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Oltra​

Mucho me temo que en unos meses Mónica Oltra seguirá en su cargo, Ximo Puig en el suyo, la niña violada, acusada de falso testimonio, y el juez que ha procesado a la minifaldera de orondo muslamen, en la cárcel
03/04/2022Actualizada 04:04
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Creo que al afirmar que Mónica Oltra no me gusta absolutamente nada, ni como política, ni como persona ni como mujer, no tropiezo en la anticonstitucionalidad. Como política me parece cínica, cobarde y nefasta; como persona, nefasta, cobarde y cínica; y como mujer, muy ordinaria. Tan ordinaria como la esposa de un banquero que surgió de la nada hacia el todo, en tanto que su mujer se quedó en sus orígenes, ajena a la evolución de su marido. Y que al enseñar a sus amigos su nueva casa en La Moraleja, al mostrarles el enorme cuarto de baño anexo al dormitorio principal no disimuló su orgullo. –Ejque tanto a mí como a miejposo nojencantan los váteresejpaciosos–.
El marido de Mónica Oltra abusó sexualmente de una menor tutelada por su propia consejería. Un cerdo y un canalla. Y la víctima no sólo no recibió ayudas, disculpas, cariño y justicia por parte de la Oltra, sino persecución, descrédito y toda suerte de trabas para que su caso se perdiera en el olvido. Ni las íntimas de la Oltra, Yolanda, Irene, Mónica médico y madre, Ada Colau y la marroquí acoplada han abierto la boca. No hay pruebas, pero el juez que ha pedido su procesamiento indica «que hay indicios serios, racionales, sólidos y fundados» de la participación de Mónica Oltra en la operación de distracción y ocultación de los abusos sexuales de su marido a la menor tutelada por ella. Y Mónica Oltra no ha dimitido, y Ximo Puig apoya a su segundona, «porque no hay pruebas», aunque sí indicios serios, racionales, sólidos y fundados. Es decir, lo que no había cuando Mónica Oltra, apoyada por los podemitas, socialistas, comunistas y el diario El País, montó una campaña difamatoria escalofriante y obsesiva contra Rita Barberá, la gran alcaldesa de Valencia asesinada por la angustia, y abandonada por su propio partido, y Francisco Camps, presidente de la Generalidad de Valencia. Una y otro, declarados plenamente inocentes por la Justicia. Inocencia manchada por las calumnias de Mónica Oltra «sin pruebas». Camps recuperó su honor y Rita Barberá falleció deshonrada en la soledad de un hotel de Madrid.
Mónica Oltra se ha negado a dimitir y Puig descarta su cese hasta que la Justicia resuelva. La Justicia, bien manejada desde el poder, puede retrasar su resolución los años que la procesada necesite para irse de rositas o prescriba su caso. Cuando un juez asegura por escrito que hay indicios serios, racionales, sólidos y fundados de la participación de esta mujer tan ramplona en la depravada causa, es un deber cívico confiar en la veracidad de los indicios del juez, y no en el «no hay pruebas» de la presumible entorpecedora de la acción de la Justicia.
Nada sorprendente. España se está convirtiendo en una Venezuela a marchas forzadas. Y mucho me temo que en unos meses Mónica Oltra seguirá en su cargo, Ximo Puig en el suyo, la niña violada por el marido de Mónica Oltra, acusada de falso testimonio, y el juez que ha procesado a la minifaldera de orondo muslamen, en la cárcel.
Todo es posible en un estado que a punto se halla de dejar de ser un Estado de Derecho, en el que el –todavía– partido principal de la oposición asciende a lo más alto de la responsabilidad ideológica y política a un tipo que desbarra y reconoce ser «seguidor de Pablo Iglesias desde el Partido Popular porque es culto, inteligente y muy creativo». Seguidor desde el Partido Popular de uno de los causantes del desastre español, amigo de etarras, de separatistas y orgulloso discípulo de Pepe Stalin. Este hombre tan admirador se llama Esteban González Pons, y es de Valencia.
Con Rita y con Camps no estuvo tan cariñoso.
Aclaración. El artículo sonriente de cada semana cambia de día y se publicará los lunes.
 

