Violencia de genero

El su***dio ha aumentado tras ley de Violencia de Generos

http://www.abcdesevilla.es/20101013/sevilla/su***dio-masculino-disparado-tras-20101013.html

En España existe un fuerte debate alrededor de la violencia de género, con posiciones encontradas entre feministas y diferentes sectores, algo que aún no ha comenzado a rebotar en otros países, donde la agenda de violencia de género con claros tintes feministas está avanzando desde los medios para presionar a los gobiernos.

Desde que se aprobó la ley de género en España, la tasa de suicidios masculinos creció notablemente, elevando la polémica a nivel de cuestionar los datos que permitieron la implantación de la regulación y a preguntarse quién es Miguel Lorente, delegado español contra la Violencia de Género.

Las denuncias contra el delegado, de supuesto prestigio internacional y con una serie de libros escritos sobre el tema, se basan en el falseo de datos y llegan desde sectores disímiles como pueden ser la Iglesia católica o el mismo pensamiento anarquista, siempre crítico al gobierno en España.

La implantación de la Ley de Género en España respondió a una continuada campaña de propaganda de ciertos sectores feministas que terminó forzando la salida de una ley que se está reclamando a la vez en varios países con metodologías similares. Basta con observar a simple vista las publicaciones de noticias diarias para comprender cómo la agenda feminista presiona a las intituciones para lograr legislaciones que favorecen a la mujer en dertimento del hombre en las relaciones de pareja.

En ese sentido, Carlos Aurelio escribe en su blog en el diario español Hoy, una nota acerca de quién es Miguel Lorente, responsable de las políticas feministas en españa, que han elevado la tasa de suicidios de hombres de manera alarmante.

Miguel Lorente es el actual delegado del Gobierno contra la Violencia de Género, cargo dependiente del Ministerio de Igualdad, pues al igual que su ministra, él también pertenece a la camarilla de enchufados deManuel Chaves.

Lorente Acosta es un médico forense que años atrás empezó haciendo las cosas realmente bien combatiendo los casos de maltrato hacia las mujeres, pero que lamentablemente después, sucumbió a la tentación de subirse al carro de género al oír los cantos de sus sirenas.
Es el “milagro” del dinero público fácil y los premios de cargos públicos a dedo: son múy difíciles de rechazar.

Toda la familia Lorente Acosta se ha subido al carro del género para ganar dinero y planean negocios aún más provechosos. Los tres hermanos Miguel, José Antonio y Manuel Javier Lorente Acosta (este último un pediatra que ni pintaba en el tema), se inventaron el “Síndrome de la mujer maltratada” pero sólo en caso que el maltrato lo reciba de su pareja hombre y en ningún caso que la mujer sea capaz de propinar maltrato alguno, acorde a la ideología de género.

El hermano José Antonio Lorente Acosta estaba metido de lleno en el campo del ADN y le confiaron la tarea de confirmar la identidad genética de los restos de Cristóbal Colón, con gran impacto mediático. Miguel Lorente Acosta para no ser menos y viendo que podía también lograr notoriedad con el ADN,publicó un desafortunado trabajo en plan peliculero llamado “42 Días. Análisis forense de la crucifixión y la resurrección”, donde afirma que Jesucristo no murió en la cruz sino en otro sitio después de sufrir un coma muy extraño, provocando tal afirmación, la burla y el comentario socarrón entre sus propios colegas (noticia). Su disparatada “investigación” se basa en la Sábana Santa o Sudario de Turín que presuntamente envolvía el cuerpo de Jesús (enlace). Pero esta sábana fue calificada de fraude en 1988, por quedar demostradas en las pruebas del Carbono 14, que es una burda falsificación hecha en el siglo XIV, extremo admitido por el propio cardenal de Turín, Anastasio Alberto Ballestero.

Un fraude al mismo estilo del libro peliculero de Lorente Acosta, que asimismo es copia de las investigaciones iniciadas por otros médicos sobre este mismo tema (Dr.Pierre Barbet, Dr.Giovanni Judica Cordiglia, Dr. Robert Bucklin, Dr. Rudolf W.Hynek, Dr.Pier Luigi Baima Bollone, etc.)

Tratando de convencer a la opinión pública en la ideología de género, ha publicado obras aún peores y de conclusiones todavía más falsas, como la de su libro del año 2001 “Mi marido me pega lo normal”.

Allí, además del evidente deseo de notoriedad con el polémico título, este femilisto dice que las mujeres se suicidan el doble que los hombres, falseando totalmente la realidad, pues en ese año la tasa de suicidios de mujeres era de 4,1 y la de hombres 12,4 (datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística INE).

Pero el actual delegado del Gobierno, en la pág. 119 del Capítulo ” La esclavitud del Maltrato”, dice que las mujeres se suicidan el doble porque:

– Tasa de su***dio por 100.000 habitantes = 2,1 (total de hombres y mujeres)

– Tasa de su***dio por cada 100.000 mujeres = 4,1.

Lo que la Television le gusta que veas:


Lo que la television no le gusta que veas:


Lo que hizo fue ocultar la tasa de 12,4 de suicidios de hombres y así poder afirmar, que las mujeres ”tienen el doble”de tasa de su***dio y que ése su***dio es por maltrato.

https://legnalenja.wordpress.com/2012/10/07/la-conspiracion-de-la-violencia-de-generos/
 
Algún día, si se tercia, hablaremos del negocio político: Subvenciones UE, asociaciones, fundaciones, fondos públicos...
Otro día, hablaremos de la igualdad. De la de verdad, de la igualdad de seres humanos iguales ante la Ley, con los mismos derechos y obligaciones.
Quizás, lleguemos a hablar de la presunción de inocencia y de otros derechos fundamentales pisoteados.

O no, que quizás no se pueda.

Sería muy oportuno, como en todo, hablar del negocio...No hay forma mejor de discernir propaganda de hechos reales que seguir el rastro del dinero...Al saber quién lo paga sabremos por qué...
Mucho me temo que en este caso no será ninguna causa "humanitaria", sino simple ingeniería social...
 
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LA VIOLENCIA EN LA PAREJA
(Análisis comparativo de una recopilación de estudios internacionales)

Desde 1975, año en que se llevó a cabo la primera gran encuesta nacional sobre violencia doméstica en los Estados Unidos, el número de estudios similares realizados en todo el mundo no ha dejado de crecer. Actualmente, varios cientos de estudios empíricos demuestran de modo concluyente: i) que hombres y mujeres ejercen la violencia de pareja en proporciones similares; y ii) que, estadísticamente, la mujer es la principal iniciadora de las agresiones físicas en la pareja, y es falso que la violencia femenina sea exclusivamente de autodefensa. Ese corpus mundial de estudios sobre violencia en la pareja debería ser el fundamento estadísticamente correcto de las políticas y legislaciones sobre violencia doméstica …si no estuviese permanentemente excluido de ellas por resultar políticamente incorrecto y contrario a los prejuicios ideológicos vigentes.

