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Mis amigas siempre me habían dicho que (des del respeto), era un poco hater de la vida y últimamente creo que tienen razón y oye, pues tampoco se está tan mal.
No sé si es que me ha invadido el carácter de una señora de setenta años que va a tumba abierta porque no tiene nada que perder o vete a saber, me habré tomado algo en mal estado. Ojo, no es que vaya insultando y diciendo palabrotas en plan la niña del exorcista, no es eso. Pero cuando hacía esos propósitos de año nuevo que todo el mundo sabe que no voy a cumplir, pero que yo los sigo haciendo... por si acaso.
Recordé lo que he estado aguantando todo este primer año de madre primeriza que acabo de pasar con mejor o peor nota y una de las cosas que me he propuesto cumplir es la siguiente: Si me vas a juzgar como madre, me vas a dar el derecho para que yo haga lo mismo, rollo: Pensé que era una falta de respeto, pero ahora que empezaste tú, yo también tengo alguna cosilla que comentarte de tu maternidad.
Es que ¡basta ya! de esos comentarios que no vienen al caso pero la gente te los suelta igualmente: Uix, qué delgada te quedaste. Qué yo ya no me muerdo la lengua (no me vayan a salir subtítulos) y les contesto: Sí, me tienen al día comiendo solo un trocito de pan duro, lo estoy pasando fatal... O está que me dicen últimamente mucho: Podrías peinarte que últimamente siempre te veo con un moño. Sí, también me gustaría ducharme tranquilamente sin un niño al lado que me mira constantemente no me vaya a desvanecer por el agua caliente y mira, aquí estamos.
Entonces, no sé si soy yo que ya estoy un poco hasta allí mismo de todas estas cositas y como he dicho me ha invadido el carácter de una señora que ya va a tumba abierta o quizás es que la maternidad me ha liquidado la poca paciencia que tenía.
Oh, se me olvidaba el clásico... ¿Llevas al niño sin zapatos? Míralo, descalzo todo el día, y en casa no lleva ni calcetines... Cuando todo el mundo sabe y es de primero de pandemia es que antes que lavarte las manos, lo más importante de todos es que vayas calzado, porque absolutamente todo el mundo sabe que los virus respiratorios entran por los pies.
Quizás lo más sensato es que pida paciencia para reyes o una isla desierta... aún lo estoy valorando.
Mientras tanto, seguiré buscando zascas para que la gente entienda que quizás esas cositas no deben de decirlas sin decirles que se vayan a tomar viento fresco, aunque muchas veces es lo único que me apetece decirles.
No sé si es que me ha invadido el carácter de una señora de setenta años que va a tumba abierta porque no tiene nada que perder o vete a saber, me habré tomado algo en mal estado. Ojo, no es que vaya insultando y diciendo palabrotas en plan la niña del exorcista, no es eso. Pero cuando hacía esos propósitos de año nuevo que todo el mundo sabe que no voy a cumplir, pero que yo los sigo haciendo... por si acaso.
Recordé lo que he estado aguantando todo este primer año de madre primeriza que acabo de pasar con mejor o peor nota y una de las cosas que me he propuesto cumplir es la siguiente: Si me vas a juzgar como madre, me vas a dar el derecho para que yo haga lo mismo, rollo: Pensé que era una falta de respeto, pero ahora que empezaste tú, yo también tengo alguna cosilla que comentarte de tu maternidad.
Es que ¡basta ya! de esos comentarios que no vienen al caso pero la gente te los suelta igualmente: Uix, qué delgada te quedaste. Qué yo ya no me muerdo la lengua (no me vayan a salir subtítulos) y les contesto: Sí, me tienen al día comiendo solo un trocito de pan duro, lo estoy pasando fatal... O está que me dicen últimamente mucho: Podrías peinarte que últimamente siempre te veo con un moño. Sí, también me gustaría ducharme tranquilamente sin un niño al lado que me mira constantemente no me vaya a desvanecer por el agua caliente y mira, aquí estamos.
Entonces, no sé si soy yo que ya estoy un poco hasta allí mismo de todas estas cositas y como he dicho me ha invadido el carácter de una señora que ya va a tumba abierta o quizás es que la maternidad me ha liquidado la poca paciencia que tenía.
Oh, se me olvidaba el clásico... ¿Llevas al niño sin zapatos? Míralo, descalzo todo el día, y en casa no lleva ni calcetines... Cuando todo el mundo sabe y es de primero de pandemia es que antes que lavarte las manos, lo más importante de todos es que vayas calzado, porque absolutamente todo el mundo sabe que los virus respiratorios entran por los pies.
Quizás lo más sensato es que pida paciencia para reyes o una isla desierta... aún lo estoy valorando.
Mientras tanto, seguiré buscando zascas para que la gente entienda que quizás esas cositas no deben de decirlas sin decirles que se vayan a tomar viento fresco, aunque muchas veces es lo único que me apetece decirles.