Excelentísima señora​

El primer trabajo publicado abre o cierra los caminos
04/04/2022Actualizada 03:19
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Mi primer trabajo periodístico se desarrolló en el Servicio de Documentación del diarioInformaciones, en la calle de San Roque. Su director fue un gran señor, Jesús De la Serna, y su subdirector era un pedantuelo Juan Luis Cebrián, de conocida raigambre falangista. El Servicio de Documentación lo dirigía Guillermo Medina, que no era ni chicha ni limoná, y allí coincidí con Joaquín –Jimmy–, Giménez-Arnau, José Luis Martín Prieto, Víctor de la Serna Arenillas, José Luis Rodríguez Alfaro y María Antonia Iglesias (q.e.p.d), que ya apuntaba ocurrencias. Para que los lectores se aperciban de la extravagancia de cierto periodismo, puede servirles de ejemplo el primer texto de mi autoría que se publicó:La Reactivación de la Política Económica en Yugoslavia. Sabía que no lo iba a leer nadie y me inventé más de la mitad del artículo. Se lo presenté a Medina y éste comentó: «Bien, bien, me gusta su doble sentido». Y se publicó. Lo que demuestra que el periodismo económico está al alcance de cualquiera.
El primer trabajo publicado abre o cierra los caminos. Un camarero del restaurante Salvador de la calle Barbieri estuvo a punto de truncar para siempre la trayectoria de un genio. Y me refiero a Antonio Mingote. Se publicó su primer dibujo enABC, y Antonio y unos amigos fueron a celebrarlo a Salvador. En aquellos años,ABClo era todo, y más que todo. El camarero, que era suscriptor del diario de la calle de Serrano, le comentó a Mingote al tiempo que le servía un plato de menestra: «No me ha gustado su dibujo. En mi opinión, no tiene fundamento». Mingote estuvo a punto de renunciar para siempre.
Un día, llegó recomendado al Servicio de Documentación de Informaciones un chico excesivamente poco espabilado. Lo había recomendado Juan March, y aquel periódico pertenecía a diferentes bancos.
Al cabo del tiempo, el chico fue despedido, y el presidente del Consejo se vio obligado a darle explicaciones al millonario mallorquín: «Don Juan, su recomendado, sinceramente, no sirve. E incumple el horario. Y hace faltas de ortografía. No sabe cuánto lamento proporcionarle este disgusto». March estuvo comprensivo: «A su edad es intolerable que llegue retrasado al trabajo. Lo de las faltas de ortografía no tiene tanta importancia, porque también las hace Emilio Romero, el director dePueblo. Y no me proporciona ningún disgusto. Lo recomendé sabiendo que era completamente tonto. De ser listo, lo habría contratado yo para alguna de mis empresas».
El chico tonto, cuya identidad oculto, no empezó bien. Su primer trabajo serio fue el de redactar un breve pie de foto. En la foto, aparecía Luis Miguel Dominguín del brazo de su mujer, Lucía Bosé. Y el chico escribió: «Mario Cabré abandona una discoteca del brazo de una de sus habituales conquistas». Guillermo Medina corrigió el texto y nada sucedió. Su segundo trabajo fue el de redactar otro pie de foto. La esposa del Jefe del Estado, doña Carmen Polo, había acudido a orar ante la imagen de la Virgen de Atocha. Y el chico no lo hizo mal del todo. «Doña Carmen Polo, esposa del Jefe del Estado, Generalísimo Franco, ofrece un ramo de flores a la Virgen de Atocha».
Guillermo Medina leyó el pie de foto y se encaró con el pobre muchacho. «Mucha confianza tiene usted con la señora. Sólo le falta el tuteo. ¡Excelentísima señora, chaval, excelentísima señora!». Y el muchacho corrigió su complicado texto: «Doña Carmen Polo, esposa del Jefe del Estado, Generalísimo Franco, ofrece un ramo de flores a la Excelentísima Señora Virgen de Atocha». Y así se publicó. Aquella semana, Evaristo Acevedo destacó la errata en su «Comisaría de Papel de La Codorniz».
Y el tonto, de tonto ni un pelo. Casó con millonaria madura sudamericana, quedó viudo a los pocos meses, y aún vive en Miami con su octava mujer, Rosalinda Gracia, que podía ser su nieta.

 

RÚSTICO DESINFORMADO​

Ignoro porqué son famosos y a qué se dedican en muchos casos.
abril 5, 2022

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Es lo que tiene vivir fuera de Madrid. Que poco a poco, uno se va convirtiendo en un rústico desinformado. Cuando yo vivía en la Capital, conocía, al menos por referencia, a los “famosos”. Y apenas con dos años de separación física con mi ciudad natal y plenamente vivida en mis ayeres, me topo con la cruda realidad. No conozco a casi nadie del famoserío, del salvamerío, del pedorrerío y del vertederío.

Hace 15 años, Antonio Mingote llegó a nuestra sagrada cita semanal en el restaurante “Club 31” un tanto molesto y desconcertado.

– Me han pillado desprevenido y he aceptado ser el presidente del Jurado para elegir a Miss Málaga-. –No te preocupes, me hago pasar por tu secretario y te libro del engorro. -Y asi lo hice. Llamé a la responsable de esa magna organización malagueña y me presenté: – Soy Gines Alvarado, secretario de don Antonio Mingote. Quisiera saber quiénes serán los miembros del Jurado que se ha comprometido a presidir-.

La amable señorita, me informó debidamente. Eran todos “famosos”. Le pregunté cuánto cobraban los famosos por pertenecer al Jurado, y me respondió que unos más y otros menos, dependiendo de su grado de popularidad social. Insistí: -¿Qué presupuesto tienen ustedes asignado al señor Mingote?-. Me contestó que ninguno, a excepción de los billetes de avión y el alojamiento en el hotel. –Entonces, si no he entendido mal, ustedes van a remunerar a los presididos por don Antonio Mingote y no van a hacerlo a don Antonio Mingote, que será el que los presida-. Su confirmación fue seca y contundente. –Efectivamente, porque el señor Mingote no es famoso-. – Pues en tal caso, le comunico que don Antonio renuncia a presidir a un Jurado tan distinguido-. Y colgamos al únísono. Llamé a Antonio. –Totón, que ya no presides nada. Y para tu información, no eres famoso-.

Dos directores del programa más chusco, pedorro y chabacano de Mediaset, el que dirige un tal Jorge Javier Vázquez, está siendo judicialmente investigado por espíar a más de 140 famosos. Ya se han confirmado 35 casos. Los directores, David Valldeperas y Alberto Díaz han sido despedidos, y el conductor de la gamberrada no se va a ir de rositas. Espiar a la gente para conocer secretos personales no está bien, y los responsables pueden ir – y mucho me confortaría- a chirona, no a chirona de Girona que es Gerona, sino a chirona de trena.

He leído la relación de famosos espiados y me he dado cuenta de mi inferioridad. Ignoro porqué son famosos y a qué se dedican en muchos casos. Hay alguno que sí me suena, como Isabel Pantoja, Ana Obregón o Yvonne Reyes. Pero no tengo ni puñetera idea de la famosidad y famoserío de la mayoría de los famosos.

Omar Montes, Saray Montoya, Diego Matamoros, Ignacio Jordá, Stella Verónika Chininin, María Cuadrado, Ricardo Rioja, Asdrúbal Ametller, Lorena Morlote, José Gabriel Rojano, Fayna Bethencourt, Pilar Platas, Jorge Rubio, Alfonso Torres, Francia Lisbet, Teresa Galdeano, y María del Carmen López. Y me dicen que son los famosos más espiados por ser los más importantes.

Si ustedes, queridos lectores, los conocen y saben el por qué de su famosidad, hagánselo mirar. Yo acepto y me someto a la rústica y digna ignorancia, y animo a la Justicia a que empapele a quienes investigan la vida privada de los demás en pos de asquerosos beneficios.

Pero , ¿qué hacen éstos para ser famosos?

Vivo fuera del mundo.