En este sitio web se muestran los resultados de una extensa recopilación de estudios sobre la violencia en la pareja, seleccionados con arreglo a un único criterio de inclusión y, a la vez, condición indispensable: que tengan en cuenta la violencia ejercida (perpetración) o sufrida (victimización) por ambos miembros de la pareja heterosexual.

Los estudios se sistematizan en los dos anexos siguientes:

  • Anexo 1: Recopilación de 500 estudios sobre la violencia en la pareja, con indicación de las tasas de victimización por agresiones físicas para ambos sexos, cuyos resultados globales son los siguientes:
    • los hombres sufren mayores niveles de victimización por violencia física total o leve en 254 estudios y por violencia física grave en 98 estudios;
    • las mujeres sufren mayores niveles de victimización por violencia física total o leve en 102 estudios y por violencia física grave en 44 estudios; y
    • se registran tasas similares para ambos sexos por violencia física total o leve en 137 estudios y por violencia física grave en 44 estudios.
  • Anexo 2: Recopilación de 107 estudios con indicación de las conclusiones sobre la iniciación y reciprocidad de las agresiones físicas por sexos, cuyos resultados globales son los siguientes:
    • 77 estudios registran mayores niveles de perpetración de violencia física no recíproca o iniciación de las agresiones físicas por las mujeres;
    • 18 estudios registran mayores niveles de perpetración de violencia física no recíproca o iniciación de las agresiones físicas por los hombres; y
    • 12 estudios registran niveles similares de violencia física no recíproca o iniciación de las agresiones físicas para ambos sexos.
Descargar Anexo 1 Descargar Anexo 2
[Recopilación cerrada el 28 de agosto de 2014]
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NOTAS EXPLICATIVAS
1) Distribución geográfica

Los estudios del Anexo 1 abarcan más de 50 países, con arreglo a la siguiente distribución : Estados Unidos (294); Canadá (26); Reino Unido (21); España (17); Hong Kong y China (16); Nueva Zelanda (12); Brasil (9); Australia, México (7); Sudáfrica, Suecia (6); Alemania, Chile, Portugal (5); Italia (4); Corea del Sur, Filipinas, Finlandia, Israel, Países Bajos, Perú (3); Colombia, Dinamarca, Japón, Nigeria, Rusia, Suiza, Tailandia, Taipei Chino, Vietnam (2); Barbados, Bélgica, Botswana, Cuba, Francia, Ghana, Grecia, Irán, Irlanda, Jamaica, Malawi, Mozambique, Pakistán, Polonia, República Checa, Rumania, Ruanda, Tanzanía, Trinidad y Tabago, Ucrania, Uganda, Venezuela (1); y múltiples países (11).

La suma total de países (509) excede del total de estudios (500) porque algunos estudios abarcan dos o tres países. Los estudios que abarcan más de tres países se contabilizan en la categoría "Múltiples países".

2) Sistematización de los datos
En lo que respecta a la sistematización de los datos sobre victimización o violencia sufrida conviene tener en cuenta las consideraciones siguientes:

  1. Para unificar y simplificar su presentación, los resultados de los distintos estudios se han consignado en la tabla del Anexo 1 como expresión de la victimización o violencia sufrida -con independencia de que, en los estudios originales, esos datos se refieran a la perpetración, a la victimización, o a ambas- y en forma de porcentajes, que es el tipo de cuantificación más frecuente en los estudios considerados.
  2. Se ha determinado que un estudio registra mayores tasas de victimización para uno u otro s*x* cuando la diferencia entre ambas medidas es superior al 10% de la mayor de ellas; en los demás casos, las tasas se han considerado similares.
  3. Las sumas por tramos y formas de violencia (total/leve o grave) no coinciden con la cifra real de estudios incluidos, debido a que no todos ellos contienen datos sobre ambos tipos de violencia (total/leve y grave).
  4. En la medida de lo posible, los resultados se consignan con el mismo nivel de desglose ofrecido en el estudio original, por lo que en numerosos estudios se presentan dos filas de resultados (en general, correspondientes a las respectivas declaraciones de hombres y mujeres) o incluso más, si el nivel de desglose del estudio lo exige. En otros casos, en los que el desglose es más prolijo, se han consignado los datos de victimización de uno de los declarantes y, entre paréntesis, los declarados por su pareja. Por último, ante la dificultad de consignar todo el nivel de desglose ofrecido en ciertos estudios (tal vez media docena en total), se ha realizado algún tipo de promedio, indicado con la letra "a" en voladita o superíndice.
  5. En general, en el caso de los estudios que ofrecen datos (no longitudinales) tanto sobre períodos de varios años como sobre el año inmediatamente anterior a la encuesta, se han preferido los segundos, por considerarse más fiables. Por otra parte, el alcance del presente trabajo se circunscribe preferentemente a la violencia física y, siempre que el nivel de desglose de los datos ofrecidos en los estudios lo permite, se prescinde de la violencia sexual y de la violencia psicológica.
3) Fuentes de consulta
El presente trabajo es fruto de la consulta directa, rigurosa y objetiva de cada uno de los estudios recopilados. Las fuentes de consulta han sido las principales revistas y publicaciones especializadas en temas de violencia y familia, y determinadas publicaciones de instituciones gubernamentamentales. La inmensa mayoría de esas fuentes de consulta son fácilmente accesibles a través de internet, por ejemplo en las siguientes bases de datos: British Library, APA Databases, Sage Journals, ScienceDirect, Blackwell Publishing, Citeulike, Wiley Interscience, Cat.Inist, PubMed, Scielo, Pier Professional y Springerlink, entre otras. Por último, unos pocos estudios proceden de libros o publicaciones en papel.

4) ¿Cómo se mide la violencia en la pareja?
El instrumento más utilizado en la medición de la violencia intrafamiliar y, por lo tanto, en la mayoría de los estudios incluidos en esta recopilación, son las Escalas de Tácticas de Conflictos [Conflict Tactics Scales o CTS], creadas por Murray A. Straus en 1979. La segunda versión de ese instrumento, o CTS2, está diseñada más específicamente para medir la violencia de pareja. Las CTS2 constan de 39 preguntas distribuidas en cinco apartados (negociación, agresión psicológica, agresión física, coerción sexual y lesiones) y ordenadas en función de la gravedad del maltrato. Las preguntas correspondientes al maltrato físico son 12: las cinco primeras se refieren a agresiones consideradas leves, desde dar un empujón o una bofetada hasta arrojar un objeto; las siete restantes se refieren a agresiones graves (desde dar puntapiés hasta utilizar un cuchillo o un arma). Las preguntas sobre lesiones son seis, y abarcan desde los moratones o esguinces hasta las visitas al médico o las fracturas óseas. Para cada pregunta se ofrecen cinco posibles respuestas, que van desde “nunca” hasta “muy frecuentemente”. Naturalmente, los cuestionarios pueden adaptarse para obtener cualquier otro tipo de cuantificación.

