemigo al que hay que vencer. Aplican el contacto cero con la mera intención de cambiar el equilibrio de poder o aplicar una revancha. Es esencial recordar en estos momentos que el único enemigo real es la propia adicción a la relación y es con ello contra lo que hay que luchar. ¿Reta el alcohólico a la botella o el drogadicto a la droga? Nunca. Se reta a sí mismo.
  • El miedo: miedo a no poder amar, a no ser feliz en una relación, a tener profundas taras mentales que impidan la estabilidad, miedo al vacío…Todos estos miedos están fundamentados en un sentir temporal, no en un futuro real.
¿Qué factores pueden ayudar a la hora de desengancharse?

  • Al pan, pan y al vino, vino: si sufres, te desgastas, te enfermas, te obsesionas y te anulas y destruyes, no es amor. Es una enfermedad o una adicción y estás experimentado el mismo tipo de proceso que vive cualquier otro adicto.
  • No confundir el proceso de conquista con sentimientos verdaderos: es habitual obsesionarse con recuperar la primera etapa de la relación. Se cree que la fase de seducción fue lo REAL, mientras que los comportamientos posteriores son consecuencia de las acciones erróneas de la pareja del psicópata, acciones que deberá arreglar para que vuelva el príncipe o la princesa de los inicios. Que en realidad no existen. La fase de seducción es IRREAL. Lo REAL es lo que acontece a posteriori.
  • Mirar alrededor: amigos, amigas, familiares…ver que otras personas van evolucionando vitalmente, se emparejan, forman familias, pasan malos y buenos momentos, se recuperan…puede reforzar la consciencia de que esto no es un juego, que se pierden años y experiencias de vida en algo que por su propia naturaleza, no puede progresar nunca.
  • Escoger un terapeuta adecuado: si se decide buscar ayuda profesional, no hay que caer en el desánimo y no hay que temer descartar opciones. No todos los terapeutas conocen este tipo de dinámicas de pareja, ni saben cómo abordarlas; es preferible tomarse el tiempo preciso para encontrar a un profesional adecuado y con el que haya una comprensión del caso, antes que perder dinero y sesiones en una terapia que no convenza.
¿QUÉ PASA CON EL CONTACTO CERO?
Si bien el contacto cero es recomendable en general al inicio de una ruptura, en el caso de una relación adictiva, es vital. Aunque sea inevitable que surjan pensamientos relativos a que el psicópata reflexione o cambie al perder a la otra persona, el principal propósito del contacto cero es el desenganche y la recuperación y siempre es aconsejeble trabajar intensamente en este sentido.
Es habitual que existan tanteos durante el contacto cero, más aún en el caso de una persona con perfil de personalidad psicópata, que buscan principalmente el control. Puede que ellos no contacten de forma directa, pero de alguna manera harán saber que la puerta está abierta si lo consideran necesario. Los medios de contacto actuales permiten una mayor variedad estratégica al respecto. El psicópata puede contactar con terceras personas relacionadas con su ex pareja, o bien algo tan sencillo como bloquear y desbloquear de whatsapp para alardear de control.
Ojo: no todo el mundo que hace esto, es psicópata.
EL AISLAMIENTO
Fuera cual fuera el punto de partida en la vida de la pareja del psicópata, en algún punto de la relación se habrá quedado sola, lo que acentúa su dependencia hacia la otra persona.
Esta soledad puede ser fruto de una serie de estrategias de control, o bien de la propia iniciativa de la víctima, que tiende a acabar aislándose en la obsesiva interacción con el psicópata, en torno al cual construye un mundo persistente y tortuoso de falsas expectativas.
Al tomar la decisión de desengancharse resulta conveniente pedir ayuda, ya sea de familiares, amigos o profesionales, pues ellos constituirán un refuerzo muy importante durante los mayores picos del síndrome de abstinencia.
LA VIDA QUE TE ESPERA
Un encuentro breve, puede dejar un mal sabor de boca y el breve escalofrío de un niño que despierta de un mal sueño. Una vínculo largo y sostenido en el tiempo, puede generar unos mayores estragos, principalmente por el increíble trabajo de adaptación a lo anormal que ejecuta la pareja del psicópata para poder tolerar los aspectos negativos de la relación sin volverse loca en el intento.