Alfonso USSÍA
 

El robledal de la frontera​

Pida perdón por semejante vileza, porque hasta los más tontos defensores de la Nueva Cocina, se habrán sentido heridos y desconcertados. Vuelva a lo suyo, pida perdón y borre mi reserva, que por supuesto, no he formulado
05/04/2022Actualizada 03:05

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Me contó el inolvidable e inolvidado Sabino Fernández Campo, conde de Latores, que siendo jefe de la Casa de S.M. el Rey Juan Carlos I, acompañó a éste a un viaje oficial a un país centroafricano. «Hacía un calor horroroso y el presidente africano llevaba un atroz abrigo de leopardo hasta los pies sobre un uniforme en el que no cabía una medalla más. Sudaba como un pollo, pero el abrigo le concedía la imagen del poder». Y llegó la hora de la comida. «Me correspondió sentarme en la mesa del ministro de Asuntos Exteriores de aquel país, muy simpático. Contaba chistes de blancos. El aspecto del segundo plato era estremecedor. Manos de mono asadas al horno con mazorca de maíz. Las manos de mono, presentadas en el plato con sus pelos chamuscados. El Rey tuvo que probar la exquisitez para no despreciar al del abrigo de leopardo, pero yo me negué. Se lo dije al ministro: 'Señor ministro, es por cuestión de salud. Mis últimos análisis no han salido bien, y mi médico me dijo, que tenía que prescindir de las grasas, el alcohol y la mano de mono'. Entonces el ministro lo lamentó de una manera extraña. 'Lo siento, excelencia, porque se pierde un auténtico manjar. Las generaciones de nuestros padres y abuelos las comían de misioneros, que eran de peor calidad'.
Se trataba, claro está, de un hallazgo de la nueva cocina –la nouvelle cuisine–, centroafricana. Los franceses Bocusse, Troigros y compañía, que fueron unos genios, inventaron la cocina de la estafa, unas raciones ridículas servidas en platos enormes con enunciados interminables: «La cola de cangrejo del Loira en lecho de espinacas del huerto de la abuela Dominique con salsa de excremento de golondrina primaveral». Y los idiotas, cursis y esnobs pagaban millonadas por esas porquerías. En Cataluña y, sobre todo, en el País Vasco, florecieron los imitadores. La cocina tradicional se mantuvo, pero los críticos gastronómicos y los visitantes culinarios elevaron a los altares de la fascinación a este tipo de restaurantes, creados y dirigidos por extraordinarios cocineros que eligieron el rumbo de la fantochada y el sablazo renunciando a su dominio en la gastronomía popular y tradicional.
Para cobrar el triple un plato, añadieron dos elementos a su ofrecimiento en la carta. El artículo inicial y la localización específica del origen del producto. Así, lo que antaño se ofrecía como «bonito con tomate, 9 euros» pasó a proponerse al tonto del cliente como «El Bonito de Motrico Capturado con Anzuelo de Bermeo, con Tomate del Caserío del Abuelo Gorka Espolvoreado por nubes de Kiwi de Oyarzun y Sal Marina de la Antártida, 270 euros». Y mientras preparaban el bonito corriente, el de toda la vida, se morían de risa en la cocina comentando la majadería de los clientes.
Pero no engañaban ni herían por detrás. Ellos proponían la estafa, y los clientes se iban felices a sabiendas que habían sido elegantemente estafados. «Tortilla de Patatas desestructurada y reestructurada posteriormente por el 'Chef' Gorozábel al modo de la Tía Nekane, 180 euros». Y todos tan contentos. La uniformidad también se refleja en los precios. Con uniforme negro se cobra más que con uniforme blanco, esa antigüedad.
Lo malo es que se empieza con experimentos, ocurrencias y tonterías y se puede terminar en el más depravado de los gustos. En Rentería, localidad feísima de Guipúzcoa a la vera de Pasajes, Andoni Luis Adúriz estableció su restaurante Mugaritz. Por fortuna no se ubica en el casco urbano de Rentería, sino en un precioso robledal sito en sus alrededores. «Muga» es frontera y «aritz» es el roble. El Roble de la Frontera o el Robledal de la Frontera traducido al español. ¿Qué frontera? Una importantísima. La que delimita los municipios de Rentería con Astigarraga, una frontera de fama mundial. El jefe Adúriz combina el vascuence con el español en su nombre. Andoni Luis. De hacerlo en su totalidad en español se llamaría Antonio Luis, y en vascuence, Andoni Koldobika. Otra originalidad de gran importancia. Califica a su famoso restaurante de «espacio sensorial», lo cual resulta atrayente para el visitante. Y ha creado un nuevo plato repugnante y asqueroso en su aspecto y presentación. Una combinación estéticamente perversa. El plato denominado «Feto en su Líquido Amniótico», el cocido mímesis de un embrión humano de tres meses. Adúriz lo considera una belleza. «Se trata de una belleza alternativa que está en las antípodas de lo convencional». No, Adúriz. No está en las antípodas de lo convencional. Está en las antípodas del buen gusto, del respeto a la vida, de los sentimientos humanos y, sobre todo, de la sensibilidad y la inteligencia. Ese plato, con su feto y su líquido amniótico, además de repugnante, es una gilipollez.
Y su presentación estuvo amparada y auspiciada por Turespaña, el organismo Nacional de Turismo y por NetflixEs.
No merece más atención. Todo es feo y brutal. Quédese con sus dos estrellas Michelín, su caserío, su robledal, su espacio sensorial y su frontera entre Rentería y Astigarraga. Y pida perdón por semejante vileza, porque hasta los más tontos defensores de la Nueva Cocina, se habrán sentido heridos y desconcertados. Vuelva a lo suyo, pida perdón y borre mi reserva, que por supuesto, no he formulado.
Agur.