Salvo en el caso de algunos estudios cuyo nivel de desglose no lo permite, la presente recopilación se refiere exclusivamente a los datos sobre violencia física, debido a que son más homogéneos entre los diversos estudios y reflejan comportamientos más fáciles de cuantificar por los propios encuestados: empujones, patadas, bofetadas, agresiones con objetos, etc. En cambio, los comportamientos considerados como violencia psicológica o sexual son muy heterogéneos entre los distintos estudios y su valoración por los propios encuestados depende más de factores subjetivos. Esa heterogeneidad es especialmente amplia en el caso de la violencia sexual, que algunos estudios circunscriben a comportamientos no físicos (miradas atrevidas, insinuaciones, comentarios obscenos, acercamiento excesivo, etc.), mientras que otros incluyen desde agresiones verbales hasta violaciones consumadas. En el caso de la violencia psicológica, los cuestionarios pueden incluir aspectos como "tener celos", llamar "anticuada" o "gorda" a la pareja, "hablar mal de las mujeres delante de ella", o "tu pareja te ha culpado de los problemas", etc., muy dependientes de la percepción subjetiva y susceptibilidad de cada persona y, por lo tanto, más difíciles de evaluar con objetividad. Por no entrar a considerar su relevancia, ya que en ocasiones se trata de comportamientos banales.


CONCLUSIÓN FINAL

La inevitable conclusión del presente trabajo es que existen cientos de estudios empíricos sobre la violencia perpetrada o sufrida dentro de la pareja heterosexual cuyos resultados no pueden pasarse por alto, como viene siendo habitual, a la hora de formular las políticas y normas de prevención de esa violencia.

O dicho de otro modo: no están justificadas las políticas y normas de prevención de la violencia en la pareja basadas en meros postulados ideológicos y en certezas preestablecidas, o en sus equivalentes encuestas diseñadas con sesgo ideológico y excluyente, sino que es preciso tener presentes los resultados de los cientos de estudios empíricos que analizan el fenómeno de la violencia con criterio imparcial y omnicomprensivo, es decir, teniendo en cuenta los comportamientos de hombres y mujeres.

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...No nos esperemos leer esto en los medios de PROPAGANDA desinformación de masa...
 
Última edición:
LA VIOLENCIA EN LA PAREJA
(Análisis comparativo de una recopilación de estudios internacionales)

Desde 1975, año en que se llevó a cabo la primera gran encuesta nacional sobre violencia doméstica en los Estados Unidos, el número de estudios similares realizados en todo el mundo no ha dejado de crecer. Actualmente, varios cientos de estudios empíricos demuestran de modo concluyente: i) que hombres y mujeres ejercen la violencia de pareja en proporciones similares; y ii) que, estadísticamente, la mujer es la principal iniciadora de las agresiones físicas en la pareja, y es falso que la violencia femenina sea exclusivamente de autodefensa. Ese corpus mundial de estudios sobre violencia en la pareja debería ser el fundamento estadísticamente correcto de las políticas y legislaciones sobre violencia doméstica …si no estuviese permanentemente excluido de ellas por resultar políticamente incorrecto y contrario a los prejuicios ideológicos vigentes.

En este sitio web se muestran los resultados de una extensa recopilación de estudios sobre la violencia en la pareja, seleccionados con arreglo a un único criterio de inclusión y, a la vez, condición indispensable: que tengan en cuenta la violencia ejercida (perpetración) o sufrida (victimización) por ambos miembros de la pareja heterosexual.

Los estudios se sistematizan en los dos anexos siguientes:

  • Anexo 1: Recopilación de 500 estudios sobre la violencia en la pareja, con indicación de las tasas de victimización por agresiones físicas para ambos sexos, cuyos resultados globales son los siguientes:
    • los hombres sufren mayores niveles de victimización por violencia física total o leve en 254 estudios y por violencia física grave en 98 estudios;
    • las mujeres sufren mayores niveles de victimización por violencia física total o leve en 102 estudios y por violencia física grave en 44 estudios; y
    • se registran tasas similares para ambos sexos por violencia física total o leve en 137 estudios y por violencia física grave en 44 estudios.
  • Anexo 2: Recopilación de 107 estudios con indicación de las conclusiones sobre la iniciación y reciprocidad de las agresiones físicas por sexos, cuyos resultados globales son los siguientes:
    • 77 estudios registran mayores niveles de perpetración de violencia física no recíproca o iniciación de las agresiones físicas por las mujeres;
    • 18 estudios registran mayores niveles de perpetración de violencia física no recíproca o iniciación de las agresiones físicas por los hombres; y
    • 12 estudios registran niveles similares de violencia física no recíproca o iniciación de las agresiones físicas para ambos sexos.
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NOTAS EXPLICATIVAS
1) Distribución geográfica

Los estudios del Anexo 1 abarcan más de 50 países, con arreglo a la siguiente distribución : Estados Unidos (294); Canadá (26); Reino Unido (21); España (17); Hong Kong y China (16); Nueva Zelanda (12); Brasil (9); Australia, México (7); Sudáfrica, Suecia (6); Alemania, Chile, Portugal (5); Italia (4); Corea del Sur, Filipinas, Finlandia, Israel, Países Bajos, Perú (3); Colombia, Dinamarca, Japón, Nigeria, Rusia, Suiza, Tailandia, Taipei Chino, Vietnam (2); Barbados, Bélgica, Botswana, Cuba, Francia, Ghana, Grecia, Irán, Irlanda, Jamaica, Malawi, Mozambique, Pakistán, Polonia, República Checa, Rumania, Ruanda, Tanzanía, Trinidad y Tabago, Ucrania, Uganda, Venezuela (1); y múltiples países (11).

La suma total de países (509) excede del total de estudios (500) porque algunos estudios abarcan dos o tres países. Los estudios que abarcan más de tres países se contabilizan en la categoría "Múltiples países".

