Para mi, el se.xo va primero. El amor, en muy raras ocasiones, llega después. Insisto en que para mí.Pues me parece algo contradictoria tu exposición de cómo vas evolucionando hasta no querer tener relaciones con nadie más y que el hecho de que él si lo llegara a hacer, te parezca poco menos que una anécdota. Si yo no quiero tener s*x* con nadie más y mi pareja tampoco, esto es, monogamia, el hecho de que en un momento de la vida eso dejara de ser así, para mi implicaría que algo ha dejado de funcionar o de ser como era, algún cambio que no es exclusivamente fisiológico. Si una cosa no tiene que ver con la otra (amor y s*x*), entonces ¿por qué en un momento puntual pasáis de estar con quien os da la gana a no estar con nadie más? ¿es algo fisiológico o es algo emocional que afecta a lo fisico? Yo creo que es lo segundo, porque si todo fuera tan racional y exclusivamente físico, vuestro matriomonio sería abierto y a los dos os apetecería estar con más gente, o al menos así lo veo yo.
Me daría igual, porque se que mi marido también disocia eso, igual que yo. Y que para él, el amor está, como para mí, en nuestra cama. Yo se lo que yo quiero. Y lo tengo. Lo que él quiera es cosa suya. Y jamás se me ocurriría enfadarme o molestarme porque él haga lo que quiera o necesite. Eso es coacción, no amor. Para mí. A mi me importa estar con él. Jamás dejé de amarle porque fo.llara con otras, es que me importa cero, de verdad.
No fue un momento puntual, fueron años, en mi caso. Fue asumir muchas cosas y muy difíciles para mí. Y fue natural, como ya dije. No fue elegido o decidido. Sucedió. El apego, el amor, surge tras fo.llar mucho. En mi caso. Primero soy un animalito y satisfago mis necesidades de animalito. Luego, surge (o no) algo más trascendental y/o emotivo. Sólo me ha pasado una vez. Y es maravilloso.
Mira, a ver si me consigo explicar, le quiero muuuuuucho. Tanto que no me lo reconocía a mi misma porque me daba un miedo horroroso. Porque no quiero ni imaginar mi vida con su ausencia. Le quiero. Y él me hace sentir querida hasta por cómo me mira por la mañana al despertar en la almohada y con un cariño infinito me quita del ojo una legaña. Que foll.e con otra, cosa que creo que no pasa, vamos, no me parece algo insuperable, es que de verdad me importa nada y menos y ni me lo planteo. Es que ni se me ocurre pensar en ello. Me parece una nimiedad comparado con lo felices y compenetrados que estamos y la vida familiar que tenemos.
Nunca me lo ha dicho, pero se que a él le partiría el pecho en dos que, tal y como estamos ahora, que yo me acostara con otro. Pero el motivo por el que no lo hago no es por ese dolor que causaría. Es porque ni me apetece ni se me ocurre, ni nada (con lo que yo he sido en este deporte...). Y por supuesto que no soportaría verle sufrir. Lo que a él le duele, a mi me duele también. Jamás haría nada que le dañarse, aunque me costara sufrir a mi. Pero en el tema cama, voy bien servida de casa, y no me he planteado jamás, ni por asomo, encamarme fuera. No me supone nada, ni lo pienso.
Pero eso soy yo. Él es él. Y yo jamás le he pedido que no f.olle con otras (me parecería de mal gusto hasta mencionarlo). En ocasiones, estando preñada, hasta me han dado ganas de animarle a que foll.ara por ahí. Lo que he denominado polvos fisiológicos o necesarios a nivel salud. Lo digo en serio. Lo único que le pido es que me de afecto, y me lo da, que me tenga paciencia con mi mala uva, y me la tiene y que por favor, no se muera antes que yo, porque no se vivir sin él.
No se si me he explicado. Lo siento
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