Más de Alfonso Ussía​

 

RAZÓN DE PESO​

Nadie como ella sabe y conoce lo que es importante para Ceuta y lo que no. Sus palabras y su imagen han dado la vuelta al mundo por las redes sociales..
abril 6, 2022
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En España, desde que gobierna Antonio, el nivel de la clase política ha experimentado un ascenso prodigioso. Tenemos ministras por méritos de cama, ministros que desean la ruina de España, ministras que han pasado de los despojos textiles a parecer modelos de pasarela, y toda suerte de gestores admirables. Veintidós ministerios dan para mucho. Un dato reconocido. Entre las nóminas de los políticos, funcionarios y asesores a dedo, el 66% de los ingresos tributarios se dedican a tan ejemplar menester. El nivel baja a medida que descienden las responsabilidades. Si tenemos un ministro completamente tonto, el Secretario de Estado es más tonto aún, los directores generales, tontísimos, y desde los subdirectores a los jefes de sección, auténticos tontos del culo. Y cuando menos se espera, todo se supera con una Delegada del Gobierno.
Su aspecto es de “seño” de los años sesenta del pasado siglo. Me refiero a doña Salvadora del Carmen Mateos, Delegada del Gobierno en Ceuta. Socialista, claro. Una mujer que concede un inmenso valor a las prioridades. Nadie como ella sabe y conoce lo que es importante para Ceuta y lo que no. Sus palabras y su imagen han dado la vuelta al mundo por las redes sociales, y yo mismo, siempre incrédulo, he tenido que ver su hermosura y oir sus palabras más de treinta veces para apercibirme de que no se trata de una broma de mal gusto. Nada, que la pobre mujer es así.
En rueda de prensa convocada en la Delegación del Gobierno en la ciudad ceutí, y ante los periodistas caballas, le fue formulada una pregunta referente a la eventual clausura de nuestras fronteras con Marruecos. -¿Espera la señora Delegada una pronta solución?-; y la señora Delegada, la meticulosa guardiana de las prioridades políticas y sociales respondió:
En Ceuta, sobre todo las amas de casa, estamos deseando que venga la muchacha. Te lo digo empezando por mí, que estás trabajando aquí por la mañana y de limpieza por la tarde, y la verdad, es que cuesta.
No habla bien la Delegada. Pero deja abierta la ventana de la comprensión. Las amas de casa de Ceuta, según parece, se nutren de servicio doméstico marroquí. Al hallarse cerrada la frontera, la Delegada del Gobierno, que trabaja en la Delegación según sus palabras, sólo por las mañanas, dedica sus tardes a limpiar su casa, y eso cuesta mucho, la verdad. Por ello, desea que se abra la frontera, para que las muchachas súbditas de Mojamé, puedan limpiar las casas de las amas de ídem ceutíes, solución fundamental y razón de peso que exigen una pronta apertura de la frontera.
Pero lo que se desprende de las palabras de doña Salvadora del Carmen Mateos, es que haría bien en renunciar al total de su sueldo, ya que sólo trabaja en la Delegación del Gobierno por las mañanas. Sus emolumentos oficiales ascienden – una minucia-, a 101.765, 28 euros al año. Así que le propongo, con permiso de mis lectores, que a partir de este mes de abril cobre la mitad de su nómina oficial. Trabajando sólo por las mañanas, el sueldo que le correspondería sería de 51.000 euros como mucho, y va que chuta. No parece, por su aspecto, tener a su cargo niños pequeños que justifiquen las dos niñeras de Irene Montero.
Pero lo prioritario es lo prioritario. Que se abra la frontera para que limpie su casa por las tardes su chacha marroquí. Muy socialista.
Alfonso USSÍA
 

La maestrilla de La Zaida​

Como buena socialista, la maestra Alegría Continente está obsesionada con la derrota de las izquierdas en la Guerra Civil y la victoria de las derechas nacionales, primera derrota del comunismo y el socialismo en el campo de batalla. Pero lo anterior, a la papelera
06/04/2022Actualizada 04:16
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La Zaida, a unos cincuenta kilómetros de Zaragoza, es la cuna de la ministra de Educación, Pilar Alegría Continente, diplomada en Magisterio y propensa al analfabetismo. No es difícil ser la tonta del pueblo cuando el pueblo tiene sólo 430 habitantes. Lo difícil es lo del padre de Jerson Hubert III, es decir, lo de Jerson Hubert II. Se quejaba Jerson Hubert III de su infancia infeliz, del mal ambiente de su hogar, de los llantos callados de su madre y de los episodios violentos que se producían en su familia. «Mi padre era el más borracho de su pueblo. Eso no tendría importancia si el pueblo de mi padre no fuera Nueva York». Ser el más borracho de Nueva York o el más tonto de Buenos Aires, es harto meritorio. Ser la más tonta de La Zaida es una nimiedad sin impacto internacional. Y no es La Zaida una localidad de anteayer. En sus tierras se han encontrado vestigios de cerámica campaniense, cuya antigüedad se remonta al siglo VI anterior a Cristo. Es decir, que se trata de una plaza de muy limitada natalidad y mesurado fornicio, porque después de veintisiete siglos, por cálculo y lógica natural, terminar con 430 zaideños o zaidenses no es registro de alta nota. O ridícula natalidad o muchos emigrantes a otras zonas de España, como la señora ministra de Educación.
La ministra, que es maestra, ha decidido que la Historia de España se inicia en 1812. Excesivo recorte. No quiere que los niños y jóvenes estudien Historia de España, por si alguno de ellos, al leerla y estudiarla, se aficiona a la Historia y se siente orgulloso de ser español.
La consigna de la Nueva Historia de España es que hay que abreviar. Académicos, catedráticos y profesores coinciden en definir a la señora ministra y sus cercanos colaboradores como «pobre gente». Eso sí, incluyen en la Historia de España la Memoria Democrática , y eliminan la invasión árabe, el descubrimiento de América, la vuelta al mundo de Juan Sebastián de Elcano, el Siglo de Oro de la pintura y la literatura, la Reconquista, y otras anécdotas sin valor. Extraña fecha la del inicio de nuestra Historia. Como buena socialista, la maestra Alegría Continente está obsesionada con la derrota de las izquierdas en la Guerra Civil y la victoria de las derechas nacionales, primera derrota del comunismo y el socialismo en el campo de batalla. Pero lo anterior, a la papelera. No obstante, la maestra Alegría Continente en un alarde de modestia y humildad, elige 1812 como punto de partida de nuestra Historia, quizá la más rica del planeta que nos hospeda. Podría haber elegido 1977, que es su año de nacimiento, pero no se ha atrevido a hacerlo porque se podría haber enfadado Antonio, el presidente del Gobierno, que nació en el barrio de Tetuán de Madrid en 1972, aunque viviera Franco.
Ninguna intención tengo de molestar a una mujer tan abierta a la sonrisa. Pero me gustaría que mis nietos, biznietos e incluso tataranietos, tuvieran la oportunidad de estudiar una Historia de España un poquito más amplia. Por qué se llamó durante siglos al Pacífico el «Lago Español», por qué las islas Filipinas se llaman así en honor y memoria de Felipe II, por qué nuestro idioma, el español, lo hablan 600 millones de habitantes de nuestro conflictivo planeta, por qué el Atlántico, de orilla a orilla , fue navegado en español, por qué los españoles llevamos la palabra y el humanismo cristiano a todos los rincones del mundo, y otras cositas que quizá no le interesan a la maestra de La Zaida, pero que seguro fascinarán a los niños y los jóvenes que tienen el derecho de conocer la Historia, las raíces y los símbolos de su nación.
Todo está programado por imbéciles y estúpidos. Y por sectarios y resentidos. Ni Velázquez, ni Lope, ni Quevedo, ni Góngora, ni Colón, ni Hernán Cortes, ni Francisco de Pizarro, ni El Gran Duque de Alba, ni Fernando e Isabel, ni Felipe IV, ni Carlos III, ni Malaspina, ni Balmis, ni Juan de Herrera..
Pero Antonio sí.
Tonta.