2) Sistematización de los datos
En lo que respecta a la sistematización de los datos sobre victimización o violencia sufrida conviene tener en cuenta las consideraciones siguientes:

  1. Para unificar y simplificar su presentación, los resultados de los distintos estudios se han consignado en la tabla del Anexo 1 como expresión de la victimización o violencia sufrida -con independencia de que, en los estudios originales, esos datos se refieran a la perpetración, a la victimización, o a ambas- y en forma de porcentajes, que es el tipo de cuantificación más frecuente en los estudios considerados.
  2. Se ha determinado que un estudio registra mayores tasas de victimización para uno u otro s*x* cuando la diferencia entre ambas medidas es superior al 10% de la mayor de ellas; en los demás casos, las tasas se han considerado similares.
  3. Las sumas por tramos y formas de violencia (total/leve o grave) no coinciden con la cifra real de estudios incluidos, debido a que no todos ellos contienen datos sobre ambos tipos de violencia (total/leve y grave).
  4. En la medida de lo posible, los resultados se consignan con el mismo nivel de desglose ofrecido en el estudio original, por lo que en numerosos estudios se presentan dos filas de resultados (en general, correspondientes a las respectivas declaraciones de hombres y mujeres) o incluso más, si el nivel de desglose del estudio lo exige. En otros casos, en los que el desglose es más prolijo, se han consignado los datos de victimización de uno de los declarantes y, entre paréntesis, los declarados por su pareja. Por último, ante la dificultad de consignar todo el nivel de desglose ofrecido en ciertos estudios (tal vez media docena en total), se ha realizado algún tipo de promedio, indicado con la letra "a" en voladita o superíndice.
  5. En general, en el caso de los estudios que ofrecen datos (no longitudinales) tanto sobre períodos de varios años como sobre el año inmediatamente anterior a la encuesta, se han preferido los segundos, por considerarse más fiables. Por otra parte, el alcance del presente trabajo se circunscribe preferentemente a la violencia física y, siempre que el nivel de desglose de los datos ofrecidos en los estudios lo permite, se prescinde de la violencia sexual y de la violencia psicológica.
3) Fuentes de consulta
El presente trabajo es fruto de la consulta directa, rigurosa y objetiva de cada uno de los estudios recopilados. Las fuentes de consulta han sido las principales revistas y publicaciones especializadas en temas de violencia y familia, y determinadas publicaciones de instituciones gubernamentamentales. La inmensa mayoría de esas fuentes de consulta son fácilmente accesibles a través de internet, por ejemplo en las siguientes bases de datos: British Library, APA Databases, Sage Journals, ScienceDirect, Blackwell Publishing, Citeulike, Wiley Interscience, Cat.Inist, PubMed, Scielo, Pier Professional y Springerlink, entre otras. Por último, unos pocos estudios proceden de libros o publicaciones en papel.

4) ¿Cómo se mide la violencia en la pareja?
El instrumento más utilizado en la medición de la violencia intrafamiliar y, por lo tanto, en la mayoría de los estudios incluidos en esta recopilación, son las Escalas de Tácticas de Conflictos [Conflict Tactics Scales o CTS], creadas por Murray A. Straus en 1979. La segunda versión de ese instrumento, o CTS2, está diseñada más específicamente para medir la violencia de pareja. Las CTS2 constan de 39 preguntas distribuidas en cinco apartados (negociación, agresión psicológica, agresión física, coerción sexual y lesiones) y ordenadas en función de la gravedad del maltrato. Las preguntas correspondientes al maltrato físico son 12: las cinco primeras se refieren a agresiones consideradas leves, desde dar un empujón o una bofetada hasta arrojar un objeto; las siete restantes se refieren a agresiones graves (desde dar puntapiés hasta utilizar un cuchillo o un arma). Las preguntas sobre lesiones son seis, y abarcan desde los moratones o esguinces hasta las visitas al médico o las fracturas óseas. Para cada pregunta se ofrecen cinco posibles respuestas, que van desde “nunca” hasta “muy frecuentemente”. Naturalmente, los cuestionarios pueden adaptarse para obtener cualquier otro tipo de cuantificación.

Salvo en el caso de algunos estudios cuyo nivel de desglose no lo permite, la presente recopilación se refiere exclusivamente a los datos sobre violencia física, debido a que son más homogéneos entre los diversos estudios y reflejan comportamientos más fáciles de cuantificar por los propios encuestados: empujones, patadas, bofetadas, agresiones con objetos, etc. En cambio, los comportamientos considerados como violencia psicológica o sexual son muy heterogéneos entre los distintos estudios y su valoración por los propios encuestados depende más de factores subjetivos. Esa heterogeneidad es especialmente amplia en el caso de la violencia sexual, que algunos estudios circunscriben a comportamientos no físicos (miradas atrevidas, insinuaciones, comentarios obscenos, acercamiento excesivo, etc.), mientras que otros incluyen desde agresiones verbales hasta violaciones consumadas. En el caso de la violencia psicológica, los cuestionarios pueden incluir aspectos como "tener celos", llamar "anticuada" o "gorda" a la pareja, "hablar mal de las mujeres delante de ella", o "tu pareja te ha culpado de los problemas", etc., muy dependientes de la percepción subjetiva y susceptibilidad de cada persona y, por lo tanto, más difíciles de evaluar con objetividad. Por no entrar a considerar su relevancia, ya que en ocasiones se trata de comportamientos banales.


CONCLUSIÓN FINAL

La inevitable conclusión del presente trabajo es que existen cientos de estudios empíricos sobre la violencia perpetrada o sufrida dentro de la pareja heterosexual cuyos resultados no pueden pasarse por alto, como viene siendo habitual, a la hora de formular las políticas y normas de prevención de esa violencia.

O dicho de otro modo: no están justificadas las políticas y normas de prevención de la violencia en la pareja basadas en meros postulados ideológicos y en certezas preestablecidas, o en sus equivalentes encuestas diseñadas con sesgo ideológico y excluyente, sino que es preciso tener presentes los resultados de los cientos de estudios empíricos que analizan el fenómeno de la violencia con criterio imparcial y omnicomprensivo, es decir, teniendo en cuenta los comportamientos de hombres y mujeres.

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...No nos esperemos leer esto en los medios de PROPAGANDA desinformación de masa...
Que la violencia psicológica existe es un hecho, desgraciadamente porque es incluso más devastadora que la física. Que sea únicamente de hombres sobre las mujeres es una falacia.

La física es mayoritariamente de hombres hacia mujeres, ellos tienen más fuerza física, pero también existen casos de mujeres a hombres, de hombres a hombres, de mujeres a mujeres... dentro del amplio abanico de relaciones sentimentales que existen hoy en día. Y no entiendo porque hay que revestir de mayor gravedad una que otras.

Para evitarla y para evitar asesinatos, las medidas que se están tomando no son eficaces. Y no voy a entrar a valorar la actuación de algunas organizaciones con mucho renombre que se dedican a estos temas, aunque la conozco de cerca, pero daría para mucho. Mucho dinero en campañas de concienciación, talleres, conferencias, etc, que no sirven de gran cosa; aparte de llenar unos cuantos bolsillos y "distraer" dinero de medidas que sí aportarían algo.

Edito para decir que yo no estoy en contra de las campañas de concienciación. Pero los cientos de pseudo-conferencias/talleres que se organizan en ayuntamientos y otras asociaciones a los que sólo acuden mujeres a las que no hay que concienciar, porque ya lo están, son un derroche absurdo y no valen para nada.
 
