Vale pero, no siempre se pueden planificar esas ocasiones especiales.En este mensaje no voy a hablar sobre el QUÉ, sino en el CÓMO se come. Cada cuál tiene su dieta, su plan nutricional, su sistema, llamadle como queráis. En otro momento puede que entre a comentar sobre el particular.
Ahora, no obstante, me gustaría transmitir una idea general, independientemente del sistema que se esté siguiendo:
- El cumplimento del plan que sigamos debe ser estricto en el día a día. Estricto de verdad. A rajatabla y sin concesiones. Y ahora viene la adversativa....
- El cumplimiento debe estricto menos cuando decidamos que, en ese momento puntual y concreto, el plan nos lo vamos a saltar. Deben ser ocasiones planificadas (ejemplo claro: tal día me han invitado a comer a tal sitio, pues en esa comida comeré lo que me pongan por delante, lo que me plazca, etc), no improvisadas (aquí mucha gente mete la pata, con cualquier excusa chorras sobrevenida para saltarse el plan en días random) y, cuando lleguen esos momentos especiales, comer lo que sea sin ningún tipo de cortapisa ni remordimiento. Y añado ahora el punto final, donde la mayoría de gente que no se ha pegado el ostión antes, se lo suele pegar....
- Finalizada la ocasión especial (ya prevista de antemano), hay que volver ipso facto a la aplicación del plan estricto. Sin periodos de adaptación, gradualidad, ni nada. En la siguiente comida. Aquí es donde el cuerpo no se resigna a perder eso que le has dado tan adictivo y te pide más y más y más, lo que en muchas ocasiones lleva a un "de perdidos al río", y lo que era una comida/cena especial se acaba convirtiendo en una serie de días o semanas de dejarse llevar. Y, una vez en esa dinámica, cuesta mucho cortarla y salir.
Parecen pautas sencillas, pero aplicarlas para mucha gente no es tan fácil.