Más de Alfonso Ussía​

 

Quintillas del amor herido​

Tienes que ser bisexual,
O gay, mar*ca moderno,
Como poco, transversal,
Porque yendo de normal
Vas a pasar un infierno
07/04/2022Actualizada 04:17
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Ella sabe que la quiero.
Y yo sé que ella me quiere.
Si el amor es verdadero
Ni la idea ni el dinero
En el amor interfiere.
Ella sabe que me ducho,
Y espero que ella también.
Su anterior macho capucho
O no se duchaba mucho
O no se duchaba bien.
Ella es la flor del ardor
Aunque sus ideas vuelquen
En la feminista flor.
Menos Clara Campoamor
Y más Margarita Nelken.
Ella siempre habla en un grito
Cuando su ansia es defender.
Lo cierto es que fue bonito
Cuando puso a Rociíto
Como ejemplo de mujer.
Ella que tanto se esmera
En el ahorro, se forra,
y se pone por montera
si contrata una niñera
que le pagamos de gorra.
Ella es una mujer dura.
Ella es mujer convincente.
Y es, lo escribo con ternura,
O bastante caradura
O más bien, completamente.
Es políglota, y latina,
Legal, 'dura lex, sed lex',
Y es ocurrente y divina,
Pero también muy dañina
Según su esposo, o su ex.
Porque embriaga por belleza,
Porque su amor no restringe,
Porque no tiene aspereza,
Y todo lo que ella empieza
Lo termina la Verstrynge.
Pero tan grande es mi amor
Que su ex, que no contiene
El volcán de su fragor,
Me lo dijo sin pudor;
«Alfonso, no te conviene».
«Alfonso, eres ya muy anciano
Amén de ultraderechista.
Y aunque tu amor es humano
Para pedirle la mano
No se puede ser fascista».
Tienes que ser bisexual,
O gay, mar*ca moderno,
Como poco transversal,
Porque yendo de normal
Vas a pasar un infierno.
«Feminista siempre he sido»,
A Saulo le respondí.
«Pero estás muy derruido,
Y en su amor y en su sentido
Ya no puedes dar de sí».
Así, que mucho lo siento.
Me libro del arrechucho,
Y me escapo de momento
De mi Irene, y lo lamento.
Irene, lo siento mucho.

Más de Alfonso Ussía​

 

MARCAS HORTERAS​

Las grandes marcas se disputan a los diseñadores más horteras del mercado de diseñadores horteras.
abril 8, 2022
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Algunas –las más poderosas- marcas de ropa deportiva están demoliendo la estética del deporte. En el tenis, en el golf, y en el fútbol, principalmente. Mantiene una cierta medida con la tradición “Lacoste”, pero ya diseña modelos terribles, si bien no tan atroces como “Nike” y “Adidas”. En Wimbledon se mantiene la armonía tradicional porque obliga su organización a vestirse de blanco, como siempre se jugó al tenis. Pero fuera de Wimbledon, los tenistas parecen auténticos mamarrachos. –Va ganando el de morado al de negro-, comentan los espectadores.

El Real Madrid de fútbol está obligado a cumplir sus compromisos con Adidas. -Hoy les toca vestirse de color naranja-. Y salta al campo el equipo del Real Madrid vestido de naranja en el Estadio Bernabéu. Un naranja mucho más hortera que el naranja normal, porque las grandes marcas se disputan a los diseñadores más horteras del mercado de diseñadores horteras. “Nike” se mantuvo, pero ya ha caído en el esperpento.

Entiendo que la uniformidad hortera forma parte del nuevo negocio del fútbol y del tenis, pero también ha colonizado al golf. Y ya, ni me meto en otros deportes de menor expectación. Hoy, por la noche, cuando escribo estas líneas, he seguido la primera jornada del “Masters” de golf de Augusta. Maravillosos jugadores de golf vestidos de mamarrachos.

Días atrás, nuestro gran campeón de futuro inabarcable, Alcaraz, conquistó el “Masters 1000” de Miami vestido por su peor enemigo. Rafa Nadal no tiene necesidades económicas para someterse a la dictadura de los horteras, pero se somete. La avaricia es muy peligrosa. En Augusta, que es el golf con más estética natural del mundo, con sus hoyos rodeados de rododendros y azaleas, los jugadores van vestidos a la orden de sus marcas, y algunos de ellos, rayanos en el espacio de los payasos.

Cuando yo era joven, siglos atrás, el club de tenis más modesto obligaba a vestir de blanco para ocupar una pista. Cuando yo era joven, siglos atrás, no se admitía a un jugador de golf asesinado al buen gusto. Cuando yo era joven siglos atrás, el Real Madrid jugaba vestido de blanco, y cuando de visitante, se veía obligado a cambiar su primer uniforme por el segundo, lo hacía de azul. Ahora no. Ahora, incluso en el Bernabéu, las marcas le obligan a jugar de negro, de verde, de rosa y de lo que sea, porque la estética del club de fútbol más importante de la Historia, depende directamente del hortera de guardia de Adidas.