Última edición:
Que la violencia psicológica existe es un hecho, desgraciadamente porque es incluso más devastadora que la física. Que sea únicamente de hombres sobre las mujeres es una falacia.

La física es mayoritariamente de hombres hacia mujeres, ellos tienen más fuerza física, pero también existen casos de mujeres a hombres, de hombres a hombres, de mujeres a mujeres... dentro del amplio abanico de relaciones sentimentales que existen hoy en día. Y no entiendo porque hay que revestir de mayor gravedad una que otras.
Bingo y re-bingo!

Resulta que:

1. la violencia en pareja existe - oh, qué sorpresa! - también en parejas homosexuales/lésbicas,
2. es mucho más frecuente que en parejas de heterosexuales (32% http://www.soitu.es/soitu/2008/01/08/actualidad/1199814518_009185.html),
3.y no encuentra amparo en las medidas de la famosa Ley de Violencia de género.

¿Qué hacemos?

La violencia doméstica homosexual también existe
  • El Estado no facilita los recursos suficientes para ayudar a los hombres maltratados
MADRID.- Aunque las cifras más alarmantes corresponden a la violencia doméstica hacia la mujer, las parejas homosexuales también viven este drama. En Gijón, un hombre de 41 años ha matado a puñaladas a su compañero sentimental, de 59, con el que convivía. El agresor lo mató tras una acalorada discusión y después se entregó a la Policía.

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(EFE)
La Policía protege el cadáver de este último caso, en Gijón.

Se trata de un nuevo caso de violencia doméstica. No es el primero de maltrato entre parejas homosexuales, aunque aquellos que acaban con la muerte de uno de los dos no son frecuentes en este colectivo.

En España, este tipo de casos apenas se han tratado, pero es una realidad presente prácticamente desde que existen parejas homosexuales que cohabitan. Es posible que el maltrato -físico o psicológico- de un miembro de la pareja sea tan abundante como en las parejas heterosexuales. El problema es que muchas víctimas no se atreven a denunciarlo o ni siquiera a contárselo a alguien.

La Ley contra la Violencia de Género ampara a toda persona que sea maltratada por su pareja y establece una serie de medidas legales y asistenciales. En teoría, si una persona es maltratada por su pareja, puede solicitar al Estado desde ayuda psicológica hasta una orden de alejamiento para la persona agresora.

Pero en la realidad, si un hombre acude a pedir ayuda psicológica o a una casa de acogida, el Estado no tiene recursos habilitados. Según Antonio García, de la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género (AHIGE), el Estado sólo ha desarrollado recursos asistenciales para la mujer. Las medidas legales existen para ambos -hay mujeres con órdenes de alejamiento-, pero las asistencias sociales sólo han sido pensadas para las mujeres.

La violencia en la pareja homosexual
Ante una agresión en un hogar homosexual, algunas víctimas de violencia doméstica sienten la presión -social, familiar, etc.- de su orientación sexual, lo cual dificulta que puedan expresar un maltrato por parte de su pareja. Eso supondría declarar primero que se es homosexual.

El hecho de que no se conozcan muchos casos no quiere decir que no existan. Desde hace una década, se han publicado análisis, sobre todo en Estados Unidos y Latinoamérica, sobre violencia doméstica entre homosexuales. En 2007, un estudio del "Journal of Urban Health", publicado por la New York Academy of Medicine, confirmaba los datos de otro publicado en 2006 en la revista "Advocate"
. En ambos, un 32,2% de los encuestados admite haber sido víctima de violencia doméstica por parte de sus parejas.

http://www.soitu.es/soitu/2008/01/08/actualidad/1199814518_009185.html

http://www.lavanguardia.com/vida/20...ncia-de-genero-no-protege-a-todos-por-ig.html

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¿¿No somos todos iguales ante la Ley??

¿Qué exactamente se persigue con esta Ley de Violencia de Género que más que Ley parece un eslogan político?

...food for thought...
 
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Lo que dices no tiene ni pis ni cabeza porque no pena al hombre que pega a una mujer por ser hombre, se le penaliza si pega a una mujer "por su condición de mr venganza no hay agravante de violencia de género porque No es un delito de género, delito de género es cuando la violencia contra la mujer va asociada a un "la maté porque es una zorra, porque es mía", es decir va asociada a la discriminación, de la misma manera que no se penaliza extra a un blanco por matar a un negro en una reyerta o en un tiroteo, se penaliza cuando lo mata por el mero hecho de que sea negro, lo mismo para los homosexuales, creo que esto es muy claro y querer ver aquí penar a los hombres por ser hombres es manipular, la ley penaliza a quien ejerce una conducta discriminatoria: "la maté porque es mía" tiene un componente de machismo y de discriminación, de ver a la mujer como un objeto propio que tiene que ver con la educación anómala se la sociedad y eso es lo que se pena, no sed acusa de violencia de género a un marido que mata a su mujer para cobrar un seguro por ejemplo, la ley es muy clara al respecto y no se puede ver otra cosa. Es decir, la ley es contra la discriminación en el caso de la mujer de la mujer por ser mujer y ser considerada inferior, es decir por ejercer discriminación contra ella, lo mismo si pega a un negro o a un homosexual. La ley de género lo que hace es poner a la mujer como un colectivo discriminado y elevar la pena por ejercer conducta contra ella cuando el delito va asociado a la discriminación, de la misma manera operan las leyes contra la homofobia y el racismo.

Si un hombre mata a su mujer por una herencia no hay delito de género y nadie se lo aplica, no se condena al hombre por tener más delitos sino por ejercer algo discriminatorio contra un colectivo específico, de la misma manera que se penalizaría a una mujer por matar a su vecina "porque es negra y no le gustan las negras", se le aplicaría la misma vara. La mujer como colectivo discriminado recibe una defensa de la ley, pero por ser discriminada, no porque ejerzan violencia corriente contra ella. Un crimen de género es claro: es cuando el hombre marta a una mujer por el hecho de ser mujer y sentirla por debajo y de su propiedad. Fuera de ahí no se penaliza a un hombre. como de la misma manera una mujer que ejerce delitos de racismo u homofobia sería penalizada por ejercer una conducta discriminatoria.

Vuelvo a decir, decir que se penaliza a un colectivo es falsear y manipular la ley para llevarla a un discurso, la ley no penaliza al hombre por ser hombre, ni al blanco por ser blanco, ni al heterosexual por ser heterosexual, sino al que discrimina y en base a ello ejerce la violencia contra la la mujer, el negro o el homosexual y se hace en defensa de un colectivo no en ataque a otro, y estas leyes, en contra de la discriminación existen en todos los países de la zona civilizada del mundo y están amparadas por la ONU, comparar esto con las leyes del nazismo es fuera de lugar y eso si es demagogia.