Las secuelas a corto y medio plazo pueden ser tanto físicas como psicológicas: dolores, migrañas, sensación de insatisfacción crónica y de vacío, sentimientos persistentes de depresión, miedos y algunas fobias (por ejemplo, agorafobia o claustrofobia), ansiedad, ataques de pánico, insomnio, fobia social, estrés postraumático…

El trabajo de recuperación pasa por diversas fases, siendo las iniciales las más intensas y aliviándose parte de los síntomas físicos de forma natural al alejarse de la situación conflictiva. Posteriormente, el reconectar con uno mismo, con el propio mundo interior, reconstruir la autoestima y reaprender una manera de vivir estimulante sin necesidad de constantes descargas de intensidad, es una labor que puede conllevar más tiempo y esfuerzo, no obstante los frutos con la debida constancia, son muy positivos.

El proceso de sanación y reconstrucción es muy similar al de cualquier otra persona adicta. El escollo más persistente en el desenganche es aprender a convivir con la vida misma, sin necesidad de infligirse estímulos extremos. La relación adictiva, al igual que cualquier otra droga, produce, en sus picos más altos, una impresionante sensación de plenitud, conexión y vivencia plena del presente. Muchas personas que han vivido este tipo de experiencias se enfrentan a la frustración de no encontrar algo similarmente estimulante en otras fuentes más inocuas, como la meditación, los ejercicios espirituales, el deporte, incluso en otras relaciones sentimentales, véase Las relaciones normales me aburren.

Las mejores herramientas con las que se ha de contar en esta etapa son principalmente, las mismas que precisa el viaje del autoconocimento. Ver, dejar estar, reconocer y verbalizar los propios momentos de vacío y de frustración, ser plenamente conscientes de que estos son estados y sensaciones temporales y que poco a poco encontraremos la manera de ir lidiando con ellos sin que nos precipiten a la angustia.

Liberarse de la culpa.

Des-responsabilizarse de la otra persona y dejar de justificar sus comportamientos. Da igual lo que sea: sus traumas de infancia (nota: usan a menudo esta excusa, aunque no sea cierta y provengan de un entorno familar totalmente normal) su relación con sus padres, su malvado jefe…sea lo que sea, NADA justifica el maltrato.

Trabajar en la aceptación. No regodearse en pensamientos de revancha o redención. No puedes salvar a nadie de sí mismo. No todo el mundo debe ser salvado, cambiado o redimido. A su vez, encuentra tu propia oscuridad. Tus momentos de ira, egocentrismo, impulsividad, necesidad de estímulos. Imagina a una persona que no puede aprender valores, que no puede aprender autocontrol, que está destinado a vivir permanentemente en estas emociones y sensaciones sin capacidad para crecer por encima de ellas. Perdona y perdónate por todo.

Un día estarás en algún sitio, quizás en tu casa, de viaje, con tus padres, con tu hijo, solo o acompañado. Y no estará pasando nada de particular, salvo una sola cosa alucinante. Que por primera vez en mucho tiempo, sientes paz.

(Esta pequeña monografía sobre psicópatas, vínculos y sus parejas, no se basa principalmente en estudios profesionales de expertos, si bien han servido de inspiración los libros El maltrato psicológico, de José Luis González de Ribera, el clásico Sin conciencia, de Robert Hare y ¿Es usted un psicópata? de Jon Ronson.

He preferido no obstante emplear los cientos de testimonios que he ido compilando durante años sobre experiencias de este tipo, contados desde el punto de vista de las víctimas, más entrevistaas que he podido realizar y documentación que he ido pudiendo reunir de otras fuentes.

Tengo que agradecer especialmente la aportación de una persona en concreto, que fue quien me señalo la importancia de no caer en las luchas de poder y varias ayudas para el apartado del contacto 0. Actualmente está persona se encuentra todavía en estado de recuperación. Mucho ánimo y millones de gracias por querer compartir y ayudar a otras personas con tu experiencia. Ya sabes quién eres :))

https://locosdeamor.org/2016/09/07/quien-es-la-pareja-del-psicopata/
 

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