Los clubes de fútbol, como los tenistas y los golfistas, están obligados a mantener la tradición. Siempre Wimbledon sobre todo y sobre todos. Ya no tengo tiempo para rectificar mi vida y la fuente de mis ingresos. De tenerlo, abandonaría la tortura de escribir y me haría diseñador de “Nike”, de “Adidas” de “Hummel” o de cualquier otra marca invasora del buen gusto. Y los clubes de fútbol tendrían dos uniformes y no siete, y los tenistas vestirían de blanco, y los golfistas respetarían la estética de sus antepasados, cuando jugar al golf no sólo consistía en golpear bien las bolas con las maderas y los hierros, sino en mantener el concepto sagrado de la armonía con su escenario de juego..

No espero un regalo de Navidad de “Nike” o de “Adidas”, las grandes marcas perturbadoras. Pienso en la degradación del paisaje que producen sus ingenios horteras. Y creo que no tienen el derecho de afearlo todo.

Alfonso USSÍA
 

Ni putas ni coca​

Las despedidas de solteros en Andalucía terminan en escenarios de fornicios pagados cuando el novio es socialista. Ahí, quizá, don Felipe Sicilia ha sido excesivamente prudente
08/04/2022Actualizada 04:30
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Me conmueve y emociona la actitud valiente del dirigente socialista andaluz don Felipe Sicilia. El vibrante político ha criticado duramente las costumbres de su partido, el PSOE, que en Andalucía ha dejado un reguero de puterío clamoroso. Y se ha propuesto terminar de una vez por todas con el vicio desde Despeñaperros a Tarifa y desde el Egido a Ayamonte. Sus palabras han retumbado contundentes: «Quiero una Andalucía que acabe con la prostit*ción». Nadie puede achacarle debilidad en su ímpetu. Puede considerarse elemental soltar una frase de esa envergadura y callar posteriormente. Don Felipe Sicilia no calla y expresa tres deseos de hondas esperanzas relacionadas con su deseo inicial.
«Quiero una Andalucía donde las despedidas de solteros no terminen yéndose de putas». «Quiero una Andalucía en la que un trato no termine cerrándose en un puticlub». «Quiero una Andalucía que no tenga establecimientos de putas en las carreteras».
Ahora entiendo la resistencia de mi familia cuando pedí permiso a mi madre para acudir a la despedida de soltero de un gran amigo del Puerto en el decenio de los setenta del pasado siglo. Mi madre jamás me dio razones que justificaran su negativa. Lógicamente, después de la intervención de don Felipe Sicilia, he abierto los ojos. Las despedidas de solteros en Andalucía terminan irremediablemente en un local de putas. No obstante, he procedido a hacer diferentes averiguaciones, y me han tranquilizado. No todas terminan en el vicio remunerado. Algunas, sí.
Las despedidas de solteros en Andalucía terminan en escenarios de fornicios pagados cuando el novio es socialista. Ahí, quizá, don Felipe Sicilia ha sido excesivamente prudente. Fornicios pagados con el dinero de los ERE y tarjetas de crédito emitidas por la FAFFE.
Viajé a Córdoba para ultimar un trato editorial. El editor y el autor –yo, mi persona–, nos reunimos a cenar. Me hizo la oferta. La acepté. Firmamos el contrato. Brindamos. El editor se fue a su casa, y el autor –yo, mi persona, insisto–, me fui al hotel. Por la mañana volvía en un AVE tempranero a Madrid. Es decir, que cerramos un trato en el restaurante, no en un puticlub. Esa pureza contractual se debió, sin duda, a que ni el editor ni el autor –¿he dicho que el autor era yo, mi persona?–, no éramos socialistas, ni sindicalistas ni puteros. El señor Sicilia no se dio por enterado de nuestra ejemplar actitud.
He viajado en coche de Madrid a Andújar, Córdoba, Sevilla, Ronda, Jerez y el Puerto de Santa María en más de un centenar de ocasiones. Hacerlo en primavera es un prodigio, porque Andalucía es un asombro. Se dice que las tropas napoleónicas al mando del general Dupont, superado Despeñaperros, desde el púlpito de Sierra Morena, presentaron armas en honor a la belleza del primer paisaje de Andalucía.
Si no es cierto está bien inventado. La duquesa de Alba, que llevaba a Sevilla en las venas y en su alma, ordenó detener el coche para disfrutar del prodigio de una vasta extensión de campo andaluz florido. Y apuntó el punto kilométrico del milagro. Llegada a Sevilla llamó a su administrador, para que éste investigara quién era su propietario y si se podía alcanzar un acuerdo para adquirirlo. El administrador se comportó con diligencia y dio razones a la duquesa al día siguiente. «Señora duquesa, ese campo le pertenece a usted desde el siglo XVIII».
Y, efectivamente, hay locales de esparcimiento primaveral y silvestre en abundancia. Pero los que se detienen en esos locales, lo hacen igual en la carretera de La Coruña, la de Burgos, la de Barcelona , Santander, Bilbao, San Sebastián y Valencia. Y en la de Asturias, siempre que se atrevan a enfrentarse a la alcaldesa de Gijón, que manda dídimos.
Don Felipe Sicilia debe dirigirse con más valor a sus compañeros de partido, sus sindicalistas más próximos, sus camaradas más puteros con dinero robado, sus cercanos consumidores de mariscos, y sus más allegados progresistas aficionados a la cocaína. Porque los andaluces no son ni puteros ni cocainómanos, y si alguno comete alguna travesura sexual, se la paga de su bolsillo.
No de los ERE y con tarjetas de crédito a cargo de FAFFE.
No obstante, señor Sicilia, enhorabuena por su valor y sus informaciones.