Yo no soy jurista, soy historiada y humanista, no puedo entrar en detalles judiciales pero si se una cosa, que en todos los países de la "zona civilizada" se considera un agravante ejercer violencia contra un colectivo específico por ser de ese colectivo, esto es por una voluntad de estos países en corregir una sirtuación anómala que es el odio hacía algunos colectivos por pertenecer esos colectivos y que tienen que ver con la educación y sociedad, no se nace odiando a los negros y las mujeres, es un problema de la sociedad y la educación. Esto engloba por ejemplo que es un agravante pegarle un negro por el hecho de ser negro, esto está penalizado, y en el momento que aceptas esto, aceptas que se puede penar a alguien por pegar a una mujer por el hecho de ser mujer. Estas leyes existen en todos los países occidentales y es por algo, no porque los negros, las mujeres y los homosexuales sean especiales o mejores sino para subvertir miles de años de educación patriarcal y centenares de años de educación racista. es una solución anómala a un problema anómalo que existe y no se puede negar.

La mujer hasta hace 150 años era una propiedad, pretender que toda esta educación machista ha desaparecido en los últimos 50 años es imposible, la mujer hasta después de la II guerra mundial no podía ni votar en muchos países, y esa educación machista pervive, las leyes no son igualitarias porque las leyes se adpatan a la situación y hoy día el mundo NO es igualitario, mientras haya gente que pegue a un negro por el simple hecho de ser negro se ha de corregir esta anomalía en forma de leyes que protejan al ciudadano negro, mientras haya gente que pegue a los homosexuales por ser homosexuales se ha de proteger a los homosexuales, lo mismo se aplica para las mujeres. No es una cuestión jurista, y te equivocas al plantearlo desde esa óptica, sino social.

Las leyes sólo pueden ser igualitarias en tanto la sociedad lo sea, si no lo es, intentan equilibrar ese deficit. Leyes de este tipo han sido necesarias en casi todos los países democráticos, y de hecho son amparadas por la ONU y la legislación internacional, son leyes que dan un cargo extra al delito cometido contra un colectivo específico y si todos los países democráticos las han adoptado no es por demagogia sino por arreglar problemas de base como la homofobia, el machismo o el racismo

No, la conducta tipificada en el Código Penal español, no realiza tan sutiles diferencias. Directamente, en el caso de cometerse una lesión a una mujer que sea esposa, pareja de hecho o esté ligada al varón por análoga relación de afectividad, tipifica especialmente al delito. No se entra a discutir si, realmente, se ejerce violencia doméstica, si el delito es consecuencia de "la maté porque era mía" o algo así. Simplemente el dato objetivo es ese. No se valora nada más. En el caso que la violencia sea ejercida por la mujer hacia el marido, novio o pareja, no se tipifica especialmente ni se toman medidas hacia la agresora ni, como debe ser, se pisotea el derecho de presunción de inocencia.
 
'Violencia de género': ponle freno... al disparate


La LVG es una ley de corte totalitario por violar principios fundamentales y utilizar el derecho penal de forma abusiva.

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Hombre empapelado - Foto Ryan McGuire

Esta frase de apenas nueve palabras, “acabar con la asimetría penal por cuestiones de s*x*” desató una tormenta colosal durante la última campaña electoral. Todos los partidos, de izquierda o derecha, excepto lógicamente la formación que la había incluido de manera disimulada en su programa, comenzaron a golpearse el pecho conviolencia y a tachar la ocurrencia de barbaridad. Cual jauría de lobos al olor del voto fácil, se lanzaron de inmediato sobre su víctima. Incluso, el socialista Antonio Hernando quiso mostrarse más calvinista queCalvino, llegando a afirmar: "Si ustedes no son conscientes de que las mujeres mueren y son asesinadas precisamente por su condición, es que no han entendido nada". En realidad, el inconsciente e irresponsable, amén de desaforado demagogo, era él.

En su novela “1984”, George Orwell describió un régimen totalitario, regido por un dictador omnímodo, el “Gran Hermano”, que vigilaba permanentemente a sus súbditos a través de la policía del pensamiento. E imponía a la población la neolengua, una jerigonza donde el significado de las palabras era justo el contrario al habitual. Existía un “Ministerio de la Verdad”, cuya misión era manipular la historia o un “Ministerio de la Paz”, con el objetivo de alentar la guerra. Pero ni siquiera Orwell podía imaginar que, casi 70 años después, la España actual desbordaría por todos los flancos su genial distopía. Con extremada insensatez, nuestros dirigentes proclaman que buscan la igualdad... ¡generando desigualdades ante la ley!, creando leyes, como la de Violencia de Género (LVG), que no solo atenta contra la gramática; lo más grave es que violenta principios básicos del Estado de derecho.


La igualdad ante la ley no se negocia

Lamentablemente, la machacona propaganda ha convencido al público de que la democracia no es más que la decisión de la mayoría. Pero no es cierto: la democracia es mucho más que eso. El voto es sólo una parte, un mecanismo último de control del poder. Hay elementos cruciales, fundamentales, principios que no pueden conculcarse ni por presión de la opinión pública, ni por la tan sobada como manipulada sensibilidad social, ni mediante el voto mayoritario. Son la columna vertebral, la piedra angular sin la cual la democracia degenera en la pavorosa ficción orwelliana.

¿Se podría privar de derechos a un colectivo racial si la mayoría de la población lo votase afirmativamente? La respuesta es taxativa: no. ¿Se podría enviar a la cárcel a un inocente si la mayoría de la gente estuviese de acuerdo? De nuevo, la respuesta es clara: jamás. Hay ciertos valores que no pueden estar al albur de las modas, las sensibilidades, los grupos organizados, la presión mediática, las encuestas o los votos, sin que el Estado de derecho acabe quebrando.Los principios fundamentales de la democracia no son discutibles... sin que se ponga en cuestión la propia democracia.

El principio de igualdad de todos los ciudadanos ante la ley constituye el pilar básico de la democracia moderna. Y una de sus consecuencias lógicas es que los delitos deben quedar definidos por la propia naturaleza del acto y no por el grupo social al que pertenece quien lo comete. La LVG viola flagrantemente este principio al establecer el delito de autor, una aberración que se suponía extinguida con la caída de los regímenes totalitarios del pasado siglo XX. Contempla determinadas conductas que constituyen delito si las lleva a cabo un hombre pero no lo son si las comete una mujer, al igual que en la Alemania Nazi determinados actos eran punibles si los cometía un judío pero no si los llevaba a cabo un ario. Lo mismo sucedía en la Sudáfrica del apartheid racial. Tal como hoy, sus promotores inventaron justificaciones absurdas que, desgraciadamente, convencieron a buena parte del público.

El totalitario ha impuesto sus cláusulas y depurado cualquier discordancia. No way out
Peor aún. Cuando el activismo reemplaza a la política, cuando los grupos mejor organizados y más ruidosos, que suelen ser los menos respetuosos con la libertad individual, acaparan los focos mediáticos y convencen a los negligentes legisladores para retorcer el Estado de Derecho, la democracia ni siquiera alcanza a ser ese remedo basado en la imposición de la voluntad de la mayoría, sólo lo aparenta. Mediante el ruido, la algarada, el matonismo dialéctico, la hiperreacción, el señalamiento del disidente, se apropian en su propio beneficio de ese concepto gelatinoso que es la “sensibilidad social”. Y al final, por más que los electores sean convocados a las urnas, los programas de todos los partidos quedan censurados en origen. El totalitario ha impuesto sus cláusulas y depurado cualquier discordancia. No way out.

Una ley de corte totalitario

Hay que decirlo claramente: la LVG es una ley de corte nítidamente totalitario, no sólo por violar principios fundamentales, como la igualdad ante la ley y la presunción de inocencia, también por utilizar el derecho penal de forma abusiva. En lugar de reservarlo para lo que fue ideado, para casos graves, introduce el delito, de forma sesgada y discriminatoria, en cualquier discusión de pareja que suba de tono y emplee palabras vulgares. Cualquier actitud como insultos, comportamientos poco educados o menosprecios de un hombre a su mujer, nunca al revés, se convierten en delitos, cuando frecuentemente no son más que meras manifestaciones de grosería o, a lo sumo, faltas.

"Violencia de género" es un término orwelliano,un concepto propio de la neolengua
Para resolver estas controversias cotidianas leves siempre se apeló a la buena voluntad, al sentido común de la inmensa mayoría de las gentes, nunca al derecho penal. Los ciudadanos, y las mujeres en concreto, son adultos responsables, no críos que deban chivarse porque un amiguito les sacó la lengua. De ahí que sea intolerable esa manipuladora propaganda televisiva y esas organizaciones malintencionadas e interesadas que animan alegremente a las mujeres a denunciar cualquier menosprecio, como si de personajes asiduos a los reality shows se tratase. Incluso si el menosprecio de tu pareja, sea hombre o mujer, no es ya puntual sino reiterado, tampoco es solución llamar a las fuerzas de seguridad. Simplemente es una señal de que la relación está rota, que lo mejor es que cada uno siga su propio camino.

De la neolengua al Pánico Moral

La "violencia de género" es un término orwelliano, un concepto propio de la neolengua, que los manipuladores inventaron para crear lo que el sociólogo Stanley Cohen denominó Pánico Moral, una moderna caza de brujas, una histeria colectiva para dividir a la sociedad, para sustituir a “la persona” por "los colectivos", alistando a hombres y mujeres en dos cuerpos de ejército irreconciliables. Lo que existe en realidad es la violencia a secas, sin apellidos, que debe ser perseguida y condenada contundentemente con independencia de quien la ejerza y de quien sea la víctima. Es ahí donde pueden y deben intervenir las autoridades. Las personas honradas, con corazón, repudian el maltrato de cualquier mujer, por supuesto, pero también el de todo hombre, anciano o niño en igual medida. Todos son seres humanos. A los ciudadanos de bien les repugna el hecho en sí; a los fanáticos descerebrados tan sólo les preocupa el grupo al que pertenece el agresor o la víctima.

Pero todo es susceptible de empeorar. Acaparados los nichos de mercado iniciales, que en su día fueron los matrimonios consolidados y, después, las parejas más jóvenes, la LVG apunta ahora a los adolescentes, a los chicos de entre 13 y 20 años de edad, dispuesta a convertir la mera desavenencia, las peregrinas discusiones adolescentes en denuncias. No pocas mujeres, hasta ayer ajenas a esta aberración o, incluso, partidarias, están descubriendo el peligro, porque la injusticia está entrando en su casa a través de sus hijos varones. Error sobre error. Las relaciones entre los seres humanos son demasiado complejas y están condicionadas caso a caso por tantos y tan diversos factores que es estúpido y simplista interpretarlas en clave de apartheid sexual. No hay hombres o mujeres; hay personas. Y sus comportamientos, sus actos, son propios e intransferibles; no el resultado de un malvado y generalizado conciliábulo.

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Fuente: Violencia en parejas jóvenes

Si algún partido planteara la derogación de la LVG y el restablecimiento del principio de igualdad ante la ley, seguramente no perdería votos
Principios a cambio del voto fácil

Si ya no hay partido que proponga la restauración de la igualdad ante la ley, que defienda los principios de la Democracia, del Estado de Derecho, ninguno de ellos merece nuestro voto. En circunstancias tan graves es mezquino actuar por temor a perder votos. Y extremadamente cobarde quedarse de brazos cruzados para no enfrentarse a una horda de fanáticos, con conocimientos que no van más allá de las consignas que escuchan en televisión, pero todos ellos enrolados en la policía del pensamiento.

Si algún partido planteara la derogación de la LVG y el restablecimiento del principio de igualdad ante la ley, seguramente no perdería votos; es más, quizá los ganaría. Nuestros políticos ignoran que sus posaderas se asientan sobre una bomba de relojería, que tras 12 años de pasar por la trituradora a demasiadas personas, la opinión pública se encuentra mucho más volteada de lo que parece. Se han perpetrado tantos atropellos, tantas injusticias a cuenta de la LVG, que hay muchísima gente indignada y cabreada, aunque por ahora silente. No sólo se trata de hombres, también son sus madres, sus hermanas, incluso sus hijas. En cuanto se rasgue el velo del tabú, el clamor de la indignación va a ser atronador. Y no es descartable que, dado los destrozos causados, las magnitudes se inviertan súbitamente, generando, como tantas otras veces en la historia, un indeseable efecto péndulo. Es el resultado lógico de intentar resolver un problema con el remedio más inapropiado.

http://vozpopuli.com/analisis/82284-violencia-de-genero-ponle-freno-al-disparate
Yo añadiría la desigualdad que se aplica en el caso de delitos cometidos por palestinos en Israel con respecto a los ciudadanos judíos, por mencionar un país considerado occidental.
Volviendo a España, también hay una desigualdad en el caso de delitos o faltas cometidos por el colectivo gitano, al que se le trata con manga ancha por mor del falso "racismo". Y esto sería extensible a muchas otras situaciones en que el comportamiento de un grupo social se impone a la lógica de los comportamientos sociales imperantes; por ejemplo, comportamientos molestos de vecinos inmigrantes, a los que es muy difícil reprochar algo sin ser acusado de racista.
Por lo demás, totalmente de acuerdo con tu artículo,, posición que he defendido muchas veces en mi entorno y por lo que he sido tachada de excéntrica, provocadora, amargada, rara y de todo.
 
explicado bien claro con perspectiva histórica:

(min 3:40 adelante)



min. 8:40

¿Por que un asesinato de una prost*t*ta por parte de su cliente no entra en la categoría violencia de genero?
La víctima sigue siendo mujer y el asesino hombre, pero no está amparado por esta Ley especial.
...Hmmm...así es...Pero...NO entra en el ámbito familiar...Ergo, diana de la ley: destruir a la familia a través de una paranoia colectiva...
 