Más de Alfonso Ussía​

 

Por si acaso​

Con el Rey Juan Carlos, Mojamé no habría osado provocar con semejante grosería, y con el Rey Felipe, tampoco. Sucede que de Antonio todos se ríen y lo toman como al pito del sereno. Es muy triste, pero es así
09/04/2022Actualizada 03:28

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Un conocido embajador de España en Londres, gran seductor, acudió como era preceptivo a entregar sus Cartas Credenciales al Rey Jorge VI del Reino Unido e Irlanda del Norte al palacio de Buckingham. Tenía empaque. Lo primero que hizo al traspasar con todos los honores protocolarios la puerta principal del Palacio fue preguntar por la ubicación del cuarto de baño más próximo. El jefe de Protocolo le acompañó hasta el íntimo recinto. Y aguardó hasta que oyó cómo el agua de la cisterna fluía con destino al Támesis. El segundo de a bordo de la Embajada de España le preguntó por su breve estancia en el cuarto de baño. «Por si acaso. No tenía ninguna necesidad de ir, pero con esta gente hay que comportarse así, siempre por si acaso». Y presentó sus Cartas Credenciales. Al cabo de los años, cuando abandonó Londres, el duque de Richmond, con el que mantuvo una honda amistad, comentó: «A partir de hoy han dejado de crecer los cuernos en la Cámara de los Lores».
Los fallos diplomáticos casi siempre se producen por premeditada alevosía. Hay excepciones. En la visita oficial de un presidente africano a España, sus servicios de documentación no acertaron en los datos que le proporcionaron del Rey Juan Carlos I. Brindis y discursos en la cena en el gran comedor de gala del Palacio Real de Madrid. En una de esas cenas, el Rey fue advertido de una travesura. El muy honorable presidente de la Generalidad de Cataluña, Jordi Pujol, con torpe disimulo, metió en uno de sus bolsillos una cuchara de plata de la cubertería real del Rey Carlos III, la utilizada en aquella ocasión. Situación incómoda y desagradable, que sólo pudo solucionar el Rey. «Jordi, te ruego excuses a la cuchara de postre que se ha metido sin tu permiso en uno de tus bolsillos». Y Pujol, azarado y aturdido por el ridículo, se la devolvió al Rey. «No, no, Jordi, a mí no, que no sé donde se guarda. Dásela al camarero». Pero hay que volver a la cena en honor del presidente del país africano. Se incorporó y habló. Lo hizo en francés, pero todos los comensales lo entendieron. «Majestad, vuestro inolvidable padre, el generalísimo Franco» Cuando se lo contaron a Don Juan, su comentario fue breve: «¡Manda huevos!».
Antonio, nuestro presidente del Gobierno, acompañado del ministro Albares, dicho «Napoleonchu», y de otros miembros de su interminable séquito, cenaron en Rabat invitados por Mojamé de Marruecos. El asunto a tratar, la entrega de Ceuta y Melilla en los próximos años, aunque no se reconociera en público. Ya entregado el Sáhara, se ofrece a Mojamé Ceuta, Melilla, los peñones, las Chafarinas y la isla del Perejil, que son españolas desde el siglo XVI, cuatrocientos años antes de que existiera Marruecos. Y ni Antonio ni su ministro de Asuntos Exteriores se atrevieron a indicar a Mojamé que la bandera de España estaba colocada al revés, con la Corona hacia abajo. Y ese fallo de protocolo de fallo tiene muy poco. Cuando se recibe a un humillado, se le humilla más, que menudos son nuestros vecinos de la morería. El desprecio a nuestra bandera estaba perfectamente calculado y medido, y Antonio y Napoleonchu cenaron sin rechistar.
El embajador con el que se inicia este texto se habría incorporado y avisado para que la bandera fuera devuelta a su posición. Con el Rey Juan Carlos,Mojamé no habría osado provocar con semejante grosería, y con el Rey Felipe, tampoco. Sucede que de Antonio todos se ríen y lo toman como al pito del sereno. Es muy triste, pero es así.
Al ver la bandera mal colocada, aquel embajador habría preguntado en perfecto francés, antes de sentarse a la mesa. «Por favor, ¿el cuarto de baño?». Y a posterior pregunta del ministro y de Antonio, se lo habría aclarado. «Por si acaso. No tenía ninguna necesidad, pero por si acaso, que esta gente no es de fiar, y de España y su bandera, en mi presencia, no se ríe nadie».
Voilá.

Más de Alfonso Ussía​

 

Agustín Muñoz-Grandes​

Que los caminos, Agustín, se allanen a tus pies. Que el viento sople siempre a tu espalda. Que el sol brille templado en tu viaje sobre tu rostro. Que tu amor a España, tu honestidad y decencia te guíen hasta la luz
10/04/2022Actualizada 03:21

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Ha fallecido un gran español, un soldado ejemplar, síntesis de la vocación de servicio a España y decencia en el desempeño de su brillante carrera. Teniente General del Ejército, Capitán General de la Segunda Región Militar con sede en Sevilla, General Jefe de las Fuerzas de Acción Rápida, legionario, paracaidista, ayudante de Su Majestad el Rey Don Juan Carlos I, profundo cristiano, generoso, entregado a su Patria y a su familia, siempre dueño de la palabra justa y medida, y señor de sus silencios. Después de más de cuarenta años de servicio a España, un modesto jubilado, un militar en la Reserva que, como todos sus compañeros de Armas, renunció a los bienes materiales en beneficio del grandioso fin de su permanente servicio a España y los españoles.
Agustín Muñoz-Grandes Galilea era hijo del Capitán General Agustín Muñoz-Grandes, vicepresidente del Gobierno, y General de la División Azul. Recuerdo de niño su figura, paseando por el bulevar de la calle de Velázquez en completa soledad sin escoltas ni guardaespaldas. Siendo, después del Jefe del Estado, el militar de más alto rango de España, cumplida su misión y su gloriosa carrera, abandonado el poder, conducía el lujoso coche que pudo adquirir con sus ahorros. Un automóvil fastuoso e impactante. Un Seat 600 de color claro. Con independencia de las ideas encontradas, aquel poderoso Capitán General, consiguió su lujoso Seat 600 con un solo privilegio. No tuvo que esperar el turno de entrega. Lo solicitó, pagó las 55.000 pesetas que pudo reunir, y se lo entregaron. Cuando falleció, su hijo Agustín heredó el Seat 600 y la honradez militar de su padre.
Agustín se casó con una mujer maravillosa, «Jueni» López de Lamadrid Satrústegui, comillana y vasca, siempre a su lado en todos sus destinos. Las mujeres de los militares son tan militares como ellos, y sus mejores recuerdos se remontan al recuerdo de ser la esposa del joven teniente Muñoz Galilea –no había unido aún su primer apellido–, en el Sahara Español. Soy amigo de «Jueni» y Agustín desde hace más de cuarenta y cinco años. Comillas y Ruiloba. Los veraneos antiguos, la intimidad respetada. En la bolera montañesa de Estrada, mi petición.
–Agustín, tira una bola–; su respuesta, tajante. –Un General no puede hacer el ridículo en público–.
Hace unos años desmejoró. Pero jamás se le escapó una queja. Siempre mantuvo la figura alta y gallarda del eterno soldado. Discreto hasta la desesperación. Convivió con el Rey la noche más difícil de su reinado, la del 23 de febrero. Le pregunté por detalles, hechos, gestos y reacciones. A pesar de nuestra amistad, ni una palabra. Eso sí, guardo como oro en paño sus tarjetones manuscritos comentando mis artículos, y sus llamadas puntuales, y el honor de su presencia siempre que recibí, inmerecidamente, una honra militar. Lo menos que puede hacer un Teniente General es acompañar al más viejo Cabo 1º en activo del Ejército de Tierra. Porque tú no has dejado de estar en activo jamás, escribiendo y hablando lo que los militares sentíamos pero no podíamos decir ni escribir”. Lo he transcrito de uno de sus tarjetones.
Cuando su suegra, Marta Satrústegui, marquesa viuda de Lamadrid, falleció a los 104 años de edad, los 104 años más guapos e inteligentes de España, le escribí un artículo cuyo párrafo final emocionó a Agustín. Se trataba de un texto breve de despedida irlandés, lleno de fe y de esperanza, y adaptado a nuestras circunstancias. Y con ese mismo texto que tanto le gustó, de mi amigo Agustín me despido. Es una manera elegíaca de enviarle un abrazo agradecido con un «hasta luego».
Que los caminos, Agustín, se allanen a tus pies. Que el viento sople siempre a tu espalda. Que el sol brille templado en tu viaje sobre tu rostro. Que tu amor a España, tu honestidad y decencia te guíen hasta la luz. Que la Virgen del Pilar, al verte, te sonría. Y que Dios te sostenga siempre y para siempre con su mano protectora.
Gracias como español y como amigo, Agustín, mi General.