Última edición:
Machista, extorsionador y asesino
Iñigo Sáenz de Ugarte
23/12/2016 - 01:22h
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El periodista Alfons Quintà.

Ante el último caso de violencia machista, llega el momento de pensar no en el asesino, sino en los cómplices. Los que callaron. Los que no denunciaron. Los que no dieron la voz de alarma. En estos casos, mucha gente suele pensar que nos referimos a las mujeres que estaban siendo amenazadas, y de ahí que se insista en la existencia del 016. No, esas personas no son los cómplices, sino las víctimas. Estoy pensando en los hombres que eran testigos de esas situaciones, sobre todo en el centro de trabajo.

El periodista Alfons Quintà asesinó a su mujer Victòria Bertran, de la que estaba separado, el lunes en Barcelona con una escopeta. Luego, se suicidó. La noticia debió de sorprender a mucha gente, excepto a los que lo conocían desde hace años. Y eran muchos, porque Quintà ocupó puestos directivos en varios medios de comunicación, como El País, TV3 o El Observador.


Albert Sáez, adjunto al director de El Periódico, cuenta en una columna quién era realmente Quintà y lo que sabían los que trabajaron con él. Sus víctimas eran numerosas, " mayoritariamente mujeres, que en las sucesivas empresas que dirigió sufrieron su acoso, su menosprecio y su misoginia". Fue su posición de poder en esas empresas la que le permitía comportarse con absoluta impunidad. En algunos casos, se conducía simplemente como un déspota. En otros, el acoso cobraba un cariz mucho más siniestro.

Sáez destaca que hay algo más que la impunidad que da el poder lo que le permitió escapar sin castigo durante décadas. "Y lo hizo gracias al silencio vergonzante de sus congéneres masculinos que jamás tuvimos los arrestos de denunciarle".

Alguien así nunca es un caso aislado. Concede, por así decirlo, múltiples oportunidades a la gente con la que se relaciona en el trabajo para que alguien intente poner freno a esos abusos de poder. Los que se dirigen a mujeres que están por debajo en la escala jerárquica de una empresa se suelen hacer a la vista de todo el mundo. O alguien se entera de que la víctima lo ha comentado a una persona de su confianza. Y la gente habla, aunque sea en un pasillo, en la máquina de café o en un bar. Y llega un momento en que casi todo el mundo está enterado. Lo saben los otros directivos, los subalternos o el comité de empresa. Y nadie se atreve a alzar la voz con el socorrido argumento de que es difícil tener pruebas, que es la palabra de una persona contra la de otra. Nadie parece entender que al final es la palabra de una persona contra la de muchas personas, porque nunca hay una sola víctima.

A lo largo de su trayectoria como máximo responsable de Fox News desde 1996, Roger Ailes utilizó su poder para abusar sexualmente de innumerables mujeres. Hubo que esperar hasta que 20 años después una mujer se atreviera a presentar una demanda para que una investigación interna revelara un patrón de abusos que sólo pudieron pasar desapercibidos gracias a la complicidad.

Son siempre hombres, en especial si están en situaciones de poder, los que podrían hacer la denuncia más efectiva y que no tengan que pasar 20 años hasta que una mujer se arme de valor o, como ha ocurrido ahora en Barcelona, a que una mujer sea asesinada. Y al mirar a otro lado esos hombres se convierten en responsables de todo lo que haga ese extorsionador a partir del día en que se enteraron de que algo estaba pasando.

No quiero establecer una relación causa-efecto entre lo que ocurrió durante décadas y el asesinato de Victòria Bertran. Desgraciadamente, no podemos saber qué habría pasado si alguien hubiera dado un paso al frente. Lo que sí es seguro es que Bertran estuvo sola, como muchas otras de las víctimas de Quintà. Y los que optaron por callar tomaron el partido del agresor y fueron de alguna manera responsables de todo lo que ocurrió después.

Ya vale de esconderse detrás de lo que pueden hacer el Gobierno, los tribunales y la policía contra la violencia de género (y es obvio que pueden hacer mucho más). Esta no es una batalla que se libra sólo en las comisarías y los juzgados. La responsabilidad no reside en las mujeres a las que se anima a que llamen al 016 o a la policía.

Está en todas las personas, sobre todo, hombres, que conocen a las 36.000 mujeres que denunciaron malos tratos de sus parejas o exparejas entre julio y septiembre de este año. En los hombres que fueron testigos de todas las formas posibles de abusos y menosprecios en el hogar, la calle o el centro de trabajo. En los hombres que escriben en los comentarios de las páginas web que es injusto generalizar al opinar sobre los casos de violencia de género, que creen que los asesinatos machistas son una aberración, un caso singular del que no se puede extraer ninguna conclusión sobre nuestra sociedad porque son obra de perturbados o criminales aislados. En los hombres que se oponen furiosos a que se tomen medidas para que haya más mujeres en puestos de poder en las empresas, una situación de dominio que favorece a gente como Quintà para seguir utilizando a mujeres a su antojo. En los hombres a los que no les vale con discrepar de las feministas cuando se habla de violencia machista o de cualquier otro tema, sino que las ridiculizan, les insultan o las amenazan. En los hombres que sólo conciben a las mujeres como objeto sexual.

Ante la violencia machista, pelear sólo contra los asesinos no nos llevará muy lejos. Es hora de ocuparse de los cómplices.

Necesitamos mejor periodismo contra la violencia machista.
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23/12/2016 - 01:22h
http://www.eldiario.es/zonacritica/Machista-extorsionador-asesino-Quinta_6_593600690.html
 
Podría darse el caso absurdo de que un hombre matase a su mujer, después se operase para cambiar de s*x* antes de ser juzgado y ¿cómo se le juzgaría, como hombre o como mujer?

Se le juzgarìa como lo que era en el momento de la comisiòn del delito. Aunque desde luego es un planteamiento interesante el tuyo, pero en fin, solo por responderte.
 
Se le juzgarìa como lo que era en el momento de la comisiòn del delito. Aunque desde luego es un planteamiento interesante el tuyo, pero en fin, solo por responderte.
Es muy interesante, por ejemplo, en caso de asalto con rehenes, por ejemplo de un avión, y la policía negocia con los secuestradores la libertad de las mujeres y niños; ¿hay que pedir que liberen a un machote que vaya con tacones y minifalda solo porque en su DNI pone que es una mujer? y en un incendio de una casa de vecinos ¿hay que coger a ese machote en brazos y sacarlo por la ventana mientras los otros machotes tienen que esperar y ayudar a las mujeres?
 
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