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Puntería​

Me informaron de que habían encontrado en un zulo etarra informaciones y apuntes de seguimiento de mi persona y que, a partir de aquel día, me adjudicaba un servicio de escolta oficial. Me negué en rotundo.
11/04/2022Actualizada 03:31
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Recibí una llamada del Secretario de Estado de Interior, Rafael Vera. Me informó de que se habían encontrado en un zulo etarra informaciones y apuntes de seguimiento de mi persona y que, a partir de aquel día, me adjudicaba un servicio de escolta oficial. Me negué en rotundo.
–Señor Vera, soy un español de la calle, no tengo cargo oficial alguno, y los escoltas que usted me quiere imponer son mucho más útiles en la lucha contra el terrorismo. De todas maneras, muchas gracias por su información.
Vera ofreció otra fórmula:
–De acuerdo, pero usted no se puede oponer a que le proteja un servicio de contravigilancia.
La contravigilancia consistía en seguir los movimientos del contravigilado –yo, mi persona–, en sus desplazamientos habituales. Uno de ellos, al programa «El Debate del Estado de la Nación» de Protagonistas, con Luis del Olmo, cuya emisión en directo se desarrollaba todos los miércoles, de 12 a 13 horas, en los estudios de Onda Cero del Paseo del Pintor Rosales.
Y, en efecto, aquel miércoles me esperaban dos policías de paisano a las puertas de la emisora de radio.
Terminado el programa, los cuatro amigos teníamos por costumbre liberarnos de Coll y tomar el aperitivo en un bar-taberna en la semiesquina de Rosales con Marqués de Urquijo. Aquella mañana Tip estuvo y estaba cumbre. Y Antonio Mingote, Tip, Antonio Ozores y yo, mi persona, nos dirigimos, ya libres del pelma de Coll, hacia nuestro bar. Al pasar junto a un quiosco de prensa, Tip solicitó el Frankfurter Allgemeine. Lo pagó y se lo acomodó enrollado y pinturero bajo el brazo, mientras el quiosquero quedaba asombrado, disecado, durante segundos. Conocía a Tip, pero ignoraba que se informara leyendo periódicos alemanes. No obstante, Tip se lo aclaró y, ante la aclaración, el quiosquero enloqueció definitivamente:
–No sé alemán, pero me divierte mucho hacer sus crucigramas.
Caminábamos hacia el bar, de izquierda a derecha por la acera, Mingote, yo –mi persona–, Tip y Ozores. Y a prudente distancia, los dos policías nacionales. Tip reparó en ellos y le preguntó a Ozores:
–Esos dos que nos siguen, ¿quiénes son?
Antonio Ozores le informó que se trataba de una pareja de policías que me contravigilaban como consecuencia de la nula simpatía que sentía la ETA por mí. Y Tip, al comprobar que yo marchaba a su lado, le preguntó a Ozores susurrándole a la oreja más cercana: «Oye, Antoñito, es que estoy preocupado. ¿Los de la ETA tienen puntería?».
Aquella mañana Tip volvió loco al quiosquero y a una señora que acudió a ver en directo el programa.
–Soy una «fan» de usted, y le agradecería que me firmara su libro.
–Con mucho gusto, buena mujer, ¿cómo se llama?
–Dominga Sánchez Jurado.
–¿De dónde es?
–De Aranda de Duero.
En ese momento, Tip se abrazó y besó a aquella señora mientras le decía «¡Al fin te he encontrado, Dominguita. Mi desaparecida prima Dominga. Creíamos que te había pasado algo malo en la guerra. Mi Sánchez también viene de Aranda de Duero, y voy a llamar inmediatamente a mi hermana para decirle que te he encontrado. ¡Qué felicidad, Virgen de Atocha!». Y aquella mujer, lloraba emocionada mientras su primo Tip le abrazaba. Pero la emoción menguó cuando Tip, observándola con detenimiento, emitió el veredicto:
–Lo siento, Dominga, pero usted no es mi prima. Mi prima Dominga tiene bigotes y usted no.
A todo esto, se le olvidó firmarle el libro y la pobre mujer se quedó hipando en la puerta de la radio.
Pasar parte de la vida al lado de Tip ha sido un privilegio.

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